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Capítulo Seis.

SeokJin observaba a NamJoon manejar la situación con tranquilidad. El moreno tomaba tragos de una taza llena de café apesar de que no eran horas apropiadas para tomarlo.

Las pestañas del señor Kim se movían como abanicos con la mirada fija en lo que era una tablet de marca Apple. Ya no vestía tan elegante como hace una hora, ahora el nudo de su corbata estaba deshecho y aflojado, las mangas de su camisa dobladas hasta los codos y a veces suspiraba cansado.

Se sentía un poco mal de hacerlo estar en esa situación algo cansada. Porque mientras NamJoon tenía que soportar lo incómodo que era ese sillón de espera, SeokJin sólo se dejaba ser por el personal de la tienda mientras se probaba mucha linda ropa.

A veces, sus miradas chocaban y en alguna ocasión NamJoon le guiñaba el ojo en señal de que debía divertirse con la situación de tener a tanta gente a su servicio.

Y tal vez para otros, aquel guiño hubiera sido simple motivo de sonrojo enamorado. Pero SeokJin reía divertido a la par puesto que, apesar de que el señor Kim era un hombre guapo, jamás malinterpretó sus acciones. No por ahora.

Claro que no lo haría. Después de que lo humilló en un principio y que casi lo entrega a las autoridades americanas, era imposible pensar que el señor Kim sentía algo por él más allá de un simple trato.

Dejó de lado sus pensamientos cuando NamJoon se levantó de su asiento y se acercó a él, llamando la atención también de los empleados.

-Querido, ¿te gustó algo de lo que te acabas de probar?- preguntó y SeokJin apretó los labios mientras asentía levemente.

NamJoon sonrió y cuando se dirigió al gerente la sonrisa se borró de inmediato.

-Es una lástima que no nos llevaremos nada- siguió y el bajito hombre abrió los ojos asombrado. A la par de los demás.

-¿Disculpe?- preguntó sin poder creer en las palabras-. Nosotros trabajamos duro para encontrar la mejor ropa.

NamJoon arqueó una de sus cejas con prepotismo.
-¿Entonces quiere que compre todo esto? No estoy obligado a hacerlo.

Retó y el gerente negó de inmediato.

-C-claro que no, señor Kim. Sólo que, usted pidió que-

-¿Que qué?- interrumpió-. Fue muy iluso pensar de su parte que después de la humillación que le hizo pasar a mi prometido se saldrían con la suya. Y no tienen bonita ropa de todos modos.

Todos en el lugar quedaron sorprendidamente callados. Eran las ocho de la noche; hace tres horas debieron cerrar y hace dos todos ya debían estar en sus casas. Claro que pensando que estando el señor Kim NamJoon en la tienda, tendría que valer la pena todas esa horas extras que claramente no serán pagadas.

Pero eso ahora estaba perdido, y la señorita que había despreciado a SeokJin debía pagar las consecuencias.

-¿Estás listo para irnos?- siguió el moreno hacia SeokJin, y éste asintió tomando de la mano al hombre que se la ofrecía.

-Estoy listo- aseguró. Y así, juntos, salieron de la tienda dejándolos a todos.

Los dos rieron cómplices ya afuera, escuchando las mil y un groserías que el gerente soltaba a gritos. Mientras ellos sólo caminaban a la par, siendo vistos por los demás con el ceño fruncido por el escándalo de las risas.

Juntos, con las manos aún sujetadas entre sí.

-No esperé que hiciera eso, señor Kim- comenzó SeokJin, ya cuando sus risas pararon.

-A veces es bueno ser impredecible. Y no te preocupes por la ropa, de eso ya me encargué.

SeokJin sonrió observando el perfil varonil del mayor quien seguía con la vista al frente, seguro de no chocar con alguien más.

-Usted es muy genial señor- siguió el menor y NamJoon volteó sólo para sonreírle de medio lado.

Finalmente sus manos se separaron y SeokJin sintió algo de frío...

- Pretty Boy -

Era su segunda noche en aquella habitación de lujo. SeokJin a veces dejaba la realidad de lado y pensaba qué lo que estaba viviendo simplemente era un cuento de hadas. Uno muy hermoso sí se lo preguntaban.

Y, gracias a que estaba tan sumergido en su linda realidad, olvidó por completo la existencia de su amigo Ken. Así que cuando tuvo la primera oportunidad no dudó en tomar el teléfono de habitación y marcar los números del celular que Ken le había obligado memorizar por cualquier emergencia.

Esta no era una emergencia de peligro. Era una emergencia de milagro.

Dejó de lado sus pensamientos y mientras escuchaba la regadera del baño aún abierta, puesto que el señor Kim decidió pasar la noche en el hotel, marcó los números y esperó paciente a que la llamada fuera atendida.

Estaba nervioso. Claro que lo estaba. Sabía que su amigo era un neurótico que el noventa y nueve por ciento de su día se preocupaba por una minúscula cosa.
Y sabía también que un gran regaño le esperaba. Incluso a pesar de contar la buena noticia.

Finalmente después de tres tonos, la llamada fue atendida y la voz gruesa de Ken se escuchó. Causándole un escalofrío por casi olvidar lo imponente que era la voz del mayor.

-Hyung...- comenzó SeokJin y por lo que parecería los cinco segundos más largos de su vida, Ken guardó silencio.

-¿Dónde mierda estás? Dime la dirección y te juró que mataré a ese bastardo que te llevó. ¡Debes de estar muy asustado SeokJin!

El nombrado se alejó un poco del teléfono cuando su amigo gritó alterado.

-Hyung, espera un minuto, deja que te explique.

-Cierto, tienes razón. Debemos guardar la calma. En estos casos siempre debemos estar tranquilos... ¡mentira! ¡dime dónde estás que Leo ya está sacando las armas!-

-¡Espera, espera!- interrumpió asustado de lo capaz que llegarían a hacer sus amigos-. Todo está bien por acá. Sólo olvidé contactarme contigo estos días.

-¿Qué...?

-Lo siento hyung. Sé que debí llamarte lo antes posible pero, no sabes lo que está pasándome en estos momentos. Sé también que dirás que estoy loco y que no debí confiar en los hombres que decían sacarme de esta mierda pero-

-Ay SeokJin- Ken resopló casi entendiendo una parte de lo que estaba pasando-. ¿Realmente le creíste a ese idiota? Te dije que todos dicen exactamente lo mismo, debiste huir de ahí.

-No, es que no lo entiendes porque aún no te lo he explicado. Él realmente me sacará de esta mierda- aseguró confiado.

-Ujum, y yo soy integrante de una de las mejores bandas de la segunda generación en Corea.

-¡Hyung! Esto es verdadero.

-Okey, te dijo qué él te quería de verdad, qué eras diferente a los demás y qué se encargaría de que nadie te hiciera daño. ¿Sí sabes que él va a ser el primero en hacerte daño no?

SeokJin suspiró sintiendo las palabras de Ken ser clavadas en su pecho como si fueran estacas tal cual vampiro en su lecho de muerte.
Pero el señor Kim nunca dijo nada de eso, simplemente era otro tipo de trato, entonces SeokJin no debía sentirse mal por las crueles palabras que hoy en día muchas prostitutas y prostitutos creían y terminaban mal.

-No... eso no fue lo que pasó- murmuró decaído.

-Entonces qué pasó, cuéntame para que escuches cómo me río.

-Pues... él me propuso matrimonio. Y me pagó por aceptar...

Unos segundos más de silencio y gracias a eso SeokJin pudo escuchar como la regadera era cerrada y el agua dejaba de correr. El señor Kim no tardaría en salir así que debía ser rápido.

Después de unos segundos más Ken respondió al fin.
-Déjate de idioteces y pásame la dirección, iré por ti ahora mismo y ese maldito idiota me escuchará y se arrepentirá de jugar con alguien tan lindo como tú.

-Me duele que no me creas hyung, me tratas como si fuera un niño-

-Eres un niño- interrumpió y SeokJin frunció el ceño.

-Claro que no. Sé tomar mis propias decisiones y es algo que no podrás evitar de ahora en adelante.

El mayor suspiró una milésima vez, cansado.

-Está bien. Es normal que pienses todo estará bien, creo... sólo prométeme que me llamarás de inmediato si pasa algo que no te guste.

-Lo prometo. Te daré los detalles en cuando termine con esto, así que no estés asustado hyung, tengo todo bajo control.

Después de eso, una despedida corta por parte de los dos dió por terminada la plática y casi enseguida que la llamada se colgó la puerta del baño fue abierta. Dejándo ver a ese moreno con sólo una toalla rodeando su cintura y un par de gotas bajando por las puntas de sus cabellos húmedos.

SeokJin tuvo que desviar la mirada al sentir aquel sonrojo inesperado.

-¿Hablabas con alguien?- preguntó NamJoon, buscando algo en una maleta de mano que llevaba para esa noche.

-Sólo con mi hyung. Olvidé hablar con él estos días y estaba muy asustado, creyó que estaba en peligro.

-Hyung...- repitió la palabra casi en un murmuro-. Hace mucho que no escuchaba una palabra como esa.

-Supongo que lleva mucho tiempo viviendo aquí. A veces la cultura suele olvidarse cuando la dejas de lado por mucho tiempo.

-¿Tú olvidaste la cultura coreana?

SeokJin negó con una pequeña sonrisita mientras se acomodaba mejor en el sillon largo.

-Lo digo por usted- siguió, volteandolo a ver-. Yo no sé mucho sobre la vida americana apesar de haber vivido muchos años en el país más americano que existe. Simplemente, porque no me interesaba. Pero a usted parece gustarle el lugar, tanto, que se olvido de su país natal.

NamJoon suspiró mientras negaba lentamente.

-¿Vienes a la cama?- preguntó el moreno-. Mañana vendrá un abogado para terminar con los últimos detalles del contrato.

-No tengo ropa para presentarme...

Él rió levemente.
-No te preocupes por eso. Anda, vamos.

SeokJin observó cada detalle de cómo el señor Kim le ofrecía una segunda vez la mano.
Era extraño saber que un hombre de tal altura como lo era él señor Kim, que lo trató de un manera despreciable al inicio (aún estaban en el inicio de hecho) ahora lo tratara con cierta amabilidad.

Lo cierto era que lo único que NamJoon tenía en mente era asegurar que aquel prostituto fuera su esposo, de mentiras pero al final su esposo.
Era eso o simplemente la empresa y negocio familiar al que le había dedicado toda su vida y noches en vela ahora serían parte de un cretino que sólo era exactamente eso: un cretino.

Finalmente, SeokJin aceptó levantándose del sillón y caminando hacia el moreno quién le sonreía levemente.

Eso significaba que... iban a compartir la misma cama ¿no?

Por alguna extraña razón, el estómago de SeokJin se revolvió en una emoción que lo tomó desprevenido.
Y por parte de NamJoon, su estómago se revolvió al sentirse algo ¿decepcionado?

Porque todo el mundo vive en un mundo materialista.
Y yo soy una chica materialista.

Material Girl -Madonna.















No odien a NamJoon okey? Todavía ni sabemos qué pedo con su vida.
Y la historia apenas comienza. Les aseguro que nos dará muchas sorpresas >.<

-K_S_05

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