Capítulo 17

Dejar el cristal te pareció la decisión más razonable. No tienes un recipiente especial para llevarlo y no sabes si despide algún tipo de radiación. Aún tienes dudas respecto al origen de tan peculiar objeto.

Por el momento, tomas un breve respiro. De verdad hubo una civilización allí, ¿cómo acabó bajo el agua? ¿por qué no se sabía nada de ella? La Atlántida... El viejo mito griego, quizá estabas frente a los vestigios de la civilización perdida.

Te acicalas y retomas el paso.

—Misión, solo por si lo dudas, el sensor de movimiento de tu traje no detecta ninguna posible amenaza. —dice el supervisor de repente, con tono divertido ¿acaso está bromeando?—. Sus signos vitales, bueno, se ha acelerado su corazón. No hay ningún animal lo suficientemente grande cerca.

Miras a tu alrededor. En otras circunstancias lo que tienes a tu alrededor podría parecerte enigmático, incluso bello e interesante. Ahora luce bastante aterrador, la linterna dibuja un círculo de luz blanca alrededor de ti, si alguien más te viera, podría creer que eres un fantasma.

Te detienes solo un seguro para mirar arriba. Ni una luz. Estás en el abismo, en la fosa.

Es como estar en la garganta del demonio.

Luego de varios minutos caminando, tus piernas empiezan a resentir la distancia. Quizá el pánico había logrado que le prestaras atención a otras cosas antes que el cansancio de las piernas. Si tan solo pudieras descansar.

El indicador de oxígeno seguía en color azul. Al menos no se habían roto los tanques.

Eso sí sería un problema.

Pero ¿qué es esa cosa de allá? ¿Un viejo barco hundido? Podrías jurar que lo es, la silueta fue lejana y breve pero, vaya. Con un poco de suerte hasta podrías encontrar el cadáver congelado de Jack de Titanic en tu camino.

—Ya está cerca, vamos casi a la mitad.

"Casi la mitad", para ti ha sido una eternidad.

Transcurre media hora desde tu encuentro con el orbe cristalino y sigues caminando a la orilla de la pendiente del cráter, manteniendo una distancia que, a tu parecer, evitará que te derrumbes y te precipites al fondo. Esa caída podría ser peor. Sobre todo considerando que es bastante inclinada y sinuosa.

Te detienes a recuperar el aliento y entonces descubres qué cosa es la que tanto has necesitado... necesitas beber agua, para aliviar el cansancio, para saciar tu sed.

Con miles y miles de litros a tu alrededor, pero sin una sola gota para beber.

"Otro detalle que no consideraron."

Puedes resistir, es humanamente posible.

Así que continuas, con el paso aún más firme que antes, tus ganas de llegar se han multiplicado al triple.

—Misión, algo sucede.

Un destello de luz proveniente de arriba te deslumbra y te ciega.

—¡Cuidado! —alcanzas a oír al supervisor por encima del estruendo sordo de una explosión subacuática— ¡Mis.... N... o... a...!

Pierdes el control total de tu cuerpo, una fuerza te arrastra y te levanta como una onda expansiva, giras con violencia como dentro de un tornado y las explosiones continúan.

El cristal del casco se rompe y eso es lo último que ves.

Luego solo hay oscuridad y silencio.

Has muerto.

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