5
Chan fue el primero en despertar cuando escuchó los golpeteos en la madera de la puerta principal. Observó al pelirrojo acurrucado a su lado y sonrió con cariño, pasando unos de los mechones rojizos detrás de la oreja de Seungkwan antes de levantarse de la cama.
Se asomó a la habitación de Vernon, pero estaba vacía, al igual que el sofá donde lo había dejado la noche anterior. Supuso entonces que el chico ya estaría en la cafetería de Mingyu cumpliendo su turno; al menos era responsable.
Abrió la puerta por fin, encontrando a un desconocido con una sonrisa dudosa. Parecía que últimamente su vida se llenaba de personas nuevas.
—Hola —dijo, más en tono interrogatorio que en un saludo.
El chico lo barrió un poco tratando de formar una sonrisa y alzó una de sus manos (esa que no llevaba un celular) para agitarla levemente. —Hola, estoy buscando a Hansol.
Hansol, uh. Chan no pudo evitar hacer una mueca ante la mención de aquel nombre, recordando vagamente al reconocido príncipe prófugo.
—No conozco a ningún Hansol.
El chico junto sus cejas y chasqueó su lengua. —¿Estás seguro? —revisó una vez más la pantalla del celular que cargaba. —Mi GPS dice que este edificio fue su última ubicación, y los vecinos dijeron que...
—Espera. ¿GPS?, ¿vecinos? —Chan sostuvo todo su peso en una pierna y se recargó en la puerta mientras cruzaba los brazos. —¿De qué estás hablando?
El chico de lacio y largo cabello marrón asintió con seguridad. —Tus vecinos, ya sabes, son algo escandalosos; les di la descripción de Hansol y dijeron que en todo el edificio el único chico nuevo se había alojado en este departamento; el tuyo —aseguró.
—¿Channie? —Ah, el rubio estuvo a punto de derretirse por el apodo. Descruzó sus brazos y sonrió involuntariamente cuando observó a Seungkwan acercarse a su costado mientras tallaba uno de sus ojos. —¿Quién es él? —susurró el pelirrojo en su oído, y el menor trató de ignorar el revuelco en su estómago.
—Ah, lo lamento. No me presenté —dijo el chico desconocido que, aparentemente, había logrado escuchar la pregunta de Seungkwan —. Mi nombre es Yoon Jeonghan. Soy uno de los secretarios del rey Chwe y también algo así como el consejero del príncipe Hansol. Es un placer conocerlos.
Los menores se miraron entre ellos, totalmente confundidos. ¿Rey Chwe? ¿Era alguna clase de cámara oculta?, ¿o acaso el chico en verdad hablaba del mismo hombre que reinaba? ¿Y qué hay con eso del príncipe Hansol? Ellos ni siquiera conocían el rostro del príncipe.
—Perdón, pero, ¿qué se supone que estabas haciendo aquí? —indagó Seungkwan buscando alguna clase de contexto.
—Estoy buscando a Hansol —aseguró medio fastidiado mientras les mostraba la pantalla de su celular, con un mapa abierto y un puntito rojo parpadeante marcando el edificio —. Esta fue la última ubicación que marcó el GPS de su celular. Seguramente se deshizo de él antes de entrar a algún departamento.
—Los sintió. No sabemos de lo que está hablando —masculló Seungkwan.
—Oh. —Jeonghan alzó un poco sus cejas, después rebuscó entre las aplicaciones de su celular hasta encontrar la galería de fotos. —Este es Hansol, el príncipe; ¿lo han visto? A veces olvido que su rostro se ha mantenido fuera de las televisoras. —Les mostró a ambos la imagen en donde, claramente, se podía apreciar a Vernon sonriendo a mitad de un gigantesco jardín.
El rubio sonrió falsamente y apretó uno de sus puños. Seungkwan se limitó a continuar con la boca abierta.
—No sabíamos que el príncipe Chwe también se llamaba Vernon.
—¡No, no, no! —Mingyu alejó la taza de la máquina de café antes de que todo el líquido se derramara. —Ten cuidado o te quemarás.
Vernon lo miró con una sonrisa llena de culpa. El trabajo era mucho más complicado de lo que imaginó.
—Lo siento mucho, esto es demasiado difícil para mi —admitió con vergüenza.
Mingyu suspiró antes de revolver el cabello castaño del menor. No podía culpar al chico, apenas estaba aprendiendo a hacer las cosas.
—No es complicado, solamente necesitas algo de práctica —ánimo con una sonrisa que mostraba sus blancos colmillos.
La campanilla sobre la puerta tintineó ante la llegada de nuevos clientes, al menos aquello fue lo que creyó Mingyu hasta observar a Seungkwan y Chan entrando junto a un chico bonito.
—¡Ah, ven aquí! —fue lo primero que dijo el chico extraño antes de que Vernon abriera los ojos y corriera detrás de Mingyu. —¿Cómo te atreves a desaparecer así? ¿Sabes el revuelo que causaste? ¿Y cómo se supone que te escapaste de tus guardaespaldas?
Jeonghan se detuvo frente al chico alto y moreno. Sus mejillas se tiñeron de rosado al darse cuenta del escándalo que estaba haciendo. Fue Seungkwan quien se situó a su lado y los presentó.
—Mingyu, Jeonghan. Jeonghan, Mingyu —señaló a ambos, después observó a Vernon aún escondido en la espalda de Mingyu y sonrió divertido. —Jeonghan te fue a buscar al departamento, Hansol —mencionó, dirigiéndose al castaño.
Oh. Eso significaba que ya lo sabían. Vernon vaciló, pero terminó saliendo de su escondite. Le sonrió nerviosamente a Jeonghan mientras rascaba su nuca; tratando de evitar a toda costa la pesada mirada de Chan sobre él.
—Puedo explicarlo.
Jeonghan por fin desvió la mirada de Mingyu para prestarle atención a su amigo. —Espero que tengas una buena excusa.
—Yo.. uhm... no escapé por capricho —aseguró. —No me podía casar porque —sus ojos divagaron hasta Seungkwan, quien lo observaba expectante. Recuerdos vagos de él pidiéndole ayuda al chico vinieron a su mente, lo mismo sucedió cuando observó a Chan y no pudo evitar sonreír satisfecho. Seguro uno lo terminaría ayudando —yo ya estoy saliendo con alguien.
Jeonghan ladeó la cabeza y abrió su boca, asombrando. ¿Desde cuándo Hansol tenía una relación y por qué no lo sabía desde antes?
—¿Qué?
Chan cerró sus ojos con fuerza, por fin entiendo el lío en el que se había metido. El castaño le había pedido ayuda y él, creyendo que no eran más que palabras tontas, aceptó seguirle el juego para que no involucrara a Seungkwan.
Por un camino similar iban los pensamientos de Seungkwan. El pelirrojo no tenía una mala memoria, así que recordaba a la perfección el momento en el que Vernon le pedía un favor y él aceptaba con la única condición de obtener un beso. Humillante, pero Seungkwan no podía manejarse mucho a sí mismo en estado de ebriedad.
—Lo que escuchaste —aseguró Vernon al mayor mientras daba un paso al frente.
Mingyu se mantenía a un costado, un poco alejado de la conversación. Realmente no comprendía nada, y tampoco quería forzarse a entender; al menos no mientras pudiera continuar observando la tierna manera en la que Jeonghan abultaba sus labios.
—¿Y quién se supone que es tu pareja? —indagó Jeonghan, ciertamente con algo de oposición a creer las palabras de Hansol.
Vernon sonrió, seguro de sí mismo, sosteniendo la mirada del mayor.
—Yo —aseguraron Chan y Seungkwan a la vez, quedando desconcertados después de escucharse entre ellos.
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