Capítulo 50

Definitivamente has tomado un camino alterno, no sabes exactamente cómo o cuándo pero en algún momento te has desviado y ahora necesitas dar vuelta y retroceder sobre tus propios pasos en busca de una nueva alternativa.

Con un poco de suerte lo lograrás, ya tienes una leve idea con el mapa, solo debes confiar en que tus recuerdos de este no se encuentren dañados por el furor.

La memoria es maleable, cambiante. No es tu aliada, ya te ha traicionado y sabes que no puedes confiar en ella.

Por lo que al retroceder tienes más dudas de las que tenías antes.

¿En qué momento se te ocurrió entrar allí?

Estás en un gigantesco laberinto de roca, a más de once millas bajo el agua, en una misión que te ofrecieron por pura suerte, un contacto para participar en el hallazgo del siglo al lado de tantas personas.

Dos docenas de individuos de todo el planeta, celebridades de las redes sociales, marinos, científicas y exploradores. Todo el circo necesario para darle al evento cobertura mundial.

Y vaya que sí tendría cobertura, tan solo todo tu equipo había muerto en el Explorer.

"La Naturaleza es indomable", piensas.

El océano era celoso de sus secretos, y en lo particular quería mantener a La Pirámide oculta de la humanidad. ¿Por qué?

Pasados unos metros, te imaginas ese porqué.

Hay extrañas fibras flotando en el agua, un líquido negro que resalta a la luz de la linterna y flota ingrávido ante tus ojos.

Allí todo flota, incluso los cadáveres. Cadáveres como el que está frente a ti ahora.

Gritas por instinto y tu ritmo cardíaco se acelera.

La imagen es horripilante.

Hay un gran cuerpo partido por la mitad flotando en el agua, como un globo que busca ir a la superficie, pero la parte superior de la cueva lo mantiene allí. Tiene un traje idéntico al tuyo, con la excepción de que está hecho añicos, lleno de rasguños y está envuelto en sangre que se mueve lentamente a su alrededor mezclada con toda clase de fluidos blancos y grises.

Ya ni siquiera tiene forma humana, cuando tu linterna lo apunta con claridad, solo puedes ver una masa de carne y hueso aplastada por la presión.

Entonces se mueve, como si cobrara vida una vez más, tiene movimientos espasmódicos. La bola de músculo y cartílago se retuerce convulsionando y la sangre se esparce sin control.

No se ha movido solo, algo lo está sacudiendo.

Presa del pánico, te quedas en completa inmovilidad cuando te das cuenta que hay algo más allí, sacudiendo y masticando lo que queda de aquel desafortunado integrante de la tripulación. Está jugando con los restos cuando te ve y se queda quieto.

Alcanzas a distinguir sus largas garras negras penetrando la piel del buzo y su larga cabeza negra como el petróleo se mueve apuntando una hilera de dientes afilados hacia ti. Buscas ojos pero no los encuentras, solo la expresión de un monstruo abriendo sus fauces que salta hacia ti y te atraviesa al menor contacto.

El traje se rompe y la presión te mata antes que la bestia.

Has muerto.

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