Capítulo 04.
—¿Y esa sonrisa de estúpido que tienes? —NamJoon le dio un pequeño golpe en la cabeza mientras se reía, JiMin le lanzó una mirada molesta en respuesta.
—No era necesario ese golpe, Nam. —se quejó acariciando la parte posterior de su cabeza—. Y no tengo sonrisa de estúpido.
—Miéntete a ti mismo porque estás siendo demasiado obvio.
Su amigo rodó los ojos mientras se reía claramente muy divertido con la situación.
JiMin sintió que sus mejillas se ponían calientes, consciente de que probablemente había estado sonriendo demasiado sin darse cuenta mientras su mente lo único que hacía era rememorar los momentos que compartió con JungKook ayer. Trató de disimular, adoptando una expresión más neutral.
—No sé de qué hablas. —murmuró, aunque sabía que su intento de negación lucía débil.
NamJoon se sentó en la banca junto a él, su expresión volviéndose un poco más seria pero manteniendo un tono amistoso.
—Vamos, JiMin. Somos amigos, ¿no? Puedes contarme. Tiene que ver con cierto chico de cabello largo y broches de colores, ¿verdad?
JiMin se tensó por un momento, sorprendido por la rapidez en deducción de su amigo. Consideró negarlo todo, pero la mirada conocedora de NamJoon le hizo darse cuenta de que sería inútil.
—Tal vez... tal vez sí tenga que ver con JungKook. —admitió con un suspiro de derrota.
—Lo sabía, vaya que te tiene mal, JiMinie. —Kim se rió un poco, poniendo una de sus manos en el hombro del menor en forma de consolación y él no hizo más que esconder su rostro entre sus manos tan avergonzado.
JungKook era el único que era capaz de ponerlo en ese estado.
—Es que ayer pasé el tiempo del recreo con él… no esperé que sucediera pero fue el mejor momento que tuve en toda la semana. —confesó, atreviéndose a mirar a su amigo y no pudo ocultar la pequeña sonrisa en sus labios con solo recordar aquello.
NamJoon lo miró con una expresión comprensiva.
—Puedes aprovechar eso para hacerte amigo de JungKookie, según lo que me ha dicho le agradas bastante. —dijo, alzando las cejas para enfatizar sus palabras—. Y realmente me sorprende porque él no es una persona que agarre confianza muy rápido, no después de toda la mierda que la gente sin cerebro de esta escuela le tira por su forma de ser.
La sonrisa de JiMin se desvaneció un poco ante la mención de eso, apareciendo aquella necesidad de protección.
—¿Es muy malo? —preguntó, su voz teñida de preocupación—. Quiero decir, sé que algunos idiotas le dan problemas, pero...
NamJoon suspiró desviando la mirada hacia los chicos que corrían por el campo, su semblante volviéndose más serio.
—Ha sido difícil para él. Algunos no entienden o no quieren entender su estilo, su forma de expresarse. Pero JungKook es fuerte, ¿sabes? No deja que eso lo detenga.
JiMin asintió, había sido testigo de cómo él mismo se defendía.
—Eso es... realmente valiente de su parte —murmuró.
—Por eso. —continuó su amigo, dando un ligero codazo a JiMin—, si realmente le agradas, es porque algo estás haciendo bien. JungKook no baja la guardia con cualquiera.
JiMin sintió que su corazón se aceleraba ante esa información. La idea de que él estuviera yendo por un buen camino hacia JungKook le provocó una cálida sensación en el pecho.
—Yo... no sé qué decir —admitió, pasando una mano por su cabello—. Realmente quiero conocerlo mejor, ser su amigo. Tal vez... tal vez más que eso.
NamJoon rió regresando su atención a él, dando una palmada en el hombro de Park.
—Entonces ve por ello. Pero recuerda, sé paciente y respetuoso. Él merece alguien que lo aprecie por quien es y el que seas mi amigo no te salvas de mi escrutinio.
JiMin asintió, determinación pura brillando en sus ojos rasgados.
—Lo haré. Gracias, Nam.
—Ni lo menciones, es divertido verte enamorado. —se burló.
—¡No estoy-
—¿Cómo que JiMin está enamorado?
Ambos voltearon al lugar de dónde provino la voz y se encontraron con TaeHyung, que los miraba con una mezcla de confusión e intriga.
—¿Cómo que JiMin está enamorado? —repitió TaeHyung, acercándose a ellos con una expresión de curiosidad intensa en su rostro.
JiMin abrió la boca para negar rápidamente, pero NamJoon fue más rápido en intervenir.
—Oh, Tae, llegas en el momento justo.
—dijo NamJoon con una sonrisa traviesa, ignorando por completo la mirada de pánico que el otro le lanzaba.
—No es... no es lo que piensas —intentó explicar JiMin, sintiendo que sus mejillas se sonrojaban.
TaeHyung se sentó junto a ellos, sus ojos brillando con interés por descubrir lo que sea que estuviera pasando.
—¿Ah, no? Porque suena exactamente como lo que pienso. Vamos, JiMinie, ¡cuéntame! ¿Quién es la afortunada… o el afortunado?
JiMin miró a su otro amigo en busca de la anhelada ayuda, pero este simplemente se encogió de hombros conteniendo su risa, claramente disfrutando de la situación.
—Yo... —comenzó, inseguro de cómo proceder.
TaeHyung era uno de sus mejores amigos y normalmente compartiría todo con él, pero tampoco quería confesar su secreto en un lugar en el que cualquiera podría escuchar.
—No es que esté enamorado… es solo que me interesa mucho alguien.
El Kim menor alzó una ceja procesando esa respuesta que dejaba mucho al aire.
—¿Seguro? ¿Entonces por qué NamJoon dijo que te veías enamorado?
Park maldijo en su cabeza, no podía seguir ocultando esto a sus amigos más cercanos por más que lo intentara.
—¡Está bien! Me gusta mucho esa persona ¿vale? —exclamó, mirando fijamente a TaeHyung quien sonrió victorioso por conseguir escuchar lo que quería—. Pero no creo que llegue a ser un enamoramiento todavía.
—Sí, sí. Como digas, ¿Y quién es esta persona misteriosa? —continuó indagando, acercándose más a JiMin y agarrando su brazo.
—Es un chico.
—¡Eso es genial! —TaeHyung sonrió, mientras apretaba su brazo—. ¿Y quién es?
JiMin suspiró, sabiendo que no habría forma en el universo en que tuviera oportunidad de escapar de la curiosidad de su querido amigo TaeHyung.
Se mordió el labio, dudando por un momento. Miró a NamJoon, quien le dio un asentimiento alentador, y luego volvió a mirar a TaeHyung.
—Es... —comenzó hablando de forma baja, tomando una respiración profunda—. Es JungKook. Jeon JungKook.
TaeHyung se quedó en silencio por un segundo, procesando la información. Luego, su rostro se iluminó con una sonrisa aún más grande.
—¿JungKook? ¿El chico con esos peinados lindos? —preguntó, su voz llena de emoción—. ¡JiMinie, tienes buen gusto!
JiMin sentía como se sonrojaba aún más, a este punto seguro parecería un tomate viviente.
—Sí, ese JungKook. —confirmó en voz baja—. Pero por favor, baja la voz, no hagas un gran escándalo de esto. No quiero que nadie se entere.
TaeHyung asintió con entusiasmo.
—No te preocupes, seré discreto —prometió, aunque su sonrisa traviesa sugería lo contrario—. Pero tienes que contarme todo. ¿Cómo empezó? ¿Ya han hablado? ¿Crees que él también está interesado?
NamJoon soltó una carcajada.
—Creo que acabas de darle cuerda, JiMin.
JiMin miró a sus dos amigos, sintiéndose un poco abrumado con toda esa situación de admitir sus recientes sentimientos pero también tan agradecido por el apoyo que recibía. Era bueno no ser juzgado.
(...)
La luz naranja del sol se filtraba por los ventanales del pasillo por el que JiMin caminaba, recién saliendo de las duchas del campo luego de terminar el último entrenamiento de hoy. Sus amigos se habían ido antes y él decidió quedarse un rato más para perfeccionar ciertos detalles en su tiro de brazo. Ser el capitán lo empujaba a ser un poco más estricto consigo mismo.
Estaba exhausto pero satisfecho con lo que hizo hoy, no importaba que sus articulaciones dolieran ligeramente.
Pasando por las aulas, notó que una tenía la puerta abierta y por curiosidad se acercó un poco a la apertura de la puerta, descubriendo una figura que conocía bien. Allí estaba JungKook sentado en un pupitre cerca a la ventana, y parecía que dibujaba algo en su cuaderno. La luz del atardecer causó una vista placentera de observar por la forma en que hacía los cabellos marrones de JungKook brillar, al igual que con su piel blanquecina.
JiMin se quedó hipnotizado por la escena, no quería interrumpir la concentración del otro pero al mismo tiempo su deseo de hablar con JungKook hoy persistía con fuerza.
Tocó la puerta con los nudillos, causando que JungKook levantara la vista sorprendido.
—Oh, JiMin hyung, eres tú. —dijo, con una sonrisa cálida curvándose en su boca—. ¿Terminando el entrenamiento?
—Sí… perfeccionando algunas cosas. — encogió de hombros mientras entraba al salón, tratando de ocultar su nerviosismo y timidez.
El menor asintió comprendiendo.
—¿Y tú qué haces aquí después de clases, JungKook-ah?
Bajó su tono sin querer sonar tan entrometido.
—Solo dibujaba un poco. —jugó con el lápiz entre sus dedos, bajando la mirada unos segundos a su cuaderno—. A veces me quedo después de clases… es calmado.
JiMin se sorprendió porque no esperaba que supiera dibujar y sintió curiosidad por observar algún dibujo suyo, no dudaría en apostar que seguro era talentoso en ese arte.
—Oh entiendo… ¿Te molesta si te acompaño un rato? —se atrevió a preguntar, acercándose más hacia el pupitre donde se encontraba JungKook.
Los ojos de Jeon lo miraron con un brillo que no supo descifrar pero se perdió por un momento en ellos.
—Para nada, hyung. Me agrada tu compañía.
Con una mano señaló el espacio junto a él y JiMin por supuesto que iba a aprovechar la oportunidad que la vida le estaba regalando, así que se ubicó en la silla del pupitre enfrente del menor y se giró para quedar cara a cara con él.
Dejó su mochila de deporte en el suelo para estar más cómodo.
Al estar más cerca de él, repasó por primera vez mejor el look que traía hoy, ya que no tuvo el momento de verlo en toda la mañana. Sus ojos se detuvieron en el cabello ajeno, notando los detalles que antes había pasado por alto. Dos ganchos con forma de estrellas de colores adornaban cada lado de su cabeza, sujetando suavemente el cabello y dejando que el flequillo cayera libremente sobre su frente.
Esos accesorios combinando muy bien con el suéter blanco esponjoso que traía puesto.
JiMin juró internamente que podría morir allí mismo por lo increíblemente bonito que lucía. Era como ser testigo de una criatura mágica que solo había aparecido en el mundo para maravillar a las personas con su belleza.
¿O tal vez estaba exagerando? No lo creía.
Un silencio cómodo se instaló entre ellos por un momento, solo interrumpido por el suave sonido del lápiz de JungKook sobre el papel mientras continuaba dibujando.
—¿Puedo preguntar qué estás dibujando? —inquirió JiMin, su curiosidad finalmente ganando.
JungKook pareció dudar por un segundo, pero luego giró ligeramente su cuaderno para que él pudiera ver. En la página había un boceto de lo que parecía ser distintas flores, bastantes detalladas que casi parecían reales. Era realmente impresionante.
—Wow, es tan hermoso todo… eres muy talentoso, JungKook. —alzó la vista sonriendo de manera genuina, siendo sincero con sus palabras.
—Mmm… gracias, hyung. —el color en las mejillas de JungKook cobró vida en un sonrojó que JiMin se sintió orgulloso de causar.
Una repentina oleada de afecto lo sacudió al ver la reacción de JungKook. El hecho de que sus palabras pudieran causar tal efecto en el menor le provocó una sensación cálida en el pecho.
—¿Puedo preguntar qué te inspiró a dibujar estas flores? —inquirió JiMin suavemente, inclinándose un poco más para ver mejor los detalles del dibujo.
No sabía qué estaba preguntando pero lo único que quería era escucharlo hablar sobre lo que le gustaba, y el dibujo parecía algo que le emocionaba.
Él pareció considerar la pregunta por un momento antes de responder.
—En realidad, las vi en el jardín de la escuela esta mañana. Había algo en cómo la luz del sol las iluminaba que... no sé, simplemente sentí que tenía que capturarlo.
JiMin asintió, comprendiendo.
—Entiendo esa sensación. A veces, las cosas más simples pueden ser las más inspiradoras, ¿verdad?
—Exacto. —respondió JungKook, su voz ganando confianza esta vez—. Es como... encontrar belleza en lo cotidiano, supongo.
JiMin sonrió, sintiendo que estaba viendo un lado de Jeon JungKook que pocos tenían el privilegio de conocer.
—Eso es realmente hermoso, JungKook-ah. No solo tu arte, sino tu forma de ver el mundo.
El rubor en las mejillas de JungKook se intensificó aún más, si es que fuera posible. Miró a JiMin con una mezcla de timidez y algo más, algo que no podía nombrar completamente pero que hizo que su corazón latiera más rápido.
—Gracias, JiMin hyung.
Compartieron una sonrisa.
—¿Hace mucho que dibujas? —preguntó, genuinamente interesado—. Porque este nivel de detalle es realmente impresionante.
JungKook jugueteó con el lápiz entre sus dedos.
—Desde que era niño, en realidad. Siempre fue una forma de expresarme, supongo. Especialmente cuando... cuando las palabras no eran suficientes.
JiMin asintió comprensivamente.
—Entiendo eso. Es como cuando juego rugby. A veces, es más fácil expresar lo que siento en el campo que con palabras.
Los ojos de JungKook se iluminaron ante eso.
—¡Sí, exactamente! Es como... liberar algo dentro de ti, ¿verdad?
—Totalmente —concordó JiMin—. Es fascinante cómo diferentes formas de arte pueden tener el mismo efecto en las personas.
El menor pareció considerar algo por un momento antes de hablar nuevamente.
—Hyung, ¿alguna vez has intentado dibujar? —lo señaló con el lápiz.
JiMin soltó una risa suave.
—Oh, no. Mis habilidades artísticas se limitan a garabatos en los márgenes de mis cuadernos. Nada tan impresionante como lo tuyo. —dijo, negando con la cabeza.
—No tienes que ser "impresionante" para disfrutarlo —la voz de JungKook estaba llena de firmeza mientras lo veía—. A veces, el simple acto de crear algo puede ser... increíble.
—Eres muy optimista, JungKook. —Park soltó una ligera risa, peinando su cabello todavía húmedo.
Hubo una pausa, y luego JungKook añadió, con un toque de timidez.
—Si quieres... podría enseñarte algún día.
Él sintió que su corazón daba un vuelco ante la oferta. La idea de pasar más tiempo con JungKook, de compartir algo tan personal como el arte, le resultaba increíblemente atractiva.
—¿Lo harías? —preguntó, sin poder ocultar la emoción en su voz—. Me encantaría aprender de ti, JungKook.
—Por supuesto, hyung. Sería divertido enseñarte. —la sonrisa de JungKook se hizo más amplia, iluminando todo su rostro.
Se miraron por un momento, una corriente de entendimiento pasando entre ellos. JiMin se dio cuenta de que estaban creando algo más que una simple conversación; estaban construyendo un puente entre sus mundos, encontrando puntos en común que nunca habían esperado.
Además, podría ser el motivo perfecto para pasar más tiempo juntos.
Este es el capítulo más largo hasta ahora, así que espero lo hayan disfrutado 💗
Cada vez más se acercan estos dos jiji.
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