Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Cap. 4: Subconsciente engañoso

En el momento en que nos estacionamos frente a la marina, tengo que hacer un gran esfuerzo para que mi quijada no vaya a parar al suelo.

Cristina, quien está sentada a un lado mío dentro del auto, suelta una pequeña risa por lo bajo.

—Nunca mencionaron que la fiesta fuera a ser en un... —alargo, dándole un vistazo a los navíos que se encuentran flotando en la orilla— yate.

—Y espera a verlo por dentro. —La morena me guiña un ojo de manera divertida.

Todos descendemos del vehículo y nos acercamos al puente en el desembarcadero que da el acceso hacia el interior del yate. La música resuena en la atmósfera y unas luces de colores brillan en la cubierta. Una vez que estamos en la parte interna del yate, a pesar de su gran tamaño, pareciera que se ha vuelto demasiado pequeño para la cantidad de gente que se encuentra aquí. De cierta manera, eso hace que cualquier pensamiento de que yo no debería de haber venido se esfume de repente.

—¡Voy por algo de tomar! —grita Samantha para oírse por encima de la música.

—¡Te acompaño! —sugiere Leo antes de que ambos se marchen hacia la barra.

Al cabo de unos segundos, los ojos de Evan chocan contra un grupo de chicos, provocando que una sonrisa aparezca en su rostro.

—¡Marco, amigo mío! —exclama el moreno con efusividad.

Un muchacho con un bronceado envidiable y una larga cabellera rubia gira en dirección a la voz del chico. Cuando su mirada se topa con la del moreno, su boca adquiere el mismo gesto que el de él.

—¡Evan! —vocifera con cierta emoción—. Qué gusto verte.

El ahora conocido como «Marco» intercambia un par de palabras más con los chicos junto a los que se encontraba antes de ponerse de pie y caminar hacia nosotros. Al plantarse frente a Evan, palmea su hombro con afecto.

—No estaba seguro si vendrías a mi fiesta, hombre —comenta el chico. Segundos después, voltea a ver a la morena—. ¡Cris! Mírate nada más, cada vez que te veo estás más guapa.

La susodicha suelta una carcajada que resuena en la atmósfera antes de lanzarse a los brazos de Marco, envolviéndolo en un estrujante abrazo. Mientras se encuentran en esa postura, la mirada del muchacho y la mía se encuentran, pero para mi sorpresa, una sonrisa agradable se adueña de sus facciones.

Evan parece percatarse de la situación, ya que se apresura a presentarme.

—Ella es Roxana. —Posiciona una mano sobre mi hombro—. Roxana, él es Evan, amigo de Cristina y mío desde hace mucho tiempo.

—Hola. —Sonrío amablemente.

Marco me devuelve el gesto, pero a los instantes su expresión se transforma en una mueca, provocando que yo enarque una ceja.

—Por favor —inicia, dándole una mirada suplicante a los hermanos—, no me digan que ella también vino.

Ambos rostros adquieren una expresión de disculpa. Antes de que pueda preguntar algo, la mirada de Marco se clava fijamente detrás nuestro. Cuando volteo, visualizo a Leo y a Samantha caminando de regreso hacia nosotros.

—Marco —enuncia la rubia al llegar a nuestro lado.

—Samantha —responde el chico con cierto resentimiento filtrándose en su voz.

Busco con la vista a Cristina, quien al verme articula: «Eran pareja».

Mis cejas se elevan y mis labios se entreabren, pero me abstengo de decir nada.

Segundos después, Evan se aclara la garganta antes de señalar a Leo.

—Él es Leo —dice.

El recién nombrado saluda con la mano.

—Soy Marco —se presenta el anfitrión de la fiesta.

—¡Uy! —exclama Cristina de repente, rompiendo con la tensión—. ¿Qué trajeron de tomar?

Leo se encoge de hombros antes de empezar a repartir los pequeños vasos de vidrio que sujeta entre las manos, inclusive le ofrece uno al dueño de la embarcación. Samantha termina de repartirnos al resto de nosotros las bebidas. Chocamos los vasos antes de beber su contenido en un solo trago.

—Bueno, estaré con los chicos por si necesitan algo. —Marco señala el pequeño círculo de muchachos junto a los cuales estaba sentado minutos atrás—. Disfruten la fiesta.

—Estaremos arriba bailando —le informa Cristina—. Deberías acompañarnos más tarde.

—Tenlo por seguro, Cris. —Guiña un ojo antes de dirigirse con sus amigos.

Los seis nos encaminamos a las escaleras para poder acceder a la parte descubierta del yate, donde se encuentra un DJ tocando música. La atmósfera se ve inundada por el estrepitoso ruido que abandona los parlantes y los gritos de las personas que se encuentran en la pista de baile. Nosotros no tardamos en unirnos a ellos, sintiendo cómo la temperatura empieza a subir debido a la gran concentración de personas que se encuentran a nuestro alrededor.

Bailamos hasta que nuestros pies comienzan a doler y nuestros cuerpos se empapan en sudor. Hago una pequeña mueca al sentir aquellas gotas por toda mi piel, volviéndola pegajosa.

—¡Voy al baño un momento! —vocifero por encima de la música.

—¡Están en la parte de abajo! —me avisa Cristina, a lo que yo asiento.

Me encamino hacia las escaleras y empiezo a descender por los peldaños. Después de haber ido al sanitario para limpiarme un poco el sudor, decido acercarme a la barra y pedir algo para refrescarme. Una vez que tengo la bebida en mano, retorno mi camino escaleras arriba. Sin embargo, al estar subiendo, otra chica baja corriendo e impacta contra mí accidentalmente, provocando que mi vaso se tambalee y parte de su contenido aterrice en mi ropa.

—¡Oh, Dios! ¡Lo siento muchísimo! —chilla la desconocida junto con una risa torpe.

Deslizo una mano por la prenda, sintiendo cómo mis dedos se humedecen. Aun así, intento sonreírle a la chica.

—Descuida —menciono.

—Déjame ayudarte —sugiere la chica antes de intentar acercar su mano a mi escote.

Sutilmente me aparto.

—De verdad —reitero—, no pasa nada.

—¿Chelsea? Te dije que me esperabas y yo te ayudaba a bajar. ¿Ahora a quién rayos andas molestando? —La voz de Marco inunda mis oídos por encima de la música.

Los ojos de la muchacha se abren con advertencia y cierta culpabilidad.

Giro sobre mi lugar, topándome con la mirada del chico. Por la expresión que adquiere, sé que me ha reconocido. Entrecierra sus ojos ligeramente y abre la boca articulando algunas letras, sin embargo, no pronuncia nada coherente hasta después de unos segundos.

—¿Romina...? —inquiere el anfitrión.

Me cruzo de brazos y niego con la cabeza, lo cual me provoca un pequeño mareo.

—¡Ah! —Chasquea sus dedos—. ¡Rosalba!

Ruedo los ojos y suelto una pequeña risa a la vez.

—Cerca. Roxana —lo corrijo con cierta diversión.

—¡Roxana! ¡Por supuesto! —vocifera alzando sus brazos en el aire. Al cabo de unos segundos, sus ojos vuelven a enfocar a la chica detrás de mí y le regala una mirada severa.

—¡No fue intencional, lo juro! —se excusa la muchacha con cierta expresión vulnerable.

Marco gruñe por lo bajo.

—Lo siento por... lo que sea que haya hecho mi amiga —comenta el rubio.

Muevo la mano en el aire, restándole importancia.

—No pasa nada, solo fue un accidente. —Inconscientemente bajo la vista a mi cuerpo.

El chico le da una mirada a mi vaso, percatándose de que está vacío.

—Oh, por Dios. ¿Acaso te ha tirado la bebida encima? —cuestiona apenado.

—Está bien —repito, intentando no hacer una mueca.

Él se pasa una mano por el cabello con cierta exasperación.

—Solo... déjame llevarla a un lugar donde pueda descansar y te repongo la bebida, ¿sí? —se ofrece.

—De verdad, no...

Antes de que pueda asegurarle que no es necesario, toma a Chelsea con cuidado del brazo para ayudarla a bajar los últimos escalones y se marcha murmurándole cosas que no logro escuchar.

Suelto un pequeño suspiro y echo mi cabeza para atrás, sintiendo una leve pulsación en el cráneo. Observo a Marco llevar a su amiga hasta una silla que luce bastante cómoda, donde la ayuda a acomodarse e intercambia un par de palabras con otra chica que se encontraba sentada a un lado. Cuando parece asegurarse de que la muchacha estará bien, se dirige a la barra.

Rápidamente me enderezo en mi lugar y empiezo a avanzar en la misma dirección que él.

—¿Tu amiga... está bien? —interrogo al estar junto a él.

El muchacho asiente con la cabeza.

—Bebió más de lo que probablemente le gustaría admitir, pero se encuentra bien —asegura con tranquilidad—. La dejé con una amiga de ambos.

A pesar de que Chelsea es una desconocida para mí, me alivia saber que no le pasará nada.

Al llegar a la barra, él es quien se encarga de pedir un trago para ambos. El hombre que se encuentra al otro lado, lo reconoce y de inmediato lo atiende, entregándonos un par de vasos al cabo de unos segundos.

—¡Salud! —menciona Marco, elevando su copa en el aire antes de chocarla con la mía.

Sonrío ligeramente y le doy un sorbo al alcohol.

—¿Quieres ir con Evan y Cristina? —sugiero al mismo tiempo que señalo hacia arriba con ayuda de mi dedo índice.

Marco, inconscientemente, hace una mueca. Al instante lo relaciono con la presencia de cierta rubia.

—¿Es por ella, cierto? —inquiero, esperando no sonar muy entrometida.

Afirma con un movimiento de cabeza antes de fruncir su ceño.

—Espera —enuncia—, ¿tú cómo sabes de...?

—Oh. —Mis ojos se abren con culpabilidad—. Bueno, Cristina mencionó algo al respecto.

El muchacho relame sus labios y asiente ligeramente. Segundos después, toma un buen trago de su bebida.

—Salimos durante... casi tres años —expresa con cierta amargura en la voz—, pero después las cosas no terminaron bien, y bueno, al parecer ahora no toleramos vernos siquiera.

Muerdo mi labio inferior y desvío la cabeza, pero al escuchar una suave risa salir de su boca, giro abruptamente hacia él.

—¿Qué te parece gracioso? —Me cruzo de brazos y enarco una ceja.

Marco juega con su vaso entre las manos antes de contestar:

—Que sé que te mueres por indagar más acerca del tema, pero por educación no lo haces.

Mi boca se abre incrédula, pero me es imposible negar su planteamiento.

—¿Ves? —insististe con cierta gracia en la voz. Ante mi silencio, añade—: Puedes preguntar, si quieres. El alcohol ya empieza a hacer efecto y es posible que pueda contestarte ahora sin alterarme por hablar de ello.

De un momento a otro, Marco se deja caer en un sillón y adquiere una postura despreocupada. Yo, por mi parte, me siento sobre el reposabrazos del mismo.

—¿Por qué tú y ella...? —inicio.

—¿Rompimos? —termina por mí. Asiento con la cabeza—. Me engañó.

Mis cejas se elevan ante su confesión y volteo el rostro sin saber qué decir realmente.

—Se estaba viendo con otro tipo y un día los encontré juntos —explica ante mi silencio.

—Lo siento —comento para llenar el mutismo.

Marco se encoge de hombros.

—Sí..., la verdad es que yo también lo hago a veces —murmura, dándome la impresión de que lo hizo más para él mismo—. ¿Y tú?

—¿Yo? —Me señalo con una mano.

El muchacho menea la cabeza.

—¿Tienes novio? —Tras unos segundos en los que no obtiene una respuesta de mi parte, agrega—: ¿O novia, tal vez? Yo no soy quien para...

—No, no estoy con nadie —lo interrumpo.

—¿Entonces?

—¿Entonces qué?

—¿Por qué tardaste tanto en contestar?

Mi ceño se frunce.

—No tardé...

—Por un segundo dudaste cuando te hice la pregunta —me corta.

—Yo... —Hago una pequeña mueca al saber que tiene razón— No sé por qué lo hice.

Le da otro trago a su bebida.

—A veces el subconsciente nos engaña, ¿eh? —Me señala con el vaso ya vacío antes de ponerse de pie—. Venga, vamos arriba.

Enarco una ceja en su dirección.

—No mencionaste hace rato que no querías...

Chasquea la lengua, haciendo que las palabras mueran en mi boca.

—Tengo demasiado alcohol en mi sistema como para preocuparme de eso ahora mismo. —Me ofrece una mano cordialmente—. Además, si Cris no me ve allá arriba en algún momento de la fiesta, probablemente no me dirija la palabra en un buen rato. Esa chica sí que tiene un carácter fuerte.

Río por su comentario antes de aceptar su mano y ponerme de pie.

.  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .

Parece que el subconsciente de Roxana acaba de traicionarla, o tal vez solamente trataba de decirle algo...

Aviso desde ahora que la continuación de la fiesta, o sea el siguiente capítulo, es algo fuerte por algunas escenas y temas relacionados. Sin más que decir, te espero la próxima semana.

No olvides dejar tu valioso voto :)

Abrazos literarios,
–ℳau♡

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro