Regalo
Steve llegó muy entrada la noche al hotel, llevaba consigo un portafolios con varios papeles que tendría que revisar esa noche antes de terminar de cerrar el trato de inversión con unos accionistas, en su mano se encontraba el contrato de compra venta del inmobiliario recién adquirido y parecía que su ojos enfocados en las letras pequeñas de ese papel no cambiarían de dirección hasta haber leído la más mínima clausula, así fue cómo pasó de largo el comedor pero con el rabillo del ojo logró distinguir una figura que le hizo detenerse en seco y volver sobre sus pasos. Encontrándose así una vista que le pareció de lo más exquisita y maravillosa.
—Linda corbata...— dijo casi embobado viendo a Tony sentado en una silla del comedor con las piernas cruzadas una encima de la otra apoyadas sobre la mesa, en una pose sumamente sexy vistiendo únicamente la corbata.
—¿Te gusta? Qué bien, porque es un regalo para ti...— habló Tony con voz sensual, haciéndose el desentendido al ver como Steve se acercaba a paso firme hacia él, dejando tirado en el suelo su costoso portafolios y su valioso contrato.
—¿Podría ser otro mi regalo?— Steve, tomó por la corbata a Tony, deslizándola hacia arriba por el cuello para quitársela.
—¿Qué más quieres? Este trozo de tela costó un dineral...— La voz de Tony era cada vez más y más sensual, cada palabra, por muy insignificante que era, para Steve significaba una oleada de emociones en su cuerpo.
—Te quiero a ti, Tony...— Dijo seguro tomándolo por el rostro con ambas manos acercándose a él, tanto que podía sentir su propio aliento chocar contra los labios contrarios, suspiró sintiéndose extasiado por la cercanía de sus rostros y sus labios, lo deseaba. Deseaba besarlo. Rozó su nariz con la contraria, Tony sintió en su cuerpo un leve escalofrío que lo obligó a abandonar su pose despreocupada acomodándose mejor en la silla y bajando por fin sus pies de la mesa. –Dios. Tony, eres...— el comentario murió en la garganta de Steve, vio fijamente esos ojos color chocolate que últimamente se estaban volviendo su perdición, Tony hizo lo mismo con los azules sintiéndose perder en esa profundidad. Sus toques eran tan intensos, era extraño sentirse así con alguien a quien se supone acababas de conocer.
—Steve, dime otra vez lo que quieres...—
—A ti...— respondió sin pensarlo.
Tony no lo soportó más y se abalanzó sobre Steve, abrazándolo por el cuello escondió su rostro en este para evitar así la tentación de besarle, eran tan fuertes sus ganas que no estaba seguro de soportarlo por más tiempo. Repentinamente su cuerpo se encendió con un calor interno tan intenso que solo deseaba apagarlo en los brazos de Steve.
Steve en un rápido movimiento lo tomó por la cintura, levantándolo del piso lo obligó así a aferrarse de su cuerpo con las piernas enrolladas alrededor de su cadera. Caminó casi sin equilibrio hasta estamparlo contra una pared. Tony gimió, pero lejos de dolerle ese movimiento le pareció de lo más erótico.
—¿Cómo vas a follarme si aún estás vestido...?— le dijo Tony al oído, con voz ronca y suave, mandando descargas por toda su espina dorsal, completando el comentario con una suave mordida en el lóbulo de la oreja y un beso casi imperceptible en el cuello.
—Quítamela— prácticamente ordenó Steve.
Tony ni lento ni perezoso tomó la chaqueta del rubio, despegándolo así un poco de su cuerpo, teniendo un equilibrio sorprendente Steve lo sostuvo contra la pared y su cadera, usando solo una mano a la vez para lograr quitarse la molesta prenda y al mismo tiempo Tony aprovechó para arrancar los botones de esa camisa quitándola junto con la chaqueta. Rápidamente Steve desabrochó sus pantalones bajándolos por completo levantó primero un pie y luego otro para tirarlos hacia algún lugar que, en el momento, no importó.
La posición parecería incomoda, pero con la increíble fuerza de Steve y la agilidad de Tony se volvía una completa pose de placer.
Steve tomo las nalgas de Tony entre sus manos separándolas un poco y apretándolas entre sus dedos, logrando con eso sacar gemidos del contrario. Atacó instintivamente el acanelado cuello, besándolo con desesperación, mordiéndolo suavemente, siguiendo el camino de besos hasta sus mejillas, regresando a los hombros y de nuevo al cuello, era una tortura no poder besar esos labios, lo más cerca que pudo estar fue depositando un beso sobre el mentón del menor, para luego morderlo con suavidad.
Rogers chocó su cadera contra la de Stark, frotando ambas entrepiernas, sacándole en el proceso suaves suspiros, haciendo que Tony también empezara con un movimiento de caderas buscando más contacto, sus manos deslizándose por todo el cuerpo de Steve, aferrándose a su espalda con las yemas de sus dedos, y con sus piernas apretando las caderas contrarias para no caerse. Steve deslizó el cuerpo de Tony hacia abajo, subió sus manos por los costados del menor, tocando sin mucha delicadeza todo el cuerpo a su alcance. Tony bajó una de sus piernas tocando por fin el suelo con la punta del pie, quedando todavía una pierna elevada a la altura de la cadera del rubio, Steve deslizó su mano por toda esa pierna, sosteniéndola y sin detenerse comenzó a acariciar el muslo hasta llegar a apretar una de sus nalgas. Con su otra mano agarró firmemente las muñecas de Tony elevándolas por encima de su cabeza inmovilizándolo en el acto.
Se vieron fijamente a los ojos por un momento, con la respiración agitada. Dejando expuestos sus sentimientos con tan solo esa mirada.
—¿Que estás esperando Steve? Fóllame, soy tuyo, soy tu regalo— Aunque no lo quisiera decir así, eso fue lo que salió de la boca del Tony.
Por otro lado, ningún comentario salió de la boca de Steve, mas sus ojos solo se dirigían a esos labios ¿Era demasiado pedir un beso? Jaló a Tony hasta la cama, donde sin mucha delicadeza lo arrojó sobre el colchón dejándolo tumbado boca abajo.
—Serás mío, pero no como mi regalo— Tony intentó girarse para encarar al rubio, pero antes de poder hacerlo Steve ya estaba sobre su cuerpo, rozando su pecho contra la espalda del castaño, enterrando su rostro en el cuello contrario respirando agitado, casi no podía reconocer en ese hombre. Al tímido Steve que conoció hace un par de días. Las manos de Steve se abrazaron al abdomen de Tony, bajaron hasta la pelvis, la cual tomó para elevarle el trasero y rozarlo contra su ya muy despierta erección cubierta por la tela de la ropa interior. Steve se incorporó, observando esa suave espalda y esa cadera en un ángulo perfecto para lo que iba a continuación. Sin detenerse a pensarlo Steve apretó con sus manos nuevamente ese redondo trasero, lo masajeó, escuchando embelesado todos los casi obscenos sonidos que salían de la boca del menor, pasó unos segundos así hasta que le dio una sonora palmada en una nalga.
—¡AAAH! ¡¡Steve!!— gritó Tony girándose de inmediato encarando al rubio con evidente expresión de sorpresa.
—Lo— Lo siento, eso estuvo mal, me pasé de la raya... no sé qué me pasó— Steve intentó disculparse en el instante viendo como Tony se sobaba la zona con ambas manos. Tony no podía creer que ese hombre tan tierno frente a él era el mismo que hace unos instantes lo había nalgueado. Entonces una idea descabellada cruzó por su mente: ¿En serio puedo lograr que Steve pierda así el control conmigo...?
—Steve...— gimió el nombre del rubio.
Entonces movido por su curiosidad innata, decidió comprobar su teoría. Llevo una de sus manos a su miembro tocándolo con descaro ante la atenta mirada del rubio, condujo su otra mano hasta su boca, metiendo tres de sus dedos en esta lamiéndolos de manera sugerente hasta dejarlos completamente empapados de su saliva, su otra mano que hacía el trabajo de masturbarlo, subía y bajaba desde la base hasta la punta, deteniéndose en el glande masajeándolo suavemente y bajando de nuevo, lento, mostrándole a Steve todo lo sensual que podía ser. Separó sus piernas mejorando la posición, gimiendo una y otra vez aún con los dedos en su boca. Steve no reaccionaba más que para tocarse él mismo por encima de la ropa interior que aún conservaba. Entonces Tony, sacó sus dedos de su boca haciendo un sonido por la presión liberada, los dirigió hasta su entrada, acariciándola primero para luego introducir un primer dígito en la cavidad.
—¡OH SÍ! Steve, nnh... aah...— movió su cadera buscando introducir más ese dedo, abrió con cuidado su entrada dándole lugar a un segundo dígito –aaah~— los gemidos eran cada vez más fuertes y los movimientos más rápidos, su mano sobre su pene subiendo y bajando a un ritmo casi perfecto junto a sus dedos y entonces un tercer dígito entro en esa estrechez –¡¡Eres tan grande!! Oooh sí, más— Tony hablaba como si Steve estuviera ya penetrándolo, mientras este solo disfrutaba del espectáculo con su miembro ya libre del molesto bóxer, que, si se detenía a pensarlo, no sabría decir en qué momento se quitó su única prenda.
—No más....— diciendo esto con voz sumamente ronca Steve saco los dedos de Tony de un solo tirón, colocándose esta vez entre sus piernas, de una sola estocada entró por completo en Tony.
—¡¡OH DIOS SÍ!!— Tony arqueó su espalda con completo placer, al sentirse tan lleno por Steve —¿Qué tanto pierdes el control conmigo?— preguntó con dificultad, escuchando un sexy gruñido por parte del otro que se detenía con sus brazos a ambos lados del cuerpo de Tony y manteniendo cerrados los ojos disfrutando de la sensación de calidez de su interior.
—No tienes ni idea...— respondió Steve en voz baja abriendo los ojos viendo intensamente a los de Tony.
Movió su cadera saliendo solo un poco para volver a entrar con fuerza, Tony separó aún más sus piernas, Steve se incorporó nuevamente y viendo desde arriba al castaño tomó sus piernas elevándolas hasta la altura de sus hombros, giró su rostro para encontrarse con una de esas piernas y la besó delicadamente, seguido de una sensual lamida. Tony ahogó un gemido y movió su cadera hacia adelante auto penetrándose solo un poco más, así Steve empezó un lento vaivén que poco a poco adquiría rapidez y fuerza. El castaño acercó su mano a su propia entrepierna para atenderla, masturbándose nuevamente, mientras Steve adquiría un ritmo perfecto en las embestidas.
De un momento a otro las posiciones cambiaron y ahora Tony estaba a horcajadas sobre Steve, deteniéndose con sus manos en el fuerte pecho del rubio, subiendo y bajando con fuerza sobre esa gran erección, Rogers agarró nuevamente esas nalgas que tanto le gustaban entre sus manos, Tony ya sabía lo que esperar, le sonrió cómplice y asintió levemente con su cabeza en señal de aprobación solo eso bastó para que Steve las separara un poco para luego apretarlas volviendo más estrecha su entrada logrando maravillosas sensaciones. En todo momento sus miradas estuvieron conectadas, segundos después Steve no lo soportó más y le dio una nueva nalgada.
—¡Nnh, sí baby! Puedo acostumbrarme a esto— dijo gimiendo al final, le encantaba sentirse dominado por ese rubio, pero jamás se lo diría.
—Tony, eres tan hermoso— las palabras cariñosas que habían sido olvidadas en algún momento de la lujuria volvieron acompañadas de una mirada cargada de algo parecido al amor bailando en las pupilas de Steve. Tony temió a esa sensación que le comprimía el corazón cuando Steve tenia esos detalles para con él –Quédate conmigo, no me dejes, no lo hagas...— y entonces la bomba de emociones estalló en el rostro de Tony, todo movimiento cesó y sintió como si un tren, un camión y un submarino le pasaran por encima en ese momento, quiso llorar de emoción y decirle que jamás se iría de su lado, que lo había logrado, se había enamorado de él de una forma que nunca creyó posible, que su piel ahora estaba marcada no solo físicamente por él, sino con un significado más profundo, quiso decirle tantas cosas. Pero su boca no dejó salir ni una sola de esas palabras en cambio sonrió con un gesto rayando en lo sarcástico.
—Todo acabará el sábado, pretty boy...— Steve no dijo nada más, tomó a Tony por las caderas lo alzó levemente y lo penetró con fuerza innecesaria.
—¡¡Argh!!— jadeó Tony arqueando la espalda y echando la cabeza hacía atrás, las lágrimas se agolparon en sus ojos y se auto convenció que esas lágrimas eran del placentero dolor que acababa de sentir, no por la tristeza que lo embargó de repente al saber que Steve aceptaba sin rechistar lo que acababa de decirle –Más fuerte— pidió en una dolorosa súplica –Por favor Steve... hazlo más fuerte...— Las lágrimas de Tony estaban a punto de salir sin permiso. Steve, a pesar de todo, también se sentía vacío en ese momento, aun así, obedeció y le embistió con más fuerza. Terminando por fin con un orgasmo que si bien los dejó satisfechos no los dejó con un buen sabor a ninguno de los dos.
El cuerpo lánguido de Tony cayó a un lado y de espaldas hacia el rubio. Steve lo abrazó con cariño, pensando que lo mejor era hacer como que nada había ocurrido, el sexo era lo que los unía después de todo. Tony no renegó por el abrazo y aferró su cuerpo al otro.
—¿Cuánto tiempo estuviste esperándome desnudo en esa silla?— La pregunta de Steve fue sobre todo para disipar el terrible ambiente frío que se instaló entre ambos. Tony sonrió y prefirió acomodarse mejor entre los brazos de su increíble amante.
—Solamente fueron un par de horas, pero por ti esperaría mucho más que eso— Con cuidado se movió para quedar frente a frente con Steve, viéndose a los ojos algo maravilloso se formaba entre ellos. Esa extraña química que los envolvía, era como saber que todo su ser estaba destinado a pertenecer a Steve, totalmente y sin reservas y lo que más le asustaba era que, de cierta forma, sabía que ese hombre junto a él podría llegar a ser completamente suyo en todos los aspectos imaginables.
—Ahora me siento culpable de hacerte esperar tanto— posó su mano sobre la acanelada piel de la cadera ajena.
—Tendrás que compensarme de alguna forma, así que más te vale ir pensando en lo que harás para mantenerme feliz— bromeó Tony, lo que Steve jamás sabría es que bastó una llamada del gerente para avisarle que su amigo acababa de llegar. Tony tenía un muy buen aliado. Gracias Fury. Pensó mientras acercaba su mano al rostro de Steve para acariciar con delicadeza una de las mejillas.
—Tengamos una cita— propuso de repente el rubio.
—¿Ahora?—
—Claro ¿Por qué no?— con falsos ánimos renovados Steve se levantó de la cama aún desnudo, se cubrió su cadera con una oportuna toalla que estaba a punto de caerse del colchón, cogió una sábana limpia de un armario, caminó hacia las enormes puertas del balcón, las abrió y extendió la tela sobre el suelo del balcón, regresó a la cama, envolvió con otra sábana y levantó a Tony al más puro estilo princesa, con sumo cuidado lo colocó en el suelo cubierto por la sábana extendida, entró rápidamente a la habitación, sacó un par de cojines e improvisadamente hizo un colchón en el suelo.
—¿Ésta es tu idea de una cita?— preguntó divertido el castaño que se divertia viendo todo el esfuerzo que hacía el rubio por lograr un ambiente tipo pic-nic nocturno en el alto balcón de un hotel de lujo bajo el cielo nocturno.
—Solo espera...— apagó las luces del cuarto y entonces Tony vio por el balcón hacia la ciudad completamente iluminada. Era precioso —Es lo más cercano a las estrellas— dijo Steve también divertido, sentándose a espaldas de Tony y rodeando su cuerpo con sus brazos. Tony elevó el rostro y coincidentemente vio una estrella fugaz pasar.
—¡¿Viste eso?! ¡Una estrella fugaz!— dijo emocionado. Steve vio hacia el cielo buscando la estrella, sin embargo ya no estaba.
—¿Pediste tu deseo?— el rubio recostó su mentón en el hombro del otro, estaban bastante cómodos con su desnudez sintiendo piel con piel.
—sí
—¿Cuál es?
—No te lo diré bobo ¿No sabes qué sino no se cumplen?
Steve rió ante la ocurrencia. Tony nunca, pero jamás le diría que pidió que nunca llegara el día de despedirse.
La noche era larga y las luces de la ciudad brillantes y tranquilizantes. Pero sin duda lo mejor era fingir que eran una pareja feliz. Quizás algún día su deseo se haría realidad.
—¿Porque no besas los labios?— la curiosidad del rubio fue más fuerte y tuvo que preguntar.
—No lo hago porque eso sería involucrar demasiados sentimientos es muy personal...— la pregunta le tomó por sorpresa, sin embargo, respondió con honestidad.
—Bésame Tony...—
La petición quedó en el aire. Tony fingió no escucharla. Era jueves por la noche. En dos días más toda la magia acabaría tan pronto como empezó.
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¡¡¡¡EXTRA!!!!
Y Hasta aquí un nuevo cap de este ficsito ^^ El más largo hasta este momento XD
cómo siempre, saben que me gustaría mucho saber sus opiniones con respecto a la secuencia de la trama, además que leer sus comentarios siempre me anima a seguir escribiendo y por supuesto a actualizar con mucha más frecuencia :'3
Hay muchas cosas que quiero decir en este apartado.
La primera: Noté, con gran entusiasmo, que el numero de lectores aumentó significativamente en los últimos días :'D por eso quisiera preguntar ¿Cómo se enteraron de la existencia este ficsito?(?) No sean tímidos y dejen sus comentarios ^^
Lo segundo es que, recientemente entré como jueza y parte de la organización de un hermoso concurso para las fans de esta bellísima pareja, así es queridos lectores, ¡un concurso para stoners de corazón! <3 Así que con el siguiente hashtag (#stonycanonmultiworld) podrán encontrar todo al respecto de este concurso.
Para finalizar; Quiero agradecerles de todo corazón por todos sus votos y comentarios que han dejado entre todos los capítulos de esta historia, me sentí tan feliz como una lombriz al leerlos :'3
Muchisisisisisimas gracias por leer hasta el final y por supuesto por continuar fieles a este proyecto :3
Saludos y hasta la próxima actualización!!
XOXO
Rust00
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