Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

035.

Había pasado un mes desde que Jimin volvió a prisión, los días transcurrían de forma normal y tranquila. Después de la muerte de Kang, los miembros de su pandilla nunca más volvieron a meterse con ellos. Sólo les ignoraban o pasaban de largo. Aunque Jimin siga teniéndoles rencor, quería dejar de meterse en problemas y específicamente en peleas con otros reclusos. Pero vaya que era jodidamente difícil, pues había más de algún preso que intentaba pasarse de listo con él y no tenía opción que darle una paliza. Tenía suerte de que no lo mandaban a aislamiento por eso, de lo contrario, estaría allí todo el tiempo. Originalmente Jimin era un chico problemático, así que no era una gran sorpresa. Pero de todos modos no quería volver ahí, después de haber estado tanto tiempo.

A pesar de eso, Jungkook y Jimin eran vistos en la prisión como una pareja sumamente peligrosa. Ambos podían golpearte, ambos podían apuñalarte y hasta matarte. Eran muy respetados por los demás reclusos.

A veces a Jimin le costaba recordar como era su vida sin Jungkook, aunque tuviera a su pandilla, antes él siempre se encontraba solo, especialmente en su celda y eso le gustaba. Amaba su comodidad y soledad. Pero ahora se había acostumbrado tanto a la presencia del pelinegro que se le hacía imposible imaginarse la litera de abajo vacía.

Jungkook estaba por cumplir tres años en la cárcel, faltaban un par de meses y a pesar de que su caso aún no había sido revisado en un juzgado, se le mantenía con la misma condena de diez años.

Sin embargo, la vida podía dar enormes giros, los cuales podían cambiar totalmente tus planes de vida y justamente ese día, Jungkook no se esperaba que un funcionario le convocara para darle un aviso. Mientras se encontraba trabajando con Jimin en la biblioteca, el hombre le aisló momentáneamente para hablar de forma privada.

—¿Qué? ¿Estoy en problemas? —pregunta con una sonrisa vacilona y algo extrañado.

El funcionario negó con la cabeza, manteniendo un rostro serio.

—Nada de eso, es más vengo a darle las felicitaciones.

Jeon frunce el ceño.

—¿De qué?

—Me mandaron a informarle que renovaron su derecho a fianza y al mismo tiempo fue pagada.

Literalmente el corazón de Jungkook se detuvo por un milisegundo, al mismo tiempo que su sonrisa desaparecía y su presión bajaba de golpe.

—Sin embargo... —continuó el funcionario— El juez decidió otorgarle libertad condicional si se presenta cada vez que se le convoque, necesitará firmar su salida y tiene máximo media hora para recoger sus cosas e irse al juzgado.

Una vez terminado el hombre de hablar, Jungkook parpadeó varias veces y salió un poco de la impresión.

—¿Qué? —logró decir, mirando al funcionario como si fuera un fantasma e intentado procesar toda esa información— E-Es imposible... Yo perdí el derecho a una fianza, ni siquiera he tenido un juicio y mi pena sigue en revisión... —niega con la cabeza— No puedo ser yo... Debe estar equivocado de persona...

—A ver, usted es Jeon Jungkook, ¿no? —el nombrado asiente— Entonces es usted, me mandaron desde dirección a avisarle y después escoltarle a la salida.

—P-Pero... ¿Cómo pudieron pagarla? Era muchísimo dinero... —continúa, sin poder moverse de su posición y quitar la expresión de sorpresa en su rostro. En ese momento sólo pudo pensar en una persona— ¿Quién fue?

—Eso lo sabrá cuando salga, repito, tiene media hora para cambiarse y recoger sus cosas. No pierda el tiempo... —seguidamente suspira y coloca una mano sobre el hombro del contrario— Vamos hombre, cambie esa cara... Sé que es difícil de creer en estos momentos pero caiga en cuenta de que ahora es libre.

Dicho esto, el funcionario le suelta y se aleja para continuar su labor. Dejando a Jungkook completamente en shock y sumergido en sus pensamientos. Mierda, mierda, mierda y más mierda. Ni siquiera podía procesar toda esa información de lo impactado que se encontraba. Y su mente terminó por colapsar cuando sintió la presencia de Jimin detrás suyo.

—Hey —llama el pelirosa, viéndole de forma confusa— ¿Qué fue lo que te dijo?

Mierda.

Jungkook no respondió, todavía seguía inmóvil y entonces Jimin es quien avanza para colocarse al frente.

—¿Estás bien? —pregunta preocupado al ver su rostro pálido y mirada pérdida— ¿Qué pasó? —murmura, tomando su rostro con delicadeza.

Finalmente Jeon le miró a los ojos, y Park supo de inmediato que algo malo había ocurrido.

—Yo... —balbucea el pelinegro, tragando saliva— Pagaron mi fianza... Soy libre...

Jimin aleja sus manos del rostro de Jungkook, mirándole confundido y con una sonrisa nerviosa.

—Es una broma, ¿verdad?

Pero Jungkook negó lentamente con la cabeza mientras sus ojos se llenaban de lágrimas. Entonces la sonrisa de Jimin desaparece, viéndole completamente sorprendido por unos segundos hasta que poco a poco relaja la mirada y sin decir nada se voltea lentamente, dándole la espalda.

Jungkook le observa alejarse un poco, y no puede retener sus lágrimas. Todo era tan inesperado, tan repentino que no sabía qué decir o cómo reaccionar.

—J-Jimin... —comienza con voz ahogada, negando con la cabeza y sintiendo una presión en su pecho— No tenía idea de esto, te lo juro... Joder, no voy a hacerlo, no voy a dejarte... Es una locura.

Desde su posición mientras le daba la espalda, Jimin tenía su nariz roja conforme derramaba lágrimas en silencio y se hundía momentáneamente en sus pensamientos. Entonces respira hondo, tragándose el nudo de su garganta y limpiando sus lágrimas para girarse nuevamente hacia Jungkook.

—Es la mayor estupidez que he escuchado en mi vida —espeta, acercándose a su pareja— Ahora eres libre, así que vas a ir a recoger tus cosas, cambiarte e irte de este jodido lugar para no volver jamás. Es lo que se tiene que hacer y quiero que hagas.

Jungkook le mira anonadado, sin entender nada.

—P-Pero... ¿Qué hay de ti? —su labio inferior tiembla, sintiéndose a punto de explotar— Mierda... ¡Se suponía que saldríamos juntos! —exclama con desesperación— Y-Yo no quiero irme sin ti, si no es contigo, no quiero nada.

Jimin muerde su labio inferior, resistiendo el romperse allí mismo pero se estaba obligando a mantener la calma y cordura para así no alterar más a Jungkook.

—Mírame... —pide, tomando su rostro con ambas manos y viéndole fijamente a los ojos— Vas a salir de aquí y rehacer tu vida-

—No, no, no... —comenzó el pelinegro, negando incontables veces con la cabeza y retrocediendo.

Pero Jimin le retuvo tomando su ropa y viéndole con seriedad.

—Yo sé que tú puedes, Jeon. Te prometo que todo va a estar bien, ¿vale?

—No, Jimin —volvió a negar— Si haré mi vida de nuevo, la haré contigo o nada, ¿entendiste? Tú eres el amor de mi vida... —confiesa con voz rota.

Esa fue la gota que derramó el vaso en el que Jimin se estaba ahogando y aguantando.

—Y tú el mío... —murmura antes de romper en llanto y lanzarse a sus brazos.

Inmediatamente ambos se abrazaron con fuerza, sollozando sobre sus hombros y sin poder creer lo que estaba sucediendo. Jamás se habían planteado la posibilidad de que aquello sucediese, tenían planeado poder salir al mismo tiempo posible juntos pero la vida les acababa de dar un vuelco y no tenían más remedio que aceptarlo.

Cuando los demás miembros de la pandilla se enteraron, no ocultaron su alegría y sorpresa por Jungkook. Logrando llenarlo de felicitaciones y abrazos en medio de lágrimas. Las amistades que lograbas hacer en la cárcel eran muy fuertes y profundas. Probablemente no volvería a verlos en toda su vida, no sabía que sería de ellos en el futuro pero tenían la certeza de que se volverían a encontrar aunque sea una vez más.

Jungkook no podía aceptarlo, aún cuando todos sus amigos se estaban despidiendo del él, aún cuando Taehyung le dijo que lo extrañaría mientras lo abrazaba con fuerza, aún cuando le dedicó la última mirada a su celda... Seguidamente llegó el funcionario que lo llevaría al departamento de ingreso para recoger sus cosas personales y finalmente irse. Por mucho que quisiera resistirse. No podía negarse a la libertad, no podía dar marcha atrás. Desde ese momento, ya no era más parte de ese lugar y lo sintió cuando en el vestidor comenzó a quitarse su uniforme.

Al frente suyo estaban todas las cosas que le quitaron el primer día: su móvil, joyas y ropa. Todo estaba intacto. Jungkook contempló sus cosas como si nunca hubiese visto algo así en su vida y después de caer en cuenta, comenzó a vestirse. La ropa le quedaba un poco grande y aún conservaban el olor a su antigua colonia, claramente había adelgazado durante todo ese tiempo.

Y al mirarse en el espejo de cuerpo entero, completamente vestido, no pudo reconocerse así mismo, aún si sólo llevaba una camisa de manga larga de color vino y pantalones negros, se sentía extraño. ¿Tanto le afectó mentalmente haber estado tres años en la cárcel usando la misma ropa? Probablemente sí.

En ese momento alguien entra por la puerta, Jungkook se asustó porque pensó que sería el funcionario indicándole que ya tenía que irse, sin embargo sonrió cuando vió que se trataba de Jimin. Este se adentró al vestuario, sonriendo lentamente cuando le observó de pies a cabeza y soltando un silbido.

—Así que... —murmura, acercándose para comenzar a abotonar un poco más su camisa y suspirar— Así te ves con ropa normal... Bastante guapo.

Jeon no respondió, sólo se quedó contemplando el rostro de Park mientras le arreglaba, hasta que finalizó y alzó la mirada, ambos viéndose fijamente en silencio y con un sinfín de sentimientos encontrados.

—Voy a sacarte de aquí —afirma Jungkook con voz firme pero semblante decaído— Haré hasta lo imposible, no permitiré que pases más años en este lugar... te lo prometo.

Jimin suaviza su mirada y niega lentamente con la cabeza, alzando una mano para acariciar el rostro de Jungkook.

—No quiero que lo hagas, no te preocupes por mí, estaré bien y lo sabes... Talvéz las cosas no salieron como queríamos, pero ahora debes continuar sin mí y seguir tu camino.

Inmediatamente Jungkook se aparta de forma brusca, viéndole pasmado.

—¿Acaso estás dando por hecho nuestra relación?

—Por supuesto que no, pero...

—¡Ni se te ocurra terminar conmigo! —advierte Jeon, sus ojos llenándose poco a poco de lágrimas— Esto no es un final, esto no ha acabado, ¿okay? Yo volveré a por ti, no pienso dejarte por nada de este mundo, Jimin.

Jimin hace una mueca, sintiendo al instante un nudo en la garganta y presión en su pecho.

—Jungkook... Por favor, cálmate.

—¡Y una mierda! ¡¿Cómo quieres que me calme?! —exclama, comenzando a desesperarse— ¿Cómo mierda estás tan tranquilo?

—¿Qué quieres? ¿Qué empiece a gritar también? —se defiende— Uno de los dos tiene que llevar esto con madurez y tranquilidad.

—¿Acabas de decirme inmaduro? —le mira sorprendido— Bueno, pues entonces perdona por preocuparme por ti y el que sigamos juntos... —suelta con sarcasmo, dándose la vuelta— Dime si realmente vas a terminarme por esto de una vez o-

—¡¿Podrías callarte?!

Jungkook se voltea a Jimin, notando hasta ese momento que se encontraba derramando lágrimas y con la nariz roja, manteniendo una expresión de enojo en su rostro. E inmediatamente se sintió culpable.

—Jimin...

—¡No! ¡Tú escúchame ahora! —exclama el pelirosa al perder la paciencia— ¿Sabes la cantidad de personas que he visto ir y venir durante seis jodidos años? No, no tienes una puta idea porque ni siquiera haz estado el tiempo suficiente para vivirlo. Así que hazme un favor y deja de decir que no me interesa nada de esto porque te juro que rompo contigo si tan insensible crees que soy.

Un silencio ataca la habitación, ambos se miran en silencio y con las respiraciones agitadas. Jimin retoma su postura, tragando saliva y limpiando sus lágrimas. Entonces solamente suspira, negando con la cabeza y haciendo ademán de irse.

Pero rápidamente Jungkook le toma del brazo y voltea para juntar sus labios con necesidad.

Jimin tardó literalmente dos segundos en corresponderle, moviendo finalmente sus labios y abrazándole con fuerza desde el cuello. Se besaron de forma lenta pero apasionada, intensa y necesitada, casi con dolor, mientras las lágrimas bajaban por sus mejillas.

—E-Eres un idiota... —sollozó Jimin cuando terminaron el beso y juntaron sus frentes, mientras se aferraba con fuerza a la camisa de Jungkook.

—Lo siento... —se disculpa el contrario con voz ahogada.

—Eres un idiota —vuelve a decir, sólo que esta vez rompe en llanto y se refugia en Jungkook quien inmediatamente le abraza con fuerza, comenzando a llorar también.

Ambos se convirtieron en un desastre de lágrimas y fuertes sollozos, permaneciendo así por minutos sin soltarse para nada del mundo.

—Ni siquiera sé si voy a volver a verte... —murmura el pelirosa sobre la ropa del contrario.

—Claro que sí, voy a visitarte siempre y a llamarte —asegura el pelinegro, acariciando su espalda.

Pero Jimin niega con la cabeza, sollozando mucho más fuerte y sabiendo perfectamente que nada de eso funcionaría. Su mente no dejaba de pensar en una cosa, pero no podía decirla a Jungkook en ese momento porque enloquecería. Todo esto tenía un fácil y sencilla solución, pero ni siquiera tenía la valentía para poder decirlo.

—No me refiero a eso... —traga saliva, alzando la vista— ¿Recuerdas que me castigaron después de que me delataron? No puedo recibir visitas, ni mucho menos llamadas. Nada.

Jungkook relame sus labios, negando con la cabeza y sintiendo nuevamente un nudo en su garganta.

—No pueden quitarte de forma permanente eso, es un derecho obligatorio que todo recluso debe de tener. Tiene que haber alguna alternativa...

—Sí, la hay... —suspira— No puedo recibir ni llamadas, ni visitas personales, ni visitas íntimas... Pero lo único que podrían permitir son las visitas por cabina, a través de un cristal, cada fin de semana, y... —niega con la cabeza, cubriendo su rostro y volviendo a llorar.

—Voy a sacarte, cariño —repite Jeon, abrazándole de nuevo y suspirando de forma temblorosa— No importa si tengo una deuda de por vida o tenga que trabajar el triple, pero lo haré.

Jimin niega con la cabeza, sin soltar a Jungkook.

—No voy a dejar que lo hagas... —susurra en un hilo de voz que Jungkook no logró escuchar.

—¿Qué?

—Nada... —suspira, finalmente separándose y viéndole a los ojos— ¿Sabes que en el momento en que cruces esa puerta serás libre? —sonríe, intentando animarlo mientras limpiaba sus lágrimas— Volverás a tener tu vida normal, eso es asombroso... Sólo han pasado tres años, lograrás adaptarte de nuevo.

—¿Y qué hay de ti? —pregunta, observando al pelirosa con tristeza.

—¿Yo? —frunce el ceño y después sonríe— Yo estoy más aquí que afuera, querido. Ni siquiera me imagino estando allí, supongo que mi mente y cuerpo se acostumbró mucho a este lugar. Pero estaré bien, no te preocupes más...

Jungkook suspira con fuerza, observando a Jimin con dolor y sintiendo nuevamente ganas de llorar. No quería dejarlo, no quería irse y no porque quería estar en ese lugar, claramente era una completa pesadilla y si hace tres años le hubieran dicho que saldría, no lo hubiese pensado dos veces antes de irse corriendo de ese infierno para nunca volver. Pero las cosas habían cambiado, ahora se había enamorado profundamente de la persona que más detestaba y le había hecho la vida imposible en esos tiempos, ahora tenía a Jimin en su vida e iba a luchar por su relación cueste lo que cueste.

Justo en ese momento, el funcionario encargado de llevarse a Jungkook abrió la puerta.

—Jeon, el tiempo ha terminado, es hora de irse —avisó, metiendo las manos en los bolsillos y suspirando al ver a Jimin— No puedes estar aquí, Park. Te ordeno que salgas o lo haré a la fuerza.

Jimin frunció el ceño, a punto de insultarlo pero inmediatamente Jungkook se interpone.

—Un minuto más, por favor —pidió con sinceridad al guardia— ¿No tiene algo de humanidad?

—Tuviste treinta minutos, Jeon. Es suficiente y son órdenes de dirección, debes abandonar el lugar.

Jungkook suspiró, mirándole de mala forma antes de voltearse hacia Jimin y ambos fundirse nuevamente en un fuerte abrazo. Ignorando completamente al funcionario que les estaba diciendo que se separaran pues por más de los dos debían retirarse.

—Te amo —susurró con voz rota Jungkook en su oído, sin querer soltarlo para nada del mundo— Eres la persona que más he amado en mi vida y eso nunca cambiará, no importa que pase.

El labio inferior de Jimin tembló, amenazando con volver a romper en llanto. Se moría por decirle todo lo que sentía en ese momento: "Por favor, no me dejes. No te vayas, no quiero estar solo otra vez. Te necesito conmigo porque sin ti me siento débil, el verdadero infierno lo sentiré cuando no estés. No me dejes, por favor" pero se aguantó fuertemente y sólo pudo decir:

—Y yo te amo más que a cualquier persona en este jodido mundo, voy a extrañarte muchísimo...

Querían soltarse pero no podían, no podían hacerlo porque en el fondo sabían que pasaría mucho tiempo hasta que pudieran volver a abrazarse, a sentir piel con piel, no estaban listos para eso. Para un adiós.

El funcionario, quien no tenía una pizca de empatía y le importaba un carajo la vida de cada recluso, finalmente perdió la paciencia de estar esperando y llamó en su radio a un compañero para que le ayudara en el asunto. Por lo que al poco tiempo llegó otro hombre quien se acercó a la pareja e inmediatamente tomó a Jimin para alejarlo con brusquedad de Jungkook.

—¡Hey! —protestó Jungkook, pero cuando intentó hacer algo el funcionario a su cargo le tomó del brazo.

Jimin gruñó con molestia mientras le colocaban las esposas, pero aún así se las ingenió para soltarse del agarre del guardia y cortar rápidamente la distancia que tenía con Jungkook para darle un pequeño beso en los labios que no duró ni tres segundos pues de inmediato le tomaron del brazo y arrastraron esposado hasta la salida.

Jungkook le siguió, saliendo del vestuario junto con el funcionario y observando como se llevaban a Jimin nuevamente a ese lugar, abriendo las rejas que dividían la penitenciaria de la cárcel para entrar y seguidamente cerrarlas de forma automática. Jimin alcanzó a verle desde la lejanía con dolor en sus ojos y Jungkook luchó para no salir corriendo, hasta que finalmente la entrada se cerró.

Y ahora sólo los dividían unas rejas. Pero con diferentes realidades, uno afuera, y otro adentro, uno libre y el otro encarcelado.

—Andando —ordenó el funcionario a Jungkook para que le siguiera y este no tuvo más remedio que obedecer.

Después de haber firmado su salida, fue guiado hasta una habitación titulada sala de espera, donde al abrir la puerta se detuvo en seco cuando vió a su padre sentado en una banca. El rostro del hombre se iluminó al verlo e inmediatamente se levantó y se acercó.

—Hijo... —murmuró con anhelo antes de abrazarlo con fuerza.

Jungkook se quedó inmóvil, con los ojos abiertos de par en par y sin saber cómo reaccionar. Finalmente su padre lo soltó, continuando por tomar su rostro y verle con fascinación.

—Joder, cuánto haz crecido... ¿Por qué esa cara? ¿Acaso ya no recuerdas a tu viejo? —ríe pero su hijo no lo hace.

Más bien termina por alejarlo, mirándole completamente confundido y asustado.

—¿Tú... tú me sacaste?

—Te dije que iba a hacerlo.

—Pero... —negó con la cabeza, asombrado— Pero tú dijiste que-

—Lo sé. Recuerdo lo que te dije ese día e inmediatamente me arrepentí pero ya me conoces, no iba dar mi brazo a torcer... Lo siento mucho, Jungkook. Quizás ahora no me quieras, no sé si realmente eres el mismo de antes... Pero lo importante es que estás de vuelta y-

—¿Cómo lo hiciste? —le interrumpe, sin haber quitado la expresión de asombro de su rostro— ¿Qué hiciste para sacarme? Era prácticamente imposible, y-yo no he sido el mejor recluso para-

—Lo sé —corta, asintiendo lentamente con la cabeza— Tienes cargos por intentar fugarte, eres sospechoso de un homicidio y estabas en la categoría de peligrosos. Además de tener una relación afectiva con otro hombre. Lo sé.

Jungkook amplia más su mirada, literalmente retrocedió de su padre y miró de pies a cabeza con terror.

—¿Qué mierda?

—Vamos, Jeon —comienza el mayor volteando sus ojos— ¿Pensaste realmente que iba a dejar por completo a mi único hijo? Soy un hombre de negocios, tengo contactos los cuales me mantuvieron informado de absolutamente todo lo que hacías allí adentro.

El pelinegro se mantuvo atónito, negando con la cabeza y tragando saliva.

—Eres un... —se tragó las palabras, no se sentía con ánimos de comenzar una discusión— ¿Siempre tienes que estar vigilándome? Lo hiciste en la escuela, en el colegio, inclusive en la universidad... ¿y ahora también cuando estoy en la cárcel...? Eres increíble.

El señor Jeon se encogió de hombros con una sonrisa arrogante.

—Así son las cosas, hijo. Ya deberías de estar acostumbrado... —suspira viéndole con atención— Realmente me sorprendes, no creía que fueras a convertirte en un recluso problemático, fue muy difícil convencer al tribunal y demás. Pero ya te diste muchas vacaciones, ahora es tiempo de que vuelvas a restaurarte y continues tu vida. Vámonos de aquí.

Jungkook volvió a alejarse de su padre en cuanto este quiso tomarle del brazo, y simplemente le miró con despecho antes de dar media vuelta y dirigirse a la salida. Al salir, inmediatamente la luz del sol golpeó su rostro y miró a su alrededor el estacionamiento de la prisión. Sintiendo un escalofrío recorrer su cuerpo de pies a cabeza. Mierda. Estaba afuera. Era libre.

—Jungkook, por favor, no hagas las cosas más difíciles... —pide suavemente su padre cuando llegó a su lado— Es hora de irnos a casa.

—¿A casa? —pregunta, volteado a verle.

—Sí, a tu antiguo hogar. ¿No quieres volver a ver a tu madre? No creo que sea lo mejor para ti dejarte solo, te quedarás unas semanas con nosotros. Además, debemos hablarte de algo muy importante.

Jungkook apartó la mirada, observando el atardecer que comenzaba a hacerse a lo lejos.

—No tocaron nada mío, ¿verdad?

—¿De qué hablas?

—Mis propiedades, mi auto, mi dinero-

—Ya entendí —interrumpió, suspirando— La mayoría de cosas siguen intactas, el apartamento en el que vivías con tu ex novia fue despejado y puesto en venta, claramente perdiste el derecho de esa propiedad. Sin embargo, el penthouse que compraste a tus dieciocho en el centro de la ciudad, sigue intacto. Nunca lo usaste por completo, podrías vivir allí.

—Claro... —asiente, algo ido mientras se hundía en sus pensamientos.

Seguidamente junto con su padre, avanzó hacia el estacionamiento hasta llegar al auto, estando ahí, logró divisar mejor la cárcel desde afuera y teniendo secuelas de la primera vez que la vió. El miedo e inseguridad que le había provocado. Y ahora la miraba como si nada, sin sentir nada en su interior más que desprecio.

Definitivamente no iba a volver ahí en su puta vida.

Su padre hizo ademán de subirse el al auto pero se detuvo al ver que su hijo no se movía de su sitio y seguía observando la prisión con algo de melancolía en su mirada.

—Jungkook —llamó, provocando que el contrario pegara un brinco y le mirara confundido— ¿Estás bien? Vámonos, hijo —insistió, metiéndose en el auto.

Jungkook asiente, viendo una vez más el edificio, presionando sus labios y sintiendo un nudo en su garganta. Finalmente suspiró y abrió la puerta del auto para subirse en el asiento copiloto.

Abandonando finalmente ese lugar.

Después de ir al tribunal y estando en la casa de sus padres, Jungkook fue a su antigua habitación para darse una ducha nocturna. No sabía lo mucho que había extrañado bañarse así, con agua caliente y en privacidad. Aunque nuevamente sus profundos pensamientos le jugaron una mala pasada y terminó llorando en el baño por varios minutos.

Mientras que por otro lado, cuando Jimin volvió a su celda y observó la cama en la que dormía Jungkook vacía y sin sus pertenencias, no pudo evitar sentir una presión en su pecho. Su celda había vuelto a ser la misma de antes, en donde sólo vivía él y nadie más. ¿Siempre se había sentido así de vacía y fría? Finalmente decidió dormir en la cama que era de Jungkook, notando que aún tenía su olor. Así que no pudo resistirlo más y rompió en llanto, permaneciendo casi toda la noche llorando sobre la antigua almohada del pelinegro y aferrándose a lo poco que le quedaba de su presencia.

Pues no había algo más doloroso que saber que ahora sólo unas rejas de metal les separaban. Y quizás para siempre.

* writer silence *

Hola... uwu *le empiezan a bardear y tirar cosas* suaveee, sé que ahora me odian mucho pero quería avisarles que el final de esta historia está más cerca de lo que creen. Y que el mensaje del principio, era porque a lo que tengo entendido, los presos sólo tienen fianza mientras se está investigando el caso o están en prisión preventiva, y bueno, en mi historia la gran mayoría tienen derecho a fianza sólo que no muchos pueden pagarla, jiji.

En fin, faltan como tres capítulos para que esto acabe así que prepárense porque el siguiente capítulo es el más largo que he escrito, uwu.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro