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Miedo


Steve permaneció con humor sombrío después de la conversación con Thor. Darse cuenta de que su pequeña burbuja de realidad le había explotado en la cara era sin duda un malestar constante. Sin embargo, con toda la fuerza de voluntad que logró reunir hizo una parada rápida en un edificio de apartamentos bastante lujoso.

Debía hablar con alguien al respecto, su mente divagó entre sus escasos amigos de confianza. Thor obviamente quedaba descartado, Bucky sería su primera opción por sobre todos, sin embargo, considerando que él sería el anfitrión de la velada de esa noche dudaba que su amigo estuviera disponible. Quedaba Clint, uno de sus más recientes amigos, pero que contaba con su absoluta confianza.

Ahora estaba frenético llamando a la puerta del que sabía era el número de vivienda de Clint. Pasando un largo minuto el rubio abrió la puerta después de asegurarse de quién era a través de la cámara de seguridad que estaba en la entrada.

—Steve, amigo ¿Qué pasa? No luces nada bien.

—Tenemos que hablar sobre algo delicado. —Steve no esperó y entró al apartamento. Clint sin verse capaz de rechazarlo se hizo a un lado para darle libre acceso.

—Sabes, yo creo que sería mejor que te calmaras y luego lo hablemos... En la oficina...— Clint intentaba, de la forma más sutil, decirle a Steve que ese no era un buen momento.

—Es que no puede esperar y en serio te necesito...— Con rostro suplicante Steve conmovió a su amigo que no tuvo más remedio que suspirar y asentir con la cabeza.

Steve sonrió aliviado, se dio cuenta hasta entonces que su amigo estaba solamente en ropa interior, alzó una ceja preguntándose si en verdad ese no era un buen momento, amplió más su campo de visión al interior del lugar y allí de pie en el umbral de la entrada de la sala un hombre de cabello castaño café lo observaba sorprendido. Steve dedujo de inmediato la situación al ver al buen Bruce vestido, solo, con una bata blanca de doctor. Seguramente interrumpió a Clint en medio de algo importante. Los colores de ambos llegaron a imitar el de un perfecto tomate maduro. Bruce corrió al interior de una habitación y Steve se dio la vuelta de inmediato, viendo la puerta de madera frente a él.

—Qui...quizás tengas razón... Esto puede esperar.

Murmuró Steve, pero Clint con una risotada y una palmada en el hombro lo tranquilizó.

—Cálmate hombre, el doctor Banner es muy comprensivo.

Steve se giró de nuevo hacia su amigo con una sonrisa tímida, como si con eso buscara disculparse, Clint negó con la cabeza suavemente y lo invitó a sentarse en uno de los cómodos sofás.

—Solo tendrás que esperar un poco, tengo que ponerme algo más decente.

Steve asintió. Poco tiempo después y con la vergüenza difuminada, Bruce llegó junto con Clint a la sala.

—Lamento que tuviera que ver ese vergonzoso espectáculo. — Sonrió Bruce, aunque evidentemente más relajado.

—No se preocupe, más bien pienso que Clint lo incita a hacer este tipo de cosas— Bruce río captando la broma, pero Clint hizo alarde de sus pucheros.

—Cómo sea, no vamos a hablar de nuestros juegos sexuales. Más bien dime que ocurrió para que vinieras aquí tan repentinamente.

Steve suspiró cansado, se llevó una mano a la nuca para masajearse la zona.

—Es acerca de Tony...

Clint abrió los ojos como platos, no se esperaba eso, más bien pensó que se trataría de algo relacionado con sus negocios, compartió una mirada con Bruce y éste pensando que la discreción sería lo mejor en el caso se puso de pie del sillón donde se había sentado.

—Les traeré algo para beber.

—No doctor, quiero que usted también escuche, creo que le concierne saber esto... Además, si lo que creo es correcto, solo usted podrá afirmarlo.

Bruce tragó grueso, levemente asintió y volvió a tomar asiento. Clint lo tomó de la mano para darle ánimo.

                                                                                        (...)

En el hotel Tony seguía preguntándose el porqué de la repentina salida de Steve. Entendía que los negocios eran, quizás, lo más importante en la vida de ese hombre, pero eso no menguaba la preocupación del castaño.

Recién bañado y solo vestido con una bata de baño Tony se dedicó a perder el tiempo viendo la televisión. La ropa que usaría esa noche ya estaba lista, también los posibles conjuntos para Steve estaban colgados en el armario, ordenados por conjunto incluida la corbata a juego. Se arrepintió de haber escogido todo tan rápido y eficiente, sin embargo, su motivación era alejarse de la preocupación de ver a Steve tan alterado después de recibir la misteriosa llamada.

Sus formas de entretenimiento se veían reducidas a ver algún programa televisivo o escuchar música. Llamar a Bruce no era opción pues ya estaba enterado que su amigo pasaba más tiempo en casa de Clint que en su viejo apartamento compartido. No dudaba que en algún momento terminaría por hacer oficial el hecho de vivir juntos como pareja.

Ese pensamiento lo hizo frustrarse al imaginar que estaría solo por su cuenta, de nuevo. En ese momento exacto fue que deseó con todas sus fuerzas que Steve le permitiera quedarse con él todo el tiempo que fuera necesario, así tuviera que ser él mismo el que lo pidiera. Con un gran suspiro cambió el canal de la televisión solo para enterarse que los programas de espectáculos hablaban de una gran fiesta que cubriría en el horario nocturno.

Tony temió que la fiesta de la que hablaban los medios fuera la misma a la que asistirían esa noche.

                                                                                           (...)

Bruce y Clint escucharon con suma atención todo el relato de Steve, advirtió que Thor fue el encargado de desenmarañar parte de la historia. La pareja compartió una larga mirada que a Steve le pareció eterna, hasta que por fin Bruce se animó a responder:

—Steve... Aunque quisiera decirte todo lo que pasó... No soy el indicado, solo puedo asegurarte que Anthony Stark es el chico al que dejaste de buscar mucho tiempo atrás.

Clint guardó absoluto silencio dando a entender que él tampoco diría nada. Steve se sintió impotente y furioso, pero bajo todo eso comprendió que lo único que podía hacer era hablar largo y tendido con Tony.

Se puso de pie y prefirió marcharse del lugar, después de todo, no tenía más que hacer ahí. Clint lo siguió hasta la entrada y antes que su amigo se fuera lo tomó del hombro para llamar su atención.

—No es, ni fue tu culpa amigo...— Clint quiso decirle que seguramente Tony entendería razones, pero eso sería crear esperanzas que no sabía si llegarían a ser ciertas.

La verdad siempre sale a flote, el problema es en que momento lo hace y bajo qué circunstancias...

                                                                                       (...)

Thor terminaba de acomodarse su finísimo traje de gala, vio la hora en su lujoso reloj de marca reconocida y suspiró al ver que poco a poco se hacía tarde para salir, se sentó en un sofá y se dedicó a esperar pacientemente... tan paciente cómo puede un hombre que lleva más de dos horas esperando. Pero era Loki, sabía que no tardaría menos de dos horas y quince minutos.

Sin embargo, saber ese detalle no disolvía su paciencia, se levantó y caminó hasta la habitación del pelinegro, viéndole sentado frente a un espejo aún en bata de baño peinándose con toda calma el cabello.

—Loki, llegaremos tarde...— intento Thor persuadirle para que terminara de vestirse de una vez.

—No molestes Thor— quiero verme perfecto. Protestó el azabache mientras continuaba con su ritual de belleza.

Thor suspiró, rodó los ojos y volvió a su puesto inicial, el sofá... esperando nuevamente.

Eso le dejó tiempo de sobra para meditar acerca de los acontecimientos del día. Se sintió verdaderamente mal por Steve, pero al mismo tiempo sabía que era lo mejor que podía pasar. 

Según Loki había dicho, lo peor era vivir en una mentira, quizás la verdad era lo que Tony necesitaba después de todo ese tiempo, deseaba no equivocarse.

                                                                                          (...)

Steve llegó por fin al hotel ya pasada la tarde, la fiesta estaba programada para dentro de tres horas, se sintió culpable por abandonar todo el día a Tony, pero no contó con que, después de tantos años, concluiría la búsqueda que Howard inició.

El Lobby del hotel estaba callado como siempre, con la gente que solo entraba a pedir las llaves de sus habitaciones reservadas previamente, al ser un lugar bastante caro, mucha gente común pasaba de él. Steve ni siquiera se acercó al despacho, sus pies se dirigieron de inmediato al ascensor, quería llegar lo antes posible al Pent-House, estaba seguro de que al entrar ni siquiera se detuvo a corresponder el agradable saludo del portero, pero todos sus sentidos estaban enfocados en Tony, entonces un pensamiento cruzó por su cabeza: ¿Me odiará Tony después de esto?

Un escalofrío de miedo le recorrió el cuerpo y en un acto cobarde y egoísta se dijo a sí mismo que la verdad puede esperar.

Puso su mejor sonrisa cambiando de inmediato su semblante. Sabía que la situación no le llevaría a nada grato, pero necesitaba tiempo para... ¿Para qué? ¿Investigar más a fondo ese relato que le dio su amigo? Sí, esa era una excusa válida. Cuando realmente en su interior lo hacía para no sentirse despreciado por Tony.

Pero ¿Por qué no quería su rechazo?

Steve siempre fue lento en entender los sentimientos de las personas, eso incluía los suyos propios, o más bien intentaba negar lo obvio, estaba completa e irremediablemente enamorado de Tony.

No quería perderle, más que eso, temía perderle...

El "ding" del ascensor lo trajo de vuelta de sus pensamientos, escuchó al chico encargado de los controles decirle algo, que no le importó, se movió rápido hasta la puerta que le correspondía, abrió, entró y caminó por el lugar buscando al castaño, su corazón latió con fuerza al ver a Tony sentado en el silloncito de la sala riendo con una película vieja de comedia. Le encantaba ver como con esas pequeñeces Tony se veía feliz.

—Creí que ya estarías listo— Habló haciendo que por fin el chico le prestara atención a él en lugar de la televisión.

—¡Oh! Es que esperaba que volvieras, quiero saber qué te parece mi elección. — Tony se levantó rápido del sillón, corrió a la habitación y volvió con dos trajes colgados de ganchos. Steve lo observaba sintiendo un calorcito agradable inundarle el pecho.

—Es perfecto...— Dijo refiriéndose al chico frente a él, sin embargo, Tony pensó que hablaba de la ropa, sonrió complacido por la respuesta.

Steve se acercó a él, con cuidado le quitó los trajes de las manos, los colocó en la bracera del sillón y estrechó entre sus brazos a Tony, un abrazo en el que apoyó su peso sobre el menor deseó poder fundirse en él.

—¡Wow! ¿Qué sucede? — Tony correspondió el gesto como pudo al tener los brazos atrapados entre los de Steve. Sentía su respiración pesada sobre su cuello y se asustó pensando que seguramente algo malo pasaba.

—Perdóname...

Tony escuchó claramente esa disculpa, pero pensando erróneamente que se disculpaba por haberlo dejado todo el día solo, sonrió lleno de ternura.

—Tranquilo, ya estás aquí...

Sin decir nada más las manos de Steve viajaron hasta el nudo que mantenía la bata de Tony en su lugar, lo soltó y dejó caer la prenda sobre el suelo.

Tony suspiró suavemente al sentir el frío del aire acondicionado tocar su piel desnuda, Steve continuó con su propia ropa, lento, dándole a Tony el tiempo necesario para observarlo con atención.

Los besos no tardaron en llegar, primero un roce de labios, algo más intenso haciendo uso de sus lenguas y después los labios de ambos viajando por todo el cuerpo ajeno.

Tony lo aceptó, porque después de todo, el sexo era lo que los mantenía unidos. ¿O no?




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Hola a todos! ^^

Muchísimas gracias por leer, y agradecimientos especiales a las personas que están muy al pendiente de las actualizaciones <3

Cómo siempre,

Ahora, para compensar la espera, haré todo lo posible para subir el siguiente capítulo la otra semana~ 

<3 <3 <3

Hasta la próxima!
XOXO
Rust00 

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