La familia Linero era conocida por ser los dueños de la empresa más grande de licores en México llegando a tener negocios hasta en los Estados Unidos, justo por esto nunca le faltó nada a Lyssandra y a sus hermanas menores.

El padre de la familia en un intento de pasar más tiempo con su hija mayor de diez años quiso hacer el tan famoso día de "Trae a tu hijo al trabajo" como excusa, ahí fue cuando el señor Maldonado trajo a su hijo, quien también tenía diez años. Gracias a este día ambos niños se conocieron sintiéndose atraído uno al otro como parte de un pequeño crush inocente y adorable. Alexis siempre recordaría los ojitos de esa pequeña asomándose por la puerta para verle con curiosidad y suma atención, a lo que el niño preguntó.

"¿De qué color dirías que te sientes?"

Lyssandra le miró en silencio pensándolo un poco antes de hablar. "Morado, estoy aburrida." Le dijo.

"¡Vamos a jugar a algo!" Y ella no dudó en asentir con una gran sonrisa.

Pasaron todo el día de aquí hacia allá, fue tan grande la amistad que sus padres casi no pudieron separarles. Los padres de Lyss invitaban a los Maldonado a cenar y a diferentes actividades para que los niños pasaran tiempo juntos haciendo que fueran cada vez más inseparables, tanto que parecían conocerse de toda la vida.

"¡Prometo seguir queriéndote sin importar qué, Lyss!" Le dijo el pequeño niño con todo su corazón. "¡Aún así estemos separados!"

"¿Lo prometes?" Preguntó la pequeña con sus mejillas rosas y una inocente sonrisa.

"Lo juro."

Para sellar esa promesa se dieron un pequeño besito inocente y corto haciendo que ambos sintieron miles de cosas que nunca olvidarían, lastimosamente, unos pocos meses después el señor Linero transfirió al señor Maldonado a otra sucursal en Estados Unidos al subirle de puesto dándole más importancia a la empresa, confiaba que él haría un gran trabajo. El cambio hizo que los dos niños se vieran obligados a separarse rompiendo sus corazones, pero se dijeron a si mismos que se seguirán queriendo sin importar qué.

Años pasaron y hubo una situación en la empresa, misma que hizo que los ahora adolescentes volvieran a verse.

"Podemos contratar a alguien que sepa de esto."

Pero el jefe no quería contratar a alguien que no conociera para trabajar con todo esto del dinero y más. "No, conozco a alguien que es indicado para este trabajo." Dijo.

Y así fue que con una llamada trajo de regreso a México al señor Maldonado, le dió una casa, auto y hasta inscribió a su hijo en una muy buena escuela, todo para que aceptara el cambio. Así fue como con diecisiete años Alexis y Lyssandra se volvieron a encontrar años después al estar estudiando en la misma escuela, fue algo realmente impactante para ambos pues obviamente recordaban la promesa aunque pareciera algo de niños pequeños. Ellos siempre le fueron fiel a esa promesa en silencio, claro que lo fueron. Verse otra vez hizo que despertaran miles de sentimientos y emociones dentro de ellos, se seguían queriendo aunque llevaban siete años sin verse y querían estar juntos. No pasó mucho tiempo cuando comenzaron a escaparse juntos después de la escuela para pasar el rato juntos sin saber de nada ni de nadie, solo ellos, no tardaron en confesar sus sentimientos uno por el otro obviamente siendo correspondidos al instante.

Lyssandra nunca fue de usar vestidos o faldas, de hecho, en su graduación utilizó un traje negro completo con una corbata, muchos la criticaron, pero Alexis sonrió pensando en lo hermosa que era. No le importaba que ella fuera incluso más masculina que él, decía que era parte de su encanto y hasta lo veía atractivo en ella. Esa noche luego de la graduación volvieron a escaparse y de alguna forma terminaron en un motel, no había que explicar más, pero se notaba que ellos no eran una parejita cualquiera y ya.

Justo luego de graduarse se fueron a vivir juntos sin darle muchas vueltas, nunca pensaron que sería incomodo y no lo fue, se complementaban muy bien. Gran parte del el éxito de la relación era la comunicación tan clara que tenían, siempre se comunicaron todo, hasta lo más mínimo, como en cada salida que tenían por separado. Antes de salir se decían a donde iban, cuando, con quienes y luego preguntaban a el contrario qué pensaban al respecto, aunque nunca era nada malo.

En fin, se complementaban perfectamente desde el inicio.