Hoja cuatro: Diosa mundana.
Si te me vas
y en una de esas
nunca más venís,
da a rebobinar.
Si me olvido de lo tuyo,
si me consume el orgullo,
de una destrabame
antes de que me raye.
Si voy y no te encuentro,
dame vuelta,
quizás soy la piedra.
Te aviso,
no tengo duda,
que sigo acá de
la esquina a la vuelta.
Te aseguro que mi alma
no se voló,
que no se largó,
solo se durmió.
Que te oigo,
que miro,
que te repito.
Si no te respondo,
estoy en desenfoco,
o me mandé un moco.
Si me tildo un rato,
t(é)e me sirvo en porcelana,
tomate y tomame.
Camino de piel,
del cuello al hoyuelo.
Del rizado al hechizado.
De la boca que no toca.
No te me vayas,
no me quites tu vida,
que se me mueren
las plantas de almíbar.
Se me oscurece la amatista,
de a poco opaca se vuelve,
triste no vibra nunca más.
Toda la magia,
vagando en Grecia,
donde nunca fuimos
ni volveríamos.
En años yo volví,
una vez toqué,
poco me acordé,
mucho equivoqué.
Así como todo lo que
alguna vez soñé,
que a veces fumé,
se desvaneció.
Como el palacio del Olimpo,
comandado por el osado Orión
desde el viejo sillón del rincón.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro