04
Los primeros días fueron difíciles. Jeno no salía de su cuarto.
Y es que su corazón dolía. ¿Cómo podían hacer eso? Entendía que no fuese el mejor hijo del mundo, pero..¿Había necesidad de ser tan cruel?
Desde pequeño que pasa por esto y nunca desobedeció a las reglas, quería caerle bien a sus padres, quería que lo amaran como él lo hizo durante años. Pero dejó de ser así mientras iba creciendo, generando temor en su hijo y dejando marcas que tardarían mucho en sanar.
Quería llorar, quería llorar mucho. Hasta que se quedara sin lágrimas y muriese por deshidratación. No se sentía digno de tener una familia mejor y sabía que solo generaba pena en los demás.
Eso rompía más su corazón, doliendo su pecho cuando las lágrimas decidían salir en la madrugada, haciendo que el sueño se escape por horas.
¿Tan mal hijo era? ¿Tan poco lo querían?
Le daba vergüenza su situación, se daba vergüenza. No soportaba verse en un espejo, no quería bañarse porque eso implicaría ver todas las marcas y generaría más dolor en su demacrado corazón.
Para colmo, la familia Jung eran muy abuelos y amables con él, teniendo paciencia y estando dispuestos a esperarlo cuando el decidiera salir.
Misuk no dudaba ni un segundo en golpear la puerta de la habitación del pelinegro e invitarlo a salir a pasear. Tal vez ir al parque o merendar juntos.
Pero YoonOh le explicó que muy probablemente Jeno no se sentiría muy bien y no deberían molestarlo con salir. Él lo haría en su momento y hay que esperar.
SeoMin no permitía que el chico se salteara sus comidas, así que siempre le dejaba la comida en una bandeja, acompañándola de una notita con bonitas palabras, a veces stickers.
Al principio le sorprendió, no entendía completamente por qué una mujer tan bonita como Seomin, lo quería tanto. ¿Por qué lo trataba con tanto amor y cariño? Le resultaba algo abrumador, no estaba acostumbrado y lloraba cuando pensaba en lo doloroso que sería para ella ser rechazada de esa forma. Pero no podía evitarlo..no quería darle una mala impresión y que después se aleje.
El padre de la casa estaba justificando las faltas a la escuela, llamando todas las mañanas a la dirección y dando portes médicos que luego su hermano le daría para presentar. No se acercaba mucho a hablar con él, pero era porque se sentía mal de haber abierto la boca en un mal momento, lastimandolo.
***
La tarde de ese jueves estaba pasando con normalidad, Jeno jugaba con un cubo rubik que encontró en la habitación.
Estaba molesto consigo mismo por no ser capaz de salir del cuarto. Aunque también tenía miedo, se sentía cómodo y bien dentro. No hacía muchas actividades, pero si tenía una bonita compañía: el gato de la casa.
No recordaba su nombre pero si sabía que este le acompañaba gustosamente todos los días. Parecía que ambos se caían bien y a Jeno le gustaban mucho los gatos.
El minino parecía saber cuándo el pelinegro necesitaba de ánimos, llegaba de sorpresa, maullando en su ventana para llamar la atención de Jeno. Esperaba a que le abriera y pasaba confiado al cuarto.
Jeno sentía un cosquilleo en su pecho cuando escuchaba el ronroneo tan tranquilizador del felino. Este se refregaba contra su mano, obligandolo a acariciarle su pelaje.
El chico se sentía mal por llorar frente al gatito, pero no podía evitar hacerlo cuando se sentía tan lastimado. Si bien agradecía el gran corazón de la familia que lo acogió, sentía que no encajaba en ella y no quería incomodarlos.
No le importaba despertar con fuertes estornudos y la nariz llena de mocos, gracias a su alergia, él quería pasar todo el tiempo que pudiese con aquella mascotita tan simpática.
El gatito no se alejaba de su lado por más que las lágrimas mojaran su pelaje. Se encargaba de ronronear cerca de Jeno, para tranquilizarlo, amasando con sus garritas sobre el brazo que cubría su rostro cuando lloraba a mares. Hasta llegaba a dormir con el felino, cuando las ganas de llorar tocaban la puerta y se adueñaban de su alma durante unos momentos
Y en eso estaba. El gato estaba acostado sobre las piernas de Jeno, con sus ojitos cerrados y comenzando a ronronear por las caricias que los dedos de Jeno le brindaba.
Estaba ya armando la cuarta cara del cubo cuando golpearon la puerta. El felino saltó de sus piernas y corrió a la puerta, con su cola en alto y mirando en dirección a Lee, pidiéndole que abriera.
De seguro era alguno de los hermanos. Sentía sus manos temblar con solo pensar en que debería de hablarle a quien sea que esté detrás de la puerta.
Bueno..podría intentarlo. No saldría tan mal..¿Verdad?
A pasos cautelosos, se acercó a la puerta y tomó el pomo con la mano. Lo bajó un poco y tiró para que se abriera.
YoonOh estaba sosteniendo una bolsa de tela de color negra con letras blancas.
---- ouh, hola. - sonrió Jung - yo..no pensé que me abrirías, ¡pero lo hiciste! Muchas gracias por eso..
Jeno asintió y desvío por unos segundos la mirada.
YoonOh era tan simpático y él tan asqueroso, repulsivo e idiota. Simplemente se odiaba, más cuando entendía que tenía lo que se merecía, pero los Jung nunca aplicaban esa regla con él, ni con ninguno de la familia.
---- tengo esto para tí. - sacudió un poco la bolsa - puedo enseñarte cómo usarlo. ¿Quieres?
El pelinegro miró al gato, quien se refregaba en las largas piernas de YoonOh.
Después de todo, él le ayudó a salir y le dió su tiempo para acomodarse y sentirse mejor, ¿Por qué no confiar?
---- uhum..- asintió y se dió la vuelta, para sentarse en la cama y esperar -
---- estupendo. - respondió Yoon y se sentó a su lado - no es muy difícil, te lo aseguro. De todas formas, eres inteligente, podrás entenderlo.
YoonOh sacó una caja pequeña rectangular y se la mostró a Jeno. Le sacó el plástico y abrió la cajita, dejando ver un cargador de color blanco y debajo un celular.
Jeno miraba curioso todas las cosas que el castaño sacaba de la cajita y las dejaba a un lado. Tomó una bolsita transparente y observó en silencio los auriculares.
---- acabo de comprarlo, papá me dió el dinero para hacerlo y fui con unos amigos, puedo presentartelos luego, son muy buenos. - marcó sus hoyuelos al sonreír - tienes que usarlo hasta que se agote la batería y después lo usas normalmente.
YoonOh desbloqueó el celular y se lo extendió a Jeno. Este dudo en tomarlo, pero lo hizo y miró expectante al mayor.
---- tienes que deslizar el dedo para donde quieres que vaya. Si subes, saldrá el menú y puedes deslizar para ver todas las aplicaciones. - explicó - ahora, ve a contactos y agrega uno. Te daré mi número, Jeno.
Sus dedos se movieron en la pantalla y tocó la opción de 'contactos', 'agregar' y le extendió el celular con ambas manos a YoonOh, quien lo aceptó.
Se agendó como "YoonOh Hyung" y lo guardó. Volvió a dárselo a Jeno y ahora tomó el suyo.
---- te pasaré el número de mamá, papá y Minsuk. - avisó - solo los agregas y ya. Puedes mandarnos mensajes cuando necesites algo.
Jeno asintió y, al recibir los contactos, los agregó a su celular.
---- puedes descargarte juegos, el que te guste. Tiene bastante espacio de almacenamiento y una buena cámara. - señaló en el aparato - tiene funciones simples, es cuestión de que te acostumbres. También puedes descargarte alguna red social, Instagram, Snapchat, lo que quieras.
YoonOh le explicaba todo con paciencia y simpleza. Jeno se sentía nervioso de hacer algo mal, pero no parecía muy complicado.
---- eso es todo. - sonrió - no hay nadie en casa, ¿Quieres merendar conmigo?
---- estoy bien aquí..- murmuró - gracias..
---- ¿Entonces puedo quedarme y ver una película juntos? - juntó sus labios en una línea recta - puedo hacer una chocolatada, la última vez te gustó..
Oh..dios bendiga la leche chocolatada. Era la única cosa que calmaba su ansiedad.
Era dulce, el azúcar que le agregaba la hacía más deliciosa, eso era como un pequeño mimo a su corazón, una palmadita en su espalda, el cocinero Kim despeinando su cabello con cariño, eso era una taza de chocolatada para Jeno.
---- te ayudaré. - acomodó sus lentes y dejó el celular en la mesa de luz - cuánto..¿Cuánto es el celular?
YoonOh ladeó su cabeza confundido, hasta que entendió la pregunta
---- oh, no, no. Es un regalo, de nuestra parte. - movió sus manos para afirmarlo - no me tienes que dar dinero, te lo regalamos.
---- no era necesario..- balbuceó -
---- mamá se preocupa pero tí, todos lo hacemos, pero ella insiste en tener algún tipo de contacto contigo y propuse el celular, sería más fácil para tí tal vez..
YoonOh rascaba su nuca, pensando si lo que había dicho estaría bien.
Jeno asintió mirando sus pies y estos llamaron la atención del gatito, quien se acercó y rascó su cabeza con los dedos del pelinegro.
---- gracias..
---- no te preocupes. - contestó - ¿Quieres una chocolatada?
---- de acuerdo.
YoonOh sonrió y se puso de pié. Le gustaba charlar con Jeno, aunque fuese más él tratando de sacarle conversación al otro.
Jeno sentía seguridad cuando de YoonOh se trataba. El mayor parecía apreciarlo y cuidarlo. Lee quería acercarse más a él pero no quería ser rechazado.
Era consciente de que era insoportable para otras personas, por eso trataba de mantenerse al margen y así poder estar más tiempo con YoonOh. (Aunque muchas veces el temor le ganara y prefiera quedarse en el cuarto pensando en un mejor plan)
Notaba que al mayor le gustaba salir, pero también estar en silencio y leer un libro, escuchar música y pelear con su hermana. Era bueno en los deportes y escuchó que muchas chicas se le declaran.
YoonOh tenía cosas que Jeno deseaba.
Desde lo atractivo que era hasta la bonita familia que tenía.
Jeno tiene una hermana mayor, de la misma edad de YoonOh, pero actualmente nunca pudo ser cercano a ella. La chica había sido mandada a un instituto hacía años y solo podía verla en navidad y año nuevo.
Ella no era mala pero si muy reservada. Cómo mucho lo saludaba y seguía con sus cosas, ya no era como años antes, cuando ambos jugaban o charlaban de alguna tontería, causándole bonitos recuerdos a Jeno.
No..su hermana ya no era la misma y eso lo hizo sentirse aún más solo.
La chica parecía ignorarlo a veces. Eso le dolió la primera vez, cuando quiso hablar con ella pero le respondió que estaba ocupada en cosas más importantes.
Tampoco insistió mucho en seguir, su padre le había aclarado que su hermana había madurado y no tenía que molestarla con su presencia.
¿Y si YoonOh pensaba así de él?
---- ¿Vienes?
---- no..- negó con su cabeza -
Se había acobardado, se arrepintió de sus anteriores palabras. La inseguridad floreció en él.
La sonrisa de YoonOh se borró un poco.
---- de acuerdo..- se puso de pié y limpio sus manos en el pantalón - vuelvo en unos minutos..
"Arruinado otra vez.."
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