Capítulo 41

Sigues adelante, adentrándote todavía más profundo en la cueva para llegar hasta la figura. Aun con el traje, sientes tus pies hundirse en la arena cada vez menos, hasta que pisas roca, roca pura.

Otro parpadeo de la linterna, tu cuerpo se pone en estado de alerta por instinto.

La luz regresa; y ahora lo tienes justo frente a ti. Antes de que puedas reaccionar de cualquier modo, antes siquiera de que tus ojos lo enfocaran con claridad, te sostiene con la fuerza de una tenaza y te acerca más hacia él.

Es un hombre. Lleva un traje igual al tuyo pero más grande, es calvo y de piel blanca, un adulto joven.

La linterna de su traje te deslumbra en la oscuridad y cierras los ojos automáticamente.

Se detiene y deja tu cuerpo tumbado a un lado suyo.

Ahora puedes distinguir sus rasgos con claridad. Su rostro es delgado, su piel es morena clara y tiene los ojos color jade bajo mechones de cabello negro. Sus delgados labios color rosa parecen temblar, y le sangran como si se los mordiera compulsivamente. Tiene un pequeño lunar al lado de la nariz y las cejas pobladas.

—Mi nombre es Christopher Lambert —dice con fluido español, pero con claro acento que exagera las "R" —. Creí que era la única persona con vida.

Te acomoda para sentarte.

Tu cuerpo está hecho trizas, los huesos te dan chasquidos al moverte. No puedes hablar.

—No debiste exponerte así. —agrega mirándote a los ojos, lo tienes tan cerca que puedes ver una expresión de pánico en las arrugas de su boca—. Esto está mal. Ha habido una especie de explosión. ¿Puedes asentir?

Asientes.

—Perfecto. Debemos quedarnos aquí un rato. Los depredadores no llegan a esta zona. Todos los demás están muertos y mi comunicador con el submarino principal se dañó con el accidente. El tuyo está bien pero no puedes transmitir. Creo que puedo repararlo.

Comienza a levantarte con cuidado hasta que te pones de pie con éxito.

La cueva inhibe la comunicación con el supervisor.

—Lo que me temía. —afirma apretando los labios—. Déjame intentar algo.

Te sostiene con cuidado para que intentes dar otro paso y lo consigues con pésimos resultados.

—No te lo he dicho pero yo era el piloto del Explorer estrellado a medio cráter. Está inutilizable pero me salvó. No puedo decir lo mismo de mi tripulación. Al menos, a diferencia de ti, la telemetría de mi traje sigue intacta.

Intentar hablar con él es una lucha perdida, el agua y la barrera de los cascos que se interpone le impide al sonido viajar. Es extraño escuchar su voz ronca parcialmente distorsionada a través de los auriculares del traje.

—Logré rescatar lo que pude en la mochila de este disfraz fallido y adapté el sensor de presión a mi monitor de muñeca. Debemos ir al punto de encuentro en caso de emergencia, está lejos pero podemos llegar. Este es terreno virgen. Estudié el plano a la perfección, aunque el cráter no estaba.

Comienza a teclear algo en el panel de su muñeca y logra proyectar el mapa dibujado con líneas láser de color rojo en el agua

—Aquí estamos nosotros ahora. —Señala con la otra mano un punto azul en el centro del mapa—. Dentro de esta estructura de cuevas tubulares que llevan a la ciudad hundida.

Te voltea a ver y se queda pasmado, observando tu rostro fijamente sin expresión alguna.

—Tengo hambre —dice sin más y sostiene tu casco con fuerza—. ¿Me dejas reparar tu sistema de comunicación? Quiero escuchar tu voz.

a) Dejar a Christopher manipular el traje (Ir al capítulo 33)

b) No dejar a Christopher manipular tu traje (Ir al capítulo 36)