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—Oye, no es lo que piensas...

—¿Entonces? Tu comportamiento desde el principio me pareció raro —miró al suelo. —Alejate de él.

Eddy se dio la media vuelta y se fue por donde Doble D.
Estaba perdido.

(Narra Edd)
—Gracias por traer mis cosas, Eddy —agradecí mientras las tomaba torpemente de las manos de Eddy.

Estaba nervioso. ¿En serio le gustaba? Me costaba creerlo, ¿en qué momento había sucedido?

—No agradezcas —dijo y pude notar su voz nerviosa, nunca se le escuchaba así, por lo que supuse que quería decirme algo importante, ya que él siempre suelta las cosas sin rodeos. —Oye Doble D, ¿puedo hacerte una pregunta?

—Claro —asentí nervioso.

—¿Por qué sales mucho con Kevin?

Oh Cielos. ¿Cómo se supone que le respondería eso? Más bien, ¿cómo le diría que me gusta Kevin? Sé que tiene sus sospechas pero, aun no es tiempo de que lo sepa.

—Ya te dije, él quiere que lo ayude.

Suspiró. Él no me creía, pero por alguna razón concluyó nuestra conversación.

*

Las clases que restaban ya habían concluido, el timbre había sonado y esperaba no encontrarme con Kevin.
Para mi suerte, él estaba recargado sobre los barandales de la escuela esperándome.
Quise perderme entre la gente para que no me mirara, pero ya lo había hecho y vino hacia mi.
Pensaba que me detendría ahí mismo para decirme algo, pero lo que hizo fue tomarme de la muñeca y me sacó rápidamente de la escuela para llevarme a un parque que estaba casi enfrente de ahí.
Sentía mi corazón latir a mil por hora y mis piernas temblar. Tenía miedo de él.

—¿Por qué huiste?

—Yo... —no podía continuar, me miraba fijamente y me hacía sentir incomodo.

—¿Tienes miedo?

—¿Miedo de qué? —pregunté confundido.

—¿Piensas que no te quiero de verdad? —Kevin al preguntar esto se le notaba muy nervioso.

No entendía el por qué de la pregunta, era muy repentina.

—¡No! ¡Claro que no!

Él suspiró. Parecía haberse liberado de algo.

—Me alegra escucha eso —dijo y me dedicó una sonrisa. —Oye, ¿qué te parece si vamos al cine? Hay una película que tengo muchas ganas de ver.

—Pero tenemos que estudi...

—¡Olvídate de eso por un rato! Necesitas divertirte un poco, así que iremos, quieras o no.

No me quedaba de otra. Me acomodé a su derecha y comenzamos a caminar hacia el centro comercial.
Me sentía raro al venir con él. Durante el camino me hablaba de todo lo que le pasó durante el día y yo me limitaba a reír ante sus comentarios graciosos.
Habíamos llegado y él pidió los boletos. Lo malo era que teníamos que esperar una hora para poder entrar.

—Ven —me dijo y me guió dentro de una tienda.

Comenzamos a ver todo lo que vendían en ella, y en eso, Kevin se encontró con una consola que tenían de muestra con un juego.

—Acercate, juguemos un rato, ¿o tienes miedo de perder? —me retó mientras reía.

—¡Por supuesto que no! —exclamé y tomé otro control.

Era un juego de carreras, y yo era muy malo —no solo en ese, en todos los videojuegos— así que por obvias razones perdí. Kevin se reía de mi y me llamaba "perdedor". Le hice una mueca y me alejé de él.

—Es broma, no seas tan dramático.

—Dejame en paz —dije ignorándolo y cruzándome de brazos.

—No te enojes, tonto. No tengo la culpa de que seas tan malo y yo tan bueno —sacó su celular y en seguida lo guardó. —Mira, faltan 10 minutos, tenemos que irnos ya.

Me jaló del brazo y nos llevó hasta la sala de cine. Yo aun no entendía como es que pudimos pasar 40 minutos en una tienda.
Durante los 10 minutos restantes el seguía disculpándose conmigo, y terminé disculpandolo porque me hartó su tierna cara de cachorro regañado.