La noticia.
—¿Lo hice mal? —preguntó Jimin.
—No, no cosita linda, pero a la próxima no me muerdas y trata de evitar rozar tus dientes. Con la práctica será mejor —dijo Jungkook, acariciando el rostro de su omega con suavidad.
Era la primera vez que Jimin le practicaba sexo oral a Jungkook, y sentía que había sido una completa mierda. Intentó hacer lo mismo que su alfa solía hacerle, mas no sentía que lo hubiera hecho bien, aunque Jungkook le dijera lo contrario y hubiera acabado en sus labios.
—Soy un fracaso —suspiró, con un tierno puchero.
—No, no lo eres, es que las primeras veces es así, pero aprendes rápido. Incluso hasta ya te mueves mejor a comparación del primer día. Aguantas más —sonrió.
Jimin tapó su cara, avergonzado. Sus mejillas habían obtenido un leve color carmesí: —Me estás volviendo un cochino.
—Me gusta que seas un cochino descarado conmigo, que no tengas vergüenza de hacer y decir lo que quieras.
—A mi me gusta que seas así conmigo —largó una risita—. La pasamos demasiado rico. No hay día que no lo hagamos.
Jungkook aprovechó que aún se encontraban echados bajo el sol a un lado del río, para acercarse a su omega y comenzar a besar y mordisquear la cara interna de una de sus piernas.
—Es que me vuelves loco, eres delicioso —dejó un rastro de húmedos y tronados besos por su piel blanca—. Tus piernas me gustan mucho. Son largas, suaves y bonitas. Me encanta —acarició ambas, masajeando un poco para relajar aún más a su omega.
—¿Qué más te gusta de mi? —sonrió viéndolo. Se sentía demasiado feliz cuando Jungkook lo contemplaba así.
—Tu trasero... es redondito y suavecito, me dan ganas de morderlo —subió sus manos al vientre de Jimin—. También tu pancita, se ve adorable.
—¿Y qué más?
—Tu carita toda linda y tu sonrisa hermosa —subió sus besos por su pecho, hasta llegar a su boca—. Todo tú me gustas, me encantas —susurró en sus labios.
Jimin acortó la distancia, fundiéndose los dos en un tierno y calido beso en el que sus lenguas se tocaban con suavidad, sin prisa. Paseó sus manos por la espalda de Jungkook, sintiéndolo completamente pegado a él, sin espacio alguno entre ambos. No había nada que le gustara más que eso.
De pronto, unos arbustos relativamente cerca de ellos se movieron, haciendo un ruido de hojas que llamó la atención de ambos. Tanto Jimin como Jungkook tomaron forma animal, alertas a cualquier cosa que pudiera pasar, porque estaba claro que había alguien escondido ahí, solo que no tenía olor alguno.
Una bola de pelos negra salió rodando de la planta, cuando se detuvo, la pareja pudo notar que se trataba de un cachorro de pantera negra. Era tan pequeño y adorable, que a Jimin le hizo largar un chillido de ternura. Solo esperaba que el bebé no los hubiera visto en sus cochinadas.
—¿Qué estará haciendo aquí? No es territorio de panteras —dijo Jungkook, pues se le hacía raro ver a un cachorro tan pequeño lejos de sus padres.
Jimin se acercó lo suficiente al cachorro como para olfatearlo todo. Este estornudó de un modo tan tierno que lo mató de amor. Definitivamente necesitaba tener a sus propios cachorros.
—Aww es un bebé.
—Seguro se perdió —miró a hacía todos lados, buscando alguien mayor que pudiera ser su padre o madre, pero nada—. No podemos dejarlo aquí, está oscureciendo y seguro llueve como anoche.
Jimin tomó forma humana y se vistió en tiempo record, para luego alzar al cachorro entre sus brazos. Jungkook copió su acción, pero decidió mantenerse algo lejos, no quería afectar al bebé. Era muy pequeño y podía ser fatal.
✧✦✧
Unas manchas rojas adornaban la sábana. Eran la prueba de que Yoongi había marcado a Taehyung en cuanto llegaron al orgasmo. El alfa no pudo evitar acabarle dentro y el omega no pudo evitar jadear. Una extraña mezcla entre placer y dolor, que no había durado mucho, pero había sido fantástica.
Ahora Taehyung se encontraba abrazado al cálido cuerpo de Yoongi, completamente satisfecho de haberse entregado al alfa que por tantos años había mirado, pero sobre todo, porque al fin estaba marcado.
—¿Viste? Al final si logré que entraras en celo. Te dije que lo haría. Ahora tu olor perfumó toda la cabaña —dijo Yoongi, con una mano tras su nuca y la otra abrazando al omega—. Eres todo mío ahora.
—Que lindo se escucha que me digas eso —dijo Taehyung, con una boba sonrisa en su cara—. Nunca creí escucharlo... creí que... —esta se desvaneció poco a poco, para luego terminar en un suspiro—. Creí que te quedarías con Jimin.
Yoongi pensó un momento en sus palabras. Realmente Jimin nunca le había interesado tanto, solo era el celo y seguía órdenes. No valía la pena, según él.
—Nah, solo fue la emoción del celo —dijo Yoongi, restándole importancia.
—¿No mientes?
—Bueno... es lindo, pero él estaba en celo y su olor era fuerte. Es todo.
—Es cierto que su olor era demasiado fuerte...
—Si, da igual. No quiero hablar de eso ahora. Ahora anda revolcándose con un cualquiera por ahí.
—Ese tigre... tiene algo —dijo Taehyung, recordando como flashes la pelea que habían tenido en la mañana—. De solo tenerlo cerca me sentí débil.
—Explicate porque no entiendo —y se acomodó mejor para verlo. Eso si le interesaba.
—Es que es algo extraño —lo observó también, apoyándose en sus codos—. Cuando estuve cerca de él sentí que mi energía se agotaba... como si algo me agobiara. No se si soy yo que soy demasiado debil o algo así, pero fue horrible —Yoongi se quedó un momento pensando en que también había sentido algo parecido, sin embargo no fue tan fuerte como lo relataba Taehyung. Quizá porque él era un omega—. Bueno, quizá sí es cosa mía —bostezó, para luego acurrucarse nuevamente en su alfa.
Yoongi tapó a ambos con cero intenciones de levantarse. Se cabeza seguía dándole vueltas a las palabras de Taehyung. Debía de investigar sobre aquello. Necesitaba respuestas.
✧✦✧
Jungkook caminaba detrás de Jimin mientras este iba gritando alguna que otra bobería como 'pantera mamá' para hallar al adulto responsable del cachorro, sin éxito alguno. Aunque él se encontraba más ocupado pensando en que si no encontraban a sus padres y se lo quedaban en algún tipo de adopción extraña, a Jimin se le irían las ganas de tener cachorros.
Si, ese era un buen plan.
—¿Dónde están tus padres? ¿Te perdiste o te abandonaron? —le hablaba Jimin al cachorro, como si este entendiera lo que decía.
—Seguro lo abandonaron o se perdió quizá. No es común ver a panteras por aquí cerca.
—Pobresito, pero cuidaremos de él ¿verdad? —y le lanzó una seria a mirada a Jungkook estilo 'quieras o no'. El tigre solo asintió, no le quedaba de otra—. ¿No conoces ninguna pantera?
—He visto a algunos, si, pero nunca hablé con uno. Nada más allá de un saludo. Creo que vive uno a unos cuantos kilómetros.
Jimin hizo una mueca mientras mecía al cachorro entre sus brazos y le hablaba tonto de vez en cuando. Era tan adorable, incluso hasta se estaba chupando su patita. Simplemente se moría de amor. Sus ganas de tener cachorros solo aumentaban.
—¡Mi hijo! —gritó alguien, lo que sobresaltó a Jimin.
Un hombre joven, más o menos de la edad de Jungkook, se acercó corriendo en cuanto reconoció a su cachorro en los brazos de aquel lobo. Se apuró en sacárselo de las manos, preocupado por lo que pudieran llegar a hacerle.
Jungkook observó con detenimiento al joven de cabellos negros. Claro, lo conocía de vista. Si mal no recordaba era curandero o algo así.
—Deberías de tener más cuidado. Estaba cerca del río —dijo Jungkook.
—Lo tengo pero es demasiado inquieto —dijo Seokjin, analizando que su cachorro estuviera bien. No tenía rasguño alguno, pero si lo notaba algo decaído, y creía saber el por qué.
—Tienes un cachorro muy lindo, yo también quiero unos así —dijo Jimin con una sonrisa de oreja a oreja, totalmente enternecido.
—Gracias por sacarlo de ahí, pero debo llevármelo —posó su mirada en Jungkook. Lo conocía más que bien—. Debo irme, hasta luego —y sin más se fue casi corriendo, lo que dejó confundido a Jimin, pero supuso que algo debía de hacer o quizá no confiaba en ninguno de los dos, mucho menos en él que era un lobo.
—Él es quien vive cerca —dijo Jungkook—. No sabía que tenía cachorro.
Jimin largó un chillido de emoción que logró asustar a Jungkook. El omega estaba maravillado: —¡Necesito un cachorro así! —exclamó.
—Regresemos a la casa mejor —dijo Jungkook, animandolo a caminar.
—¿Si notaste que no hizo escándalo porque soy un lobo?
—Creo que estaba más interesado en su cachorro que en fijarse que eres lobo.
—Es lógico, yo lo estaría.
Continuaron su camino por el sendero, llegando a la cabaña al par de minutos. Lo primero que hizo Jimin fue ir a prender los faroles, mientras Jungkook se fijaba que había de comer. Se habían pasado casi todo el día en el río y ni siquiera habían pensado en alimentarse. Probablemente más tarde caerían rendidos.
—Hay que hacer algo rico para la cena —dijo Jungkook, pensando en que si quería comprar algo era ese momento o nunca, pues los puestos cerrarían en cuestión de unas horas—. Es perfecto para que presumas que tan rico cocinas.
—Lo intentaré —sonrió.
—Dime que necesitas e iré ya a comprar.
—¿No quieres que te acompañe?
—¿No estás cansado? —alzó una ceja. El peliblanco negó, ni siquiera se veía débil—. No quiero que noten que eres un lobo —pensó—. Pero podemos intentar esconder tu cola en algún pantalón holgado. Igual no creo que te hagan nada estando conmigo —se apuró en subir las escaleras para buscar una prenda que le sirviera.
—Pero tiene mucho pelo —se quejó, pensando que no entraría y prefirió esperar abajo.
—¡Deberías de cortarte los pelos en la cola, siempre me hacen cosquillas en la noche! —gritó desde allí, perdiéndose el gesto de infarto de Jimin tras esas palabras.
—¡¿Qué?! —chilló—. No, ¿sabes lo que me ha costado tener esta cola perfecta?
—Mi cola no es así de esponjosa y sin embargo es linda —bajó con el pantalón más holgado que tenía y una especie de boina para ocultar sus orejas.
—Porque ya es natural en ti, pero yo cuido mucho de mi cola. Es mi más grande atractivo. Sin ella no podría hacer cosas como esta —volteó de forma coqueta, pasando su cola por la nariz de Jungkook.
Parecía una especie de hechizo mortal, porque ahora el tigre mantenía un gesto de enamorado total, embobado. Tenía su olor a jazmín allí, sin querer irse, y eso lo mataba.
—Siii, es un encanto de cola —largó una risita vaga, parecía drogado—. Pero seguro por eso tienes a muchos alfas tras de ti por eso.
—Soy un omega deseado —bromeó.
—Pero ya tienes alfa —le dio las prendas a Jimin—. ¿Quien es tu alfa?
—Tú —respondió con tono meloso y dejó un lindo beso en los labios de su pareja.
Cuando Jimin estuvo listo, ambos fueron al centro del pueblo, donde estaba lleno de diferentes puestos. Frutas, verduras, carnes, especias, telas, ropa, muebles, lo que sea podían encontrarlo ahí.
El peliblanco tenía un poco de miedo entre tanto felino, pero para su suerte nadie notó que era un lobo. La forma protectora en la que Jungkook lo tomaba de la cintura lo mantenía tranquilo, aunque se sentía realmente curioso por las extrañas miradas que algunos le dedicaban a Jungkook, como si fuera raro que estuviera ahí.
Una vez de nuevo en la cabaña con todo lo necesario, Jimin se esforzó mucho en demostrarle a su alfa que sabía cocinar, que era bueno en eso, y Jungkook no se decepcionó. Aquella carne con papas y especias estaba más que deliciosa. Realmente su omega era el mejor, no había nada que no supiera hacer. Era perfecto.
Luego de ordenar todo con sus estómagos llenos, fueron a descansar, durmiendo plácidamente luego de una sesión de caricias y palabras lindas. A Jimin le gustaban mucho ese tipo de cosas cursis y Jungkook no se las negaba. Después de todo se las merecía y amaba mimarlo. Lo estaba convirtiendo en un consentido.
En medio de la madrugada, Jungkook despertó por la culpa de un olor ajeno. Se sentó moviendo su nariz, captando que era el olor a lluvia de un alfa. Esto le inquietaba un poco porque no era ninguno de sus hermanos, sin embargo se le había algo familiar.
Observó que Jimin siguiera durmiendo y se bajó de la cama, caminando sigiloso hacia la ventana. No lograba ver a nadie, pero aquel aroma seguía allí, así que bajó las escaleras y se dirigió a la puerta.
Se fijó que la puerta estuviera segura para que ningún desconocido entrara y volvió a asomarse por una de las ventanas, captando a un alfa lobo que parecía buscar a alguien. ¡Claro! Era ese alfa que salvó al omega en el río.
—Creo que te has equivocado de territorio, pulgoso —dijo Jungkook, cuando salió de la cabaña para hacerle frente. No le gustaba que anduviera en su territorio.
—No, vine a buscar a Jimin. Ya los vi revolcarse hoy en el rio, par de sucios —dijo Yoongi, haciendo reír a Jungkook—. Ya sé quien eres. Necesito hablar con él.
—Mmm... no —se cruzó de brazos—. No voy a interrumpirle el sueño por ti.
—Es importante, así que más te vale llamarlo —y se acercó amenazante, intentando meterle miedo. Ahora que estaban a una distancia considerable, podía sentir mejor la energía pesada de la que hablaba Taehyung.
Jungkook lo alejó de un empujón: —No, no eres quien para darme órdenes.
—No me importa.
Yoongi quiso caminar de todos modos hacia la casa, pero Jungkook lo tomó de la camisa y lo tiró hacia atrás, impidiéndole seguir.
—¿Se te olvida que estás en mi territorio? Aquí no tienes poder, así que más te vale portarte bien si no quieres que te lleve ante el líder por romper el trato.
—Y tú frente al padre de Jimin cuando sepa que lo marcaste —caminó de igual manera hasta la puerta, ignorando las advertencias del tigre.
Jungkook bufo, completamente molesto, pero supuso que tenía que ser algo de importante de verdad como para que ese idiota cruzara el río como si nada, así que se apuró en pasarlo y subió de dos en dos las escaleras.
—Jim... despierta, te buscan —dijo Jungkook, moviendo levemente al peliblanco.
Jimin se movió un poco, abriendo apenas los ojos de forma perezosa. No entendía qué pasaba ni porque Jungkook lo despertaba a esas horas de la madrugada, pero más anonadado se quedó cuando vio a Yoongi parado en la puerta del dormitorio.
—¿Qué sucede? —dijo Jimin, llevando su mirada de uno a otro.
—Te buscan.
—¿Tú padre sabe que estás con el raro este? —dijo Yoongi, yendo directamente al grano.
—No... y tú no le dirás nada —dijo Jimin, quien no sabía cómo los había encontrado.
—Está buscándote como loco y me tiene harto. Si vas y le dices que solo te perdiste o algo de eso y me lo quitas de encima, estaría agradecido eh.
—¿Y por qué yo tendría que hacer eso? Además me revisará y se dará cuenta de mi marca de todos modos.
—Pero no sabe quién es el dueño de la marca y lo sabrá de mi parte si no le inventas algo —Jimin frunció el ceño, ¿lo estaba extorsionando?—. Piénsalo, te conviene. Porque así como te vi hoy de sucio con este gatito en el río, puede verte cualquier otro. Ya estarían muertos.
—No confío en ti, quisiste marcarme a la fuerza —no olvidaba como había lastimado su pierna.
—Ya supéralo, mocoso, eso es pasado.
—¿Solo eso? —preguntó Jungkook, harto de todo ese circo.
—No... —tomó aire, pensando bien en cómo decir lo que había escuchado en la tarde—. Quiero saber porque eres tan importante para tu padre a pesar de no ser su hijo.
La respiración de Jimin se atoró en su garganta. ¿Cómo podía decirle eso? ¿De dónde lo sacaba? Pero más que nada estaba sorprendido porque en algún punto de su vida se había preguntado lo mismo. Ser el único albino y con habilidades extrañas de la familia no era algo normal.
—¿De qué hablas? —preguntó Jimin, con cierto miedo casi palpable en su voz.
—De que no eres su hijo, no sé de donde te sacó, pero no lo eres —Jungkook alzó una ceja, ahora más interesado en el chisme—. Lo escuché hablando con tu madre hoy. Fui a su cabaña y estaba por entrar, pero ambos estaban muy metidos en una charla que no pude evitar oír.
—Es mentira —se levantó, algo alterado con las palabras de Yoongi. Una cosa era sospechar que no era de la familia, y otra muy distinta era llegar a afirmarlo.
—No lo es, yo sé bien lo que escuché, y sé que es raro que venga a decírtelo, pero no solo lo estoy haciendo por mi pellejo, sino también por Taehyung. Estoy con él ahora.
—¡¿Lo obligaste?! —dio unos pasos hacia él, dispuesto a golpearlo si se enteraba que había abusado de él.
Jungkook también se puso de pie, alerta a cualquier cosa que pudiera pasar. Sentía bastante preocupado a Jimin y odiaba verlo así.
—No, tranquilo. Él quería.
Jimin apretó el puño sin estar convencido del todo. No le quedaba de otra, iría si o si en la mañana a la manada, y que pasara lo que Dios quisiera.
—Bueno ya fue suficiente, ya viniste a meterle cosas en la cabeza a mi omega así que largo —demandó Jungkook, acercándose a pasos rápidos hacia Jimin—. Tranquilo. Seguro solo quiere molestarte porque no te dejaste de él.
—Eso ya no me importa —se carcajeó Yoongi, negando divertido—. Vengo a decir la verdad —observó a Jimin, quien aún mantenía sus ojos grises en él—. Y más te vale ir o se sabrá con quien te estuviste revolcando todo este tiempo.
—Con alguien mejor que tú seguro sí —dejó a Jimin detrás suyo, de forma protectora—. Si ya es todo puedes irte a dejar tus pulgas a otro lado.
Yoongi no dijo más nada y le dio una última mirada a Jimin antes de marcharse. Jungkook lo siguió hasta la puerta y cerró con seguro una vez el lobo salió. Incluso hasta se quedó un rato en la ventana, asegurándose de que se hubiera ido del todo. No quería sorpresas.
Regresó al cuarto, encontrando a Jimin algo tildado, pensando en todo lo que Yoongi había dicho.
—¿Estás bien? —preguntó Jungkook, preocupado.
Jimin se dejó abrazar, angustiado con la idea de ser adoptado, aunque no le sorprendía del todo. Más bien era la inesperada respuesta a algo que había sospechado desde siempre. No era normal ser el único albino de la manada y poder hacer lo que él. No existe nadie igual. Era inigualable.
—¿Quienes son mis verdaderos padres entonces? —dijo Jimin por lo bajo, pensando en voz alta.
—No lo sé, amor, no pienses eso. Seguro solo quiere joder ese sarnoso.
—No... necesito explicaciones.
—Mañana, mañana irás. Ahora debes terminar de dormir, ¿si? —acariciando la melena blanca de su omega.
Jimin solo asintió, dejándose acostar, pero no perdía el ceño fruncido. No sabía si podría dormir tan despreocupado como hacía rato con noticia como tal. Quería ir ya y exigir respuestas, aunque lamentablemente por el momento solo le quedaba esperar.
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