005.
Dos semanas pasaron, tortuosas y largas como la mierda.
Fue jodido, muy jodido pero Jungkook logró sobrevivir a eso. Mientras estuvo en aislamiento se dispuso a perder el tiempo haciendo ejercicio como sentadillas, lagartijas o plancha, etc.
La verdad es que él era una persona que se ejercitaba, antes de prisión, el trabajo le quitaba el tiempo de hacerlo por lo que había subido bastante peso. Si bien seguía en su peso ideal, quería reforzar mejor sus músculos y más cuando cayó en cuenta de que realmente estaba en la cárcel. Un lugar peligroso. Así que debía aprender a defenderse, en su adolescencia practicó mucho boxeo y estaba considerando en comenzar a entrenar en el gimnasio de la prisión.
Hoy era su último día en aislamiento. Estar allí, le había hecho reflexionar bastante al mismo tiempo que volverle completamente loco. Y es que estar en esa celda era de las peores cosas que te podían pasar en prisión pues era tortura en su máximo expresión, hacía que sintiera la cárcel normal como un paraíso a comparación de eso infierno.
Lo único que deseaba hacer era darse urgentemente una ducha, pues ni eso le permitían. Sólo le entregaban nuevas ropas cada tres días pero en ningún momento le dejaron salir a ducharse. Al menos el médico se encargó de atender sus heridas de la pelea hasta que fueron sanando poco a poco. No había tenido contacto con nadie, ni mucho menos hablado con alguien. Llegó a punto en el que hablaba consigo mismo, confirmando que se había vuelto un poco loco.
También descubrió que había una pequeña ventilación en uno de los extremos de una pared, la cuál comunicaba con la celda de al lado. Sin embargo por más que había llamado, nunca nadie le contestó. Lo más probable no había nadie, pero él imaginaba que sí.
Ahora permanecía sobre la cama, tarareando una canción mientras esperaba a que le sacasen de allí. Y finalmente la espera terminó en el momento en que un funcionario abrió la puerta.
—Hora de salir, muchacho —avisó un hombre mayor.
Jungkook se levantó de un golpe y suspiró con tranquilidad, acercándose al funcionario para que le pusiera las esposas.
—Gracias al cielo, un día más aquí y juro que me suicido.
—No me extrañaría, pues no serías el primero en hacerlo.
—¡Eso explican los fantasmas en la noche!
El funcionario rodó sus ojos y prosiguió a sacarlo de allí.
—Cierra la boca y camina.
—Vale, pero no me golpee. Estoy portándome bien.
Cuando volvió a su módulo, se dió cuenta que todo seguía igual a como lo recordaba. Algunos reclusos se le quedaban mirando y comenzaban a hablar en susurros de él. Subió las escaleras, siguiendo al guardia hasta llegar a su celda.
—Listo, entra a recoger tus artículos de higiene y tendrás quince minutos para poder alistarte completamente, ¿okay?
—Okay —repitió el pelinegro.
El funcionario le quitó las esposas y seguidamente se encargó de abrirle las rejas de la celda.
Jungkook suspiró y entró en silencio. Lo primero que vió, fue a Jimin sentado en la mesa mientras leía y al notar su presencia, levantó la mirada e inmediatamente comenzó a fulminarle con los ojos. El funcionario cerró la celda, al mismo tiempo que el pelirosa se levantaba y se acercaba de forma amenazante al pelinegro.
Park literalmente esperó hasta que el funcionario se fuera, para poder darle un puñetazo a Jeon en la cara.
—¡Ahg! —se quejó inmediatamente, llevando una mano a su rostro y sintiendo un fuerte ardor— ¡Mierda! ¿Qué carajos te pasa?
Jimin no respondió, sólo le tomó fuertemente de la camisa y lo acercó a su cuerpo.
—¿Por qué mierda me has defendido? —cuestionó fríamente, viéndole a los ojos con rabia— ¿Crees que soy tu puto amigo o qué? ¿Por qué lo hiciste?
Jungkook gruñó y se soltó bruscamente de su agarre.
—¡No lo sé! —respondió, algo alterado—Esa es tu respuesta, no sé por qué mierda lo hice.
—Maldito mentiroso —soltó el pelirosa— Nadie defiende a alguien sin querer nada a cambio... ¿Qué es lo que quieres?
—¡Nada! No quiero nada, solamente lo hice por instinto o porque eres mi compañero y ya.
Park presionó sus labios con fuerza, manteniendo su respiración pesada y ceño fruncido.
—No soy tu amigo, ni novio, ni nada para que me estés defendiendo y menos metiéndote en mis jodidos asuntos.
Jeon asintió de mala gana mientras soltaba un largo suspiro y observaba al contrario volver a su asiento.
—Bueno, ¿ni un gracias al menos?
Jimin le miró de forma confusa.
—¿Quieres que te la chupe o qué?
—¡No! —respondió al instante el pelinegro, viéndole espantado y después bufó— Olvídalo. Iré a darme una ducha.
Dicho esto, tomó su kit de aseo y salió a pasos pesados de la celda mientras se quejaba del dolor en su rostro.
——— [ 🖤 ] ———
Después de bañarse, Jungkook volvió a su celda. Comenzaba a oscurecer, era hora del almuerzo pero extrañamente no tenía hambre. Lo único que quería era descansar y poder dormir en una cama normal con una almohada. Así que agradeció que le hayan concedido la opción de poder quedarse durmiendo mientras todos eran obligados a ir al comedor.
En cuanto su rostro tocó la almohada, cayó en un profundo sueño que duró horas y horas.
—Pss... Pss...
Abrió lentamente sus ojos ante ese ruido, quedando petrificado cuando vió a una persona desconocida al frente suyo. Estuvo a punto de hablar pero inmediatamente el chico coloca una mano en su boca y presiona su cuello con un objeto filoso.
—Acompáñame o te clavo esto en el cuello —susurró.
Jungkook asintió con la cabeza, reconociendo el rostro de aquel sujeto. Se trataba de uno de los chicos de aquella pandilla, Sesang. No tenía ni puta idea de como había entrado, pero tampoco entendía que estaba pasando. Lentamente salió de la cama, el chico le tomó fuertemente del brazo y colocó el arma en su espalda. Era de madrugada y antes de salir, miró de reojo a Jimin, notando que estaba completamente dormido. Después presionó el botón y las puertas se abrieron, permitiendo que ambos salieran en silencio.
Cuando las puertas se cerraron, Jimin inmediatamente abrió sus ojos.
...
Jungkook fue dirigido hacia los baños por Sesang, sintiendo su corazón latir a mil por hora y un miedo indescriptible recorrer todo su cuerpo. Estando allí, se detuvo en seco cuando vió a tres hombres más alrededor de una silla, esperándole. Inmediatamente quiso huir pero fue retenido por Sesang y otro chico más. Se resistió tanto que comenzaron a golpearlo, logrando arrastrarlo débilmente hasta la silla y mantenerlo quieto con los brazos detrás amarrados por una soga.
Cubrieron su boca con un pedazo de tela y después logró visualizar la figura de un hombre adulto de aspecto intimidante, tatuajes en todo el cuerpo y con un cigarrillo entre sus dedos, acercarse. Este tipo llevaba otra silla consigo, la cual colocó al frente del pelinegro y se sentó.
—Jeon... Jeon... Jeon... —murmuró suavemente el hombre, sacando una daga de su bolsillo y dejándola a la vista del contrario— Oh, cuánto he odiado ese apellido... —negó con la cabeza— Yo fui amigo de tu padre, ¿sabías? Éramos buenos socios, grandes tiempos... Lástima que él tomó un camino distinto al mío, hubiéramos sido buenos compañeros de crimen.
Jungkook frunció el ceño, sin entender un carajo de lo que estaba diciendo ese hombre.
—Déjame presentarme, mi nombre es Kang. Supongo que ya oíste sobre mí, soy bastante popular en este lugar por ciertas cosas que he hecho... Pero descuida, nadie saldrá herido a no ser que tú lo quieras.
Con un asentimiento de cabeza, le dió permiso al chico que estaba detrás suyo para tomar el cabello de Jeon y jalar su cabeza hacia atrás. Inmediatamente el hombre colocó la daga en la piel de su cuello, haciendo presión sin lastimarle.
—Así es la cosa, muchacho —comenzó Kang— Sabemos que en la mansión de tu padre, hay una caja fuerte que contiene millones de dólares y claramente para abrirla se necesita un código... Lo único que tienes que hacer, es decirnos cuál es... Sencillo, ¿no? —sonrió y seguidamente ejerció fuerza en el arma, logrando cortar un poco la piel del pelinegro y haciéndole gritar— Ahora, vamos a dejar que hables y ni se te ocurra intentar algo o te corto el cuello.
Lentamente, descubrieron la boca de Jeon. Dejándole más acceso a respirar y fulminar con la mirada al hombre.
—¿Cuál es? —preguntó Kang, mirándole con anticipación en sus ojos.
—No lo sé... —respondió con la respiración entrecortada— Nunca me la ha dicho... Y si supiera, nunca te la diría...
En ese momento Kang se aleja y ordena que le den un fuerte golpe en el rostro a Jungkook, logrando romperle el labio y seguro algo más.
—Pregunto, de nuevo... —continuó, intentando no perder la paciencia— ¿Cuál es el puto código?
—N-No sé... —balbuceó, respirando con pesadez— Es la verdad.
Kang gruñó, levantándose de golpe.
—Si eso es lo que quieres, no te importará comenzar a respirar por un tubo cuando te corte el cuello, imbécil. ¡Agárrenlo!
Inmediatamente volvieron a ponerle el pedazo de tela en su boca cuando comenzó a gritar en el momento en que le agarraron con fuerza y Kang se acercaba dispuesto a matarle.
Sin embargo, de repente, unos pequeños pero fuertes golpes metálicos se escucharon por todo el lugar. Todos se detuvieron y giraron hacia el ruido, encontrándose con Jimin golpeando tranquilamente con sus dedos una de la puerta de los baños.
—Lárgate, rosita —ordenó Kang— Esto no es de tu incumbencia.
—Oh, no. Por supuesto que no lo es... —concordó, metiéndose las manos en los bolsillos y comenzado a caminar hacia ellos— Pero... estás a punto de matar a mi compañero de celda y eso, querido, no lo puedo permitir.
Kang rió.
—¿Y qué piensas hacer al respecto?
—Espera, ¿no lo mencioné? —alzó sus cejas, sorprendido— Ah, que Jeon también es de los míos. Información extra, por si no lo sabías. Y que si te metes con él, te metes con toda la pandilla a la que pertenezo.
El rostro del hombre se deformó y de inmediato pasó a una mueca molesta, giró nuevamente hacia Jungkook tomando su mandíbula y viéndole fijamente a los ojos.
—Consideralo como una advertencia, muchachito. Más te vale comenzar a hacer memoria pues para la próxima no saldrás vivo —amenazó en susurros y después le soltó de mala gana— Andando.
Junto con sus compañeros se dirigió hasta la salida no sin antes detenerse al lado de Jimin quien ni se molestó en verle.
—Esta me la pagarás caro, rosita —sentenció, pasando a su lado y chocando adrede con su hombro.
Park cerró sus ojos, manteniendo los brazos cruzados y esperando pacientemente a que todos se fueran. En el momento en que los baños quedaron en silencio, se dirigió rápidamente hasta Jungkook y comenzó a desatarlo. El pelinegro cayó inmediatamente al suelo, quitándose la venda de la boca y comenzando a toser.
—¿P-Por qué lo hiciste? —preguntó con voz débil.
—Te debo vida por vida, ahora estamos a mano —informó Jimin e hizo ademán de irse, pero inmediatamente se detuvo él mismo y cerró con fuerza sus ojos. Resistiendo el impulso. Pero no pudo, soltando un largo suspiro se dió la vuelta y regresó hacia Jungkook quien aún seguía débilmente en el suelo— Venga, arriba —alentó, tomando sus brazos y ayudándolo a levantarse.
Con dificultad lo guió de regreso a su celda y seguidamente lo acostó delicadamente en su cama, pero aún así Jeon gruñó del dolor en sus costillas.
El pelirosa se dirigió a su escritorio y sacó de un escondite un pequeño botiquín de primeros auxilios. Seguidamente, se agachó al lado de Jungkook y levantó un poco su camisa para poder desinfectar su herida con un poco alcohol. Utilizando de paso la luz del sol que comenzaba a asomarse por la ventana.
—Joder... —se quejó el pelinegro, aguantando el dolor— ¿N-No se supone que eso está prohibido? —preguntó, refiriéndose al botiquín.
—Obvio —respondió el contrario— Pero cuando eres una persona que constantemente se está metiendo en problemas y de paso, le tienes miedo a los doctores, es necesario aprender a curarte solo.
—¿Le tienes miedo a los doctores? —repitió, abriendo sus ojos en sorpresa.
—Sí, pero no le digas a nadie.
—Vale... —cerró fuertemente sus ojos cuando sintió su herida arder más ante la pomada que le untaba su compañero.
Terminada por tratar la herida, Jimin bajó la camisa de Jungkook y con cuidado lo sentó en la orilla de la cama para tener mejor acceso a su rostro. Enseguida le pasó una botella de agua y le ayudó a beber un poco, después con un pañuelo mojado comenzó a limpiar delicadamente los restos de sangre de su rostro.
Cuando finalizó con esa acción, dejó todo de lado y con una de sus manos tomó suavemente el rostro de Jeon desde el mentón, examinando de cerca todas sus heridas.
Jungkook aprovechó la cercanía para inspeccionar el rostro de Jimin. Se dió cuenta que se veía más lindo de cerca, porque tampoco podía negar el evidente buen físico del chico. Sin embargo, esa noche comprobó que a pesar de todo, Park era realmente bello.
—Tus manos son muy suaves... —dijo después de un tiempo en el que Jimin no dejaba de tocar su rostro mientras le limpiaba.
El pelirosa le miró con sorpresa por unos segundos pero después cambió su expresión a una seria, observando fijamente los labios del pelinegro y haciendo una mueca.
—Ese labio roto va a requerir de un par de puntos en la enfermería... El problema es, que no puedes decirles que alguien te hizo esto o podrías meterte en problemas.
—De acuerdo, ahí veré que invento —suspiró y después volvió a soltar un quejido cuando Jimin colocó nuevamente alcohol sobre las heridas de su rostro— Mierda, al menos avísame que harás eso...
—Es peor, créeme.
Permanecieron en silencio por unos largos minutos en los que Park intentaba curar las heridas, pasando ahora un poco de huguento y haciendo que Jeon mantuviera sus ojos cerrados.
—Gracias.
Los cuales abrió al instante que escuchó esas palabras.
—¿Qué dijiste?
El pelirosa suspiró, entornando sus ojos.
—No me hagas repetirlo.
—Por favor.
—Gracias, por ayudarme aquel día —repitió, guardando poco a poco las cosas en el botiquín— Por un momento... pensé que iba a morir hasta que llegaste... —admitió con cierto pesar en su voz— Odio admitirlo, pero sentía necesario decirlo.
—¿Eso explica el por qué estás siendo amable conmigo ahora? —preguntó, alzando una ceja— Avísame cuando se acabe para poder disfrutar más este milagroso momento.
Jimin rió.
—No seas idiota.
—Bueno, como quieras. También te agradezco por salvarme de esos locos. Ahg... —llevó una mano a su cabeza— No sé que haré para librarme de ellos...
—Bueno... —Park suspiró— Por mucho que odie la idea de compartir otra cosa más contigo, ahora tendrás que ser parte de mi pandilla o de lo contrario, te matarán.
Jungkook hizo una mueca.
—Tampoco me agrada la idea, pero ya veo que no tengo otra alternativa...
—Vale. Mañana te presentaré a Namjoon y junto con Taehyung, le propondré la idea de unirte a su pandilla. Es el líder.
—Entiendo.
—Bien, terminé... —dijo el pelirosa poniéndose de pie y seguidamente ayudando al pelinegro a acostarse— Procura descansar, en unas horas sonará la sirena y tendrás que tener las fuerzas para levantarte.
—Gracias, Jimin.
El nombrado se detuvo en seco y sonrió aunque Jungkook no haya podido verle por la oscuridad.
—De nada —murmuró, subiéndose a su cama.
El pelinegro suspiró y se quedó mirando a la nada, cayendo en cuenta de todo lo que había ocurrido.
—Hoy intentaron matarme...
—Te acostumbras —dijo el otro desde arriba, bostezando— Ya perdí la cuenta de las veces que han intentando matarme.
—¿Sabes que esta es la conversación más larga que hemos tenido? —preguntó Jungkook.
—Lo sé.
—Es raro.
—Tampoco te hagas ilusiones. Para mí sigues siendo un pijo de mierda.
—Claro, y tu sigues siendo un completo psicópata.
Jimin rió.
—Gracias. Ahora, duérmete. Ya no quiero hablar.
Jungkook rodó sus ojos y finalmente comenzó a dormirse.
Lo que nunca supo, es que Jimin no pegó un ojo en toda la noche vigilando que nadie volviese a entrar a la celda.
Mantengan los ojos en esa pandilla que no sólo serán mencionados en este capítulo.
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