—¡Ah, por eso te me hacías tan familiar!

Vernon dejó de caminar cuando su corazón casi se le sale. Uno solo de sus guardias le hacía compañía, y este no se molestó en alterarse por la repentina intrusión.

Soonyoung miraba a Vernon con una sonrisa. Llevaba un par de jeans de mezclilla y guantes de jardinero.

—¿Trabajas aquí? —preguntó Vernon, extrañado con el hecho de encontrarse con el amigo de Seungkwan y Chan en su jardín.

Soonyoung se alzó de hombros.

—A veces.

—¿Entonces eres jardinero?

—Depende —dijo Soonyoung—. Puedo ser jardinero, electricista, fontanero... lo que tú quieras.

Vernon asintió medio confundido. Al menos se había relajado un poco con aquello, pero ahora que de nuevo seguía su camino directo a la rueda de prensa su estómago le comenzaba a doler de nuevo.

—¿No podemos aplazarla? —fue lo primero que preguntó apenas llegó al lugar designado para realizar la rueda.

Jeonghan lo miró. Llevaba ahí esperando media hora, pero decidió no decir nada.

—No podemos. Tu padre insiste en que pidas una disculpa pública por alterar al reino.

—No quería hacerlo —dijo sincero—. Solo no quería casarme con alguien que ni siquiera amaba.

—Lo sé —le aseguró Jeonghan—. Yo no te culpo por lo que hiciste, a pesar de que no haya sido tu idea más inteligente entiendo lo que te motivó a hacerlo—agregó.

Vernon lo miró esperanzado. ¿De verdad creía eso? Siguió la mirada de Jeonghan cuando este le señaló discretamente un muro de piedra a lo lejos.

Divisó a Seungkwan asomándose y a Chan recargado en el muro sin siquiera tratar de esconderse de su vista.

No pudo evitar sonreír un poco.

Sin embargo, cuando entró el caos comenzó.

No podía ver nada ni siquiera con su guardia cubriéndolo de los flashes molestos de las cámaras. Aunque tenía sentido, era la primera aparición pública de él como príncipe.

—¡Príncipe, ¿es verdad que renunciará al trono?!

—¿Seguirá los pasos de su hermano el príncipe Seungcheol?

—¡Si se niega a ser el heredero al trono, ¿qué va a ser del reino?!

Hansol tragó en seco; iba a ser un día largo.

...

—Oye, uhm... ¿por qué dices que odias tanto a la realeza?

Chan dejó de caminar cuando Seungkwan hizo esa pregunta. No iban a esperar a Vernon fuera del recinto por tres horas hasta que la rueda de prensa terminara así que caminaban por los jardines del palacio para matar el tiempo.

Changkyun y Jooheon, sus guardias, se mantenían a una distancia considerable detrás de ellos; pero incluso ellos parecieron sorprendidos de escuchar aquella pregunta.

—¿Eh?

Seungkwan se acercó al rubio un poco más, incluso tomó su mano entre la suya y el menor no se quejó al respecto.

—Siempre dices lo mismo, pero en realidad nunca me has dicho por qué odiabas tanto a Vernon y a la realeza en general.

—No es importante —dijo, pero Seungkwan ya sabía que mentía.

—¿Pueden dejarnos solos? —pidió entonces el pelirrojo a los guardias—. Solo cinco minutos; no podemos causar problemas en cinco minutos —les aseguró con un puchero.

—Solo cinco minutos —dijo Jooheon, porque era él más débil ante los pucheros.

Cuando ambos guardias se alejaron lo suficiente Seungkwan volvió su atención a Chan.

—Ya sé que siempre nos peleamos por todo, pero yo no me puedo enojar contigo. Puedes decirme todo —prometió—. Así que dime, ¿si? Me está matando la curiosidad.

Chan se echó a reír. Seungkwan podía hacer de todo para verse adorable, y Chan caería ante él todas las veces; porque Chan adoraba a Seungkwan.

—En verdad no es nada.

—No te creo.

—Entonces no me creas —dijo sacando la lengua.

—Eres un grosero —se quejó entonces Seungkwan.

—Tú eres un chismoso —contraatacó Chan.

Cuando Seungkwan iba a soltar su mano, Chan apretó el agarre.

—¿Qué?

—Aún tenemos dos minutos para irnos de aquí.

Seungkwan se rió; olvidó a Vernon y a la rueda de prensa por un segundo, olvidó que seguía en el palacio de la familia real y que tenían guardias esperándolos cerca. Seungkwan rió y corrió a la par de Chan.

...
hola (۶•̀ᴗ•́)۶