Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 10. Baño de sangre

Kimberly.

—Eso fue rápido... —dijo Rubina al ver que me acercaba a ella—. ¿Estás bien? Te noto algo pálida.

—Si, solo es la imagen del ratón dando vueltas en mi cabeza. —Pasé las manos por mis pantalones para limpiar el sudor.

—¡Oh si! Recuérdame no volver a hacer eso más nunca en la vida.

—¿Qué tal tu llamada? —Me preguntó Rachelle.

—Bien. —Asentí y fingí una sonrisa.

Una mujer que aparentaba unos treinta años se acercó a nosotras y nos pidió permiso para llevarse a Rachelle un rato. No todas las internas eran personas malas, algunas como esa mujer, eran hasta educadas.

Rachelle se fue con ella y nosotras dos seguimos hablando. Todavía quedaba una hora de patio, y muchas mujeres seguían felicitandome.

Nos sentamos en un banco para seguir hablando cuando nuestros ojos notaron a Rachelle con su cara y parte de la blusa manchada de sangre que corría hacía nosotras. Nos pusimos de pie instintivamente y busqué en su cuerpo alguna herida, pero no había ninguna, la sangre seguro que le pertenecía a otra persona.

Llegó hasta nosotras y su rostro estaba pálido. Sus manos temblaban y nos miraba a ambas como loca. Le agarré una mano y cuando fue a decir algo comenzó a vomitar.

Del centro del patio se oían gritos y lamentos, una luz roja empezó a parpadear acompañada de una alarma.

Rachelle terminó de vomitar y Rubina nos empujó detrás del banco. Desde ahí podíamos ver a las reclusas correr de un lado a otro. Miré a Rachelle que todavía temblaba del miedo.

—¿Qué fue lo que pasó?

—Yo-Yo... escupió la sangre y... y —Apenas era entendible lo que decía.

—¡Mírame! Respira conmigo. —Sostuve su cara entre mis manos y comenzamos a inhalar y exhalar.

Busqué la mirada de Rubina pero ella estaba concentrada en lo que sucedía en el patio. Giré mi cabeza hasta el punto que ella observaba y todo era rojo: cuerpos sobre cuerpos chorreando sangre.

Observé a Rachelle que ya se estaba recuperando e intenté sonar calmada.

—¿Qué fue lo que pasó?

—Estaba hablando con ella y alguien se acerco y la apuñalo y...

—¡Heyyy! —Golpeé suavemente su cara—. Ve más despacio.

Ella bajo la mirada, tomó aire y luego me volvió a mirar.

—Estaba hablando con Camille y alguien la apuñaló desde atrás —Las lágrimas se mezclaban con la sangre—, ella escupió la sangre y me cayó a mí. No se qué...

—Es una gerra entre cubículos... —intervino Rubina pegándose a Rachelle—: lo hacen para disminuir la población en la prisión. Los policías no se meten, no disparan y cierran las puertas.

Miré al patio para comprobar lo que decía, y era cierto.

—¿Es una matanza? —Le pregunté.

—Algo así.

Rachelle iba a añadir algo a la conversación cuando algo o alguien calló encima de mí. Como si de un dominó se tratase, yo caí sobre Rachelle y ella sobre Rubina. Un líquido caliente bajó por mi espalda y no tuve que ser adivina para saber que era sangre.

—Tenemos que irnos. —Sentenció Rubina levantando a Rachelle por un brazo.

Empujé el cuerpo a un lado y corrimos pegadas a la cerca hasta una esquina en el fondo. Nos agachamos para ser menos visibles. Desde ahí podía ver a un nido de mujeres frente a la puerta empujándose entre ellas y gritando para que les abrieran.

Otras seguían asesinando y apuñalando sin piedad. La imagen me recordó a una escena en el libro de Los Juegos Del Hambre, exactamente: el baño de sangre.

—¿Cuándo fue la última vez que sucedió? —preguntó Rachelle.

—Hace unos tres años, —Rubina bajó la cabeza y continuó— a veces le pagan a alguien para que dé el primer corte.

—¿Por qué tuvo que ser ella? —Rachelle limpió una lágrima en su mejilla.

Sostube mi cabeza con las manos y la metí entre las rodillas. Los gritos, voces y lamentos cada vez se hacían mayores. Tomé una respiración profunda y levanté la mirada. Abrí los labios para formar otra pregunta, pero desde atrás de Rachelle venía una mujer corriendo con algo punzante en su mano.

—¡Corran! —Las agarré de las manos y nos pusimos a correr.

Traté de evitar una pelea que había en el camino, los cuchillos, navajas y otros objetos con punta volaban. El olor a sangre era muy fuerte, se metía por las fosas nasales porvocando arcadas en mí. Corrí hasta la otra esquina y me detube para ver si ellas estaban bien.

Mi desesperación se volvió mayor al ver que no estaban conmigo. Las busqué con la vista pero solo veía mujeres muertas y otras corriendo, recé para que siguieran vivas. Apoyé mis manos en la cerca y me fijé en varios policías que estaban del otro lado, ellos ni siquiera se inmutaban.

Reconocí a uno de ellos, era el que me había llevado a la enfermería y a atender el teléfono el día de hoy. Dió un paso hacia alante, la preocupación en su rostro era obvia. El avanzó un poco más y señaló algo por encima de mi hombro. Me voltee para ver lo que señalaba, pero no...

—¡Ahhhhh! —Un grito de dolor salió desde lo más profundo de mis entrañas a la vez que la culpable echaba a correr.

Bajé mi mano hasta el lado derecho de mi abdomen y noté la sangre salir. Mi cuerpo dolía y se volvía débil. Mi boca permanecía en forma de "O" y una lágrima bajó hasta mi mentón.

Miré afuera y ya no había ningún policía.

Voy a morir desangrada...

El dolor se hacía menos tolerable, mis oídos pitaban y mi vista se nublaba. Me agaché lentamente mientras la sangre bajaba por mi pierna hasta manchar la hierba. Por delante de mis ojos pasó mi vida entera.

Este es mi fin...

Los ruidos del fondo disminuían, se escuchaban tan lejanos, era como si yo ya no estubiese ahí. Mis parpados pesaban. Quería cerrarlos.

No te duermas...

Una figurra borrosa corría hacía mí. No intenté moverme. Si venía a encajar algo en mi no le iba a detener, era mejor si moría rápido.

Que sea rápido por favor...

—¡No te duermas! —Mire confundida a la persona que estaba frente a mi. Su voz era ronca y masculina—. Resiste.

Resiste...

Resiste...

Resiste...

Las palabras hacían eco en mi cabeza. Alguien me levantó en sus brazos y mis ojos se cerraron.

—¿Ed-ed...ward? —Un balbuceo cruzó mis labios. Mis ojos se cerraron y caí en un sueño profundo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro