Pretty Girl
Ese día, ambos habían decidido pararse temprano de la cama. Eran alrededor de las nueve y media, Shuntaro se encontraba en el baño arreglándose su platinado cabello, decidiendo dejarlo en una coleta baja. Inspeccionó su apariencia por una tercera vez, satisfecho con la elección de haberse puesto un traje grisáceo para esta ocasión.
Hace ya unos cinco meses atrás, sus amigos Arisu y Usagi les habían enunciado sobre sus planes de casamiento, y claro, ambos fueron invitados a asistir al evento. Y el día había llegado ya, no podían por nada del mundo perderse de esto; más sabiendo la importancia que esa pareja tenía dentro de las vidas de Kuina y Chishiya.
Al salir del baño, el de cabellos claros se dirigió hacia su habitación en busca de una colonia que se encontraba en la mesita de noche que estaba del lado en donde solía dormir en la cama. Agarró el envase de cristal y roció un poco de la embriagante loción sobre su cuerpo, dejando impregnado sobre él un fascinante aroma a lavandas.
—Ya estoy listo —el chico anunció a su novia, quien se encontraba dentro de su espacioso clóset, buscando la prenda de ropa adecuada para ponerse hoy.
—Salgo en un momento —le respondió la fémina—, si quieres puedes esperarme en la sala mientras tanto.
Chishiya no dijo nada más, así que decidió hacerle caso a la petición de su novia. Se sentó en uno de los sillones beige que estaban allí, mientras decidía esperar a la chica. Para matar el tiempo decidió revisar su celular, aprovechando la oportunidad de responderle a varios de sus contactos; una gran mayoría siendo parte del hospital como lo era él.
Y cuando ya les había respondido a todos, decidió quedarse en silencio mientras divagaba en sus pensamientos. De vez en cuando revisaba la hora de su celular para estar pendiente de que no se hiciera tan tarde.
Cuando pasaron diez minutos, Shuntaro no mostró preocupación, pensó que Kuina solo se estaba maquillando.
Cuando pasaron veinte minutos, Shuntaro no se alarmó. Era algo común por parte de Hikari tardarse mientras se maquillaba.
Y así estuvo por un rato hasta que ya casi pasaron cincuenta minutos desde que la chica de cabellos oscuros no salía de su habitación. Cuando notó la gran cantidad de tiempo que había pasado, junto con el hecho de que ya casi iban a ser las diez en punto, fue que decidió irse hacia su habitación a ver que era lo que estaba pasando.
—Kuina, ¿está todo bien? —preguntó el chico de hebras rubias desde afuera de la habitación—. Ya son las diez.
Ninguna voz le respondió. La preocupación de Shuntaro solamente creció más—. Kuina, voy a entrar.
Agarró el pomo de la puerta y lo giró hacia la derecha, en consecuente abriéndola. Cuando dio un paso dentro del cuarto, pudo visualizar como la chica de tez más morena se encontraba sentada en el borde de la cama. Había un vestido azul oscuro a su lado izquierdo, siendo las únicas piezas de ropa que portaba encima siendo sus bragas y sostén. Notaba el cómo la fémina tenía su mirada clavada en el suelo, pareciendo sumida dentro de sus propios pensamientos.
Chishiya caminó hasta que quedó al lado de Hikari, posando su mano en su hombro derecho. Otra vez, Kuina no reaccionó—. ¿Qué ocurrió?
Pese al hecho de que ambos eran amigos desde hace ya unos tres años, y que llevaban saliendo apenas unos meses atrás, Kuina nunca se mostraba así de vulnerable con él, y menos si se trataba de los demás. Tenía la pequeña noción de que tenía sentimientos conflictuados con el hecho de mostrar el mínimo de debilidad gracias a lo que le había logrado contar respecto a su infancia, sin embargo, nunca se imaginó que fuera de este modo.
—N-nada —respondió, con la voz entrecortada. Parecía que mantenía las ganas de llorar—, solo que... ay, mierda —pasó su mano rápidamente por su ojo, deteniendo una lágrima que amenazó con salir.
—Sabes que me puedes contar —Chishiya dijo—. Puede que no sea capaz de entenderlo todo, pero soy capaz de escucharte, si eso te hace sentir mejor.
Kuina volvió a quedarse en silencio, aunque esta vez para pensar mejor en las palabras del varón. Suspiró—. Bien, por donde puedo empezar... —Shuntaro la escuchó murmurar algo, no pudo descifrar concretamente que era—, sabes que siempre he tenido problemas relacionados a mi apariencia, estuvieron allí desde que nací, creo. Y cuando por fin, pude llegar a esto, pensé que ya podría ser plenamente feliz, que ya no habría ningún problema —esta vez, las dos miradas oscuras se cruzan una con la otra desde que empezó la conversación—; fui muy ingenua, ¿cierto? Ojalá fuera así de fácil.
Chishiya se sentó al lado de Kuina, sin dejar de desconectar su mirada del precioso rostro de la muchacha—. Continúa, por favor.
—El punto es, que siento que no es suficiente. Que aún falta algo para que pueda sentirme, luego de tanto tiempo, cómoda con mi propio cuerpo. Y lo peor es que no logro averiguar lo que falta —la mirada de Hikari volvió a clavarse en el suelo—. Y justamente toda esta porquería se acumuló hoy, de todos los días habidos y por haber, y yo... Me siento como una basura.
Como si hubiera sucumbido a sus instintos más primitivos, Shuntaro decide envolver a Hikari con sus brazos, formando un estrecho abrazo. La sorpresa de la chica de rastras fue obvia, puesto a que no supo como reaccionar en un principio; pero al rato se dejó corresponder. Los brazos de la chica ahora también envuelven la figura del varón, aunque ella ejerce más presión que él, como si estuviera a punto de caerse y se aferrara con desesperación a algo para evitar un destino horroroso.
—Hikari, déjame decirte algo —Chishiya comienza a hablar—: sé que puede costarte contarle a los demás sobre este tipo de cosas, pero gracias por ser sincera conmigo. Siempre puedes confiar en mí para contarme tus problemas, no tienes que afrontarlo todo sola —toma una pausa—. No importa lo que tú pienses o los demás piensen, siempre serás suficiente. Nunca serás una basura; siempre serás esa atrevida y genial chica de la cual profundamente me enamoré, siempre serás preciosa. Eso nunca va a cambiar, no importa lo demás.
Los brazos de Chishiya se despegaron del torso de la mujer, ahora sus manos se posicionaban en sus mejillas. El de cabello claro procedió a dejar cortos pero dulces besos alrededor de la cara de la fémina, cada uno transmitiendo el gran cariño que le chico le tenía a Kuina. El alma de la chica se sentía mejor cada vez que los labios del chico se presionaban con suavidad sobre su piel.
—¿Quisieras que te ayude con tu vestido?
—Por favor —la de cabello oscuro fue sincera. Ambos se levantaron de la cama, Shuntaro agarró el vestido y decidió ayudar a la chica a colocárselo.
No importaba si ese día llegaban tarde o no,Shuntaro haría cualquier cosa con tal de ayudar a su novia cada vez que la vidale ponía un obstáculo que ella sola no podía atravesar. Nunca la dejaría sola,ni hoy ni mañana.
Llevo mucho tiempo sin subir algo para acá lmao. La verdad es que este ship de volvió uno de mis favs luego de verme AiB, y no hubiera sido posible sin la __MoonNight--, a la cual se lo dedico por su cum (。・ω・。)ノ♡ ojalá t guste tqm.
Sin nada más que decir, me despido. Felices navidades
Cherri—
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