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25. Fin.

El sol se colaba a través de las cortinas, inundando el dormitorio con una luz cálida, permitiendo que incluso pequeños rayos de sol danzaran levemente sobre sus pieles, brindándoles una tenue calidez. 

El suave sonido de la respiración de Sunghoon llenaba el espacio. Sunoo, aún medio dormido, abrió los ojos levemente encontrándose al platinado a su lado, profundamente relajado, con un brazo descansando sobre su cintura. Una sonrisa se formo en su rostro mientras se permitía apreciar cada uno de los detalles del rostro del contrario: el mechón rebelde de su cabello que nunca estaba donde se suponía que debía estar, la ligera curvatura de sus labios, los pequeños y bonitos lunares que descansaban en su rostro y la tranquilidad que irradiaba su expresión.

— ¿Siempre tienes que lucir bien, incluso cuando duermes? —Susurró con ternura apartando con suavidad aquel mechón rebelde, sin esperar respuesta alguna.

Sunghoon musitó algo inaudible al tiempo que abría lentamente sus ojos. Al encontrarse con aquellos ojos color avellana sobre el, sonrió ampliamente logrando que el corazón del pelirosa latiera más rápido.

— Solo si tú eres el que me está mirando.

Sunoo frunció el ceño abriendo levemente la boca. —Tú. —Musitó poniendo su mano sobre el pecho del platinado de manera acusatoria. —Otra vez, fingías dormir.

La corta risa de Sunghoon retumbó en el silencio y calidez de la habitación. Inclinó su cuerpo levemente hasta llegar al menor, dejando un suave beso casto sobre sus labios, separándose levemente y observándolo con una leve sonrisa en sus labios. —Buenos días, Sun.

— Buenos días, Sung.

Pese a que dormir es una necesidad básica y fisiológica que cualquier ser vivo necesita cumplir, y, que probablemente, no posea mayor cosa especial más allá del descanso que se obtiene al hacerlo. Sintió que todo cambió al dormir junto a la persona que rondaba sus pensamientos la mayor parte del día y lograba que su corazón latiera con tanta devoción, le resultaba más que fascinante.

Sunghoon antes solía dormir por tiempo extendido, pero, nunca había sentido realmente un descanso después de hacerlo, nunca fue así, hasta que empezó a hacerlo con Sunoo. 

Habían muchas cosas que le gustaban de aquella actividad que realizaban en conjunto: Le gustaba como el pelirosa se colaba entre las cobijas y pegaba su pequeño cuerpo al suyo en busca de calor, adoraba la forma en la que su brazo funcionaba como una almohada para el menor, le causaba ternura como el pelirosa solía removerse por un par de minutos en la cama hasta encontrar la mejor posición para dormir, le gustaba rodear la cintura del menor con su brazo libre, le aliviaba cerrar los ojos sintiendo el especial aroma que desprendía el pelirosa, pero, sobre todo, su parte favorita quizá, era la imagen que veía al abrir sus ojos por primera vez en el día: Sunoo.

Era sencillo, todo siempre terminaba siendo mejor si involucraba a aquel bonito chico que tenía como novio.

— ¿En qué piensas? —Cuestionó curioso el menor acariciando levemente el cabello del platinado. 

— En que me gustaría parar el tiempo en momentos como este. —Respondió Sunghoon con simpleza, sin ser consciente de todo lo que ocasionaba en el pelirosa. —¿Y si mejor nos quedamos aquí y así? —Ofreció haciendo más fuerza en el agarre que mantenía en la cintura del menor, acercándolo un poco más a él.

Sunoo sonrió ampliamente bajando su mano hasta la mejilla del platinado. —No, cariño.

— Solo serán cinco minutos más. —Acordó el platinado cerrando los ojos haciendo caso omiso de la respuesta del menor.

Sunoo lo observó fingiendo una mueca de indignación. —No, nada de eso. Tenemos un día ocupado y presiento que en cualquier momento, aparecerán Jay y Heese para arrastrarnos hasta allí.

Sunghoon abrió los ojos separándose un poco del menor para estirarse. Buscando la voluntad necesaria, que no tenía, para abandonar su cama y por consiguiente, al pelirosa.

— Está bien. —Suspiró de forma dramática llamando la atención del menor. —Es más sencillo decir que detestas dormir conmigo, en vez de, utilizar a ese par de excusa. —Bromeó apartando las cobijas de su cuerpo como un acto de iniciativa para empezar el día y salir de su cama.

Giró nuevamente su cabeza en dirección al pelirosa, a quien encontró con los brazos cruzados recostado sobre el espaldar de la cama.

— ¿Qué? —Preguntó fingiendo inocencia.

— Nada, solo me preguntó como alguien puede verse tan perfecto y ser insoportable a la vez.

— Talento innato, mi bonito, talento innato. 

La carcajada dl pelirosa llenó la habitación. —Claro que sí, cariño, tienes un gran talento.

Sunghoon sonrió tras percibir el sarcasmo en el tono del menor.

Se levantó lentamente de la cama y caminó hasta el armario de su habitación en busca de un suéter para usar durante su estadía en la cocina para preparar el desayuno. —También soy talentoso en otras cosas. —Musitó dándose la vuelta para volver a conectar su mirada con la del menor. —Cuando quieras, te enseño.

La reacción de Sunoo fue casi inmediata. Una de las diversas almohadas que adornaban su cama, impactó contra su pecho causando que una risa brotará de sus labios.

— Cállate. —Pidió el menor levantándose de la cama en un intento de resguardarse en el baño, buscando no dejar en evidencia lo coloradas que estarían sus mejillas. 

— Ya, ya. —Musitó Sunghoon volviendo su vista al armario, para no perturbar al menor. Aunque ciertamente adoraba ver como sus mejillas se coloreaban de un color carmesí y su lado defensivo salía a flote. —Tendré listo tu café cuando salgas del baño.

— Gracias Sung. —Sonrió el menor desde el marco de la puerta. —No tardaré, lo prometo.

Le creería, realmente lo haría, si no fuera porque en las anteriores veces que se había bañado en su apartamento, el pelirosa solía tomarse de 15 a 20 minutos en el baño.

Solía llamar a la puerta en el minuto 15, con la única intención de molestar al menor, diciéndole que entraría al baño solo para asegurarse de que estaba bien, como respuesta, la llave de la regadera era cerrada de inmediato y un "No te atrevas", era pronunciado desde el interior, causándole ternura momentánea. 

Nunca entraba al baño, pero, el menor siempre reaccionaba de tal forma y eso le divertía.

──── ∗ ⋅◈⋅ ∗ ────

Sunghoon sintió que el día había amanecido más brillante de lo normal, o, al menos fue eso lo que sintió al estar frente al espejo de su habitación acomodándose el puño de su camisa.

Sunoo estaba detrás de él, luchando con la corbata desaliñada que minutos antes se había puesto. Aunque usualmente llevaba traje por su trabajo, aún no era el más experto con los nudos, por lo menos, no con el que implicaba ir sobre su corbata.

— Solo deja que te ayude a hacer el nudo. —Pidió el menor, con una falsa exasperación que no era capaz de ocultar la sonrisa que yacía en su rostro.

— Puedo hacerlo, solo tengo que arreglarla un poco y estará perfecta.

— Que extraño concepto de "perfecto" tienes. —Musito el pelirosa descansando su cabeza sobre la espalda del platinado. —Te ves fatal así.

— Gracias bonito, yo también creo que luzco genial.

Sunoo rodeo el cuerpo del mayor y se posicionó frente a el, sonriéndole con una falsa dulzura. —Te verás aún mejor si me dejas ayudarte con el horrible nudo que has hecho.

Sunghoon iba a rechistar pero el sonido de la puerta de su apartamento abriéndose, llamo por completo su atención.

Sabía perfectamente de quién, o, mejor dicho, quienes se trataba. En ocasiones, se arrepentía de haberles dado una copia de las llaves porque interrumpían en su apartamento sin previo aviso.

— ¡Familia, llegamos! —Aviso Jay desde la sala del apartamento como si no fuera evidente su presencia en el pequeño apartamento.

Heeseung dejó sobre la mesa la bolsa que contenía una diversa oferta de panes. En ocasiones, llegaba con cosas inesperadas como esas. Decía que era de mala educación visitar una casa ajena, con las manos vacías.

— ¡Increíble! —Exclamó Heeseung entrando a la habitación donde estaba la pareja debatiendo sobre lo que harían con la corbata. —Otra vez, perdiendo el tiempo con la corbata.

Jay se recostó sobre el umbral de la puerta cruzando los brazos sobre su pecho. —Estamos listos hace más de 40 minutos, mientras que, ustedes están perdiendo el tiempo.

Sunoo, aún aferrado a la corbata y teniendo las manos del platinado sobre las suyas, giró levemente su cabeza en dirección a los dos jóvenes. —Quiere salir con ese nudo mal hecho. ¿Les parece bien?

Heeseung sonrió divertido por la escena. —Sung, no seas caprichoso y deja que Sunito te ayude con tu corbata.

El platinado chisto bajando levemente sus manos, como una señal de rendición ante la pequeña e infantil lucha que se había creado, reacción que causó que el pelirosa sonriera como si de un niño pequeño se tratará.

— ¿Quieres manejar hoy o prefieres que los llevemos? —Inquirió curioso Jay mirando de reojo su reloj, ya iban tarde por un par de minutos, no quería estresarse, pero con la impuntualidad de sus amigos le costaba no hacerlo.

Llevaba dos semanas sin el cabestrillo soportando su brazo. Finalmente, había terminado sus terapias de recuperación y su brazo ya se encontraba bien, pese a ello, sus amigos seguían siendo considerados con él, aunque ya no lo necesitará.

Sunoo terminó de alisar con ayuda de sus manos la corbata del platinado, sonriendo con orgullo al ver el perfecto nudo que había hecho. Era la primera vez que podía ayudar al mayor con ello y que lo apreciaba luciendo su característico traje.

Sabía que estaba nervioso aunque intentará ocultarlo con bromas y palabras livianas, pero, conocía perfectamente que el mayor estaba ansioso. Era la celebración de la ceremonia de graduación y reconocimientos en la agencia. Le había explicado que era un evento muy importante que ocurría cada año, dando paso a la graduación de jovenes formados para ser nuevos agentes y el reconocimiento por el trabajo de los agentes activos.

Incluso él estaba emocionado por asistir a un evento de tal magnitud y conocer un poco más de Sunghoon en su faceta como agente federal, de hecho, no solo de él, sino también de Heeseung y Jay, quienes aunque tenían personalidades tranquilas y divertidas, también eran agentes experimentados.

Observó con alegría a Sunghoon, quien parecía estar pensando sobre si manejar o simplemente subirse en el auto de Jay y dejar que los llevará. Sabía que manejar lo ayudaría a dispersar sus pensamientos y quizá lo relajaría.

— Gracias Jong, pero, hoy manejaré.

El rubio asintió posando vagamente su mirada en Heeseung, quien estaba mostrándole alguna imagen divertida o vergonzosa a Sunoo, quien estaba igual de entretenido en la pantalla del artefacto. —Entonces, ya vámonos.  

— No seas aguafiestas, Jay. —Se quejó Heeseung sin dedicarle una mirada, le gustaba retarlo, pero, en ocasiones si le asustaban las miradas que le daba el rubio. —Tenemos perfectamente el tiempo justo.

Sunghoon subió lentamente sus cejas, pareciendo recordar algo. —Olvide que tengo que pasar primero por el taller. —Bajo el tono de su voz al recibir la fría mirada de Jay.

— Los odio. —Musitó Jay por lo bajo. —Al único que llevaré será a Sunoo. Ustedes dos, pueden tomar un taxi o fortalecer sus músculos caminando hasta allí. —Avisó desapareciendo por la puerta de la habitación.

Heeseung rió apagando su celular y siguiendo al rubio.

— Bromea, ¿verdad? —Inquirió divertido Sunoo, intentando confirmar que realmente era una broma.

Sunghoon lo observó sonriente tomándolo de la mano para entrelazarlas. —Bonito, es hora de irnos. —Avisó dirigiéndose hacia la puerta.

— Entonces, no bromea. —Concluyo el pelirosa siendo arrastrado por el mayor.

— ¡Sung, vamos! de verdad se fue. —Contó el mayor en medio de un grito leve desde el umbral de la puerta principal. —¡Jongseongie, espéranos! —Exclamo apresurándose a bajar las escaleras corriendo, sus deseos estaban lejos de ir caminando hasta la agencia.

──── ∗ ⋅◈⋅ ∗ ────

Estar de nuevo en la agencia portando su característico traje que lo identificaba como un agente federal, había causado en él un sinfín de sensaciones y emociones que no había podido identificar a la perfección.

Los bellos de su brazo estaban erizados por los nervios que se escapaban de sus poros. En medio de la ceremonia, en algún punto, le informarían si podría continuar o no manteniendo su puesto, o, si definitivamente sería despedido.

Su licencia por un mes había llegado a su fin. Ya no tenía comprometido su hombro y ya era nuevamente un hombre completamente funcional para realizar su trabajo, incluso tenía una especie de certificado de su terapeuta, donde testificaba que podía llevar a cabo su trabajo porque su salud mental no era un impedimento.

Al recorrer el pasillo iluminado por aquella luz tenue, que, tiempo atrás solo lograba deprimirlo más, detuvo su caminar frente a las paredes perfectamente alineadas, donde yacían las fotografías de los agentes caídos en servicio. Cada foto tenía una placa con el nombre, el cargo y una pequeña dedicatoria al agente. 

Se detuvo frente a la fotografía de Jungwon. La imagen mostraba sus característicos ojos y la tenacidad que guardaban. Se quedó en silencio, observándola con una melancolía que lo envolvía.

— Aquí está Jungwon. —Rompió el silencio, girando levemente su cabeza para encontrarse con los ojos del pelirosa sobre el, lo miraba atento regalándole una leve sonrisa de boca cerrada y sosteniendo con suavidad su mano.

Apretó levemente la mano del menor y volvió su vista a la fotografía. —Era alguien especial con un talento innato, con una bondad que no podías ignorar y una energía desbordante. Siempre era muy correcto con todo, y, destacaba porque su forma de pensar, actuar e incluso liderar, era totalmente diferente y especial.

Sunoo escuchaba atento sin quitar la mirada de la fotografía. Anteriormente, había visto a Jungwon en diversas fotografías que dejaban ver un poco de lo que era como persona. El día en el que Sunghoon le hablo de él, aprendió mucho del joven aunque no lo conoció y entendió porque todas las personas le guardaban tanto cariño y lo extrañaban con la intensidad con la que la hacían.

— Su mirada aquí es muy profunda, deja ver lo profesional que era. —Comentó el pelirosa detallándola nuevamente. —Que dualidad, en las fotografías que me mostraste antes, se veía su inocencia y sus ojos eran muy inocentes.

— Exacto, esa era su esencia. Era muy inocente y amable, pero, cuando se trataba de trabajo, cambiaba por completo y confiarle tu vida resultaba ser muy fácil. 

Sunghoon se tomo un instante para respirar y girar a ver al pelirosa. —Desde que te conocí, pensé que hubiera sido increíble que se conocieran. —Confesó atrayendo la mirada curiosa del pelirosa. —Ambos tienen esa mezcla de inocencia y rebeldía, esa chispa que hace que todo parezca posible y haya esperanza.

Sunoo sonrió. —Me hubiera encantado conocerlo, parece que dejó una marca en todos los que lo conocieron. —Aceptó volviendo su vista a la fotografía.

El pelirosa tocado por las palabras, volvió a hablar. —Sung, realmente creo que Jungwon estaría orgulloso de tí, de ver todo lo que has hecho y lo que estás logrando ahora. Se que tu lo quieres mucho, pero, estoy seguro que Jungwon también lo hacía y le encantaría saber que estás bien viviendo tu vida, recordándolo con tanto amor.

Sunghoon desvió la vista del menor por un instante, intentando luchar contra la emoción que sentía en el momento, pero, sin esconderla del todo.

— Me hubiera gustado decirle en ese momento que lo quería y haberle agradecido por todo, en vez de, pedirle que no hablará. 

Sunoo notó de inmediato el cambio en el tono del platinado. Apretó levemente su mano para llamar nuevamente su atención haciendo que sus ojos se conectarán.

— Sung. Creo que él ya lo sabía incluso sin que se lo hayas dicho aquel día. —Hablo suavemente girando su cuerpo para verlo mejor. —Lo más bonito es que lo sigues llevando contigo, no como una carga que te lastima, sino, como una parte que te hace ser quien eres y es la forma más bonita de honrar a alguien.

Antes de que Sunghoon pudiera responder a las cálidas palabras de Sunoo, volvió a escucharlo hablar, está vez, dirigiendo su vista y atención a la fotografía de Jungwon.

— Jungwon, hola. Soy Sunoo. Lamento que no hayamos podido conocernos en otras circunstancias, pero, quiero que sepas que, puedes estar tranquilo. Cuidaré de Sunghoon y prometo que lo mantendré fuera de problemas, o, eso intentaré. —Aclaro sonriendo levemente. — Te recordaremos siempre.  —Musitó sonriendo levemente.

Sunghoon sonrió conmovido por las palabras de Sunoo. Una sensación de alivio lo confortó de inmediato, como si algo dentro de el se acomodará en su lugar. Quizá era su corazón sintiéndose en calma, el ardor en su garganta que no lo dejaba hablar desapareciendo o el nudo que se formaba en su pecho quitándole el aire, finalmente abandonandolo.

— Gracias Sun. —Agradeció deshaciendo el agarre de sus manos para llevar su brazo hasta el hombro del menor y atraer su cuerpo al suyo. Necesitaba sentirlo cerca porque los escasos centímetros que los separaran, le parecían eternos.

Con su vista aún en la fotografía, volvió a hablar. —Puedes creer que con su inocencia, una vez fingió ser un estudiante perdido para adentrarse a una bodega donde tenían de rehén a una estudiante. Fue impulsivo, pero, tenía todo calculado y logramos sacar con éxito a la adolescente, aunque, también lo molestamos mucho porque si parecía un adolescente. 

Sunoo rió suavemente. —Ya entiendo porque dices que podía ser tenaz.

— Sin duda alguna. —Suspiró el platinado tocando levemente la placa con el nombre de su querido amigo. —Creo que es hora de ir al salón principal, antes de que, inicien oficialmente.

Sunoo asintió separándose lentamente de Sunghoon y volviendo a unir sus manos.

— ¡Park! —Escuchó como exclamaban con emoción el nombre del platinado, logrando que ambos se girarán.

Un joven más alto y de contextura más ancha que ambos, se acercó sonriente. —Hasta que vuelves, por favor ya deja de tomarte descansos tan largos y regresa. Te necesitamos en BIMA. 

Sunghoon sonrió viendo a Kim Mingyu, un excelente compañero de equipo con el que había realizado un sinfín de misiones y compartido una gran cantidad de experiencias significativas.

— Kim. Me alegra verte así de bien. —Contestó palmeando levemente su brazo, sin poder ocultar la sonrisa que se formó en sus labios. —Seguro que tú has cuidado muy bien del equipo, espero que, pueda volver y trabajemos juntos de nuevo.

— Tienes que volver, nos debes una salida de entretenimiento. —Recordó el joven dejando caer su mirada en el pelirosa. —Discúlpame, ni te salude, es que me emocione por ver a Park. Eres Kim Sunoo, ¿Verdad?

Sunoo lo recordaba. Era uno de los agentes que acompaño a Sunghoon al hospital el día de los resultados de las elecciones. Recuerda su mirada preocupada fija en el suelo.

También había escuchado hablar de él y aún sin conocerlo, había aprendido mucho del joven a través de las historias que le contó Sunghoon.

— Si, y, tu eres Kim Mingyu, ¿Verdad? —Preguntó estando seguro de sus palabras. —Es un gusto conocerte, Sung me ha hablado mucho de ti y tu divertida personalidad.

Kim Mingyu se giró para ver a Sunghoon con las cejas elevadas. —Ah, ¿Si? —Inquirió curioso volviendo su vista al pelirosa. —Cuando quieras, te puedo contar un par de historias divertidas de Park, como el día que tuvimos que sacarlo de.. —Fue interrumpido por una palmeada en el brazo por parte de Sunghoon. 

— Kim, eres muy amable, pero, vamos tarde.

Sunoo rió ante la pésima forma de disimular que tenía el platinado.

— Claro, ve, ve. —Contestó el joven alto sin perder la sonrisa que lo caracterizaba. —Chicos, que se diviertan y tengan linda tarde. —Observó atento al platinado manteniendo el cariño en su mirada. —Park, nos vemos luego.

Una vez que el joven desapareció por el pasillo, Sunoo volteo a ver a Sunghoon sin borrar su sonrisa divertida. —Entonces, ¿De donde te tuvieron que sacar?

Sunghoon tomó su mano volviendo a caminar directo hacía el salón donde se realizaba la ceremonia. —Bonito, vamos tarde, caminemos rápido.

──── ∗ ⋅◈⋅ ∗ ────

El salón principal de la agencia era imponente, decorada con sobria elegancia. Las banderas y emblemas de la institución y del país estaban perfectamente colocados en su sitio, mientras que, las luces reflejaban un aire solemne.

Sunghoon quien no era amante de llamar la atención, se sentía un tanto extraño al haber recibido tantas miradas y atención sobre el. Durante la jornada, diversos agentes se habían acercado a saludarlo y conversar un poco con el, otros, desde la distancia lo saludaban.

— Aparentemente tengo como novio a una celebridad. —Musitó sonriente Sunoo tras haber saludado vagamente a un joven que se acercó alegre a Sunghoon.

— Bonito, soy muy famoso por aquí.

El evento había avanzado con diversos discursos motivadores y presentaciones de los nuevos agentes graduados. Un grupo de 22 jovenes se habían graduado como agentes federales e iban a iniciar a ejercer su profesión.

Sunghoon los observaba sentados en su área asignada con alegría. Se sentía orgulloso al verlos, recordando el entusiasmo que alguna vez tuvo cuando ingresó a la agencia.

— No saben lo que se les viene. —Musitó Jay, quien estaba sentado al lado de Heeseung y frente a la pareja, también observando al grupo de recién graduados. —Alguien debería decirles que mejor se dediquen a ser influencers o algo como eso.

— Déjalos que vivan su ilusión. —Chistó Heeseung, sonriendo alegre por verlos. El había sido uno de sus instructores en el entrenamiento y conocía mejor que otros, a aquellos jovenes llenos de energía y entusiasmo por ser agentes federales de la nación.

Sunoo sonrió tras ver a los tres jovenes envueltos en su propia burbuja pareciendo recordar cuando eran ellos quienes estaban graduándose. Temía romper aquella burbuja, pero, su curiosidad pudo más.

— ¿Cómo fue su graduación? 

Jay dejó caer una carcajada inesperada en aquella mesa, llamando la atención de los presentes. —Sunoo, fue un desastre. —Explico antes de ser interrumpido por el mayor.

— No exageres y cuenta bien la historia.

— Heeseung estaba muy feliz por graduarse, y, decidió que era buena idea probar todo el alcohol que le ofrecieron ese día, terminó por hacer una batalla de baile con los demás. Claramente no ganó. 

El mayor chistó inclinando su cuerpo hacia Sunoo. —No gane porque estaba mareado, de lo contrario, si lo hubiera hecho.

— No tengo duda de eso Heese.

El platinado negó levemente con su cabeza. —No lo motives porque después le dan ganas de tener hoy otra batalla de baile y demostrar que pudo haber ganado aquella noche.

— ¿Qué hizo Sunghoon ese día? —Preguntó curioso el pelirosa mirando a Jay, en busca de alguna historia divertida para tener contenido y luego, molestar al platinado en otro momento. —¿También se emborracho?

Sunghoon se giró a verlo abriendo levemente su boca. —Oye, ¿Por quién me tomas? 

Jay sonrió cruzando sus brazos sobre su pecho e inclinándose levemente hasta tocar el respaldar de su silla. —El botón del puño de su chaqueta se enredó con el mantel de una de estas mesas, se levantó sin darse cuenta y tiró todo al suelo, pero, fue una bonita noche.

— No fue mi culpa. —Se excuso rápidamente sonriendo y alzando levemente sus hombros.

Heeseung asintió frenéticamente. —Claro que no, fue culpa del que hizo el mantel y no le quitó aquella hebra que hizo que se enredara con el botón del puño de tu chaqueta.

— Exacto.

Sunoo asintió restándole importancia. —¿Y tú Jay?, ¿Qué hiciste ese día?

Jay negó levemente con su cabeza manteniendo una expresión más seria. —¿Bromeas?, soy el más decente de los tres, yo sí me sé comportar.

Antes de que alguno pudiera chistar aquella afirmación, fueron interrumpidos. 

— Ninguno de los tres puede considerarse como una persona decente, no mientas. —Aclaró el Capitán Yoon haciendo acto de presencia en el lugar, llamando la atención de todos. —Sunoo, ten cuidado, si te juntas mucho con ellos, terminarás siendo igual.

El pelirosa asintió con una sonrisa divertida en su rostro. —Si señor, lo tendré presente. Tomaré mi distancia. —Aclaró observando de reojo al platinado. —Con Sunghoon no puedo, pero, haré mi mejor esfuerzo.

— Hey. —Se quejó el platinado pellizcando levemente el cachete del menor. —Que grosero.

— Dice eso, pero, si nos quiere. —Aclaró Heeseung, llevando a su boca un poco más del vino que estaba bebiendo. —¿Verdad, Yoon?

El hombre mayor lo miró por escasos segundos, desviando su vista a otro punto de la mesa. —Me acostumbre a ustedes, que es diferente.

El hombre siempre era tan serio al hablar que, al principio a Sunoo le costo saber diferenciar cuando bromeaba y cuando hablaba en serio. Se había incomodado en momentos donde el hombre solo bromeaba, pero, también se había reído en situaciones donde el hombre hablaba completamente en serio. Finalmente, después de varios encuentros con él, sentía que lo conocía mejor.

Era un hombre serio, pero, con un gran sentido del humor. También había visto el amor incondicional que le brindaba a Sunghoon y la forma en la que sonreía con tan solo verlo.

Al inicio, había sentido pánico de conocerlo oficialmente como el novio de su hijo, pero, el hombre desde el primer día lo había tratado con tanta amabilidad y calidez que de inmediato aquel miedo y nerviosismo que sentía, lo abandonaron. Se llevaba muy bien con el hombre, y, eso le alegraba. Deseaba ser parte del mundo de Sunghoon, y, que su padre lo aceptará con tanto cariño, se sentía bonito.

Admiraba la relación que tenia el hombre no solo con Sunghoon, sino, también con Heeseung y Jay. Realmente, se sentía un ambiente familiar que no había visto en ningún otro lugar. Le gustaba compartir tiempo con ellos porque siempre se sentía en casa, claro, las bromas nunca faltaban y los comentarios llenos de sarcasmo llenaban el espacio, pero, el amor, cariño y respeto que todos sentían por el otro, era lo más bonito.

— Sung. —Saludó el hombre poniendo su mano sobre el hombro del platinado, y, sonriéndole levemente. —¿Abotonaste bien tu blazer?

La carcajada de Jay no se hizo esperar.

Sunoo se alegro de entender ese chiste, dejando que la risa del rubio lo contagiara. 

 — Papá, yo también te quiero mucho.

— Bueno, ya guarden silencio que la ceremonia va a continuar con los reconocimientos. —Ordenó el hombre ofreciéndoles a los tres jovenes una mirada de advertencia tras tomar uno de los bocadillos de la mesa antes de irse a su mesa.

Jay sacó un billete de algún bolsillo de su traje. —Uno porque van a felicitar a mi equipo.

Heeseung lo observó imitando su acción. —Otro porque me felicitarán por el entrenamiento que les di a nuestros bonitos pupilos.

Sunoo observaba la escena curioso sin dejar de lado la confusión que sentía. Sintió como la mano que había estado durante un largo tiempo apoyada en su muslo, era retirada. 

— Uno más porque recuperaré mi cargo y no seré un desempleado más de este país. —Comentó Sunghoon con una media sonrisa en su rostro, dejando sobre los otros dos billetes, el suyo.

— ¿Qué es esto? —Inquirió curioso Sunoo mirando rápidamente a los tres jovenes. —¿Cuándo la mesa empezó a ser una especie de lugar de apuestas?

— Sunito, son predicciones que hacemos de lo que pasará. Si al finalizar la ceremonia, las tres se cumplen, vamos y celebramos con ese dinero. —Explicó Heeseung arrumando los billetes y poniendo su vaso vacío sobre ellos, para evitar que la brisa del aire los hiciera irse.

— ¿Y si no se cumplen?

Jay alzó levemente sus hombros. —Significa que fracasamos, así que, tomamos el dinero para salir y recompensar el trauma que habremos pasado al creer que si lo lograríamos y no fue así.

Sunoo rió volviendo su vista a Sunghoon, quien lucía muy alegre en medio de la velada.

— O sea, de cualquier forma, ese dinero lo utilizarán para salir.

— Si, pero, con diferentes motivos. —Se excusó Heeseung viendo como uno de los agentes de alto rango, se acercaba a la tarima. 

— Ustedes solo quieren una excusa para salir y beber, ¿verdad? —Concluyó Sunoo buscando en el bolsillo del traje, su billetera.

Sunghoon fijó su vista en él, prediciendo lo que haría.

— Yo agrego este porque estoy seguro que me divertiré esta noche. —Avisó Sunoo retirando el vaso que protegía los billetes, para dejar el suyo también ahí. —Que divertido juego.

— Ya entendiste, Sunito.

El sonido del micrófono retumbó por el lugar llamando la atención de los presentes.

— Buenas noches agentes. —Saludó con formalidad el hombre de 40 años sosteniendo en su mano la tarjeta que indicaba los puntos a tratar en su discurso. —Hoy no solo celebramos la graduación de los nuevos agentes o los logros de la agencia, sino, también a los agentes que trabajan día a día para proteger el bienestar de todos los habitantes del país, por ende, nos complace reconocerlos.

Sunoo giró a ver emocionado a Sunghoon, quien tras sentir su mirada, giró levemente su cabeza para verlo.

— Vas a recuperar tu puesto original, Sung. Eres increíble, la agencia también lo sabe.

— Dios te escuche.

— Pensé que no creías en él.

Sunghoon sonrió levemente acercándose al oído del pelirosa para que lo escuchará bien. —No lo hacía hasta que el día de las elecciones le pedí con fervor que estuvieras bien y así fue, desde ahí, me volví un hombre de fe.

—  Deja de decirme esas cosas. —Pidió el pelirosa apartando la mirada de nuevo hacía el presentador. 

Sunghoon sonrió buscando nuevamente la mano del menor. —Está bien, bonito.

El discurso del agente mayor que estaba a cargo de los reconocimiento había continuado, diversos equipos y agentes habían sido reconocidos, pero, la atención del grupo que estaba presente en aquella fue llamada por uno en particular.

— Queremos reconocer a uno de nuestros agentes más dedicados, quien ha trabajado incansablemente como instructor para la nueva generación de agentes. Su paciencia, liderazgo, habilidades e incluso su peculiar humor, fue lo que formo a nuestros nuevos agentes, así que, por favor todos denle un fuerte aplauso al agente Lee Heeseung.

El salón vibró por los aplausos evocados por todos los presentes, especialmente por los recién graduados que estaban más que orgullosos de su instructor.

— ¡Que viva el instructor Lee!

Heeseung se levantó ligeramente sonrojado sonriendo ampliamente en dirección a todos e inclinándose levemente a modo de agradecimiento.

Sunoo lo observaba alegre, se inclinó levemente hacía Sunghoon quien parecía más orgulloso que cualquier otro. —¿Cómo hace para ser bueno en todo?

Sunghoon se giró levemente para verlo. —Es Heeseung, el chico dorado de está agencia. Simplemente es genial.

Heeseung volvió a tomar asiento sonriendo ampliamente.

— Felicidades Lee. —Musitó Jay palmeando su brazo. —Encontraste tu vocación y creaste un nuevo grupo de pupilos que te aman y se reirán de tus chistes sin gracia.

— Mis chistes si son graciosos, que tu carezcas de sentido del humor, no es mi culpa.

El agente que presentaba, volvió a hablar. —También queremos aprovechar para reconocer a uno de nuestros equipos más destacados, cuya labor ha sido esencial para garantizar la seguridad en operaciones de alto riesgo. En este segundo semestre del año, el equipo antiterrorista SWAT, liderado por el Capitán y Agente Park Jay, ha realizado intervenciones cruciales en tres misiones nacionales y dos internacionales. —Contó orgullo bajo la atenta mirada de todos. —Un especial reconocimiento a los miembros de este equipo por sus estrategias de campo y neutralización de amenazas.

Antes de ponerse de pie, Jay murmuró para ser escuchado únicamente por los presentes de la mesa. —¿Cinco misiones?, vaya, merezco un ascenso.

Nuevamente, el lugar volvió a estallar en aplausos.

Sunoo aplaudía tan fuerte como los demás, estaba maravillado por la escena. Mentiría si dijera que no estaba sorprendido, conocía a Heeseung y Jay, quienes tenían personalidades sumamente bromistas, divertidas y relajadas, pero, tras de ello, también eran profesionales increíbles que hacían labores realmente importantes y dignas de admirar.

— Wow, chicos. —Exclamo maravillado observando a los dos jovenes que estaban frente a el. —Ustedes son realmente increíbles. 

— Gracias Sunito, solo hacemos nuestro trabajo.

— Porque nos pagan muy bien por ello. —Agregó Jay a modo de broma, aunque tenían buena remuneración por su pago, también disfrutaba mucho de su trabajo.

— Ahí donde los ves. —Habló Sunghoon alzando su copa para brindar por ellos. —Son increíbles en su trabajo, parecen otros.

La voz del presentado volvió a irrumpir a través del micrófono. —Ahora, antes de cerrar este evento, queremos hacer una mención especial —Aclaro el hombre a la par que las luces se atenuaban y una pantalla se iluminaba.

El nombre de "Park Sunghoon" apareció en medio de la pantalla.

Sunoo se giró emocionado a ver a Sunghoon, evidenciando como su rostro lucía perplejo ante ello, como si le resultará irreal lo que estaba presenciando.

Él mejor que nadie sabía lo mucho que el platinado amaba y valoraba su trabajo. Lo importante que era para el, lo mucho que extrañaba poder hacerlo y sobre todo, el miedo incesante que sentía al pensar en la posibilidad de no poder hacerlo más.

Busco su mano debajo de la mesa y la apretó con emoción, haciéndole saber que estaba ahí.

El presentador continuó. —El agente Park Sunghoon ha demostrado no solo una habilidad excepcional en el campo de manera individual y junto al equipo BIMA, sino, también una resiliencia inquebrantable ante las adversidades que como agentes, pueden enfrentar. —El hombre se tomó una pausa buscando con la mirada al joven. —Tras un periodo de evaluación con los altos mandos, nos enorgullece anunciar que el agente Park Sunghoon será reintegrado oficialmente a su puesto como agente federal a partir de mañana regresando con su equipo BIMA.

Los aplausos no se hicieron esperar para llenar el salón.

La mayoría de los presentes eran conscientes de lo que había tenido que atravesar Sunghoon, lo que hacía que su reintegro, fuera una buena noticia digna de celebrar para todos los presentes.

Sunghoon quien evitaba el protagonismo, en ese momento donde las miradas estaban puestas en el y los aplausos en su honor, se sintió especialmente abrumado, sin poder procesar del todo que volvería a su cargo original.

— ¡Bienvenido de nuevo, Capitán Park!

Se puso de pie y se inclinó ante todos a modo de agradecimiento. Alzo su vista en busca de la persona a la que más deseaba abrazar en ese momento. El Capitán Yoon, lo observaba desde el otro lado del salón luciendo una brillante sonrisa y sin dejar de aplaudir. Le sonrió a modo de respuesta y asintió levemente con su cabeza.

Bajo la mirada hasta llegar a Heeseung y Jay, quienes tenían sonrisas cargadas de orgullo y emoción en sus rostros.

— ¡Felicidades Sungsito! —Felicitó emocionado Heeseung luciendo su usual sonrisa, solo que más grande de lo normal. —¡Te lo mereces!

Jay asintió sonriendo, dejando de aplaudir. —Sung, todo tu esfuerzo ha sido recompensado ahora. —Se tomó una pausa sonriendo vagamente. —Se feliz, ya no quedarás sin dinero y podrás comprar otro apartamento más grande donde todos podamos entrar sin sentirnos sofocados.

Rió ante el comentario del rubio, sabiendo que, tendría que buscar otro apartamento en el momento en el que Sunoo y él decidieran vivir juntos. El apartamento era acogedor y bonito, pero, si podía ser demasiado abrumador por su tamaño.

Finalmente se giró en busca del pelirosa, quien en algún momento se había puesto de pie. En el momento en el que sus ojos se conectaron, fue sorprendido por los brazos del menor rodeando con emoción su cuello.

Abrazo la cintura del menor aferrándose a él, sin poder dejar de sonreír.

— Lo lograste, Sung. —Murmuró el pelirosa contra su oído, provocando que los bellos de su piel se erizarán casi de inmediato. —Felicidades cariño, te mereces esto y mucho más. Estoy muy orgulloso y feliz por tí.

Se aferró más a la cintura del menor. —Gracias bonito, quiero que sepas que, gracias a tí también estoy aquí y soy quien soy, ahora.

Se separó levemente del menor dejando un leve beso sobre la coronilla de su cabeza.

Al encontrarse con las cálidas sonrisas de sus amigos sobre el y sentir la mano del pelirosa sobre la suya, supo que ese momento era tan suyo, como de quienes lo habían acompañado hasta allí.

──── ∗ ⋅◈⋅ ∗ ────

La ceremonia había concluido hace un par de horas, pero, la verdadera celebración estaba ocurriendo en una de las salas reservadas que había dispuesto la agencia para continuar la celebración. Entre luces tenues, música relajada  y un par de botellas sobre la mesa, los jovenes compartían un momento que dejaba en evidencia el fin de una era de dolores, penas y tensiones, dando paso a una nueva etapa en sus vidas.

Heeseung y Sunoo no solo compartían su gusto por el alcohol o la poca tolerancia al mismo, sino, también las mejillas coloradas tras beberlo. Estando en su propio mundo de risas y bromas, el mayor había desafiado a Sunoo a un duelo de quién aguantaba más tiempo sin parpadear, pero, habían fracasado en tres ocasiones por la risa incesante que brotaba de sus gargantas.

— ¡De nuevo!

En el instante en el que el pelirosa observó la expresión del mayor, estallo en carcajadas.

Jay, que generalmente se mantenía reservado, había terminado riendo por la infantil escena que presenciaba. —Ahora tenemos que soportar a dos, ay, donde pararemos.

Sunghoon, quien observaba desde el sofá cruzado de brazos y negando divertido con su cabeza suspiró. —Estoy feliz de tener a ese par en mi vida. —Aclaró bebiendo ligeramente del contenido de su vaso. —También a tí, Jay.

El rubio lo observó levantando levemente sus cejas y negando lentamente son su cabeza. —Ya te embriagaste también.

Rió por lo bajo. —¿No puedo decir que estoy feliz de tenerlos en mi vida?

— No.

Antes de que pudiera chistar, la voz de Sunoo llegó a sus oídos captando su atención.

— ¡Sung, ahora es tu turno! —Pidió el pelirosa apuntándolo con un dedo mientras se tambaleaba levemente hasta llegar a él.

— Paso, bonito.

— No, no, no, aquí no se pasa. —Intervino Heeseung, poniéndose de pie con una energía que no coincidía con su estado. Tropezó levemente cayendo nuevamente en su asiento, provocando una carcajada colectiva.

Sunghoon lo observó con incredulidad. —¿Desde cuando tu impones las reglas?

— No le hables así al alma de la fiesta. —Defendió Jay sin dejar de lado su tono de sarcasmo que no lograba ser percibido por el mayor, lo distraía sobando levemente su espalda, aún apoyado en la silla sonriendo alegremente.

Las horas habían pasado permitiendo que la situación tomara un giro inesperado. Jay y Sunghoon, quienes eran los más estoicos del grupo, habían terminado siendo arrastrados por Heeseung y Sunoo a beber alcohol y realizar diversos juegos que los habían llevado a entrar también en un estado de ebriedad, o, algo parecido.

Sunghoon se encontraba recostado sobre el hombro de Sunoo, riendo suavemente por un chiste que ni siquiera tenía mayor sentido. Su usual postura de control, había sido reemplazada por una relajada y una sonrisa sincera que no desaparecía de su rostro.

— ¿Te digo algo, Sun? —Murmuró con los ojos ligeramente entrecerrados mientras señalaba al aire, como si estuviera a punto de revelar un gran secreto. —Me gustas mucho, pero, mucho. 

Sunoo quien también estaba bajo los efectos del alcohol, lo observó con una seriedad fingida. 

— Es un honor, pero, tú me gustas mucho más, Sung.

Heeseung observaba la escena divertido desde el sillón lanzándole levemente pequeños dulces a Jay, quien estaba en el otro extremo del mismo, aún conservaba algo de compostura, a diferencia de los demás, observó al platinado con una ceja alzada.

— ¿Quién eres y qué hiciste con Park Sunghoon? —Inquirió curioso lanzándole levemente uno de los pequeños dulces que tenía sobre sus muslos, que paró justamente en la mitad de sus cejas. —¿Desde cuando puedes decir esas cosas sin pudor alguno?

Sunghoon sin perder la sonrisa, se separó lentamente del hombro del pelirosa volviendo a sentarse sobre el sofá. 

— Jay, te diré algo a ti también.

El rubio negó rápidamente. —Paso.

— Siempre te he respetado mucho, pero, ¿Sabes qué?, creo que nunca te lo digo lo suficiente. —Murmuró por lo bajo señalándolo. —Eres un increíble profesional y amigo, eres genial.

Jay lo observó claramente sorprendido. —Gracias Sung, pero, no hace falta que te pongas sentimental. Es el alcohol hablando por ti.

El platinado negó frenéticamente con su cabeza. —Claro que no es el alcohol, solo quería decírtelo.

Heeseung se levantó de inmediato de su silla caminando en medio de tambaleos hacía donde estaba la pareja, sentándose abruptamente al lado del pelirosa.

— ¿Y a mi? —Cuestionó por lo bajo dejando ver la desilusión en sus ojos. —¿A mi no tienes que decirme nada?

Jay sonrió vagamente viendo su reloj, intentando descifrar si eran las 2:00 am o las 4:00 am.

— ¡Hee! —Exclamo alegre el platinado volteando a ver al mayor y estirando con torpeza su brazo para poder establecer algún tipo de contacto físico que le permitiera sentirlo cerca. —A ti también te quiero mucho y, aprendo siempre de ti porque eres un bonito ser humano.

— ¡Que bonitos! —Mencionó Sunoo abrazando levemente por los hombros a los dos jovenes. —Los tres me caen muy bien, son divertidos.

El ambiente de sentimentalismo y palabras vagas, se interrumpió abruptamente cuando la puerta se abrió dando paso al Capitán Yoon, quien entro con su habitual expresión de seriedad.

Un silencio sepulcral se creó en la habitación.

— Si en cinco minutos no están de pie y dirigiéndose al estacionamiento, los despediré a todos. —Advirtió observando la escena, intentando mantener su postura de seriedad. No tenía ganas de lidiar con cuatro jovenes en estado de embriaguez. 

Todos se quedaron paralizados procesando lo que había dicho el hombre. Sunoo, fue el primero en levantarse de golpe tomando de sorpresa a los demás y ayudando torpemente a Sunghoon y Heeseung a levantarse.

— ¡Vamos, rápido! —Les ordeno sacudiéndolos frenéticamente de sus trajes para que se pusieran de pie. —¡No quiero que me despidan!

Jay viendo la escena, estalló en carcajadas llamando la atención de los demás.

— Sunoo, tú ni siquiera trabajas aquí.

El pelirosa parpadeó en medio de la confusión que sentía en ese momento, dirigió su vista al Capitán Yoon, quien intentaba no reír ante la escena.

— Ah, es verdad. —Musitó por lo bajo. —Aún así. ¡No quiero que los despidan a ustedes!

Heeseung asintió levantándose del sillón en medio de risas, mientras sostenía a Sunghoon. —¡Vamos, Sung!, no pueden despedirte cuando prácticamente acaban de contratarte.

Jay se puso de pie bajo la atenta mirada de todos. —Si pueden.

— Si vuelvo a encontrarlos así, les pondré tareas de papeleo durante un mes. —Advirtió el Capitán Yoon señalándolos brevemente. —Vamos, antes de que me arrepienta de llevarlos.

Jay rodeó levemente el hombro de Heeseung para asegurarse de que no perdiera el equilibrio y terminará abrazando al suelo. Por su parte, Heeseung llevaba sujeto del brazo al pelirosa, quien había dejado atrás al platinado junto a su padre.

— Sung.

El platinado lo observó sonriendo vagamente manteniéndose de pie. —Pa, no estoy borracho, solo me siento muy feliz.

El señor Yoon sonrió asintiendo levemente. —Lo sé Sung. Yo también lo estoy al verte finalmente sonriendo y recuperando la luz que tanto te caracteriza.  —Sonrió poniendo una mano sobre su hombro. —Me alegra verte así, es todo lo que deseo para ti.

— Pa.

El hombre lo observó sonriendo divertido. —¿Qué pasa?, ¿Vas a llorar?

Sunghoon rió por lo bajo acercándose al hombre para abrazarlo. Apoyó su cabeza sobre su hombro y se permitió quedarse allí resguardado.

Se dio cuenta de lo mucho que había extrañado precisamente eso. No solo eran los abrazos de su padre, sino, el permitirse lucir vulnerable ante él, tal como cuando era un pequeño niño y lloraba cada vez que perdía su peluche favorito, cuando su ropa se ensuciaba o cuando no podía hacer amigos con facilidad.

Extrañaba buscar los brazos de su padre en busca de consuelo, sin ningún temor a causarle preocupación por su estado.

Había extrañado ser sincero con lo que sentía y pensaba, y, se sentía aliviado de poder volver a hacerlo.

No tenía sentido seguir fingiendo.

— Gracias por todo pa, te amo.

— Sung, yo también te amo. —Recordó el hombre dejando leve palmeadas en la espalda de su hijo. —Desde que llegaste a mi vida, he sido el hombre más feliz. Gracias por dejarme ser tu padre y elegir ser mi hijo.

En ese instante el señor Yoon recordó al pequeño Sunghoon de siete años que lucía como un pequeño cachorro abandonado manteniéndose en una esquina del amplio salón, desconfiando de todas las personas que se le acercaban y evitando a toda costa cualquier acercamiento o interacción. Aún tenía presente lo que sintió en ese momento tras verlo, la forma en la que su corazón se estrujo en su pecho y como decidió que, no lo dejaría solo.

Tras un largo periodo de evaluaciones, entrevistas y pruebas, finalmente, había salido como apto para adoptar oficialmente al pequeño Park Sunghoon.

En su vida, existían tres momentos donde fue sumamente feliz y recordaba con mucho amor. 

El primero, cuando lo eligieron como Capitán tras sus constantes esfuerzos y arduo trabajo. El segundo, cuando el pequeño Park Sunghoon caminó hacía él y aceptó ser adoptado obsequiándole la primera sonrisa desde que se conocían, dándole a entender que le estaba entregando su confianza. La tercera y ultima, podría ser justo ese momento, donde finalmente sentía que su adorado hijo, había vuelto a ser el mismo, donde su brillante y genuina sonrisa no podía esfumarse de su rostro, dejando en evidencia que había vuelto a sentirse vivo.

— Pa.

— ¿Si?

— Si, estoy llorando. —Admitió el platinado sorbiendo por la nariz y aferrándose más a su padre.

Era a quien más amaba y respetaba en el mundo. El hombre que, le había dado un sentido a su vida y le había enseñado todo lo que sabía, pero, también quien lo había acompañado en cada paso y tropiezo que había tenido.

Sabía amar, cuidar y respetar, gracias a su padre.

— Yo también Sung. 

Rió por lo bajo sin romper el contacto.

— ¡Abrazo grupal! —Exclamo repentinamente Heeseung entrando a la habitación seguido por los otros dos jovenes, quienes se habían quedado fuera de la habitación presenciando el bonito momento de padre e hijo que estaban teniendo.

El Capitán Yoon sonrió alegre dejándose ver todos. —Jay, si no participas en el abrazo, te daré papeleo por una semana.

— Eso es abuso de poder.

— Si, bienvenido al mundo real.

Sunoo se escabulló hasta llegar al costado de Sunghoon para abrazarlo directamente a el.

— Bonito. —Murmuró el platinado sonriendo al verlo llegar a su lado.

— Cariño, yo también quiero un abrazo.

Sunghoon paso uno de sus brazos sobre el pelirosa pegándolo a él.

No necesitaba más.

Sentía que su vida había cobrado sentido nuevamente.

Había hecho las paces consigo mismo reconociendo todo lo que había hecho y logrado, sin culparse por lo que no había podido hacer.

Estaba en paz con Jungwon, recordándolo desde el amor y no el dolor.

Había aceptado que no podría volver a cargar con el dolor de otros, y, que era más sano cortar los lazos que no eran sanos, ahora entendía mejor que nunca que haber tomado distancia con Taehyun había sido lo mejor.

Su padre había perdido sus ojos llenos de preocupación y ahora, volvían a verse igual de vivos y tranquilos como siempre lo habían sido.

Tenía a Sunoo, la persona que lo hacía sentir más vivo de lo que estaba, hacía que su corazón vibrará con devoción, y, sobre todo, quien lo quería tanto como el lo hacía.

Tenía a Heeseung y Jay, quienes le habían enseñado el significado de amistad y todo lo que eso conllevaba, pero, sobre todo, la importancia de cuidar los vínculos interpersonales porque era la única forma de mantenerlos.

También había recuperado su cargo original como agente federal, podría volver a hacer lo que amaba y junto al equipo que tanto quería, BIMA.

Pero, lo más importante, era que se tenía a sí mismo de su lado, dispuesto a continuar aprendiendo y creciendo, no solo para ser una mejor versión de si mismo, sino, para ofrecerle lo mejor a quienes amaba y lo amaban.

F I N

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¡Holaaa!,

Aún me parece mentira que Pretend se haya terminado.

Muchas gracias a cada personita que se tomó el tiempo de leer, votar, comentar, agregar este fic a una lista de lectura y sobre todo, por dedicarle tiempo y brindarle tanto cariño a está historia.<3

Me gustaría saber si tuvieron algún personaje "favorito", o con el que se hayan sentido identificados, o por el contrario, alguno que no les agrado del todo. Tengo curiosidad.

Aún me falta subir el epilogo, que será el verdadero y definitivo cierre de pretend.<3

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