Capítulo 20. Perfectamente imperfecto
Kimberly.
«—Esto es hermoso... —Un suspiro fluyó de mis labios—. ¿Por qué no subí antes?
Dave simplemente se encogió de hombros en respuesta a mi pregunta.
Era domingo y estábamos en la azotea del edificio; desde ahí podíamos ver absolutamente todo: la universidad, el parque, un cine, los otros edificios... la ciudad entera. Era un poco más de las seis de la tarde y el sol tintaba el cielo de un naranja brillante. El aire comenzaba a volverse mucho más frío a medida que la luz del sol desaparecía.
Me separé del muro que limitaba el borde del edificio y avancé hasta él, que estaba jugando con un balón de fútbol desinflado. Su cabello castaño se pegaba a su frente debido al sudor —y eso que hacía frialdad—. Llevaba una sudadera, pantalón y unas deportivas; además de verse increíble, se notaba lo entrenado que estaba su cuerpo.
Agaché mi cara al sentir el ardor que fluía en ella, todavía no lograba entender como un chico al que no conocía de practicamente nada provocaba estas ganas locas y desenfrenadas en mí.
El era diferente a Edward, un aura de misterio siempre le rodeaba y sus cambios de humor hacia mi a veces me mareaban. No podía leer nada en él.
—¿¡Heee!? —Dave pateó el balón hacia mi dirección y lo detuve a tiempo—. Llevo cinco minutos hablando contigo y no me has hecho el mínimo caso.
—Perdón... —Pateé el balón nuevamente hacía él—. Estaba pensando en algo
—¿Algo... o alguien? —Otra vez me regresó el balón y cruzó sus manos sobre su pecho para mirarme con detenimiento.
—¿Qué era lo que me estabas contando? —inquirí agachando la cabeza para evitar su mirada.
—Pffff... ¿ya Edward se marchó? —Bufó y continuó pateando el balón.
Otra razón por la cuál mi interés en Dave había aumentado era esa.
Edward se había marchado en la mañana, pero antes de irse me dejó ciertas órdenes que debía cumplir:
—Alejate de él Kim
—¿Hay alguna razón para que me impidas conocer a Dave? —Crucé mis manos a la altura de mis pechos y fruncí el ceño.
—¿Tiene que haber algun motivo? —Dejó de meter ropa en su maleta y se giró hacia mi.
—Si...
—Solo aléjate Kim... —Negó con la cabeza y procedió a meter más ropa—: le envié una foto a mis contactos y todo en el resultó ser perfecto.
—¿Qué?... o sea, quieres que me aleje porque todo es perfecto en él
—Sospechosamente perfecto.
—¿Estas bromendo no? —Me separé de la pared y caminé hasta quedar frente a él—. ¿Quién te crees que eres para inveatigarlo y luego decir que es sospechosos porque todo en el está bien?
—¡Porque me importas Kimberly, por eso me dio la gana investigarlo! —Se levantó con rabia de la cama y pasó sus dedos por el cabello a la vez que soltaba aire de sus pulmones.
Las venas de su cuello parecían querer rebentar, su boca estaba entreabierta y el aliento caliente me daba justo en la cara. Yo no lograba entender del todo su actitud, el no era un chico celoso, además el también ocultaba cosas y a mi parecer mucho más grabes.
Entrelazó sus manos sobre su cabeza a la vez que cerraba los ojos y la dejaba caer hacia atrás. Yo seguía parada frente a el con miles de pensamientos absurdos, sin darme cuenta bajó sus manos y agarrándome por los hombros me lanzó contra su pecho.
Mis pensamientos cesaron al sentir la calidez de su torso en mi mejilla, odiaba y amaba cuando me abrazaba sin llevar nada que cubriera su pecho. Cerré los ojos y también lo rodeé con mis brazos.
El sonido de su corazón acelerándose llenó mis oidos. Ed dejó un beso tierno en mi cabello y luego, poco a poco, fue separándose de mí. Levantó mi mentón y dejó otro beso en la frente, bajó más la cabeza y procedió a dejar otro en la punta de mi nariz.
—Te quiero Kim, y sé que el te está ocultando algo. No quiero que descubras algo en él y que te hagan sufrir otra vez, simplemente estoy protegiéndote. No me perdonaría nunca si algo malo te llegara a pasar.—Una lágrima se hizo paso a través de mis ojos—. Sé que no debo meterme en tu vida, y que también te he ocultado cosas, pero tienes que entender que si lo hago es para protegerte.
Su dedo pulgar limpió la lágrima, y besó otra vez mi frente. Me dejé llevar por la emoción del momento y terminamos enredados en las sábanas.
Me sentía culpable, pero ya lo había hecho. Y Dave se la pasaba enviando señales confunsas mientras jugaba con una y con la otra.
—¿¡Kimberly¡?
—¿Qué?
—Volvistes a subir a tu avión...
—¿Mi avión?
—Volvistes a ignorarme. —resopló cansado y añadió—: Te preguntaba que si ya tu guardespaldas se había marchado.
—¡No lo llames así! —Di la vuelta y me apoyé en el muro, ya el sol se había ocultado y las luces de la ciudad comenzaban a encenderse—. Y sí, ya se fue.
—Perdón, es que como llevas toda la tarde ignorandome... —Él dió un brinco y se sentó en el muro—, creí que también ignorarias el comentario. ¿Es tu...?
—Amigo... —Lo miré de reojo—, y creo que te lo he dicho unas cincuenta veces.
Dave asintió sin dejar de mirar un punto fijo, apoyé mis manos en el muro y de un brinco también me senté juanto a él.
—¿Y tu familia? —El recuerdo de la conversación con Ed detonó mi curiosidad.
Le había preguntado otras veces, pero siempre evadía la pregunta y se ponía hablar de sustancias y reacciones químicas.
—¿Mi familia?...
—Si, nunca hablas de ellos.
Lo vi dudar un momento, iba a disculparme por la pregunta cuando movió sus labios dejando salir una bocanada de aire que se convirtió en una pequeña nube de humo.
—Mi madre está muerta, mi padre está preso y no tengo hermanos. Esa es mi familia. —Se encogió de hombros y sonrió, dejándome completamente anonadada por su respuesta.
A pesar de querer dar una imagen neutral, no lo logró. En su mirada se reflejaba algo más que tristeza, culpa quizás.
—L-Lo siento...
—¿Lo sientes?, ¿por qué deberías sentirlo? —Abrí mi boca para responder, pero el bufó—: Ni siquiera yo lo siento...
Miré al frente y fijé mi vista en el balón desinflado y descarcarañado con el que jugábamos. Algunas personas se parecían mucho al balón. Yo y el nos parecíamos mucho a ese balón.
Un día estaba nuevo, en una tienda esperando a que alguien lo tomara y se lo llevara a casa; al otro, ofrecía alegría y diversión mientras jugaban con el y lo pateaban de un lado a otro; y después, después estaba en un rincón, olvidado por haber perdido su función.
Lo peor de la historia del balón era que su único sueño era hacer feliz a alguien, sin darse cuenta que en el proceso, a él era al que terminaban haciendo daño.
—¿Y la tuya? —comentó el tomándome desprevenida.
—Ni yo misma se quién es mi verdadera familia Dave. —suspiré, y negando con la cabeza susurré —: estamos jodidos, y ambos lo sabemos.»
CÁRCEL DE MUJERES
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Kimberly.
—Tienes razón, estamos jodidas y lo peor es que lo sabemos. —Rachelle acarició mi rodilla y miró a Rubina que se encontraba perdida en sus pensamientos—. ¿Estás bien?
—Si... —respondió ella dejando salir una bocanada de aire—. Estaba pensando en todo lo que era antes de entrar aquí.
—¿Te arrepientes de lo que hicistes? —inquirió Rachelle frunciendo el ceño.
—Más de lo que puedo aparentar...
Las tres nos quedamos en silencio sin saber que más añadir. Sin embargo, Rubina, me miraba fijamente. Y por un segundo, por un solo segundo, creí que me había descubierto.
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N/A: Jelowww, antes que todo pido perdón por demorar en actualizar, pero mejor tarde que nunca ¿no?
Trataré de actualizar más seguido lo juro. Que pasen bien el día genteeeeee
Naomi🖤
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