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Capítulo 19. La cuatro

«AÑOS ATRÁS.»

Kimberly.

«Después de recorrer medio país llegué a Seattle. Me acompañaba una mochila con algo de ropa y un par de billetes en mi monedero. Mi único propósito para llegar ahí era el de esconderme.

¿Y esconderte de qué Kimberly?

De mí misma. De mis acciones, de mis actitudes, de mis problemas... de ella.

Miré el pedazo de papel que traía en la mano y lo hice trocitos para luego dejarlo caer al lago. La vista desde el puente en el que me encontraba era hermosa. Y si quitáramos a los fastidiosos niños que corrían de un lado a otro porque los patos los perseguían, sería perfecta.

Abandoné el parque después de que unos fastidiosos infantes embarraran mi vestido de helado.

Era temprano, a penas las nueve de la mañana, y ya estaba hecha un desastre por culpa de esos niños. Gruñí de enojo y seguí mi camino. Si hay algo contra lo que no se puede luchar es con Ley de Murphy.

Estaba caminando por una carretera desolada, cuando yo tropecé con un cesto de basura.

«Lo que me faltaba.

Cerré los ojos y me dije para mi misma que ése era mi Karma. Y como si todo no pudiese empeorar... empeoró.

Un carro pasó a una velocidad descomunal por mi lado, ignorando el charco de agua que había en la carretera.

No hay que decir lo que me pasó, ya sería demasiada vergüenza.

—¡Maldito ciego! ¡Quién te dió la licencia! —Grité como una loca.

Pero mi enojo no duro mucho. El carro se detuvo con un frenazo y yo corrí hacía el para arremeter contra las ventanillas.

—¡Debería dejar de conducir como loco!, ¡¿acaso no ve que hay personas caminado tranquilamente?! —Mis puños golpeaban una y otra vez la ventanilla.

Estaba llena de helado, de basura, y ahora, para más de contra... empapada.

Estaba tan cegada que no noté como mis nudillos se abrían con pequeñas heridas. El muy gilipollas ni siquiera salía del auto.

—¡Da la cara mal nacido!

En ese momento, para mi asombro, alguien bajó la ventanilla de atrás. Di unos pasos a mi izquierda, y antes de meterme de cabeza por ella, la puerta se abrió.

Lo primero que vi fueron sus zapatos: unos elegantes Versace negros. Después un pantalón semi ajustado negro y por último una camisa con los botones de arriba desabotonados del mismo color.

Dejé de respirar cuando vi su cara. Era moreno, pero con unos ojos azules que descolocaban a cualquiera. Una ligera barba en su rostro lo hacía lucir más enigmático, más mayor. Aunque estaba segura que lo era.

Carraspee para recuperar mi voz, a pesar de dejarme en shock, su belleza no me intimidaba.

—¿¡Acaso su chófer no pasó la auto-escuela!? —esputé furiosa—, ¡me ha dejado hecha un asco!, ¡mire mi aspec...!

—Suba al auto. —Casi me caigo de culo cuando dijo eso.

Lo miré confundida y después solté una carcajada.

—¿Qué suba al auto?... ¿pero quién te crees que eres tú? —señalé al chico que me miraba con cansancio—. Ni siquiera te conozco como para subir a tu au...

—Soy Edward Thompson —Él me ofreció su mano para saludarle, pero yo solo me quedé observando su cara.

No podía creer lo que mis ojos veían. Aunque no había caído en cuenta, logré unir las piezas. Ése era el motivo por el que había viajado a esa ciudad.

—Kimberly Porter... —dije finalmente estrechando su mano.

—Pues Srta. Porter... al parcer ninguno de los dos llevamos un buen día —me miraba directo a los ojos—, por lo que le pido que me deje llevarla a mi casa para compensarla por tal situación.

Dijo lo último mirando mi vestido de arriba a abajo. Yo asentí. El me brindó su mano para ayudarme a entrar pero yo la rechacé pasando por su lado y entrando al auto por mi cuenta. Le oí bufar antes de dar la vuelta y sentarse a mi lado.

Yo no le quitaba la vista de encima en todo el trascurso del viaje. A diferencia de él, que miraba perdido a través de la ventanilla.

CÁRCEL DE MUJERES
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Kimberly.

—¿Entonces fue así como conocistes a Edward? —Rubina y sus preguntas con respuestas obvias ya me estaban aburriendo.

—Sí.

—¿Y si al principio estaban tan unidos porque te tiró a un lado después?

—Se enamore de mi... de mí, se enamoró de mi —rectifiqué a tiempo.

—¿El te lo dijo?

—Rubina, —dije si nombre de forma cansada— hay cosas que se notan por sí solas, no me lo tenía que decir. —sonreí de boca cerrada y ella no habló más. Al menos por un corto periodo de tiempo.

—¿Y que pasó con Dave? ¿Te enamorastes de él? —Volvió a preguntar con su voz chillona.

—No, con Dave era solo... algo

AÑOS ATRÁS
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Después de la llegada de Edward, Dave no había pasado más por mi apartamento. Intenté en varias ocaciones ir al suyo pero Ed siempre me lo impedía. Después de esa noche que estubimos juntos, se había vuelto más posesivo y eso de una forma u otra me molestaba.

Llegó el día del examen de química y ahí estaba yo, con el mismo en mis manos, esperando a que el profesor diera la orden de comenzar. Mi mirada buscó la de Dave, pero el seguía mirando un punto fijo en la pared. El profesor dió la orden y todos volteamos la hoja, mientras otros se detenían a leer las preguntas yo simplememte respondía una tras otra.

La 1, la 2, la 3, la 4... ¿la 4?

Esa pregunta era una de las más difíciles que había visto en mi puta vida. Mis ojos pasaron a Dave, el se veía concentrado y confiado; leí otra vez la pregunta y recé para que él supiera responder.

Estaba tan complicada que me llevó más tiempo de lo normal, anteriormente había repasado preguntas de ese tipo, pero yo sola. A Dave nunca se lo enseñé porque me tomaría semanas enseñarle a ser una de forma correcta.

Suspiré cuando acabé la pregunta 5 y miré al reloj en la pared, faltaban seis minutos para que se acabara el primer tiempo. Revisé otra vez cada pregunta para combrobar que estubiese bien, y miré a Dave. Me preocupaban sus respuestas, no quería que le fuese mal... me preguntaba una y otra vez si se había molestado aquel día.

Sonó una campana que anunciaba el final del primer tiempo, espanté los pensamientos de mi cabeza y me paré para entregar mi examen. El profesor me dió una sonrisa de satisfacción y yo caminé hasta la puerta. Antes de poder abrirla, oí el sonido de una silla arrastrase en el piso.

Algo confundida me giré y miré a la dirección de donde provenia el sonido.

Yo siempre era la primera en entregar, de hecho, nadie entregaba en el primer tiempo; todos esperaban hasta el último minuto para entregar su examen. Mis ojos se abrieron en sorpresa y luego mis cejas se juntaron de forma incrédula, iba a decirle algo pero el me agarró del brazo y me sacó del salón.

—¿T-Tú... el examen, pero? —Mis dedos señalaban a Dave y a la puerta del salón—. ¿Qué rayos?

—No eres la única que estudió —Sonrió de boca cerrada y metió las manos en los bolsillos del pantalón.

—Pero la cuatro era muy...

—¿La cuatro? —Rodó sus labios dentro de su boca y entrecerró los ojos mientras recordaba fingidamente—. La cuatro fue pan comido. Vamos.

Otra vez agarró mi mano y me hizo caminar tras él. Mi curiosidad, sorpresa, incredulidad y confusión, también avanzaron conmigo.

No lograba entender como era que había respondido la pregunta, y si ese era el caso: ¿me había mentido con respecto a no saber nada de química?

Y que tal si ese no era su único secreto...»
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N/A: Holiiiiiis, llevaba días sin aparecerme por wattpad. Aquí les dejo otro Cap para que sigan descubriendo junto a Rubina y Rachelle la historia de mi querida Kimberly.

Naomi🖤

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