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003.

Horas más tarde, Jungkook se encontraba trabajando en el huerto. Específicamente en los vegetales que le tocaba cosechar, unos tomates estaban bajo su responsabilidad y cuidado. Al igual que algunas plantas y así, era parte de los talleres que tenían en la prisión, los cuales fueron diseñados para entretener a los presos y darles productividad.

Los talleres cambiaban por mes o semana y eran muy diversos, pues habían muchas opciones para "hacer algo" en ese lugar como: acomodar la biblioteca, trabajar en el invernadero, recepción de uniformes (y sus derivados), lavandería, cocina, repartir correos, enfermería, limpieza en general, etc. Normalmente a los novatos les tocaban tareas más simples, como en este caso, el invernadero. Y así sucesivamente hasta ir subiendo de nivel, no trabajan todos los días, cada uno tenía su horario determinado.

Terminaba de enterrar completamente la raíz de su planta cuando un funcionario entró al huerto y se acercó a su espacio.

—¿Jeon Jungkook? —preguntó e inmediatamente el pelinegro asintió— Tiene visita. Por favor, acompañeme —dijo, yendo a la salida.

Jungkook se quedó algo sorprendido pues no se esperaba ninguna visita ni nada por el estilo, sin embargo obedeció al funcionario y comenzó a seguirle hasta entrar en la sala de visitas. Habían muchas opciones de recibir una visita, ya sea por medio de locutorios que son cabinas con teléfono, visitas íntimas con la pareja o visitas normales en las que pueden estar en una misma mesa pero sin tocarse. Todo depende del tipo de delito que haya cometido el recluso y que tan grande es su condena, en este caso, a Jungkook le tocaba visita por locutorio.

Sin embargo, al llegar a la cabina, se esperaba de todo menos encontrarse con Sooyoung: su ex novia.

Tragó grueso, sentándose al frente del cristal que los separaba y agarró el teléfono al mismo tiempo que la chica lo hizo. Ella no tenía un buen aspecto, se veía desarreglada, con ojeras y ojos hinchados, lo más seguro de haber llorado.

—Hola, Jungkook —saludó ella cuando llevó el teléfono a su oreja.

—¿Qué haces aquí? —preguntó inmediatamente el pelinegro de forma tosca, era evidente que aún seguía resentido por el engaño de su ex con su difunto mejor amigo.

Sooyoung suspiró pesadamente.

—Creo que necesitamos hablar de todo lo ocurrido...

—No hay nada de que hablar... Y tampoco quiero hacerlo.

—Jungkook, por favor —insistió la mujer, sus ojos comenzando a llenarse poco a poco de lágrimas— Necesito que me escuches y entiendas...

Jeon bufó.

—¿Entenderte? ¿Qué es lo que quieres que entienda? ¿El cómo te cansaste de mí y te fuiste con mi mejor amigo? —reclamó con voz débil— Es que no lo entiendo, Sooyoung. Si yo te di todo lo que tuve a mi alcance, siempre te fui fiel, siempre te di todo el amor que me pedías... ¿Qué carajos querías entonces?

—Yo sé... —murmuró la chica, sonando su nariz y limpiando sus lágrimas— Lo sé, fuiste un buen novio pero... pero simplemente se acabó el amor. M-Me enamoré de alguien más.

—Te cansaste de mí, es lo que es.

—¡No es así!

—¡Como sea! ¿Por qué no tuviste el puto valor de decírmelo? ¿Por qué me ocultaste esto, ah? ¿Por qué?

Sooyoung comenzó a sollozar, bajando la mirada.

—Lo siento...

—Y una mierda —espetó Jeon, intentando no llorar— Nunca te importé, nunca me amaste de verdad y ahora me doy cuenta. Sólo pensabas en ti, siempre en ti, siempre estás haciéndote la víctima. ¡Inclusive ahora lo estás haciendo! No te detienes un segundo a pensar en cómo me siento yo respecto a todo esto... ¡Joder! ¡Estoy aquí por tu maldita culpa! —gritó, captando la atención de los funcionarios.

—¡Yo no maté a Mingyu, fuiste tú! —le siguió la mujer, señalándolo— ¡Tú eres el que está en prisión no yo! ¡Así que es tu maldita culpa, imbécil! ¡Eres un puto asesino, Jeon!

—¡Cállate!

Inmediatamente dos funcionarios agarraron a Jungkook de ambos brazos y lo sacaron de la cabina, dando por finalizada la visita. Lejos de allí, y cuando se encontró más relajado se deshizo de sus agarres y fue llevado a su celda, la cual se encontraba vacía. Entonces dejó salir su frustración golpeando con fuerza su propia cama hasta finalizar con dejarse caer sobre el colchón y cerrar sus ojos. Permaneciendo así por varios minutos, intentando relajarse y no romperse. No iba a llorar.

Finalmente quiso ir a los baños a tomar agua o aunque sea mojar su rostro pero cuando se dirigió a la salida, la figura de Jimin se interpone en su camino.

—Quieto, novato —le dice, presionando el botón para cerrar las rejas y cruzándose de brazos— ¿A dónde querías ir? ¿No se supone que estabas en los talleres?

—Tuve una visita y no me comporté de la mejor manera, así que me han llevado aquí.

—Eres un chico rebelde, ¿no? —insinuó con burla en su mirada.

Jungkook suspiró.

—Solamente quería ir al baño, ¿puedes hacerte a un lado, por favor?

—No.

—¿Y por qué no?

—Porque justamente quería hablar contigo.

—¿Vienes a amenazarme de nuevo?

Jimin rió.

—Al contrario, vengo a darte la bienvenida... —su sonrisa se intensificó al ver la cara de confusión del pelinegro— Desgraciadamente para los dos, no pude conseguir que te cambien de celda... Así que me he puesto los huevos y acepté que seremos compañeros.

—Ya te estabas tardando... —murmuró por lo bajo.

—Cállate —espetó, cambiando drásticamente su expresión a una dura— No creas que porque acepté que seas mi compañero, vas a poder pasarte de listo conmigo y mucho menos seremos amigos.

—No tengo planeado que lo seamos. En realidad con ninguna persona de este lugar.

El pelirosa asintió lentamente con la cabeza, avanzando de la misma forma hacia el pelinegro sin quitar su mirada intimidante.

—Entiendo, si es así... —miró a su alrededor— Te haré un pequeño recorrido de mi celda, esa es la cama —señaló el camarote— Claramente ya lo sabes, sólo que no se te ocurra subirte a la mía o tocar alguna de mis cosas. Hay una mesa con dos sillas, donde puedes leer o planchar tu ropa —indicó con un dedo la esquina— Ese es un mueble donde puedes poner tus cosas personales, y así. Nos dividiremos los espacios, el lado izquierdo es el mío y el lado derecho será el tuyo, ¿vale?

—Vale.

—Listo, todo aclarado —volvió a sonreír para después darse media vuelta y salir de la celda.

Jungkook no sabía si tomarse esa sonrisa como algo bueno o como algo malo, pues cada vez que ese chico le sonreía sentía que en cualquier momento se lanzaría a apuñalarlo. Era una sonrisa de todo menos amigable. Le ponía los vellos de punta. Diablos. ¿Por qué no le tocó una mejor celda?

Sin hacerse mucho lío, decidió salir también y dirigirse a los baños, habían algunos presos conversando o hasta tomando alguna ducha. Se acercó a los lavados y abrió el grifo, el agua fría recibió suavemente su rostro. Después tomó una toalla y comenzó a secarse mientras se miraba al espejo, hasta que de un momento a otro un hombre aparece detrás suyo. Pega un brinco y se gira de inmediato, encarándole.

—Hola, soy Hoseok —sonrió el desconocido de cabello rojo tendiéndole una mano.

Jungkook parpadeó varias veces, viéndole desconcertado.

—Oh, ¿te asusté? —preguntó, haciendo una mueca— Perdona, no era mi intención. ¿Eres Jungkook, verdad?

El nombrado asintió lentamente con la cabeza en silencio.

—Uh, pues verás... Necesito que me hagas un favor...

—¿Un favor? —frunció el ceño— ¿De qué?

—E-Es sólo una cosita pequeña —indicó el pelirrojo con sus manos— Necesito que la recojas en la lavandería esta noche y la escondas en tu cuerpo. Ya sabes donde... —guiñó un ojo— Si lo haces, te deberé un favor... Es más, puedo conseguirte lo que quieras, un móvil, dinero... ¿Te parece? —sonrió de forma insistente.

—A-Ah... yo... —retrocedió, sinceramente aquel chico le estaba dando miedo y su aspecto no ayudaba en nada.

—Anda, eres el nuevo. Nadie sospechará de ti... —siguió acercándose— Hasta puedo compartirte un poco de mi felicidad.

—¿F-Felicidad?

Hoseok miró a su alrededor y después sacó de su bolsillo una pequeña bolsita con un polvito blanco para enseñársela rápidamente a Jungkook.

—Felicidad... —repitió en un susurro con una sonrisa— Una pequeña chupadita de esto y todos tus problemas desaparecerán... Te lo prometo. ¿Cuánto quieres? No te cobraré mucho, puedes pagarme con el favor que te pedí.

Jeon inmediatamente negó con la cabeza.

—N-No, gracias... pero yo no quiero eso...

—Vamos, pijo. Acepta, el dinero te sobra, ¿no es así? Es mejor que la gente te deba a que tu le debas a ellos.

—¡Hey! —una tercera voz se interpuso entre ellos. Se trataba de Taehyung quién se acercó e inmediatamente apartó a Hoseok de Jungkook— ¡Déjalo, hombre! —exclamó— Sólo lleva dos días aquí y ya lo quieres meter en tus mierdas.

—Tranquilo, sólo estaba charlando con él...

—Sí, sí y yo te creo una mierda. ¡Anda! —gritó el azabache, haciendo que el pelirrojo le hiciese mala cara y finalmente se fuera.

Jeon resopló, dejando la toalla de baño en su lugar correspondiente.

—¿Estás bien? —le preguntó Taehyung.

—Sí, gracias.

—No te asustes, Hoseok es de los míos. Sólo que siempre intenta aprovecharse de la inocencia de los novatos. Te recomiendo que no aceptes nada de lo que te dé, puede volverte... ya sabes, un poco loco.

—¿Más de lo que están todos aquí? No lo creo.

Taehyung reprimió una risa.

—Si quieres sobrevivir, tienes que ser inteligente —explicó— Y tarde o temprano, vas a necesitar cosas que la prisión claramente no te dará. Somos muchas personas en este lugar, sin embargo, somos pocas con las que se pueden negociar limpiamente. Y es mejor que sólo haya una persona en un negocio que varias, porque pueden haber problemas de competencia...

—No entiendo nada de lo que dices.

Kim entornó los ojos y se acercó más a Jeon para poder hablarle en voz baja.

—Te lo resumo, si quieres un abogado, un móvil o algún aparato que necesites y no vendan en el economato, ve con Seokjin. Si quieres droga, ve con Hoseok. Si quieres sexo, ve con Jimin y si quieres algún tipo de arma, ven conmigo —finalizó, guiñando un ojo.

Jungkook tragó saliva, mirándole como si hubiera dicho una locura.

—Claro, nada es gratis en esta vida —agregó el pelinegro— Tiene que haber dinero o favores de por medio, y tienes que asegurarte de que vas a pagar a tiempo o si no puedes terminar como un criado, con una parte de tu cuerpo menos o en los casos más extremos, muerto.

—¿Qué es un criado?

—Pues un criado es un desgraciado que no pagó un favor a tiempo, o que traicionó a un hombre peligroso. Te puede utilizar para hacer sus favores o como exclavo sexual. Estás de suerte porque a ninguno de nosotros nos gusta hacer eso, nosotros sólo mutilamos o matamos —se encogió de hombros, como si nada.

El pelinegro asintió, retrocediendo un poco.

—Bien, aunque... ¿A que te refieres con que si quiero sexo voy con Jimin?

—Pues que si un día quieres sexo o que te la chupen, él puede hacerlo. No es tan difícil de entender, Jeon.

—¿Jimin? —frunció el ceño— ¿Estamos hablando del mismo Jimin con el que comparto celda?

—Exacto.

—Mierda...

Kim rió.

—Tranquilo, Jimin no te hará nada si no se lo pides... Aunque tú no le agradas, así que dudo que acepte tener sexo contigo.

—No quiero tener sexo con él.

—Bueno, pero recuerda que todos somos seres humanos y tenemos nuestras necesidades. Aquí no te molestan por ser gay, tener novio o follar con otro hombre, es lo normal.

—Empiezo a notarlo...

—Lástima que no quieras andar conmigo... —murmuró Taehyung, haciendo una mueca.

Jungkook iba a protestar pero inmediatamente Taehyung le detuvo, echándose a reír.

—Relájate, sólo bromeo. Eres guapo, respeto que no quieras estar conmigo aunque siempre estaré aquí cuando me necesites.

Jeon se permitió quitarse esa máscara de desconfianza que tenía hacia todos por un momento y dedicarle una sincera sonrisa.

—Gracias...

——— [ 🖤 ] ———

Se aproximaba la hora de dormir, así que la mayoría de los reclusos ingresaban a sus celdas para poder descansar tranquilamente. Bueno, no todos podían hacerlo así. Pues Jungkook ni siquiera había podido dormir el primer día, esta sería su segunda noche y aún no podía hacerlo. Tenía miedo. Tenía miedo de todo lo que conllevaba estar allí. Tenía miedo de morir a manos de uno de ellos. Además se escuchaban constantemente ronquidos, puertas abrirse y cerrarse, y ruidos extraños durante la noche, manteniéndolo alerta en todo momento.

Finalmente se incorporó, sentándose en la orilla de su cama y llevando ambas manos a su rostro, comenzando a llorar en silencio. No pudo aguantarlo más y se rompió. Dejando salir lo que se había guardado desde el primer momento en que declararon su condena. Los malos pensamientos de la madrugada gobernando su mente y haciéndole sentirse como una mismísima mierda.

Porque él lo era. Él era una mierda. Y sentía que todo su mundo se había ido abajo, toda su vida arruinada.

Su único mejor amigo y la persona que creía que era el amor de su vida, le traicionaron. Ahora tenía que cargar con el horrible peso de la muerte de Mingyu, él lo mató, mató a su mejor amigo por un ataque de ira. Ya no tenía novia. Y ahora tenía que pasar diez jodidos años encerrado en ese lugar, encerrado en ese infierno que llamaban prisión y lo peor es que era su culpa.

Estaba solo.

Mientras lloraba, sintió la cama de arriba moverse y seguidamente alguien bajarse de un salto. Alzó la mirada, encontrándose con los intimidantes ojos de Jimin viéndole en silencio y sin ninguna expresión en su rostro. Suspiró, limpiando sus lágrimas y esperando escuchar alguna burla de parte del pelirosa.

Pero en vez de eso, el chico le tendió un pequeño pañuelo.

—Ten —susurró— Está limpio, lo prometo.

Jungkook miró con cierta desconfianza a Jimin pero finalmente lo tomó, logrando secarse sus lágrimas y nariz roja. Entonces Park se agacha al frente suyo, sin dejar de mirarle. Jeon sólo aparta la mirada.

—No te avergüences —le dice el pelirosa— Todos lloramos los primeros días...

Dicho esto se puso nuevamente de pie y suspiró.

—Deberías dormir, ayer te desperté porque era tu primer día pero mañana no lo haré y eso puede provocarte una sanción al no cumplir el horario.

Seguidamente se dirigió a la salida y presionó el botón para abrir la reja.

—¿A dónde vas? —preguntó Jungkook, levantándose y viéndole confundido.

Jimin le miró de reojo y sonrió de forma coqueta.

—A follar.

Jeon se quedó sorprendido por unos segundos y después asintió, sintiéndose inmediatamente incómodo.

—De todas las cosas que pensé que eras, jamás me imaginé que fueras una especie de prostituto.

El pelirosa reprimió una pequeña risa, girando sus talones y avanzando hacia el pelinegro.

—¿Vas a juzgarme por eso?

—No creo que sea algo que mantenga una buena dignidad.

Entonces Park frunció el ceño, cambiando drásticamente su expresión y aura.

—Mira pijo de mierda, acá tienes que buscarte la forma de sobrevivir y ganarte la vida. Algo que tú nunca lo vas a saber porque sólo tienes que hacer una llamada para que tu padre te deposite en tu cuenta, ¿o me equivoco? —alzó una ceja— Así que cierra la boca o te la cierro yo de un golpe, ¿quedó claro?

Jeon asintió lentamente con la cabeza, pensando que tenía razón y no debía juzgarle sin saber.

—Vale, lo siento... No fue un comentario prudente de mi parte tomando en cuenta que ahora estás siendo amable conmigo.

Jimin rió con suavidad.

—Oh, no era amabilidad. Solamente no quería seguir escuchándote llorar porque no me dejabas dormir.

Jungkook le hizo mala cara. Park se dió la vuelta y se dirigió nuevamente a la salida.

—Por cierto —agregó, deteniéndose y viéndole de reojo— Quiero mi pañuelo limpio para mañana... ¿Si sabes lavar, verdad? ¿O tenías empleados que lo hacían por ti?

—No soy como crees que soy, Jimin —habló finalmente el pelinegro— No me conoces, no soy como los de mi familia.

—Sí, claro. Buenas noches, Jeon.

Jimin finalizó la conversación cerrando la celda y saliendo de allí. Jungkook suspiró, acostándose nuevamente en su cama.

Y aprovechando la poca luz que salía por la ventana, estiró por los extremos el pañuelo de Jimin y lo observó. Era blanco y muy suave, seguro era de algodón, en el centro había un lindo bordado de una rosa. Era bonito, bastante bonito. Comenzaba a sospechar que Jimin tenía una extraña obsesión o gusto por el color rosa, o las rosas en sí. El hilo del bordado era color rosa, su cabello era color rosa, tenía un tatuaje en el cuello de una rosa y en la cárcel le conocían como "el rosita". Ya entendía la razón.

Y finalmente se quedó dormido con el relajante aroma a rosas que provenía de aquel bonito pañuelo.

Volví again 🤡 ¿vieron? Jimin no es tan cabrón, o bueno, masomenos...

Aclaración: lo que hizo Jungkook no tiene justificación, él cometió asesinato, por mucho que su ex novia y mejor amigo le hayan mentido, no significa que se tenga que matar por eso. Él tiene problemas de ira, los cuales le jugaron una mala pasada y a cometer un terrible error. No es la actitud de una persona normal, no justifiquen ni le echen la culpa a la ex novia por haber matado a alguien. No justifico tampoco la acciones del ex amigo y novia, pero es cuestión de sentido común que tampoco tenés que llegar al punto de matar a alguien. Hasta él mismo lo reconoce, él sabe que primordialmente es su culpa. No tuvo que haber reaccionado así desde un principio. Fin del comunicado.

Chau, grax <3

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