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Nayeon bufó, tratando de no mandar todo al carajo por enésima vez en el día.

Hace dos horas había hablado con el coordinador Kim y el profesor Mingyu, ambos le habían dado un buen sermón por sus conductas y bajo rendimiento académico, al igual que le habían advertido sobre no tener más peleas en la salida. Habían discutido un poco sobre qué sanción darle, hasta que llegaron al acuerdo de que debía limpiar los baños y, después de clases, ayudar a pintar uno de los salones que estaría en remoledacion.

Aprovechando que tenía una hora libre, decidió empezar su labor para descansar en su próximo receso y tener un almuerzo tranquilo, en donde poder pensar en qué hacer ahora que sus padres parecían haberse vuelto estrictos. Lo único que tenía claro, era que debía renunciar a meterse con cualquier desconocida los fines de semana, al alcohol y lo que más le dolía: las fiestas.

Si bien ya había tenido períodos en donde se había alejado de las mujeres y el alcohol, nunca había logrado durar más de dos fines de semana sin salir de fiesta. Tenía la opción de desvelarse jugando videojuegos, pero no le daba el mismo efecto que estar rodeada de la fuerte música y el ambiente con el que olvidaba el estrés académico.

Sabía que sus padres habían llegado a su límite, era claro que estos ya no la apoyarían si llegaba a reprobar un año de preparatoria más. Incluso, a inicios de año escolar tuvo que rogarles por que confiaran en ella y prometerles que mejoraría, algo que era obvio que no cumplió. Ahora, estaba segura de que si llegaba a fallar una vez más, perdería por completo su ayuda económica y tendría que reducir demasiado sus gastos y minimizar su forma de vida.

Era preferible que hiciera un sacrificio en esos momentos antes que llegar a las últimas cosecuencias.

Estaba cruzando el patio de la preparatoria, cuando vio a Hyunjin y otros compañeros en la cancha de fútbol, mientras que algunos más estaban jugando en la de basquetbol. Por un momento, tuvo ganas de abandonar su labor e irse con ellos aunque fuera pesima en esos deportes, sin embargo se dijo a sí misma que era mejor cumplir con su castigo antes de volver a estar sentada enfrente del coordinador Kim, y quizás con su madre al lado con una mirada decepcionada e impotente.

Desvió su mirada hacia las bancas situadas junto a la cancha de basquetbol, y notó que Jeongyeon estaba sentada en una de ellas.

Durante ese día no la había visto hablando con nadie, estuvo callada durante toda la clase y sólo la saludo de lejos. En ese momento, tampoco parecía esperar un turno para jugar o algo así, más bien parecía una espectadora que el resto no notaba.

Por un momento, tuvo el impulso de dejar su labor por un rato y hablarle al verla tan sola.

—Im, ¿por qué no se apura en ir a limpiar los baños en lugar de estar parada aquí?

Maldijo internamente cuando escuchó la voz del coordinador detrás de ella. Cuando se giró, se encontró con el hombre mirándola con los brazos cruzados y una ceja alzada.

—Iba a...

—Nada, apresurese. —La interrumpio—. Tiene mucho trabajo pendiente. Todavía tiene que recibir clases y quedarse a ayudar a pintar.

Sería un largo día.

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