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036.

Fue tan jodidamente extraño volver a la civilización, volver a ver a personas diferentes que no eran de la cárcel y más aún convivir con ellas.

Era extraño. Pero sabía que era normal. Joder, si con sólo casi tres años de cárcel se sentía así no querría imaginarse como se sentiría alguien de quince años. Dehecho intentaba no prestarle mucha atención a esos detalles o sentía que se pondría a llorar de la conmoción.

Después de haber llegado a su antigua casa, saludado a su madre y comido como un animal toda la comida que había. Fue a la cama, con una pijama de seda y el cabello mojado al haberse dado una ducha. E intentó dormir, realmente lo intentó. Pero no pudo, aún sentía que estaba en la cárcel, su mente ya se había acostumbrado a no dormir completamente por el miedo de que algo pudiera ocurrirle mientras dormía.

Durante toda la noche se la pasó teniendo pesadillas, despertando y mirando a su alrededor al sentir la mínima presencia cerca para darse cuenta que no había nadie, hasta llegó a un punto en el que se puso a llorar en silencio porque quería dormir, quería actuar normal pero no podía.

Al final optó por tomar unas pastillas para el sueño, logrando que pudiera dormir aunque sea unas largas horas. Y al despertar, nuevamente fue un golpe de realidad al ver que estaba en una habitación y no en una celda. Joder. Acostumbrarse a la vida normal iba a ser más difícil de lo que pensó. Miró la hora y se dió cuenta que eran las tres de la tarde, jamás había dormido tanto, pues siempre tenía que despertarse a las siete de la mañana. En fin, se levantó y dió una ducha para vestirse con algo de ropa casual y bajar a comer cualquier cosa.

Había olvidado que tenía empleados quienes se encargaban de atender todas y cada una de sus necesidades, literalmente apenas entró a la cocina, tres mujeres le bombardearon con un sinfín de preguntas sobre su bienestar, su apetito e inclusive su aseo personal. Era increíble. No tardó en sentirse bastante abrumado ante el cambio, al mismo tiempo que incómodo pues hace mucho tiempo que no convivía con mujeres y era jodidamente extraño. Ya se había acostumbrado a la presencia de sólo hombres. Sin embargo, se sentía más tranquilo con mujeres que con hombres.

Así que, pidió algo de comer y rápidamente se lo hicieron. Después de alimentarse, sus padres le convocaron al salón principal donde tenían relucientes muebles y cómodos sofás. Cada integrante se sentó en uno diferente, ambos progenitores se sentaron al frente de su hijo para poder hablarles sobre un asunto importante.

—Vale... —murmuró Jungkook, tomando un poco de su taza de café para dejarlo después en la pequeña mesa de al lado— Comienzan a darme miedo... ¿Qué sucede?

Su madre tragó saliva y asintió, mostrándole después una suave sonrisa.

—Primero que nada, queremos escucharte, hijo. ¿Cómo te sientes?

Jungkook no puede evitar sonreír un poco, reprimiendo una pregunta risa y negando con la cabeza.

—¿Cómo me siento? —repite, cruzándose de brazos y haciendo una mueca pensativa— Pues... Creo que resentido sería la palabra correcta... Somos millonarios, pero ustedes tienen más dinero que yo y les agradezco el que me hayan sacado, pero bastante conveniente fue hacerlo después de tres años, ¿no?

—Jungkook...

—Ah, y después de darme la espalda por completo. Te hablo a ti, padre —lo mira con rencor— Claro, entiendo que me lo merecía, tampoco soy un santo, pero no tenías por qué actuar como un hijo de puta cuando en ese momento eras mi única esperanza y rayo de luz.

Inmediatamente su madre le regaña por su vocabulario y su padre resopla con fastidio.

—Escucha, hijo... —comienza de forma paciente— Podemos entender que te encuentres algo resentido con nosotros, especialmente conmigo. Sin embargo, hay una razón en específico por la cual decidimos sacarte de ahí.

—¿Ah sí? —alzó una ceja, haciéndose el sorprendido— Y yo que pensaba porque realmente me extrañaban...

El señor Jeon presiona sus labios, intentando no perder la paciencia con el arrogante y nuevo comportamiento de su hijo.

—Muy gracioso, por supuesto que te extrañamos. Pero como yo era quien tenía el dinero para sacarte, personalmente decidí hacerlo ahora porque te necesito, te necesito de nuevo en la compañía.

Inmediatamente la sonrisa de Jungkook desapareció, cualquiera rastro de alegría se esfumó de su rostro pasando a uno completamente serio. Los miró a ambos, esperando que dijesen que era una broma para después reír todos juntos. Pero no fue así, entonces de forma improvista se levanta del sillón y les da la espalda, caminando lentamente por el salón mientras lo pensaba e intentaba procesar.

Sus padres le miraban con extrañeza, y estuvieron a punto de preguntarle pero entonces Jungkook comenzó a reír, una pequeña risa, seguida de otra y después de otra mucho más fuerte. Apoyando sus manos en el respaldar del sillón mientras reía por lo bajo y negaba incontables veces con la cabeza.

—¿De qué carajos te ríes? —pregunta su padre, viéndole algo asustado y como si estuviera loco— ¿Estás bien?

Jungkook hizo ademán de responder pero la risa volvió a ganarle, cubriendo su rostro con una mano y volviendo a reírse como un desquiciado. Literalmente casi estaba llorando de la risa.

—Creo que dejarte tres años en ese lugar no fue buena idea... —murmura el hombre mayor, viendo a su esposa—Nuestro hijo se volvió loco. Joder, no podemos dejar que maneje la compañía en ese estado.

Y justamente Jungkook dejó de reír al escuchar esas últimas palabras, cambiando drásticamente su expresión a una pasmada y pálida.

—¿Qué? —soltó casi en un susurro.

—Pues lo que oíste, vas a ser el próximo jefe de la compañía pero con esa actitud creo que primero te llevaremos al psicólogo para someterte a algún tratamiento para que vuelvas a la normalidad. Te desconozco completamente.

—No lo juzgues tan rápido —interviene su esposa— Es normal que tenga efectos secundarios o traumas psicológicos después de la cárcel, investigué sobre eso y contraté a un profesional.

Aún así, el hombre bufó y negó con la cabeza, agarrando su taza de café con delicadeza.

—Bah, la cárcel no es para tanto. Sólo está exagerando, él siempre ha sido así de dramático sólo que ahora está peor y ya. De todas formas pienso que necesita ayuda profesional.

Jungkook literalmente se había sentido como un tercero en esa conversación y sin saber que decir, su mente volvió cobrar sentido cuando escuchó a su padre hablar. Y en ese momento, sintió que una bomba dentro de él estaba a punto de explotar.

—¿Qué no es para tanto? —repite lo que dijo, viéndole con los ojos ligeramente abiertos y una sonrisa— ¿Qué no es para tanto? ¿En serio acabas de decir eso?

—Jungkook, por favor, no empieces una discusión —pide su madre pero él la ignora completamente, sin apartar sus ojos de su padre.

—¿Alguna vez has estado en prisión, padre? —pregunta con cautela.

—Por supuesto que no —responde con obviedad— Siempre he sido cuidadoso con lo que hago, a diferencia de ti, que siempre la andas cagando.

Jungkook soltó una risa seca, negando con la cabeza y presionando sus labios.

—Perfecto, entonces no tienes una puta idea de lo que es estar ahí —concluye, volviendo poco a poco su rostro más serio— ¿Qué piensas que es, ah? ¿Un jardín de niños donde nos ponen un uniforme y hacemos lo que nos ordenen? ¿En qué clase de burbuja vives para decir que no es para tanto? ¡Es un jodido infierno! —exclama, su respiración cada vez más pesada— En la cárcel te tratan como una basura, te encierran en un lugar sin luz y que huele a mierda, te dan una comida que ni siquiera tiene una apariencia decente, en la cárcel te humillan, te acosan, te amenazan, te golpean, te apuñalan, te violan, te intentan matar incontables veces y hasta pueden llegar realmente a hacerlo... ¡Tú no sabes por lo que yo pasé ni otros han pasado para que vengas y minimices mis problemas con un comentario tan ignorante de mierda!

—¡Jungkook! —advierte su padre, levantándose del sofá y viéndole con rabia.

—¡No! ¡Yo hablo ahora! —ordena con firmeza— ¿Piensas que estoy exagerando? ¡Tú no aguantarías ni un día en ese lugar! ¡Inclusive intenté suicidarme! ¿Y sabes cuántas veces intentaron matarme? ¿Sabes lo que es dormir con miedo a que te maten o a perder a alguien de tu alrededor? No, no lo sabes. ¡No lo sabes!

—Sí, no lo sé —admite, viéndole con precaución— Tienes la razón, no lo sé. Ahora por favor te pido que te calmes, estás asustando a tu madre —en ese momento le susurra a la mujer— Llama a ese profesional enseguida.

Pero Jungkook logró escucharlo perfectamente.

—¿Piensas que estoy loco? —cuestiona, viéndole sorprendido y entonces sonríe— ¿Me tomas de loco sólo por corregirte en algo? ¡Te estoy diciendo la verdad! Y me importa una mierda si me crees, sólo no vuelvas a decir que no es para tanto porque... —traga saliva— Sí, lo es, es horrible y hay inclusive personas que no merecen estar ahí... —finaliza con voz rota— Que no merecen nada malo en este mundo... Nada.

Jungkook se desploma en un sillón, rompiendo en llanto mientras cubre su rostro con sus manos. Inmediatamente su madre se coloca a su lado, sin importarle nada, lo abraza con fuerza y deja que llore en sus brazos.

—Definitivamente la cárcel te hizo mal, hijo —murmura su padre con voz monótona, observándolos desde su posición— No pensé que fuese a afectarte tanto, realmente lo siento porque hayas tenido que pasar por eso...

El pelinegro se aleja un poco de su madre, limpiando sus lágrimas y sollozando por lo bajo.

—Jódete —suelta, sin pudor alguno— Yo siempre te he importado una mierda, no puedo creer que me hayas sacado sólo por conveniencia y no porque tenías un poco de humanidad o empatía por tu propio hijo, me engañaste... Me hubieras dejado ahí, yo no quería salir, no quería volver a ver tu rostro... —espeta viéndole con enojo— Pero ahora no hay vuelta atrás así que dime... ¿por qué carajos quieres hacerme dueño de tu empresa?

—No voy a decirte nada en ese estado y menos con la poca cordura que tienes. Definitivamente esta charla no salió bien. Ya no eres el Jungkook que crié. ¿Dónde están tu modales? ¿Dónde están tus principios y moral?

Jeon sonríe, mordiendo su labio y recordando todas las veces en las que intentó matar a algún recluso.

—Los perdí hace mucho...

—Escucha, querido... —comienza su madre pero inmediatamente Jungkook la interrumpe.

—No me digas "querido".

—¿Por qué?

—Sólo no lo hagas, por favor —pidió, llevando ambas manos a su cabeza y suspirando con fuerza— Díganme de una vez qué quieren de mí. Estoy harto de que me traten como un niño, maldita sea, soy un adulto. Puedo tomar decisiones por mi cuenta y sí, necesito un puto psicólogo, eso ya lo sé, pero no es lo primordial ahora. Necesito volver a trabajar, sólo díganme qué tengo que hacer y lo haré. Pero por favor, déjenme en paz.

Su madre suspiró y miró a su esposo, indicándole con la mirada que tuviera compasión y paciencia con su hijo. A mala gana, el hombre asintió y abandonó el salón.

—Tranquilo, hijo —susurra la mujer acariciando su espalda— No odies a tu padre, sabes que realmente él te quiere y se preocupa por ti, pero nunca ha sabido cómo demostrártelo de forma correcta... Las cosas tampoco han estado muy bien para él, por supuesto no se compara con lo tuyo, pero... —suspira— A tu padre le diagnosticaron cáncer de pulmón.

Jungkook inmediatamente alzó la mirada, viéndole totalmente sorprendido.

—No le queda mucho tiempo —continúa su madre— Intentó la quimioterapia por un año pero no dió resultados y no quiso seguir intentándolo... Tú eres el único heredero de esa compañía, trabajaste allí por muchos años, sé que podrás hacerlo de maravilla. Sin embargo, esperaremos a que te encuentres mejor física como mentalmente para poder tomar ese puesto.

—Mierda... —suelta, pasando una mano por su rostro— No estoy seguro... Es mucha responsabilidad, y... Ni siquiera estoy listo para volver a valerme por mismo.

—Lo entiendo, por eso vamos a darte tiempo, pero no dudes de tus capacidades. Lograrás adaptarte y estar bien, tranquilo... —asegura, dándole un beso en la mejilla.

Después de eso su madre le llevó nuevamente a su habitación para que fuera a descansar un poco más. Dejándolo allí con un sinfín de pensamientos en su cabeza sobre los hechos ocurridos.

Acababa de descubrir que su padre tenía cáncer. Era algo previsto que iba a pasar en algún momento ya que el hombre fumaba siempre como loco, pero no tan pronto y que sólo le quedarán pocos meses de vida. Su padre no podía dejar a manos su amada compañía con cualquier persona. Y según su testamento y por herencia, la compañía pasaría a ser de él. Su único hijo. Esa era la razón por la que lo necesitaba, necesitaba enseñarle y entrenarlo para reemplazar su puesto. Aún si había estado en la cárcel, eso no iba a influir si tú eras tu propio jefe y había dinero de por medio.

Por lo que decidieron darle a un par de semanas para que volviera a acostumbrarse a la vida normal y después ponerlo a trabajar. Tampoco tenía otra opción más que aceptar, y realmente le costaría volver a adaptarse a su rutina de trabajo, pues ahora esta sería mucho más difícil porque sería el jefe.

Conforme pasaban los días, las pocas veces que salía, era rodeado o fotografiado por paparazzis y prensa amarillista que quería solamente dañar su imagen. Sin embargo, gracias a sus padres lograron borrar cualquier rumor que surgió de él hace años para no dañar la imagen de la compañía, pero a Jeon no le importaba en lo más mínimo. Aunque claramente le molestaba la gente que le acosaba y pedía explicaciones de su desaparición e inactividad de tres años. Obvio no decía nada.

Lo único que tenía en mente era ver a Jimin, lo demás estaba en segundo plano.

Sin embargo, como empezó a ir a terapia, el psicólogo le prohibió rotundamente visitar de nuevo la cárcel por lo menos durante dos semanas, ya que no sería bueno para su salud mental volver tan rápido. Le dijo que tenía que acostumbrarse al mundo real para que a la hora de volver aunque sea a una visita, sintiera más la diferencia y no el sentimiento de querer volver.

Pero Jungkook tenía más problemas de por medio, porque estaba lidiando solo con su plan de sacar Jimin de la cárcel. Y el problema era, que no tenía ningún jodido plan en mente, todos los que intentaba organizar no coincidían o no eran lo suficientemente efectivos. La verdad es que no tenía el dinero suficiente para pagar su fianza, ni tampoco para poder pedir un préstamo de dinero tan grande por su actual reputación en esos momentos, mucho menos podía agarrar dinero de la empresa porque era prohibido además de que alteraría todo el orden del trabajo y sumaba el pago de los empleados. La única manera era trabajando y ahorrando, el problema es que calculando lo que ganaba más los gastos que tenía que apartar, tendría el dinero suficiente dentro de dos años y era demasiado tiempo.

Estaba jodido y con demasiado estrés encima, ni siquiera podía concentrarse en una sola cosa por la cantidad de pensamientos que tenía en la cabeza. Si la cárcel no lo volvió completamente loco, el trabajo lo iba a hacer.

De todas formas, no evitó que apenas se le dió el permiso, fuese a visitar a Jimin. Volver a la cárcel le hizo sentir un escalofrío de pies a cabeza, y más aún cuando se sentó en la mesa de la cabina para darse cuenta lo extraño que se sentía estar del otro lado.

Esperó pacientemente hasta que un funcionario apareció en su campo de visión con Jimin al lado, el corazón de Jungkook latió demasiado fuerte y se sintió tranquilo al volver a ver esa sonrisa. El funcionario le quitó las esposas a Jimin quien inmediatamente se sentó del otro lado y tomó el teléfono para llevarlo a su oreja. Rápidamente Jungkook imitó la acción.

—Hola, querido —saluda el pelirosa con una suave sonrisa al igual que su voz.

Jungkook sonríe también y estuvo a punto de responderle pero al instante nota un horrible moretón violeta en la mejilla de Jimin, al igual que tenía el labio un poco roto. Inmediatamente apaga su sonrisa y su corazón se detiene.

—¿Qué mierda te pasó? —es lo primero que sale de su boca.

—Vaya, ¿ni un hola? —bromea el contrario pero deja de sonreír ante la expresión del pelinegro, finalmente suspira— Pues nada, ya sabes que adoro meterme en problemas.

—No me mientas —espeta, viéndole de forma seria— ¿Quién te hizo eso?

—Vamos, Jeon. No te pongas así, estoy bien... —murmura el pelirosa aunque al final se rinde,volteando los ojos— Bien, llegaron nuevos reclusos de otra cárcel y tienen una pinta que te cagas. Uno de ellos por mi apariencia "inofensiva" pensó que podía hacerme la vida imposible y me hizo una zancadilla en el comedor, haciendo que tirara toda la comida de paso. Y bueno, ahora está en enfermería... —sonríe con orgullo— Pero claro, el hijo de puta se defendía muy bien, y bueno... —señala su rostro para después encogerse de hombros.

Jungkook hace una mueca, asintiendo lentamente con la cabeza y tragando saliva. Mierda. El psicólogo tenía razón y ahora veía esas cosas como una total locura, cuando literalmente él hacía y presenciaba lo mismo todos los días.

—Carajo... Bueno, me alegro que te hayas defendido. Me tranquiliza. Aunque no del todo, me preocupan esos nuevos reclusos... ¿No crees que después quieran venganza por lo que hiciste?

Jimin muerde un poco su labio, pensativo.

—Probablemente...

—Joder, Jimin.

—¡Lo siento! En algún momento iba a llevarme mal con ellos, ya estaba predestinado. No me cayeron bien desde el primer segundo...

Jeon pasa una mano por su rostro, suspirando con pesadez y apoyando la mitad de su cuerpo en la mesa.

—Por lo que más quieras, cariño. Ten cuidado, no quiero que te hagan algo y que esta vez no logres salir vivo...

Jimin contempla a Jungkook limpiar un poco sus ojos mientras bosteza, sus ojeras eran bastante notorias al igual que el cansancio en su rostro y hasta forma de hablar. E inmediatamente supo que algo andaba mal.

—¿Estás bien? —pregunta, viéndole con preocupación— Te ves hecho mierda, inclusive peor que cuando estabas aquí...

—Ahg, no he tenido una buena semana...

—¿Qué ha pasado?

—A pasado de todo, Jimin. Mi padre fue quien pagó mi fianza sólo porque tiene cáncer y va a morir dentro de poco. Así que su compañía pasará a ser mía y está entrenándome para tomar su puesto.

—Mierda... —murmura desde el otro lado, dedicándole una mirada afligida—¿Pero cómo van a ponerte a trabajar tan pronto? Apenas sólo llevas dos semanas de salida...

—Bienvenido al mundo de los negocios... —sonríe sin ganas y después suspira— Necesito hablarte de algo...

—Yo también.

—¿Ah sí? —le mira sorprendido— ¿De qué? Habla primero.

Park niega con cabeza, mostrándose nervioso.

—No, tú primero...

—Vale... —traga saliva— Como sabrás, prometí sacarte que aquí... Y estoy buscando todas las formas posibles que hayan a mi alcance, sin embargo, la situación está algo jodida y creo que tardaré un poco más de lo que tenía planeado. De igual forma, sé que puedo lograrlo, aunque también he estado pensando en una alternativa que-

—No.

Jungkook es interrumpido por Jimin quien le miraba de una forma extraña y repentinamente seria.

—¿Qué? —frunce el ceño— ¿No qué?

Jimin baja la mirada, tragando saliva y negando con la cabeza.

—No quiero que lo hagas —dice desde el teléfono— Quería decírtelo desde el día en que te fuiste, pero no encontré el valor... —entonces le mira a los ojos—No voy a permitir que hagas todo eso por mí, no es justo.

—¿Pero de qué hablas? —cuestiona confundido— Hago esto porque te amo y te quiero libre, conmigo.

—Yo también quiero estar contigo... —confiesa con voz rota, teniendo de forma drástica la nariz roja y ojos llorosos— Pero tú y yo sabemos que eso es imposible...

Jeon le mira asustado y con dolor en sus ojos, rápidamente niega con la cabeza y se acerca más al cristal.

—No, Jimin. No pienses así, encontraremos la forma, no puedes rendirte tan fácilmente y yo nunca lo haré. Te prometí que iba a sacarte. Por favor, no digas más eso... —pide, sintiendo que en cualquier momento se rompería.

—Jeon, basta... —murmura débilmente entre lágrimas— No quiero que lo hagas... Sólo mírate, estás matándote.

—Estoy bien, amor. Te lo aseguro, sólo un poco cansado pero estaré mejor.

Sin embargo, el pelirosa aparta la mirada y comienza a sollozar.

—No es justo...

—¿Qué no es justo? —insiste, sin comprender nada— Jimin, sé que todo parece una mierda ahora pero si tan sólo confiaras-

—Te engañé.

Silencio.

Jungkook estaba inmóvil, con el teléfono en mano y viéndole boquiabierto.

—¿Qué?

Jimin mordió su labio inferior, era un desastre de lágrimas y sus manos temblaban ligeramente, ni siquiera podía verlo a los ojos.

—Y-Yo... —suspira de forma temblorosa— M-Me acosté con otros reclusos... Ahora que no estás, necesitaba seguir manteniendo mi protección... Así que decidí volver a la vida que tenía antes... No tuve opción... —finaliza con voz rota para mirarle a los ojos— Perdóname...

Jeon dejó espacar un pequeño jadeo de la impresión y entonces relaja su mirada, alejando lentamente el teléfono de su oreja para dejarlo en la mesa en silencio. Seguidamente suspira con fuerza antes de cubrir su rostro entre sus manos. Park le mira con lástima, sin dejar de sollozar y sintiéndose como una total mierda.

Después de unos largos segundos, Jungkook levantó lentamente su rostro, estaba lleno de lágrimas pero aún así volvió a suspirar y tomar nuevamente el teléfono para colocarlo en su oreja.

—Está bien... —murmura, limpiando su nariz y asintiendo con la cabeza— Tranquilo, lo entiendo. No tienes que sentirte mal por eso, claramente ya no puedo hacer lo mismo que hacía adentro y no tenías otra opción.

Jimin le mira con dolor y ojos llorosos, intentando aguantarse el romper de nuevo en llanto.

—Lo lamento...

—Mierda, deja de disculparte, esto no cambia en nada nuestra relación, no lo haces con intención y eso es lo que importa.

—No, no está bien.

—Hay muchas cosas que no están bien en esta vida, Jimin. Pero aún así las hacemos, esta es una de ellas, yo lo dejo pasar por mucha impotencia que tenga ahora mismo. Y dehecho sólo me anima a esforzarme más para sacarte de aquí cuánto antes.

Pero Jimin tenía otros planes completamente diferentes a los de Jungkook. Los tenía desde el primer momento en que Jungkook le dijo que habían pagado su fianza pero no tenía el valor de decirlo, hasta ahora.

—Jungkook, esto no va a funcionar...

El mencionado dejó de hacer lo que hacía para mirarle con cautela y enseguida captar lo que estaba insinuando.

—No, Jimin, no... —advierte con voz temblorosa— N-No vayas por ese camino, te prohíbo hacerlo...

—Joder, no vas a tener todo ese dinero en una semana o un mes... Te tomará años, yo lo sé, no intentes engañarme, querido.

—¿Y qué si fuera el caso? Si tengo que esperar cinco jodidos años hasta que salgas, lo voy a hacer. Te lo dije, no seguiré sin ti.

Jimin sonríe entre lágrimas.

—Pero si ya lo estás haciendo...

Entonces Jungkook se queda mudo, sin saber que decir y sintiendo su corazón romperse poco a poco en mil pedazos.

—Mereces algo mejor, Jeon —comienza Park con voz inestable pero intentando mantenerla decente— Mereces algo mejor que estar viendo a un criminal cada fin de semana, por medio de una cabina, durante cinco años, ¿no crees?

—¿Tú crees que eso me importa? —se defiende— Claro que no, acabo de decirte que lo haría sin duda. No me importa.

—Pues a mí sí me importa —contradijo— Ahora eres libre, pero aún sigues atado a este lugar y es sólo por mí. Yo quiero que seas completamente libre, Jungkook. Y jamás lo serás de esta forma... Vamos, sólo mira a tu alrededor... —sonríe débilmente— No tienes ningún futuro próspero conmigo, allá afuera te está esperando un gran camino por delante y sumamente exitoso... Estoy seguro de que encontrarás a alguien mejor que yo...

Jungkook le contempla anonadado, las lágrimas caen como cascadas por sus mejillas. No podía creer ni la mitad de las cosas que estaba diciendo Jimin. Simplemente todo le resultaba imposible e irreal.

—¿Jimin? —interroga, confundido y asustado, colocando la palma de su mano sobre el vidrio.

Jimin la observa y sollozando, imita la acción, dejando su mano sobre la de Jungkook con el cristal de por medio.

Sin embargo, en vez de sentir la calidez que debería de trasmitir el tacto de ambos cuerpos, sólo pudieron percibir el frío del vidrio que los separaba y eso les hizo doler inmensamente el alma. Pero aún así las mantuvieros juntas por varios segundos, mientras se miraban fijamente a los ojos sin decir nada y derramando lágrimas.

Finalmente Jimin aleja su mano del cristal y su cuerpo se sacude en un fuerte sollozo mientras se aferraba al teléfono con ambas manos temblorosas. Entonces mira a Jungkook, sintiéndose completamente destrozado por lo que estaría a punto de decir, pero no había otra opción. Así que lo dijo:

—Voy a romper contigo, Jungkook.

En ese momento, el pelinegro sintió su presión bajar y literalmente pensó que se desmayaría pero se contuvo, pues el sentimiento de shock era mucho más fuerte que perder la consciencia. O en ese momento, perder completamente la cordura.

—¿Qué? —logra decir, atónito y pálido.

—Lo siento, amor... —solloza el pelirosa— Realmente lo siento mucho pero no podemos seguir así, es por el bien de ambos...

Inmediatamente Jungkook se puso en alerta, negando incontables veces con la cabeza.

—No, no, no, espera-

—Te conozco y me conozco, sabes perfectamente lo mal que nos hará esto...

—J-Jimin, por favor, no-

—Es por tu bien y por el mío, será lo mejor para los dos... Te agradezco por todo y perdóname, otra vez...

Jungkook mantenía su respiración agitada, tenía sus ojos completamente llorosos y observaba a Jimin como si estuviera demente.

—N-No lo hagas... —súplica, con voz rota— Por favor, Jimin, por favor...

Park se reprime el llanto, limpiando sus lágrimas e intentando no ceder ante sus súplicas mientras reunía fuerzas para terminar todo.

—Te amo muchísimo... —dice al final, viéndole fijamente a los ojos— Pero debes seguir sin mí... Adiós, Jungkook.

Dicho esto, deja el teléfono en su lugar correspondiente y se levanta de la mesa. Inmediatamente Jungkook hace lo mismo, volviéndose loco y dejando el teléfono de lado.

—¡Jimin! —grita pero su voz se escucha obstruida desde el otro lado, apoyando sus manos en el vidrio— ¡Jimin, no! ¡Regresa! ¡Espera, por favor! ¡No puedes hacerme esto! ¡No te vayas, maldita sea!

Con dolor en su pecho, Jimin intenta hacer oídos sordos y avanza hacia el funcionario para extender sus muñecas y dejar que le esposaran de nuevo. Sin embargo, no pudo evitar mirar a Jungkook y sentir su corazón romperse. Por un momento quiso retractarse pero ya había tomado una decisión, así que apartó la mirada y comenzó a alejarse cuando el funcionario le ordenó que lo hiciera.

—¡Jimin! ¡Mierda, vuelve! —gritaba Jungkook mientras golpeaba el cristal—¡Eres un hijo de puta! ¡No me hagas esto! ¡Yo te amo! —pero entonces Jimin desaparece de su vista y es cuando se rinde— ¡Joder! —grita cayendo nuevamente en el asiento y cubriendo su rostro para comenzar a llorar con fuerza.

Algunos guardias se acercaron velozmente a su posición pero se detuvieron al verle en ese estado, sin saber exactamente qué hacer más que decirle que debía retirarse.

Jungkook les ignoró, llorando descontroladamente sobre la mesa y sintiendo que se moría. Mientras que por otro lado Jimin ingresaba a su celda y rompía en llanto, comenzando a desordenar con rabia todo el lugar hasta dejarse caer sentado al suelo y sollozar en silencio.

Ese día algo el corazón de ambos jóvenes se rompió por completo y quizás jamás volverían a repararlo.


Lo de Jimin es verdad, no estaba mintiendo. Sé que pareció difícil de creer debido al momento y circunstancias, pero no era mentira. Me gustaría que pudieran entender un poco mejor el lugar de Jimin, él ama a Jungkook y por eso mismo es que no quiere que se desvive por intentar sacarlo, además de que si fallase, iba a ser imposible una relación en la que ni siquiera se podían tocar. Así que se pensó que lo mejor era dejarse ir mutuamente, que sería lo mejor aunque ninguno de los dos quisiera. Pero Jimin más bien estaba lejos de ser egoísta, no quería obligar a Jungkook a eso y no por orgullo, sino porque sentía que no lo merecía o sólo terminaría perjudicando a Jungkook. Así que lo que hizo, lo hizo por amor.

Aún no puedo creer que pronto le diré adiós a esta historia, im sad.
Y no, no habrá segunda temporada, y sí, me gusta verles sufrir. Pero tranq, después de la tormenta siempre viene el arcoiris.

Cuídense y usen mascarilla,
chau. <3

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