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Capítulo 05.

El rugido de la multitud llenaba el aire, mezclándose con el sonido de cuerpos chocando y pies corriendo sobre el césped. JiMin, con el sudor corriendo por su frente y el corazón latiendo a mil por hora, se encontraba en medio del campo de rugby, completamente inmerso en el partido que abría la temporada de intercolegiales.

Llevaban dos puntos a favor y él como el capitán debía encargarse de que sus compañeros en el equipo aseguraran la victoria anotando más puntos sin confiarse demasiado.

Esquivó a un oponente, sus piernas moviéndose casi por instinto mientras sus pensamientos seguían divididos. ¿Estaría JungKook entre la multitud hoy? No se había atrevido a buscarle antes del partido, temiendo que la mera visión del chico bonito pudiera desconcentrarlo.

JiMin negó con la cabeza sacando las distracciones de su mente, primero tenía que ganar el partido y luego enfocarse en los demás.

Con el balón firmemente agarrado en su mano, corrió lo que más pudo esquivando a los jugadores del equipo contrario que tenían la intención de derribarlo. Los gritos alrededor de la cancha se volvieron más intensos entre más se acercaba al área del arco enemigo, siendo capaz de sentir la energía del público que crecía en expectativa.

De reojo, JiMin captó un movimiento y un defensor se acercaba rápidamente por su costado izquierdo, amenazando con frustrar su avance. Por lo que en cuestión de segundos, decidió apoyarse fuerte en el piso y tirar el balón por lo alto con el propósito de que pasara por en medio de los grandes barrotes.

El tiempo pareció ralentizarse mientras el balón giraba en el aire, trazando un arco perfecto hacia los postes. JiMin contuvo la respiración por un momento temiendo que hubiera usado demasiada fuerza pero al observar que el balón caía en la mitad del arco sintió un alivio enorme.

El estadio estalló en un frenesí de celebración. JiMin apenas tuvo tiempo de levantar los brazos en señal de triunfo antes de que sus compañeros de equipo lo rodearan, abrazándolo y gritando en euforia.

En medio del caos de la celebración, JiMin buscó instintivamente entre la multitud. Y allí estaba JungKook, en los primeros puestos aplaudiendo con una sonrisa enorme en su rostro. En su mente, le dedicó aquel punto que había conseguido.

—Este partido es nuestro, JiMin. —NamJoon sacudió su cabello con la mano energéticamente, ambos riéndose.

—Tenlo por seguro, Nam.

El partido continuó con intensidad durante unos minutos finales, el otro equipo a pesar de estar perdiendo no detenía su ataque constante. El balón nuevamente estaba en manos del equipo azul, quienes eran los locales, y JiMin le gritó que le pasara el balón.

De repente, como un tren de carga, un jugador del equipo contrario embistió contra JiMin desde un ángulo ciego. El fuerte impacto causó que Park cayera pesadamente sobre el césped.

Un silencio cayó sobre el estadio mientras JiMin se encontraba tirado en el suelo. Al apaciguarse el efecto de la adrenalina, un dolor sordo explotó en su tobillo izquierdo, un jadeo expresando su malestar. Con la vista algo nublada alcanzó a ver como su agresor le dedicaba una última mirada de burla antes de alejarse.

Hizo un intento por levantarse, pero los músculos de su cuerpo protestaron por el dolor y su tobillo ante el mínimo movimiento daba una ligera punzada. El árbitro declaró tiempo libre y el equipo médico corrieron hacia JiMin mientras sus compañeros de equipo lo rodeaban con expresiones de preocupación.

Una mujer del equipo médico lo ayudó a sentarse y otra persona se encargó de revisar si la lesión en su tobillo era grave o no.

—Por lo que veo, es solo una inflamación —comentó el hombre, palpando delicadamente la zona—. Con compresas calientes y un buen masaje, debería mejorar.

JiMin no pudo evitar hacer una mueca de dolor ante el contacto, pero las palabras del médico lo llenaron de alivio. La idea de perderse los próximos partidos y defraudar a sus compañeros le resultaba insoportable.

—Pero no podrá terminar el partido, tiene que ir a enfermería para curar los raspones que están sangrando. —esta vez la mujer fue quien habló hacia su entrenador y el señor Kim asintió estando de acuerdo.

Park sabía que esto sucedería y al menos fue después de que ocurriera después de haber asegurado la victoria para su equipo con los últimos puntos anotados.

NamJoon se acercó a donde estaba él, dándole una suave caricia en el brazo en señal de apoyo. JiMin le agradecía con una pequeña sonrisa y asintiendo con la cabeza, intentando transmitirle que no se preocupara.




(...)




Él fue llevado en una camilla hasta la enfermería mientras el juego seguía con sus últimos minutos. El cambio de ambiente fue abrupto al entrar a esas cuatro paredes blancas el ruido del campo se apaciguó por completo y en parte lo agradecía porque así no le daría ansiedad saber qué sucedió.

Después de aplicar una generosa capa de crema antiinflamatoria, envolvió el tobillo de Park con una venda, asegurándose de que estuviera firme pero no demasiado apretada. Luego, le ofreció unas pastillas para aliviar el dolor.

—Gracias —murmuró, esforzándose por mantener una postura erguida en la camilla mientras tomaba la medicación.

Una vez terminado el procedimiento, la enfermera salió de la habitación, dejándolo solo con sus pensamientos. Fue entonces cuando JiMin finalmente dejó caer su máscara de compostura.

Con un gesto de frustración, pasó sus manos por su cabello oscuro, alborotándolo. La ira que había estado conteniendo encontró una salida cuando su puño golpeó la superficie acolchada de la camilla.

—Maldita sea. —masculló entre dientes, recordando el momento del impacto. No había sido un accidente, ese jugador lo había empujado con la clara intención de lastimarlo.

Respiró hondo intentando recuperar la calma porque de nada serviría estar enojado cuando el acto ya estaba hecho.

Estaba a punto de recostarse en la camilla, cuando el sonido de la puerta abriéndose lo interrumpió. Giró la cabeza, curioso por ver quién entraba, y sus ojos se abrieron con sorpresa al reconocer al visitante inesperado.

—¿JungKook? —no fue bueno en ocultar su sorpresa y su pecho se agitó un poco ante su presencia.

La preocupación en los ojos del menor era evidente mientras cerraba la puerta detrás de sí, para luego acercarse a JiMin.

—Hola, JiMinie Hyung… quería ver cómo estabas. —su voz salió suave, teniendo sus manos enlazadas enfrente—. ¿Sientes mucho dolor?

Park suavizó su mirada al notar la forma en que JungKook observaba su tobillo vendado, era algo adorable el brillo preocupado en aquellos grandes orbes. Por un instante se olvidó de su propio dolor.

—Duele un poco, sí, pero ya me han dado algo para el dolor. No es tan grave, en unos días estaré bien, no te preocupes. —respondió con una suave sonrisa, peinado su cabello hacia atrás como manía.

La tensión en los hombros ajenos pareció desaparecer y JungKook suspiró bajo, correspondiendo la sonrisa.

—Me alegra que estés bien, hyung.

—Gracias por pasarte por acá, Koo. —dijo JiMin, el apodo cariñoso escapando de sus labios sin pensarlo. Solo cuando notó la ligera sorpresa y el brillo en los ojos de JungKook se dio cuenta de lo que había dicho. Sintió un leve calor subir por sus mejillas, pero continuó—. Pero no quiero ser el motivo por el que no seguiste viendo a tu amigo jugar en el campo.

JungKook dejó escapar una suave risa, el sonido llenando la pequeña enfermería y haciendo que el corazón de Park saltara un latido.

—No es nada, solo quedaban pocos minutos y ya vi suficiente… yo estaba un poco preocupado por ti, así que quise venir.

—Está bien. —asintió, su sonrisa esta vez siendo algo tímida.

—¿Puedo? —preguntó JungKook, señalando el espacio junto a él en la camilla.

El mayor asintió, moviéndose ligeramente para hacerle espacio y JungKook se sentó con cuidado a su lado, pudiendo sentir el calor emanando del cuerpo ajeno. La cercanía le gustaba y si pudiera pasaría todas las horas del día en su compañía.

Que cursi.

—Jugaste increíble hoy en el partido, ya veo por qué eres el capitán. —lo elogió, peinando unos de sus mechones detrás de la oreja. El lazo de color azul que sostenía su coleta brillando con la lámpara en la enfermería.

JiMin sintió una mezcla de orgullo y timidez ante el cumplido, era gratificante cuando alguien reconocía su esfuerzo.

—Gracias, Koo. —una sonrisa suave quedándose en sus labios—. Aunque no pude terminar el partido como hubiera querido.

—Eso no importa. Lo que hiciste antes de la lesión fue asombroso. Esos últimos puntos que anotaste... —hizo una pausa, como buscando las palabras correctas—. Fue como si el campo fuera tuyo, hyung. Nadie podía tocarte.

La admiración en la voz del chico bonito hizo que sintiera un cosquilleo en el estómago. Era diferente escuchar estos elogios de él comparado con los demás. JiMin bajó la mirada, notando la mano de JungKook a escasos centímetros de la suya sobre la camilla. El impulso de alcanzarla, de entrelazar sus dedos con los de JungKook, era casi abrumador. Podía sentir el calor emanando de esa corta distancia, como si hubiera un campo magnético entre ellos.

Sin embargo, la duda lo asaltó. ¿Sería correcto iniciar este tipo de contacto? Lo que menos quería era incomodar a JungKook o arriesgar la cercanía que habían logrado.

JiMin, reuniendo todo su coraje, movió su mano ligeramente, intentando que el gesto pareciera casual. Su corazón latía con fuerza mientras mantenía el contacto visual con JungKook, buscando en sus ojos cualquier señal de incomodidad o rechazo.

Hubo un suave roce entre sus dedos meñiques, un contacto tan ligero como el aleteo de una mariposa. JungKook llevó la mirada hacia abajo y temió que se hubiera equivocado pero para su sorpresa pero no hizo ningún intento por apartarse, solo acercó su mano mucho más a la suya.

El aire entre ellos se llenó con tensión, ambos par de ojos viéndose con un brillo peculiar que no podía explicarse en simples palabras. JiMin no quería que este momento se acabara nunca, sus manos casi estaban por estar entrelazadas con algunos dedos conectados entre sí y cuando Park quiso tomar la iniciativa para convertirlo en un agarre de manos adecuado, la puerta se abrió de repente.

—Mierda, JiMin, estás vivo.

La burbuja en la que estaba se rompió abruptamente y el mencionado giró la cabeza para ver al dueño de la voz, quien no era más que TaeHyung. Él tuvo tantas ganas de lanzarle cualquier objeto que estuviera a su alcance por haberle interrumpido.

El momento mágico con JungKook se había desvanecido en un instante. JiMin podía sentir cómo el menor retiraba sutilmente su mano, creando una distancia que segundos antes no existía.

Se lamentó profundamente.

—Tae, por supuesto que estoy vivo, idiota. —JiMin logró decir con una mezcla de broma y apenas contenida molestia.

TaeHyung vagó sus ojos entre JungKook y él, y pareció entender la situación. Soltó un pequeño suspiro mientras negaba con la cabeza.

—Yo preocupándome por ti y me tratas así. —declaró con un exagerado dramatismo, llevándose una mano al pecho en un gesto teatral.

JiMin solo rodó los ojos.

—Yo creo que debería irme… dejé a mis amigos solos allá afuera. —dijo el menor levantándose de la superficie amueblada y dando una mirada tímida entre los dos presentes en la habitación.

No pudo evitar que la decepción consumiera su pecho, no quería que él se fuera pero tampoco es como si pudiera retenerlo.

—Está bien, ¿nos vemos después?

La pregunta venía como una invitación implícita de que buscaba un encuentro próximo y celebró internamente cuando JungKook asintió con una cálida sonrisa siendo dirigida a él.

—Nos vemos después, JiMin hyung. —se acercó para dejar un suave toque en su brazo que se sintió más como una caricia discreta, los latidos se agitaron en su pecho y sus ojos se rehusaron a abandonar el contacto con los ajenos—. Recupérate pronto.

Su única respuesta fue un asentimiento de cabeza porque al parecer su cerebro había olvidado por completo cómo formar palabras coherentes.

Cuando JungKook finalmente se giró para irse, sintió como si una parte de él se fuera también. Observó la espalda del menor mientras se alejaba, deseando poder detener el tiempo, o mejor aún, retrocederlo a ese momento íntimo que habían compartido antes de la interrupción.

Una vez que desapareció por la puerta después de hacerle una ligera reverencia a su amigo, JiMin exhaló lentamente, consciente de que TaeHyung probablemente estuvo observando cada una de sus reacciones.

—Parece que interrumpí algo. —Kim cortó el silencio después de segundos, acercándose a la camilla mientras alzaba sus cejas en un gesto travieso.

—Definitivamente lo hiciste, Tae. —JiMin bufó.
—No te enojes conmigo, yo solo venía a ver cómo estabas. No esperaba que tu querido JungKook estaría aquí.

El énfasis que puso en "querido" no pasó desapercibido para JiMin, quien sintió un leve rubor subir por sus mejillas.

—Cállate. —le dio una mirada molesta.

—Yaya, perdóname por interrumpir. —TaeHyung lo tomó entre sus brazos para darle un abrazo teniendo cuidado con no lastimarlo, y el mayor simplemente se dejó hacer apoyando la cabeza en el pecho contrario con un puchero. No podía estar enojado con su mejor amigo por más que quisiera.

El calor familiar del abrazo de TaeHyung era tan reconfortante en ese momento, que cerró los ojos y se permitió ser consolado.

—Tae, yo... —murmuró contra la camisa de su amigo—. Realmente me gusta mucho.

Sintió una suave caricia en su espalda y otra mano peinando sus cabellos.

—Lo sé, JiMinie. Se te nota en los ojos cuando lo miras.

—¿Tan obvio soy?

TaeHyung soltó una risita suave.

—Solo para quienes te conocemos bien. Pero hey, si sirve de consuelo, creo que hay bastante química entre ustedes dos.

Aquellas palabras fueron suficientes para agitar su corazón en esperanza e ilusión.

JiMin se apartó un poco para ver a su amigo con algo de duda.

—¿Tú crees?

—¿Cuándo me he equivocado en estas cosas, JiMinie? —Kim se rió, guiñandole un ojo.

TaeHyung observó con ternura cómo JiMin volvía a refugiarse en su pecho, con el puchero en sus labios acentuándose. Sin decir palabra, permitió que su amigo lo atrajera de nuevo en un abrazo, sintiendo cómo sus brazos se cerraban alrededor de su cintura. Ahora lo único que necesitaba era consuelo y él era perfecto para eso.

—¿Por qué el amor tiene que ser tan complicado?

aquí su servilleta les trae otro capítulo muak💐

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