004.
La verdad es que esa noche Jimin no iba a follar.
Iba a hacer algo mucho mejor.
Eran las cuatro de la mañana, tal y como lo habían acordado. Tarareando suavemente una canción, recorrió los pasillos de la prisión en medio de la oscuridad y pasando desapercibido los guardias de seguridad. De igual forma, no podían hacerle nada o detenerle. Pues para ellos, él iba tranquilamente a deshacer sus necesidades en los baños.
Con las manos metidas en los bolsillos de su pantalón amarillo, se introdujo en los baños. No sin antes, abrir el pequeño empaque de una paleta de fresa y llevársela a la boca.
Sonrió cuando visualizó a Hoseok y Taehyung, específicamente a los lados de un hombre que estaba amarrado a una silla y con una cinta en la boca.
Perfecto.
El hombre intentaba gritar y moverse con desesperación pero en ese momento Taehyung le da un fuerte golpe en la mejilla, haciéndole callar para después encenderse un cigarrillo. Este chico estaba a espaldas de Jimin, así que grande fue su sorpresa cuando de pronto sintió una manos tocarle los hombros y comenzar a acariciarlos.
—Hola, cariño... —susurró Jimin en su oído, inmediatamente el hombre comenzó a llorar y más aún cuando sintió un filoso objeto hacer presión en su cuello— Créeme, esto me va a doler más a mí que a ti... —continuó, haciendo una mueca— Pues ayer limpié este pincho y ahora tendré que volverlo a ensuciar. ¿Sabes lo difícil que es limpiar sangre?
El hombre negó con la cabeza, las lágrimas bajando por sus mejillas y el terror en sus ojos.
Finalmente Jimin se incorporó y se aproximó hacia Hoseok, indicándole con un movimiento de cabeza que le quitara la cinta de la boca y el pelirrojo obedeció, haciéndolo con mucha fuerza.
Este hombre se trataba de Kim Jiyong, era el nuevo de la pandilla enemiga de Jimin y hace una semana tuvieron sexo. Claro está, que el chico no le pagó lo que debía a Park aún con una semana de tiempo. Esa semana pasó, y no había ningún centavo en su cuenta. Nada. Por lo tanto, debía de pagar las consecuencias.
—J-Jimin, por favor... N-No me mates... —pidió el hombre con voz rota.
—Lo siento, pero no me pagaste lo que me debías... Tú tuviste lo que querías, ¿y yo qué? —alzó su mentón, cruzándose de brazos— ¿Crees que quedé satisfecho con ese terrible sexo que me diste? Por favor, ni siquiera duramos cinco minutos. Es muy injusto. ¿Verdad?
—T-Te pagaré, lo juro... Sólo dame una semana más y-
—Blah, blah, blah... —interrumpió, rodando sus ojos y soltando un largo suspiro— Sabes perfectamente que nunca follo con nadie sin que me hallan pagado antes, pero hice la excepción contigo... Ya veo que me equivoqué...
Inmediatamente le hizo otra señal a Hoseok para que volviera a ponerle la cinta a Jiyong.
—Ahg, detestaría clavarte este pincho en el cuello y hacer que te desangres hasta la muerte... —habló Jimin, viéndose afligido— Eres muy joven, necesitas vivir más y aprender... Y es por eso, que optaré por cortarte tres dedos... o cuatro... ¿Estaría bien cuatro? —le preguntó a Taehyung y este asintió con la cabeza— Cuatro, serán... —sonrió y después miró a sus compañeros— Adelante.
Esa fue la indicación que necesitaban Hoseok y Taehyung para acercarse al hombre y sacar unas enormes tijeras de césped que se habían robado del huerto. Jiyong comenzó inútilmente a gritar y forcejear con miedo, pero nadie podía escucharlo. Nadie le ayudaría.
Jimin contempló todo con un rostro neutro y los brazos cruzados mientras chupaba su paleta.
—Que esto te quede de lección, otra persona no tendría tanta piedad y te hubiese matado sin dudar. Pero tuviste suerte de que eres nuevo, dejaré que vivas. Eso sí, no pienses que te has librado completamente de mí porque en cualquier momento puedo arrepentirme y matarte cuando me dé la puta gana.
Dicho esto, las grandes tijeras se cerraron con fuerza sobre los dedos del joven. Y efectivamente, cortándole su dedo índice y anular. Los gritos fueron desgarradores, aún si tenía una cinta en la boca. Por lo que Hoseok se encargó de poner una mano en su boca, la sangre ensuciaba el piso pero no les importaba en absoluto.
Park se acercó, señalando de forma amenazante a Jiyong con el pincho.
—Esto es lo que harás, vas a ir mañana a la enfermería y dirás que metiste accidentalmente los dedos en el ventilador de la lavandería. Me importa una mierda si te creen o no. Atrévete a dar mi nombre y juro que voy a matarte. ¿Te quedó claro?
El chico asintió débilmente con la cabeza y Jimin sonrió con arrogancia. Amaba la justicia. Amaba la venganza y nadie se salía con la suya cuando él estaba de por medio.
——— [ 🖤 ] ———
Al día siguiente, Jungkook no necesitó de un golpe con la almohada para poder levantarse pues lo hizo justamente cuando sonó la sirena. Se vistió, desayunó y trabajó en el taller de la mañana. Después de eso fue a recoger el pañuelo de Jimin que había dejado secando en la lavandería, sonriendo cuando lo vió completamente impecable y seco.
Tenían un descanso antes de ir al comedor por la hora de almuerzo, así que se dirigió a su celda. No le extrañó encontrarse con Jimin sentado en la silla con las piernas apoyadas en la mesa mientras leía un libro.
El pelirosa ni siquiera le miró cuando entró a la celda, pero eso no evitó que se acercara y extendiera a su dirección el pañuelo.
Park alzó la mirada, frunciendo el ceño y bajando el libro.
—Gracias —dijo Jungkook.
Jimin tomó el pañuelo y asintió con la cabeza, levantándose para dejarlo donde lo tenía antes en silencio.
—¿Puedo preguntarte algo? —dijo Jeon.
—Dime —murmuró el contrario, acomodando la mesa y guardando también el libro en el escritorio.
—¿Por qué te gustan tanto las rosas? —se atrevió a preguntar.
El pelirosa suspiró y se giró sin ninguna expresión en el rostro hacia el pelinegro.
—Porque me gustan y ya.
—Lo sé. Pero debe de haber una razón detrás...
—Pues no la hay —respondió de inmediato, dedicándole una mirada fría— Tampoco creas que voy a contarte mi vida personal porque no te interesa.
Jungkook se cruzó de brazos, suspirando con pesadez.
—Si pregunto es por algo, ¿no?
Jimin soltó una pequeña risa.
—Ojo por ojo, diente por diente —espetó— Si a mí no me importa tu vida, a ti no te tiene que importar la mía.
El pelinegro asintió, dando inmediatamente por vencido de que el pelirosa le dijera algo sobre su vida. De todas formas, tenía razón, en realidad no le importaba en absoluto. Sólo tenía curiosidad y ya. Fue muy estúpido de su parte preguntar.
Llegó la hora del almuerzo, pues los funcionarios comenzaron a sacarlos de sus celdas para llevarlos en orden al comedor.
—¿Sabes por qué estoy aquí? —habló Jungkook a Jimin antes de que salieran de sus celdas.
—No —contestó, acomodando su cabello— Pero tengo mis sospechas, pues los rumores dicen que te cayeron diez años... Así que muy inocente no debes de ser... —rió— Apuesto a que es por una tontería como un robo de coche o algún pasatiempo turbio que tienen ustedes los ricos, quizás-
—Maté a mi mejor amigo.
Inmediatamente el rostro divertido de Jimin se desfiguró a una mueca sorprendida, y Jungkook pudo jurar haber visto cierta lástima en sus ojos. Pero seguro estaba equivocado, pues el pelirosa no dijo nada más y salió de la celda en silencio.
...
Tiempo después se encontraban en el comedor, comiendo tranquilamente el almuerzo. Jungkook comprobó que era mucho mejor que el desayuno o la cena, parecía que se esmeraban más. Comió nuevamente sin compañía, aunque su soledad no duró ni cinco minutos cuando Taehyung se sentó al frente suyo con su propia bandeja.
—Hola, de nuevo —saludó el azabache con una tierna sonrisa.
—¿Qué no tienes una mesa propia?
—Así es, pero hoy quiero comer contigo. Llevo cuatro años viendo los mismos rostros de estos imbéciles, es entretenido cuando hay alguien nuevo.
—Ya veo —murmuró Jeon, tomando de su refresco— ¿Llevas cuatro años aquí?
—Sep. ¿Oye me prestas un poco de mantequilla? Es que la mía se acabó.
—Claro —el pelinegro se la pasó pero aún seguía con curiosidad— ¿Qué hiciste para terminar aquí?
—Mhm... —Taehyung hizo una mueca pensativa mientras masticaba— Rayé una pared.
—¿Es en serio? —levantó una ceja— ¿Y te dieron diez años por eso? No me jodas, dime la verdad.
Kim rió.
—Vale, vale, es por tráfico de drogas y armas.
—Ahí está.
—Sí, pero sólo vendía, nunca consumía. Por eso estoy sano —sonrió, extendiendo sus brazos— ¿Qué opinas tú? ¿Me veo sano y comestible?
Jungkook tragó la comida, sonriendo y asintiendo con la cabeza.
—Oh, claro. Bastante sano y comestible... —habló con sarcasmo.
—Idiota —soltó el contrario, sacándole el dedo del centro y riéndose— Pues aunque no lo creas muchos en esta prisión mueren por mí. Es entendible, pues soy guapísimo... —se encogió de hombros, acomodando su largo cabello.
Jeon soltó una risa.
—Seguro.
—Aunque déjame decirte que muchos presos están bastante interesados en ti... —agregó, sonriendo de forma traviesa.
—¿En serio? —preguntó sorprendido.
—Pues claro, desde el primer día ya te han hechado el ojo. Sólo que yo fui el primero en lanzarme.
—Y el primero que rechacé.
Ambos rieron al mismo tiempo, aunque las risas no duraron por mucho tiempo pues Taehyung inmediatamente dejó de reír y cambió su expresión cuando un grupo de hombres entró al comedor. Jungkook se quedó extrañado y siguió su mirada, observando a los hombres que lucían bastante fuertes y amenazantes, estaban llenos de tatuajes y cicatrices. Claramente no daban buena espina.
—¿Quiénes son? —preguntó.
—Son la pandilla de Kang —respondió, con el rostro serio— Se tratan de Sesang, Jaesoo y Jihwa... Son de los más peligrosos de la cárcel.
Jungkook tragó saliva al notar lo grandes que esos tipos lucían, literalmente podían noquear a alguien de un golpe. Joder.
—¿Son tus enemigos?
—Algo así, son los enemigos de todos. Y es que sus crímenes son los más graves: narcotráfico, terrorismo, secuestro, abuso sexual, asesinato, etc... Y no es que ninguno de nosotros sea un santo, pero ellos... —resopló— Ellos han cruzado la línea muchísimas veces.
—Entiendo.
Observaron como el líder y parte de su grupo se sentaron en una mesa, sin embargo dos de ellos se aproximaron a su dirección, poniéndolos inmediatamente en alerta.
—Hola, Tae —saludó uno de ellos, llamado Sesang, quien ignoró completamente la presencia de Jungkook— ¿Cómo estás, amigo?
—¿Qué quieres? —interrogó inmediatamente el azabache.
Justo en ese momento, en otra mesa, el otro chico cuyo nombre era Jaesoo se acercó furiosamente con una bandeja hasta la mesa donde se encontraba Jimin y sin previo aviso le zampó un fuerte golpe en el rostro que le hizo caer inmediatamente al piso.
—¡Hijo de puta! —gritó Jaesoo— ¡¿Qué mierda le hiciste a Jiyong?! ¡Sé que fuiste tú, infeliz!
Jimin jadeó, sintiendo el sabor metálico de la sangre en su paladar e intentó levantarse.
—H-Hice lo que t-tenía que hacer... —habló débilmente por el dolor y después se rió— T-Tú novio es un asco en la cama, querido. Acéptalo.
Jaesoo gruñó y le dió una fuerte patada en el estómago, haciéndole caer de nuevo. Inmediatamente se subió encima suyo y llevó sus manos al cuello de Jimin, intentando ahorcarlo con fuerza.
—¡Muérete!
Por otro lado, Taehyung rápidamente se levantó en cuanto se enteró de que su amigo estaba en problemas. Sin embargo, Sesang lo agarró enseguida para que no pudiera ayudarle.
—¿Qué haces? ¡Suéltame, idiota! —exclamó, intentando soltarse con fuerza.
El comedor se convirtió en un bullicio, todos comenzaron a silbar y a animar a los chicos que estaban peleando. Especialmente si se trababa de Park Jimin, pues la gran mayoría lo odiaban.
Jungkook se levantó, mirando completamente anonadado la situación y sin saber que hacer. Jimin peleaba a golpes con Jaesoo, hasta que este último comenzó a asfixiarle y dejándolo sin fuerzas de a pocos. Realmente el pelirosa estaba en problemas. ¡Ese tipo iba a matarlo! Inmediatamente recordó lo que Taehyung le había dicho de nunca meterse en peleas ajenas, pero sinceramente en ese momento le valió una mismísima mierda. Y sin pensarlo mucho, y por instinto, avanzó rápidamente hacia la pelea. Dándole una fuerte patada en las cosillas al hombre que estaba encima de Jimin.
Jaesoo gimió de dolor y soltó a Jimin, tirándose a su lado por inercia. El pelirosa logró recuperar el aire y comenzó a toser sin parar, escupiendo la sangre de su boca al suelo. Jungkook quiso ayudarle pero de inmediato Jaesoo se levanta y se acerca a él.
—¡Novato de mierda! —gritó, dándole un fuerte golpe a Jeon en el rostro.
Este cayó sobre una mesa, sintiéndose aturdido por el golpe pero recuperándose inmediatamente. Su mirada se oscureció y su respiración comenzó a descontrolarse, aquel golpe sólo activó esa parte agresiva de él. Y cuando Jaesoo volvió por más, lo recibió con un puñetazo en la cara y después otro, y otro más. Sin darle ningún chance de defenderse. Dejándolo finalmente inconsciente en el suelo.
Jungkook se acercó a Jimin y le ayudó a levantarse.
—¿Estás bien? —preguntó de inmediato, mirándole con preocupación.
Sin embargo, Park le miró con rabia y lo empujó lejos.
—¡Eres un idiota!
Jeon no entendió nada hasta que los fuertes silbatos se escucharon en el comedor y seguidamente un gran grupo de funcionarios llegaron al lugar. Sin preguntar, tomaron a Jungkook y también a Jaesoo quien aún seguía inconsciente.
El gobernante iba con ellos y sólo necesito ver a Jaesoo malherido y los nudillos de Jungkook rojos para sacar rápidamente a una conclusión.
—¡Llévenlo ahora mismo aislamiento! ¡Por dos semanas! —ordenó con firmeza. E inmediatamente los guardias comenzaron a llevarse a Jungkook quien intentó resistirse pero lo golpearon.
Los demás presos comenzaron a hacer ruido y a protestar pues ellos habían sido testigo de todo. Estaban llevando injustamente a alguien a aislamiento pero el gobernante no los quiso escuchar y se fue, mandando a Jaesoo a enfermería.
Por otro lado, a Jungkook lo arrastraban bruscamente hacia unos pasillos desolados de la prisión, el llamado aislamiento. Abrieron una de las celdas y lo tiraron como si un saco de verduras se tratase, al mismo tiempo, cerraron la puerta metálica con seguro. De inmediato Jungkook se levantó débilmente del cementozo suelo, tosiendo un par de veces. Miró a su alrededor con terror en sus ojos pues ese lugar era completamente asfixiante.
Se trataba de una celda rodeada totalmente de cuatro paredes altas, sin ninguna ventana, sin ningún mueble, sólo una cama de madera y un escusado. La puerta era metálica y sólo tenía un pequeño rabillo donde pasaban la comida. Sintiendo su corazón latir con fuerza y su respiración irregular, comenzó desesperadamente a golpear la puerta con fuerza.
—¡Sáquenme de aquí, por favor! —gritó, golpeando más fuerte— ¡Hijos de puta!
Finalmente se rindió y se dejó caer sobre la puerta, llevando ambas manos a su cabeza y sintiendo las lágrimas bajar por su rostro. Estaba a punto de volverse loco y no llevaba ni cinco minutos adentro.
Y ahora tenía que estar por dos jodidas semanas.
Aislamiento es literal una mierda jajsja. Pobre Kook, unu.
See you <3
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