04
Primera cita.
El tiempo no se sentía bien, el alba de la mañana iluminaba su rostro como si abrumarlo en su calor era su objetivo mientras el viento se tomaba un descanso como si tuviera unas vacaciones muy merecidas a hawái, al parecer aquel no era su día, ni su semana, ni mucho menos su mes, empezando por su rutina matutina donde su despertador lo odia e inesperadamente despertó en el suelo, aunque aquello era un poco su culpa, era tan inquieto como si hubiera tomado un litro de cafeína lo que resaltaba en terminar más veces de las que se sentía orgulloso de contar en la superficie plana que no era tan limpia para tomar una siesta sin haber ya inhalado algunos cuantos pelos de cierto tigre que por alguna razón parecía cambiar de piel cada mes, exceptuando que no era piel eran sólo kilos de pelos.
Decir que Jungkook estaba algo estresado era poco, sentía que en algún momento le iba a dar un acv y a veces con lo débiles que son sus defensas seguro se moría y nunca conseguiría el trabajo que soñaba, tampoco se casaría con Taehyung y mucho menos tendría cachorros con él, la vida era injusta y como mala suerte era su segundo nombre sufriría hasta en el camino para la otra vida, seh, todos lo odian.
Okay, quizás estaba exagerando un poco, un poquito nada más.
Pero la realidad era que Jungkook estaba entrando en una especie de crisis -como siempre- mientras revisaba la poca originalidad y versatilidad en la ropa que estaba en su armario, como la mayoría era holgada y reinaba el color negro, por poco y se jalaba los cabellos buscando algo que ponerse y que se viera meramente decente, no podía pedir mucho a sí mismo, no era la persona más atractiva del mundo y aún le sorprende como Taehyung, aka su mejor amigo alfa, desenfrenadamente guapo y con hermosa personalidad le había pedido una cita luego de haberlo besado, mimado en su celo y básicamente corresponder a sus sentimientos.
Porque sí, estaba preparándose para una cita con el que consideraba su alma gemela y por mucho que sonara cursi, el amor de su vida.
La noche anterior a esto los recuerdos de su celo habían inundado su mente, burlándose de sí mismo y como su omega había mostrado sus más íntimos -y humildes- deseos a su alfa, ¿quería dejar de hablarle a su omega? A veces, lo dejaba descubierto a él y sus sentimientos pero era un llorón sensible y no podría ignorar por más de unas horas al alma en su cuerpo que tanto quería.
Ahora, como una especie de piedad por parte de la diosa Luna a una pobre criatura en crisis, unos toques en la puerta lo hacen perder el hilo de sus pensamientos, una cabellera color menta se asoma y una pequeña sonrisa cruza sus labios, el aroma a mandarinas inunda la habitación de Jungkook lo que relaja su cuerpo que hasta ahora se encontraba tenso. Era Yoongi, el alfa que muchas veces ha considerado como su figura paterna, una parte de su vida que lo hacía sentir menos miserable.
— Ángel, ¿te sientes bien? Puedo oler tu ansiedad hasta mi consultorio. — el mayor entra cuidadosamente a la habitación mientras se quita sus zapatos y se sienta en el escritorio de Jungkook.
— Lo siento, hyung; mi celo terminó hace poco y aún no controlo del todo mi aroma. — el conejito se abre paso de su closet hasta sentarse en el desastre que se hacer llamar cama. — Ayer Tae me invitó a una cita y estoy algo nervioso, siento que decepcionaré sus expectativas sobre mí.
— ¿Crees qué Taehyung en algún momento se decepcionaría de ti? Ángel, ese alfa te adora, ama cada parte de ti, estoy seguro que aquellas expectativas que piensas que él tiene de ti ya las superaste y más, eres un omega maravilloso, inteligente y hermoso. — se levanta de su asiento para acariciar suavemente el cabello del menor. — Los dos se merecen el uno al otro. — sonríe suavemente apretando las mejillas de Koo.
— Tus palabras siempre me llenan de calidez, hyung. Realmente agradezco que pienses aquello, gracias por guiarme en esto, es muy importante para mí. — sonríe suavemente mientras se levanta.
— No tienes nada que agradecer, Jungkook, te amo y lo sabes. — dice suavemente mientras gira su mirada a la ropa que saluda de manera tímida en el armario. — Ahora, vamos a ayudarte a que te veas más precioso de lo que ya eres.
Zapatillas blancas con dibujos de un conejito rosado haciendo abdominales, una suave y liviana franela de color pastel junto una braga de mezclilla holgada que usualmente utilizan los granjeros para trabajar en sus campos, todo con un sombrero de paja que lo protegía del sol, un atuendo veraniego para aquella primera cita en el santuario, su persona tornándose de un aspecto tierno y sencillo, se sentía lindo.
A pasos apresurados se dirige al lugar que el alfa lo había citado, el cielo dando presencia a la hora azul donde no existía ni la luz ni la oscuridad, simplemente un color celeste que abrazaba la creación, un momento que era digno de fotografiar y que Jungkook respetaba mientras caminaba por el extenso sendero de pequeñas montañas envueltas en el color de la naturaleza, un verde puro enlazado al marrón y amarillo.
En sus manos un pequeño ramo de margaritas dormían hasta llegar a su destino, aquel al que harían sonreír con su afable aroma y tierna presencia. Cada vez más cerca de su camino, los nervios bailan con los rápidos latidos de su corazón, los pájaros al observar esto cantan una suave melodía para traer calma a sus angustias lo que provoca una sonrisa entre el nerviosismo de su mente.
Ya a pocos pasos de su encuentro observa una gran manta de rayas rojas y blancas acomodada en el césped, encima de esta se encuentra en una esquina una canasta decorada con peluches de un corazón rojo con un rostro singular y el mismo conejito de sus zapatillas con una agradable sonrisa, en el centro de la manta hay vajillas de porcelana cubiertas de patrones hermosos con frutas silvestres modelando un lustre brillo, el té de manzanilla -su favorito- decorado de algunas flores comestibles junto galletas polvorosas y de chispas de chocolate como un acompañamiento delicioso, un pequeño tocadiscos deshaciéndose en las melodías más populares de ABBA, una imagen que se conservaría en su mente durante mucho tiempo, eso lo podía asegurar.
El dueño de aquella hermosa sorpresa se encontraba dandole la espalda, peleando consigo mismo parecía ser por su cola girando de un lado a otro como si la ansiedad fuera mutua, seguiría de aquella manera si Jungkook no hubiera detenido abruptamente sus pasos y debido a los agudos sentidos de aquel alfa pasó de estar en una crisis a estar alerta y voltear rápidamente para encontrar al omega que trataba de impresionar casi desde que humildemente había nacido -sin exagerar-
El alfa se levanta rápidamente del suelo, una tímida sonrisa cruza sus belfos mientras que con una mano sostiene un ramo de girasoles que acompañan con sus colores la belleza de estar enamorado, al estar frente a frente con el omega caen en cuenta de una casualidad del tamaño de una manzana y es que no solamente habían traído ramos mutuamente sino que sus atuendos se abrazaban en similitud por las bragas de granjero que habían decidido utilizar, ¿las coincidencias a veces pueden ser un poco irreales?
En medio de un silencio que no llega a ser incómodo el mayor toma la iniciativa al ver cómo la timidez del omega sigue actuando luego del pasado celo, los invita a sentarse mientras acomoda el tocadiscos para que vuelva a iniciar con las canciones.
— Parece que hemos pensado igual, Koo. — sonríe un poco mientras juega con un hilo de su bolsillo. — Sabía que teníamos gran sentido de la moda pero no para vestirnos casi iguales.
— En realidad, Yoongi hyung me ayudó a escoger mi atuendo, sino fuera por él estuviera aquí luciendo como un vagabundo. — baja la mirada observando las margaritas en sus brazos.
— Eso no es cierto, bebé. — dice mientras pellizca las mejillas del menor. — con ayuda o sin ayuda y en cualquiera de tus estilos te ves hermoso, estés recién despertado o incluso destruido luego de una noche de jugar videojuegos hasta tarde aún a mis ojos seguirás siendo aquel hermoso conejito del cual me enamoré desde que era un niño, eso es algo que te puedo asegurar.
El rostro completo del omega se torna de un color rojo, trata de tapar sus orejitas porque estas parecen bailar en su cabecita mientras se acerca para darle un apretado abrazo al alfa que lo observa con amor, su cuerpo es recibido por unos cálidos brazos mientras sus pechos se tocan y su respiración yace en el cuello del mayor, un susurro se extiende entre los dos mientras el "me gustas" se repite en la cabeza de Taehyung junto al beso que recibe en su glándula de aroma. Realmente estaban enamorados.
Luego de aquel momento íntimo, empiezan a compartir para celebrar su primera cita oficial como futuros compañeros.
— Esto es para ti, alfa. — el ramo entre sus brazos con margaritas iluminan el rostro del mayor mientras este de igual manera le entrega el ramo de girasoles al omega. Una unión entre dos amantes florales que atesoran a su hermana naturaleza y el significado de esta.
— Son hermosas, Koo. — Taehyung abraza suavemente el ramo. — Es la primera vez que me entregan flores.
— Te las mereces, Tae. — dice suavemente. —No hay alfa más dulce que tú que no merezca tener flores cada día. — huele lentamente los girasoles en sus manos mientras observa cómo las abejas se acercan a estos. — te agradezco por estas hermosas obras del sol, han sido mis favoritas desde pequeño.
Intercambian sonrisas y sonrojos mientras se recuestan el uno sobre el otro, acariciándose y mimándose disfrutando de aquel momento, de las mariposas que iban a saludar, de las galletas horneadas por el alfa y la fruta recogida con amor para aquel día especial, aquel era sólo el comienzo de una relación que poco a poco se haría más fuerte y crecería hasta que se volvieran inseparables, donde curarían heridas y sanarían inseguridades con la compañía del uno y el otro.
Hola abejitas ♡ quería disculparme en primer lugar por la tardanza en subir un nuevo capítulo, lo siento por esto TT espero que hayan disfrutado de este igual que de los demás, por favor, dejando sus votos y comentarios es una manera muy grande de apoyarme y animarme a continuar escribiendo, gracias por leer, ten un lindo día ♡♡
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