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Chan golpeó su propia frente, incapaz de creer lo que el chico parado frente a su habitación le pedía. Seungkwan, que estaba a su lado recostado en la cama mientras veía su celular, se encontraba expectante, pero el rubio sabía que en cualquier momento el mayor se echaría a reír por la absurda situación.
—Debes estar bromeando.
Vernon revolvió sus mechones castaños y miró algo apenado a ambos chicos.
—No, es la verdad. Pero prometo que te pagaré la ropa después —aseguró el castaño a Chan.
Como bien había predicho el menor, Seungkwan soltó una carcajada repentina. Se incorporó y se estiró antes de caminar hasta Vernon y golpearle el hombro amistosamente.
—Solamente haces promesas —reprendió Chan —. ¿Por qué mejor no le pides ropa a Seungkwan?
Vernon había admitido que no tenía nada, literalmente. Lo único que había llevado al apartamento era la ropa que tenía puesta y la hoja de papel donde se anunciaba el piso. ¿Pero que haría el chico si no tenía con qué cambiarse? No podía usar ese traje negro para siempre.
—No sé. —Mentira, claro que sabía. —Como que no es mi estilo.
Seungkwan se mordió el labio, completamente divertido. Chan miró de soslayo el suéter amarillo con florecitas bordadas del pelirrojo y acabó rodando los ojos. Bueno, sí; era un poco complicado imaginarse a alguien como Vernon vistiendo prendas con un porte tan dulce como el de su amigo.
—Está bien —terminó aceptando a regañadientes; aquella sería su obra de caridad de la semana. Caminó hasta su pequeño armario y le aventó al chico un par de camisas negras con estampados de bandas de rock y unos pantalones de mezclilla —. Quédate todo, no lo necesitaré después.
—¿Tienes ropa interior? —indagó una vez más Vernon, avergonzado.
Chan hizo una mueca. Definitivamente no haría eso.
—Sin duda alguna eso si te lo podría prestar Seungkwan —aseguró con una sonrisa maliciosa.
—Ah, Seungkwan. ¿Crees que...?
Entonces el mencionado salió de la habitación de Chan, con pasos apresurados y largos, y cerró su propia puerta antes de que una canción de Twice comenzara a inundar el departamento.
—Te acostumbrarás a la música. Ahora, si me disculpas... —se burló el rubio antes de cerrar la puerta en la cara de Vernon.
—¿Qué están viendo? —preguntó Vernon. Las pocas horas que había pasado en el apartamento habían bastando como para que tomara algo de confianza con los dos chicos que serían sus roomies por un tiempo indefinido.
—Nada. A Chan sólo le gusta hacer zapping o ver el canal de noticias si se puede fanfarronear de la familia real —respondió Seungkwan, moviéndose más cerca de Chan para que Vernon pudiera unirse con ellos en el sofá frente al televisor.
—¿Y hay alguna novedad? —decidió indagar Vernon cuando notó las pocas ganas que tenia Chan de defenderse.
Seungkwan se alzó de hombros, pero antes de que hablara fue interrumpido por la voz del menor.
—El príncipe Hansol. ¿Lo has escuchado?
Vernon junto sus cejas, sorprendido. —Si, claro que he escuchado de él, dicen que...
—Dicen muchas cosas de él, pero estoy seguro de que lo único verdadero es que escapó porque es un cobarde.
Seungkwan se rió y pasó su brazo sobre los hombros de Chan; el chico solía exaltarse cada que Hansol era tan siquiera mencionado. —Sólo está celoso.
—¡Ya te he dicho que no son celos! —contradijo. —¡Ni siquiera conocemos su cara!
—Yo no creo que el príncipe sea un cobarde —alegó Vernon de pronto —. Quizá no tuvo de otra más que escapar.
—Por favor, solamente está siguiendo los mismos pasos de su hermano mayor porque es igual de temeroso. —Chan se acercó al castaño levemente, olvidando que Seungkwan los separaba a ambos y que terminaría aplastando al mayor. —¿Qué puede haber de terrible en convertirte en el nuevo monarca?
—Quizá el no quiere ser el nuevo rey. Por favor, todos saben que el matrimonio solamente es una farsa con la excusa de expandir los territorios —debatió nuevamente el castaño.
Seungkwan alejó a Chan, que estaba a punto de romperle las costillas, y después interpuso sus palmas entre ambos chicos.
—Ya, ¿van a pelear? No sean infantiles, no hablen de políticas o lo que sea si solamente van a discutir —los reprendió, y al menor eso le pareció lo más maduro que Seungkwan había dicho en toda la semana.
—¡No fue mi culpa! Él se empezó a poner intenso —reclamó Chan a pesar de que, de cierta manera, él había comenzado todo.
Seungkwan puso sus ojos en blanco. —Ambos; compórtense como adultos. Tú —señaló al rubio —, deberías comenzar a tratar mejor a nuestro nuevo inquilino. Y tú —apuntó a Vernon —, deberías comenzar a buscar un trabajo, la renta no se pagará sola.
Vernon formó un puchero inconsciente y Seungkwan de pronto tuvo ganas de aplastar sus mejillas.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó a duras penas el chico castaño cuando sintió su rostros ser apresado.
La cara de Chan formó una mueca de disgusto, trató de apartar las manos de su amigo de las mejillas contrarias, pero solamente se ganó una mala mirada de Seungkwan.
—Nada —respondió Seungkwan por fin, encarando una vez más al nuevo inquilino —. Solamente pensaba que... creo que eres bonito.
El rostro de Vernon enrojeció de inmediato y en esta ocasión Chan no se dejó intimidar por el mayor. Sacó las palmas del pelirrojo de la cara del chico y sostuvo sus manos para que no regresaran a su lugar anterior.
—Deja de coquetearle —exigió con reproche.
—No le estoy coqueteando, solamente pienso que sería un buen modelo para una revista de modas.
—Está bien. No me molesta si me quiere coquetear —admitió entonces Vernon cuando la vergüenza se le pasó.
—Tú cállate. Nadie te preguntó —bramó Chan, quien de pronto se encontraba molesto.
—Eres imposible. ¿No puedes dejar de ser grosero por cinco minutos? —reprendió Seungkwan. Soltó sus manos del agarre de Chan y sostuvo entre sus dedos la muñeca derecha de Vernon. Arrastró al chico nuevo hasta su habitación y cerró de un portazo, dejando al menor en soledad.
Chan subió sus piernas al sofá y abrazó sus rodillas. ¿Por qué Seungkwan le coqueteaba incluso a un extraño? ¿Era tan difícil que notara cuánto lo quería él? Bueno, su actitud tampoco ayudaba demasiado a la ingenuidad de Seungkwan. A pesar de todo, aquello no evitó que Chan se sintiera traicionado por su amigo.
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