Capítulo 46
Capítulo 46
Lambert te toma del brazo dándote un firme pero cordial empujón, con la suficiente fuerza para indicarte que avances pero sin ser violento y te dirige junto a él. Tú lo sigues, ahora que has encontrado a alguien más, separarte sería una soberana tontería.
Camina un par de pasos delante de ti, escoltándote con la expresión fría de un militar. Un par de veces miras su cara, su reflejo en el cristal curveado de tu casco de cristal.
La luz interior del casco lo ilumina como un ángel, su rostro podría fácilmente ser el de un protagonista de película de acción. Sus ojos son grandes y redondeados, su barbilla es afilada, podría partir una naranja con ese perfil.
No te suelta, pero no te aprieta el brazo. Caminan al mismo ritmo, las prolongaciones rocosas de la cueva le dan la forma perfecta de una garganta. El túnel se hace más grande conforme avanzan, hasta que las paredes laterales y superiores ya no son perceptibles a plena vista.
Estás cada vez más lejos de la salida.
Te empiezas a cuestionar qué tan buena idea es seguir yendo en esa dirección.
—Cuando ocurre una emergencia como ésta —Comienza a decir Lambert—, el equipo de supervisión se pone en contacto con cada uno de los tripulantes, independientemente de si sus signos vitales son negativos. Establecerán un punto de convergencia en cuanto todos hayan sido verificados. Debido a la distancia que tenían de ventaja los primeros dos transbordadores es casi seguro que avanzaron al menos doscientos metros más antes de la desconexión. El punto lógico será La Pirámide, se encuentra a la altura ideal para que uno de los transportes indicados descienda sin tanto riesgo de que le pase lo mismo que a nosotros.
Su pensamiento es correcto. "La misión debía tener un plan de emergencia."
—El mapa que tengo a mi disposición es de ayuda, pero necesitaba el escáner. Afuera no es seguro.
Lambert se detiene, saca el escáner y vuelve a activar su mecanismo.
—Calibrar esto a mi traje fue un espectáculo, pero funcionó. Vamos, en línea recta. No te separes de mí. Ya falta poco para salir de aquí.
Pero ¿cómo te separarías de él? Si te está sosteniendo del brazo como un padre que se aferra a su hijo entre la multitud. A cada paso, la luz parece debilitarse, ceder ante la fuerza de la oscuridad, que se hace más poderosa con cada paso y consume el halo lumínico, engullendo todo a tu alrededor.
—¿Qué mierda es eso de allá? —dice de la nada.
Se para en seco y tú sueltas un "¿qué?" de forma automática.
—Hay una maldita estructura más adelante, ¿alcanzas a verla?
Sigues su dedo con la mirada y distingues la forma de un gigantesco mecanismo a unos diez metros adelante, similar al interior de un reloj gigante, lleno de metales y protuberancias del tamaño de una persona... o quizá es una ilusión óptica, ¿Cómo podría haber maquinaria tan grande allí?
A estas alturas, lo has visto todo, ya nada te sorprende.
—Parece que entra por la parte superior de la cueva y cae desde arriba hasta enterrarse en el suelo. —Deduce Lambert—. Mira el suelo, se resquebraja como si fuera... Hm... —Avanza un poco y se pone ligeramente en cuclillas para apuntar su linterna al techo de la cueva—. Se hace más grande conforme sube, como una estalactita. De hecho el escáner lo detecta como tal.
Para fortuna de ambos, la estalactita se vuelve mucho más delgada conforme cae y permite el paso aunque la idea de que pueda caerles encime está presente en tu cabeza. Eso no es tan probable, es decir, ya lleva bastante tiempo ahí.
—Nuestra ruta es en línea recta —te dice Christopher y te tiende la mano—. Ven, vamos a echarle un vistazo.
Tu reacción es evidente...
a) Señalas el camino de vuelta fuera de la cueva. No saben qué cosas pueda haber más al fondo (Ir al Capítulo 57)
b) Niegas con la cabeza y le señalas el camino al frente, no hay que perder el tiempo revisando restos de mecanismos antiguos. (Ir al Capítulo 60)
c) Asientes y acompañas a Christopher a revisar la misteriosa estructura en busca de respuestas. (Ir al Capítulo 56)
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