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Vamos a ser padres.

Jungkook corrió a toda velocidad hacia el río en cuanto sintió el delicioso aroma a jazmín de su omega dentro del territorio felino. Pensaba que iba a tardarse más, pero para su suerte no había sido así, teniéndolo de nuevo junto a él en unas horas.

Jimin se colgó de su cuello en un abrazo cuando estuvieron lo suficientemente cerca. Estaba demasiado feliz con la noticia que le habían dado y no podía esperar a contársela a Jungkook. Que supiera que iban a ser papás, que iban a tener el cachorro que tanto quería, que no era estéril como pensaba.

Caminaron rumbo a la casa.

—No tardaste tanto como creí, ¿cómo te fue? —dijo Jungkook.

—Bien... aunque me fui sin decir nada. Mis padres insisten en saber quién es el alfa y creen que es un lobo de otra manada. Incluso mandaron a alguien a seguirme, pero ya lo perdí o al menos eso espero —intentó regular su respiración por la corrida.

—Tu padre me va a matar cuando se entere...

—Les pregunte sobre lo que Yoongi me contó, pero han evitado el tema. No quisieron decirme nada.

—¿Y estás seguro de que es verdad? Yo no confío tanto en ese perro pulgoso. Seguro nos mintió en toda la cara.

—No sé, es que nadie de mi familia es albino y nadie puede hacer lo que yo —suspiró—. Hay dos opciones: Soy su hijo, pero algo más pasó, o no soy nada de ellos y por algún motivo me lo están ocultando.

—¿Y seguro que quieres saber de dónde vienes si no eres hijo de ellos?

—Si, quiero saber. No soy normal... pero dejemos ese tema de lado por ahora. Tengo algo más importante que contarte —dijo con una sonrisa de oreja a oreja, tirando por ahí su bolso con ropa en cuanto entraron a la cabaña.

—¿Qué es? —alzó una ceja, curioso.

Hacía horas que lo sentía con una alegría extrema. Obviamente eso le daba mucha curiosidad, ¿qué podía ser tan bueno como para que su omega estuviera así?

—Me sentí mal allá, literal. Me mareé y me dieron nauseas, así que me llevaron con el curandero. Aún tengo un poco de asco en el estómago, ¡pero no es eso! —tomó a Jungkook de los hombros—. Me examinaron y notaron que estoy preñado —dio saltitos en el lugar, demostrando cuanto le emocionaba eso—. ¡Vamos a tener un cachorro!

Jungkook se puso pálido y la sonrisa se fue borrando poco a poco de su rostro. ¿U-un cachorro había dicho? No podía ser, lo que más temía había pasado, y no esperaba otra cosa luego de las acabadas dentro. Para colmo Jimin estaba en celo y durante ese tiempo los omegas eran más fértiles.

Las palabras no salían de su boca con tan solo recordar lo sucedido en otras ocasiones. No quería que eso volviera a pasar.

Jimin también perdió un poco la sonrisa al notar que a Jungkook parecía no agradarle mucho la idea. Eso lo desilusionaba.

—¿No te alegra? —preguntó, algo serio.

—No... sí, sí, claro, es sola la impresión...

El peliblanco frunció el ceño.

—Primero dijiste 'no' y luego te corregiste, a mí no me mientas —lo soltó, cruzándose de brazos de modo defensivo—. ¿No te gustan los cachorros? No eres estéril, eso significa que te mintieron o me mentiste, Jungkook.

—Si me gustan los cachorros, son lindos —eso sí era verdad.

—¿Y entonces? —seguía sintiendo que no le gustaba la idea. ¿Tenía cara de haber nacido ayer?

—Ya te dije... es sólo la impresión —lo estrechó entre sus brazos, queriendo ocultar con cariño lo nervioso y con miedo que se sentía ahora. Jimin lo era todo para él.

—No pasa nada, Jungkook.

—¿No te sigues sintiendo mal? —se separó a verlo.

—Solo tengo nauseas, pero me dijeron que es normal.

Jungkook asintió. Sabía perfectamente los síntomas de los omegas cuando quedaban embarazados, pero no se refería a ese tipo de bienestar. Aunque claro, Jimin no sabía de qué hablaba exactamente, y no tenía idea de cuando se enteraría de la verdad. Estaba consciente de que no podría ocultarlo para siempre.

—Voy a salir, quédate aquí descansando —dejó un beso en la frente del omega antes de separarse.

—¿A dónde vas?

—Mis hermanos me pidieron que fuera a una cosa... traeré la cena de paso —mintió.

Jimin apretó los labios. Él se llevaba mal con sus hermanos, ¿en qué momento se suponía que le habían pedido algo?

—No tardes, no me gusta estar solo —tomó el bolso del suelo.

—No tardaré —aseguró, y le dio un casto beso en los labios para luego irse de allí.

Jimin observó cómo tomaba el camino que llevaba a la ciudad, abrazándose a su gordo bolso de tela llena de ropa. Le daba miedo lo que pudiera pasar de ahora en adelante. ¿Y si Jungkook lo abandonaba? ¿Si ya no lo quería? ¿Y si no le gustaban en verdad los cachorros?

Caminó hacia el cuarto, sintiéndose realmente solo en esa cabaña de dos pisos que ni suya era. Solo rogaba que todo saliera bien.

✧✦✧

Jungkook había mentido... otra vez. No tenía nada para hacer, solo quería estar solo y pensar sobre lo sucedido: Jimin estaba preñado. Ese era su nuevo gran problema.

En ese casi un mes que habían pasado juntos, era claro que su presencia no le afectaba a Jimin, pero no sabía si con los cachorros sería igual. No tenía idea de qué hacer. A veces se arrepentía de haberlo marcado por temor a que le pasara algo, pero luego recordaba lo feliz que lo hacía.

En su caminata, la imagen de Seokjin había llegado a su mente. Esa pantera era doctor, curandero, brujo, una mezcla de cosas que lo volvían en alguien confiable cuando de esos temas se trataba, así que sin dudarlo caminó rumbo a su casa. Quizá él podía darle las respuestas que necesitaba.

A medida que se acercaba, pudo divisar a Seokjin en la puerta, enseñándole a su pequeño a caminar. Y su intención no era asustarlo, pero parecía haberlo logrado cuando lo vio tomar rápido a su cachorro y entrar a la cabaña.

Claro, él si sabía su condición.

—¡Espera! Necesito hablar contigo.

—Aguarda aquí fuera —pidió Seokjin, dejando a su cachorro seguro dentro de la casa, para luego volver a donde estaba Jungkook, manteniendo cierta distancia—. ¿Qué deseas?

—Necesito ayuda... —Seokjin esperó a que siguiera hablando—. Quiero que mi omega pierda el cachorro que está esperando. Debe de haber alguna manera.

Seokjin frunció el ceño. ¿Cómo se le ocurría a Jungkook algo como eso? ¿Se había vuelto loco? ¿La opinión de su omega no contaba? Ah no, claro que no. A veces olvidaba que vivían en una sociedad alfista donde tomaban decisiones por los omegas sin siquiera consultar nada.

—No la hay —mintió, porque claro que si era posible.

—Pero... si lo tiene va a morir y no quiero que eso suceda. No sé si podría soportarlo de nuevo. Tú sabes a lo que me refiero —se excusó, queriendo no quedar como un maldito sin sentimientos.

—Lo sé, y no pienso ayudarte. Además, ¿crees que no noté que es lobo? Estás rompiendo todas las reglas, y cuando se entere el líder se va a enfurecer —se cruzó de brazos—. Pero no es problema mío.

—Te lo suplico, no quiero que nada le suceda a mi omega —en verdad sonaba desesperado.

—Eso lo hubieras pensado antes de meterte con él. Sabes tu condición y no te importó.

Jungkook caminó de un lado a otro, sintiéndose cada vez más desesperado mientras despeinaba su cabello: —Ya sé, ya sé, no es necesario que me lo recuerdes —lo miró—. Te pagaré lo que sea, pero por favor, dame una manera para que pierda al cachorro.

—No la hay, Jungkook. Ese chico está condenado a morir.

—¡Es por eso que necesito algo para que no lo tenga! —exclamó, comenzando a alterarse un poco, lo que hizo retroceder al omega—. Ha estado bien a mi lado estos días, no ha estado débil como algunos de los omegas que tuve.

El ceño fruncido de Seokjin se fue, dándole paso a un gesto de sorpresa, con cierto interés de por medio. Eso sí era importante.

—¿No le afectas?

Jungkook negó.

—Es como si mi energía negativa no tenga influencia en él...

—¿Estás seguro de lo que dices?

—Muy seguro.

Era raro que alguien que estuviera demasiado cerca de Jeon Jungkook no sufriera las consecuencias. Quien sea que se acercara unos centímetros de más podía sentir la energía pesada y a muerte que cargaba. Era su condena de por vida y pocos sabían porqué la tenía, pero era un hecho. Nadie soportaba estar tanto tiempo a su lado.

Seokjin se quedó en silencio unos segundos: —De igual forma no voy a darte nada. Deja que tenga a ese cachorro, si es que no muere en el intento —alzó un dedo indicándole que se callara cuando vio que iba a interrumpirlo—. Hay una posibilidad que no muera. Luego de lo que me has dicho, creo pensar que tiene esperanzas de vivir, pero no te confíes, puede que me esté equivocando.

» Si quieres que tu omega y tu cachorro vivan, mantenlo sano y a cualquier cosa ven a buscarme, yo lo atenderé —Jungkook asintió—. No lo hago por ti... lo hago por el omega y ese cachorro que tanto ha deseado —pues él tenía uno y sabía cómo se sentía la emoción de saberlo—. Espera aquí.

Seokjin entró a su cabaña y tomó algunos saquitos en donde guardaba hierbas para diferentes tipos de situaciones. Regresó con Jungkook.

—Si ves que se siente débil dale esto en agua caliente —dijo Seokjin y se apuró en darle ambos saquitos—. Y lo otro es para las náuseas. Los dos se preparan en forma de té.

—Gracias... —dijo Jungkook, observando y oliendo lo que había dentro.

No estaba feliz, sin embargo, no le quedaba de otra. Si a Jimin le pasaba algo por su culpa no se lo perdonaría jamás. Él era ese rayo de luz que había llegado para eclipsar su oscuridad, y no quería que terminara. Quería que fuera para siempre.

✧✦✧

Cuando regresó a su casa, dejó las cosas que había comprado para la cena sobre la mesa, para luego encender las antorchas. Comenzaba a anochecer.

Subió las escaleras para ir a su dormitorio, encontrando a Jimin sentado en indio en medio de la cama, lleno de telas, agujas, tijeras e hilos por todos lados. También algunos botones y cualquier cosa que le pudiera servir en su tarea de hacerle un par de muñecos a su cachorro.

Jungkook supo que estaba enojado —además de triste— con él cuando ni siquiera volteó a verlo. Fue hasta la cama y se sentó frente a él, en el borde, tomando sus manos para que dejara de hacer eso y le prestara atención.

—No estés molesto, no me gusta verte así —habló Jungkook, dulcemente.

—Si no quieres tenerlo solo te basta con ser sincero... —mantuvo baja la mirada.

—¿Lo perderías? —no pudo evitar preguntarlo.

Jimin apretó los labios. ¿En verdad le estaba preguntando eso? Debía que ser una broma de mal gusto. Él más que nadie sabía las ganas que tenía de tener un cachorro, y ahora que finalmente tenía esa pequeña vida en su vientre, su alfa se encargaba de hacerlo sentir mal.

Se sentía decepcionado de Jungkook.

—¿Lo dices en serio? —alzó la vista, dejándole ver a su alfa lo mucho que le estaba doliendo en ese momento.

—Es sólo una pregunta...

—Ya está, Jungkook, con eso me dijiste todo —sus palabras siendo frías y duras.

Se levantó de la cama tomando todo lo que allí tenía, pero Jungkook se lo impidió, tomándolo de las muñecas.

—No, amor, espera —hizo que lo mirara—. Solo tengo miedo de que algo te pase, de que mueras. No podría soportarlo.

—Solo es un cachorro, no voy a morir por eso. Se que algunos omegas no soportan el parto, pero no por eso no voy a tener a mi cachorro.

—Pues eso... no quiero que mueras.

—¿Y por eso quieres que lo pierda? —negó indignado, no le creía nada—. Mejor di de una vez que no te gustan los cachorros y listo. Te ahorras la molestia de mentirme y también me ahorro la angustia que estoy sintiendo desde que te fuiste y me dejaste solo en la casa —su vista nublándose por las lágrimas que comenzaban a acumularse.

—Que sí, que sí me gustan, y mucho. Soy como cualquier otra alfa que desea ser papá, pero ya te dije, me aterra eso —acarició su rostro, sintiéndose mal por ser el culpable de que Jimin se sintiera así.

—No va a pasarme nada... —Jungkook lo abrazó con miedo, aferrándose a él con fuerza, como si eso evitara lo que tanto temía que pasara—. ¿En verdad lo quieres? —le correspondió. A pesar de todo era débil—. Porque si no prefiero irme, yo sí quiero tenerlo.

—No quiero que te vayas, pero tampoco quiero que estés en peligro —acarició su cabello blanco, queriendo consolarlo al escuchar que ya empezaba a sollozar.

—No quiero perderlo —escondió el rostro en su cuello cuando sintió las lágrimas caer, manchando su camisa.

—No lo perderás, pero si te sientes mal solo dímelo, por favor.

Se sentía tan mierda y miserable. ¿Cómo había sido tan tonto de tener tan poco tacto? No quería volver a ver llorar a Jimin otra vez, y menos por su culpa. Y aunque tenía miedo, por una última vez en su vida se iba a arriesgar a tener esperanza de que nada iba a pasar.

—Solo estoy un poco mareado... —se separó del abrazo, dejando que Jungkook limpiara sus lágrimas.

—¿Te preparo algo para que se te pase?

—¿Un té?

—Si, un té.

—También tengo algo de hambre... se me antoja carne.

—Entonces deja que te traiga lo que quieres y me pongo a hacer la cena. Verás que también soy bueno en esa área, no solo tú —sonrió. Dejó un beso en su mejilla antes de irse, dejando que siguiera con los muñecos para el cachorro.

Jimin volvió a sentarse, sin saber que hacer realmente. Toda la alegría de saber que sería papá se había esfumado con la reacción de Jungkook y no sabía cuándo volvería aquella confianza que tenía en él. No sabía que iba a hacer si no lo quería. Solo le tocaba esperar.

A la hora, Jimin bajó siguiendo el olor. Su pancita rugía de hambre, ambos necesitaban alimentarse, un simple té no iba a llenarlo.

Se acercó a donde estaba cocinando Jungkook, viendo el estofado de carne de vaca que estaba a punto de estar, con papa, zanahoria, cebolla y otras verduras que le daban el sabor justo para llevarlo a pecar de gula.

—Huele muy bien —dijo Jimin.

—¿Crees? —sonrió viéndolo.

—Si, al cachorro también le gusta.

—Siéntate a comer, ya está.

Jimin le ayudó a poner la mesa y a servir. También dejaron agua fresca y unos vasos. El humo escapaba del plato para evaporarse en el aire, indicando que estaba muy caliente.

Seguro al otro día sabría mucho mejor.

—Mmm si está bueno —dijo Jimin, en cuanto probó bocado luego de soplar.

—Soy un excelente esposo —dijo Jungkook, con aires de superioridad.

—¿Ya nos ves casados?

—Vivimos juntos, tendremos un cachorro... deberíamos hacerlo.

—Holaaa, ¿no invitan a comer? —exclamó Hoseok, asomado por la ventana. Jungkook rodó los ojos, ¿qué hacía él allí?—. Vine a visitar. El olor me llamó.

—Pasa —dijo entre dientes, levantándose para ir a servirle un plato a su hermano menor.

Hoseok entró con una sonrisa radiante y se sentó en frente de Jimin, al lado de Jungkook. Se relamió en cuanto tuvo el humeante plato frente a él, pero tuvo que aguantar la mirada amenazante de su hermano. Sabía bien a donde quería llegar con eso.

—¿Aún no le dices? —preguntó Hoseok, consciente de que eso iba a molestar a Jungkook, pero quería molestarlo un poco.

—¿Qué cosa? —dijo Jimin.

—Nada, amor, no le hagas caso —dijo Jungkook, tomando asiento para seguir comiendo.

—¿Hablas de que es estéril?

—Si, eso —se carcajeó Hoseok, dándose cuenta de que el omega aún no sabía nada.

—Si, eso —afirmó Jungkook.

—Ah... ya me lo dijo. Igual resultó ser mentira —dijo Jimin, dedicándole una mirada algo seria a su alfa.

—Esto está muy bueno —dijo Hoseok, con la boca llena—. Y veo que se te ha ido el celo.

—Si, ya no estoy en eso, y más te vale mantener la distancia conmigo. El único que puede olerme es Jungkook.

—Es que hueles muy bien, cariño.

—Si, no vuelvas a meter tu hocico en su lindo culo —advirtió Jungkook, con un gruñido—. Mucho cuidado con lo que dices. Si quieres un omega consíguete el tuyo. Y si, la comida está buena porque la hice yo.

—No se ven muy seguido preciosuras albinas. Seguro tú ya lo echaste a perder.

—Claro que no, así que cierra la boca, Hoseok.

—¿Por qué pelean tanto? ¿Alguno le cagó el omega al otro? —preguntó Jimin, sin entender del todo como es que supuestamente se llevaban mal. O quizá eran algo bipolares, no sabía.

—No, solo... así somos —se encogió de hombros, restándole importancia—. ¿Ya no tienes más hambre? —cuando vio su plato vacío. Al parecer si tenía mucha hambre, pues ahora iba a alimentarse por dos.

—Voy a pecar de gula, pero... un poquito más —sonrió tiernamente, pasándole el plato.

—Te ves tan fino y delicado... ¿no tienes hermanos omegas? —dijo Hoseok, lanzándole una mirada coqueta.

—Ya tiene alfa.

Jungkook escuchó a Hoseok quejarse mientras le servía más a su omega: —¿Tan necesitado estás?

—Quedé flechado por el tuyo —bromeó Hoseok, aún con ganas de molestarlo.

—Jódete —le gruñó—. ¿Y Namjoon?

—No sé, no me interesa... debe andar por ahí.

—Persiguiendo a omegas o borracho, que bárbaro —negó, viendo que Jimin comía como si no lo hubiera hecho ya.

—Ya no tengas sin comer al pobre, casi se acaba el segundo plato —observando lo mismo.

—Tengo hambre, además ahora comeré por dos —dijo Jimin.

—¿Cómo que dos? —frunció un poco el ceño.

—Estoy preñado —y dejó ver su hermosa sonrisa.

Hoseok estaba que no podía creerlo, ¿en serio Jungkook había sido tan estúpido como para preñar al único omega que al parecer aguantaba estar a su lado? Una cosa era el celo o tener relaciones, pero un cachorro absorbía parte de la energía de quien lo llevaba, y eso podía ser peligroso. No sabían del todo porqué Jimin no era afectado por Jungkook. Estaba corriendo un riesgo muy grande.

Por otro lado, a Jungkook le sudaba todo viendo que Hoseok aún no decía nada. Rogaba al cielo que no hablara y le contara todo a Jimin. Le daba miedo su reacción.

—Iré preparando un lugar para ti —dijo Hoseok. No era tan tarado, pero disfrutaba de darle mini infartos a Jungkook.

—Ya tengo casa —dijo Jimin, terminando su plato.

—Es tan dulce e ingenuo —rió.

—Hoseok, cállate —le gruñó Jungkook, mostrando sus colmillos, pero esta vez Hoseok le gruñó también—. Mejor come antes de que no quiera darte más comida.

Jimin no pudo evitar reír al verse gruñir como tarados. No sabía porqué peleaban así siempre, pero al menos se le hacía gracioso: —Tengo que ir al baño —se levantó, para luego dirigirse a la puerta, pues el baño estaba fuera.

—Tomate tu tiempo —esperó a que saliera, para luego dedicarle una mirada venenosa a su hermano—. Ay de ti si le llegas a decir algo.

—¿Preñado, en serio? —preguntó Hoseok, con el ceño fruncido—. ¿Cuando le dirás que eres un desastre, que va a morirse? Sabías tu condición y te metiste igual con él.

—Si, ¿y? No se va a morir, de eso yo me encargo. Además, ni siquiera le afecta en nada mi energía. Estos días ha estado de lo más normal, a diferencia de su hermano que casi lo mato con solo haber estado cerca de él.

—Si, eso noté. Es raro, debe tener un crucifijo o algo.

—No sé si debería decirte más, no confío en ti —se cruzó de brazos, recostándose en el respaldo de la silla.

—Yo no debería confiar en ti, estamos así por tu culpa —corrió el plato vacío y apoyó los codos en la mesa—. Habla ya, ¿es porque es blanco?

—No es necesario que me lo repitas, ya sé que es mi culpa y lo he pagado todo este tiempo, ¿no es ya suficiente? —bufo—. No voy a decirte más nada.

—Ah no, ya lanzaste la piedra, ahora no escondas la mano. Vas a decirme.

—¿Qué me garantiza que no vas a ir y soltarlo todo a los cuatro vientos? Con lo chismoso que eres no se puede confiar.

—Lo soy solo con Namjoon. No tengo una gran vida social, estúpido. ¿A quién quieres que se lo cuente? ¿Al verdulero?

—Con que se lo cuentes a Namjoon basta y sobra para que lo sepa todo mundo. En sus borracheras suelta todo.

—Bueno, no le diré, pero ya habla.

Jungkook lo miró un momento, dudoso. No sabía que tan buena idea era darle información como tal a los idiotas de sus hermanos, no quería que nadie más fuera de ellos supiera, pero bien sabía que sabiendo aquel dato haría un cambio en sus actitudes para con él. Después de todo ese cachorro iba a ser su sobrino.

—Si, es porque es blanco. Es... es especial, y no me preguntes de dónde ni cómo porqué no sé, pero tiene poderes y no estoy hablando disparates, lo vi hacerlo —se apuró a aclarar lo último, para que no dijera algo como que se lo estaba inventando.

—¿El de hechizar a los alfas? Porque está bien lindo, eh.

—No, idiota, tiene poderes de luz. Me enteré hoy, así que no sé mucho sobre el tema, solo sé que tiene esa habilidad. Creo que eso explica su inmunidad a mi energía.

—¿Brilla? —largó una risita cuando lo vio tomarse el puente de la nariz, exasperado—. No estoy entendiendo, ¿cómo es tener poderes de luz? ¿La controla tipo fuego, agua?

—¿Te lo explico con manzanas o qué? Controla la luz, crea esferas de luz en sus manos.

—¿Y estás seguro que no lo soñaste?

—Estoy seguro que es real.

—No jodas... ¿y no sabes por qué puede hacerlo?

—Ni siquiera él lo sabe, ¿crees que yo sí? Pero para mí eso explica que no le afecte en nada mi energía.

—Puede ser, no es mala teoría —se cruzó de brazos, pensando—. ¿Y crees que aguante al cachorro?

—Espero que sí. Seokjin dijo que había una posibilidad luego de contarle todo.

Hoseok estaba por decir algo, pero calló cuando vio a Jimin ingresar a la casa. Debía fingir no saber que su cuñado podía manipular la luz a su antojo. Algo le decía que eso era terriblemente conveniente, no solo para Jungkook, sino también para él y Namjoon.

—Jungkook, tengo sueño —se quejó Jimin, refregando sus ojos. Había sido un día largo.

—Te llevaré a la cama —dijo Jungkook, poniéndose de pie.

—Ya me voy —dijo Hoseok, haciendo lo mismo.

Jungkook se encargó de cerrar bien todo una vez su hermano se fue, y se sintió aliviado de que no se le hubiera escapado nada estúpido a gran escala durante la cena. Si Jimin algún día llegaba a enterarse de todo, tenía que ser por su propia boca y no de terceros.

Alzó a su omega y lo llevó al cuarto, dejando de lado todas las cosas que estaban sobre la cama. Murió de ternura cuando tomó los dos muñecos que ya estaban terminados, un de conejo y otro de gatito. Le gustaba pensar que eso le haría muy feliz a su cachorro.

Jimin era un omega increíble y talentoso.

—Descansa, te fatigaste mucho hoy —lo arropó, ayudándolo a acomodarse, y Jimin palmeó a su lado para que se acostara también—. Duerme ya, voy a recoger el tiradero de abajo.

—No tardes —se abrazó a su almohada.

Jungkook negó y bajó a ordenar la mesa y lavar las pocas cosas que había usado. No le gustaba dejar las cosas sucias y desordenadas durante la noche. Primero porque atraía bichos, y segundo porque le gustaba despertar y ya tener todo listo para desayunar.

Antes de volver al cuarto, se había tomado su tiempo para tomar un café, tranquilo en el silencio de la sala. Durante todo el día su cabeza había sido una máquina sin parar. Eran demasiadas cosas en unas horas y algunas aún no terminaba de digerirlas. Y aunque tenía miedo, estaba decidido a intentar ser feliz una vez más. Creía merecerlo luego de tantos años.

Una vez terminó, apagó todas las velas y regresó al cuarto. Se acercó a la cama viendo como Jimin ya se había dormido. La luz de la luna se colaba por la ventana y bañaba a este en un manto azulado que parecía protegerlo. Se veía como un hermoso ángel.

Se quitó la ropa y se acostó al lado del omega. Como si tuviera una especie de alarma, Jimin sonrió completamente dormido, y se abrazó a él. Jungkook apartó algunos cabellos blancos de su cara, admirando su belleza. Dejó un beso en su frente y se acomodó mejor.

Esperaba que mañana fuera un día diferente.

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