Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Cap. 28: Caminos diferentes

Me quedo paralizada al terminar de leer la nota, sin poder creerlo.

¿Acaso él...? ¿Habrá escuchado todo lo que dije?

Maldigo entre dientes a la vez que cojo el teléfono entre mis manos y busco su número entre mis contactos.

Me paseo nerviosamente de un lado al otro de la habitación, sin ser capaz de permanecer quieta más de medio segundo. Hago esto en un intento por calmarme y no entrar en pánico, pero la verdad es que, el no saber a ciencia cierta si Thiago escuchó absolutamente todo lo que expresé anoche me está carcomiendo por dentro; mis dedos temblorosos son prueba de ello.

Suelto una profunda exhalación haciendo que mi pecho vibre, para entonces presionar su nombre en la pantalla táctil.

Contesta al primer pitido.

Buenos días.

—Hola.

Me regaño mentalmente por sonar tan cortante, pero no puedo evitarlo.

—¿Dónde estás? —suelto sin más, en respuesta a su silencio.

En mi habitación.

—¿Por qué no estás conmi... aquí? —modifico la oración antes de terminarla.

No fue intencional, lo siento. —Sus palabras suenan sinceras—. Me levanté temprano y tuve que salir por unas cosas. No quería despertarte.

—Hubiera preferido despertar unas horas antes, a hacerlo sola. —Las palabras resbalan de mi boca antes de que pueda contenerlas. Sin embargo, mi tono no es recriminatorio.

Escucho cómo suelta el aire pesadamente al otro lado de la línea.

¿Quieres venir?

—¿Te refieres a si quiero subir un par de pisos para llegar a tu habitación?

Me refiero a si quieres que hablemos aquí o prefieres que yo vaya, porque supongo que quieres hablar.

—Creo que eso es lo que debemos hacer —corrijo, haciendo énfasis en la penúltima palabra—. Estoy ahí en diez minutos.

Te espero, entonces.

Asiento con la cabeza automáticamente, para después recordar que no lo tengo de frente.

—Vale.

¿Y, Rox? —Hay una chispa de duda en su pregunta.

Titubeo un poco al contestar.

—¿Sí?

Lo que escribí en la nota es verdad, solo... no lo olvides.

Abro la boca con la intención de contestarle, pero al parecer él no esperaba una respuesta. Cuelga el teléfono sin darme tiempo de agregar nada más.

📱📱📱

Golpeo mis nudillos contra la puerta un par de veces antes de que su figura aparezca del otro lado.

Trago con dificultad al darme cuenta de que luce más cansado de lo normal. Las hebras de su cabello se disparan apuntando en direcciones diferentes, sus ojos azules ahora tienen como base una pequeña sombra morada, y hasta en su postura se nota el decaimiento de su ánimo. Sin embargo, apenas me ve, su linda sonrisa hace acto de presencia.

Inconscientemente las comisuras de mis labios se elevan hacia el cielo de igual manera.

Se hace a un lado dejándome el camino libre, por lo que ingreso a la habitación. Cruzo el comedor hasta quedar detrás de la mesa, haciendo que este mueble nos separe a ambos. Como lo suponía, Thiago no se acerca; simplemente cierra la puerta y avanza unos pasos hasta quedar del otro lado.

Probablemente sin percatarse de ello, lleva una de sus manos atrás de su cabeza y se rasca la nuca, delatando su nerviosismo.

Es curioso cómo al convivir tanto tiempo con una persona, te das cuenta de detalles tan mínimos y ordinarios.

Cuando nota mi mirada fija en él, le es imposible soltar el aire con pesadez.

—Dispara —suelta metafóricamente—. Quiero escuchar lo que tienes que decir.

—¿Qué escuchaste anoche? —Hago contacto visual con él mientras formulo la pregunta, para de ahí apartar mi vista a otro punto de la habitación.

Él se mantiene fijo en su lugar, pero puedo sentir sus ojos clavados en mí.

—Lo suficiente.

—Creo que necesitaré algo más que eso.

—Escuché desde la primera palabra —confiesa al cabo de unos segundos, causando estragos en mi interior.

—¿Y por qué no me lo dijiste? —demando saber un poco alterada—. Tú sabías que estaba hablando así porque suponía que estabas dormido, no tenías porque escu...

—No, no. No fue así —me interrumpe—. Sí estaba dormido, pero... desperté al escucharte llorar. —Traga en seco, haciendo que su manzana de Adán suba y baje notoriamente.

—En ese momento hubieras podido hacer algo para que notara tu estado. —Alzo la vista hacia él.

—Contéstame algo —pide, haciendo caso omiso a lo que dije anteriormente—. Si te hubiera interrumpido haciéndote saber que estaba despierto, ¿en algún momento me hubieras dicho todo lo salió de tu boca ayer?

Abro la boca con la intención de responderle que sí, pero la sílaba se niega a salir de mis labios, por lo que termino apretándolos en una línea recta.

—¿Ves? —retoma la palabra al no obtener una contestación—. Creo que es bastante lógica mi reacción.

—¡Pero eso no te daba derecho a «escuchar a escondidas»! —reclamo en un chillido.

—¡Quería saber cómo te sentías! —Da un paso firme hacia el frente, acortando un poco el inmenso espacio que nos separaba.

—¡Pues hubieras podido preguntármelo!

—¡Acabas de aceptar que no me lo hubieras dicho! —Otro paso que me pasa desapercibido.

—¡Pero al menos no me encontraría molesta en este momento!

—¡Es que no entiendo tu molestia! —Y otro.

—¡No tenías derecho a escucharme así!

—¡Pero estabas hablando conmigo, o al menos a mí!

—¡Era un tú dormido!

—¡Rox! —Toma mi rostro entre sus grandes manos, haciendo que me percate de que los metros que antes nos mantenían alejados, ahora son inexistentes—. Basta.

—P-pero, tú también estabas alzando la voz —me defiendo, ya sin gritar.

—En ese caso, hay que tranquilizarnos los dos. —Con su pulgar acaricia suavemente mi mejilla derecha, robándome un suspiro—. El punto es que ya te escuché. Eso ya pasó y no podemos hacer nada para cambiarlo, ¿vale? —Sus ojos penetran los míos con una profundidad impresionante—. Lo siento, y en parte tienes razón, no debí escucharte, ya que estaba consciente de que eso no era lo que tú querías, pero creo que hay algo más importante de lo cual preocuparnos.

—¿De qué hablas? —Enrollo mis manos alrededor de sus muñecas, manteniéndolas ahí.

—Hablo sobre todo lo que dijiste anoche.

Bajo la mirada, antes de volver a posarla en sus ojos.

—Y-yo...

—Está bien. —Sus facciones se relajan, su respiración se regulariza, y su mirada se torna suave—. Entiendo absolutamente todo lo que piensas y sientes. Comprendo que te aterre, comprendo tu forma de pensar acerca de un futuro, comprendo que tú seas tu prioridad —enumera parte de lo que expresé hace unas horas.

—¿Pero? —me atrevo a cuestionar.

—Pero no estoy dispuesto a darme por vencido sin luchar —suelta de repente, con una sinceridad envidiable, ocasionando que mi corazón se acelere al escuchar la magnitud de sus palabras—. Mentiría si dijera que no comparto tu sentir, créeme cuando te digo que a mí también me asusta lo que pueda pasar, Rox; pero el miedo a perderte es aún más grande.

Si hay algo que siempre he admirado de él, es la facilidad con la que puede decir todo lo que piensa; sin filtros, sin vacilación. Thiago es el tipo de persona que está dispuesto a ser sincero y a anteponer la situación antes que su orgullo. Y eso me lo está demostrando justo ahora.

No le avergüenza en lo más mínimo aceptar su sentir y sus pensamientos ante la idea de que yo ya no forme parte de su vida, tampoco le cuesta pronunciarlo en voz alta. Él prefiere confesar eso y quedar vulnerable ante mí, con tal de hacerme sentar cabeza al respecto.

Eso es ser valiente.

—¿Qué clase de novio sería si decido renunciar a lo nuestro incluso antes de que empiece la batalla? —continúa, removiendo delicadamente un mechón de cabello que cae a un lado de mi rostro a manera de cortina, teniendo acceso completo nuevamente a todas mis facciones.

»Te lo dije antes y te lo repito ahora, no pienso dejarte ir tan fácilmente. —me recuerda la oración que usó tiempo atrás—. Sé que las cosas, o en este caso las relaciones, no pueden forzarse. —Hace una pausa bajando la mirada, antes de volver a conectar sus ojos con los míos.— Si en algún momento nuestra historia tiene que tener un final en el cual tomemos direcciones diferentes, bien, que así sea; pero no pienso ponerle un fin a esto sin tener una razón válida. —Puedo sentir las pulsaciones que emite mi corazón contra mi caja torácica, incrementando su fuerza y velocidad a cada segundo, a cada palabra.

—¿Estás dispuesto a permitir que esto —Hago un ademán, señalándonos a ambos— continúe creciendo, aún sabiendo que como consecuencia el final será más doloroso?

—Estoy dispuesto a compartir la mayor cantidad de tiempo y momentos contigo que me sean posibles.

—Pero cuando al final tengamos que separarnos...

—Por favor, no seas tan fatalista. —Pega su frente a la mía para pronunciar con los ojos cerrados lo siguiente: —Deja de cerrarte a la idea de una segura separación. ¿Cuál es el propósito de estar con alguien simplemente para contar los días hasta que llegue el momento en que, por lo que tú insinúas, no volverán a verse jamás?

—Yo no estoy insinuando eso —aseguro, o eso intento, ya que mi voz parece opinar lo contrario.

—Sí, sí lo haces. —Se separa dejando una pequeña distancia entre ambos rostros nuevamente—. Tenemos, por lo menos, otros cinco meses para seguir cultivando recuerdos —asegura él—. Permíteme seguirme enamorando de ti.

Muerdo mi labio inferior, sintiendo de repente un ligero ardor en mis ojos, el cual trato de alejar pestañeando repetidas veces.

Thiago se mantiene en silencio unos largos segundos, esperando alguna reacción de mi parte. Sin embargo, mi cerebro aún se encuentra procesando todo lo dicho con anterioridad.

—Te quiero, Roxana. —La oración repleta de sentimiento sale de sus labios en apenas un susurro, haciéndola un tanto inaudible, pero parece ser emitida en un volumen perfecto para que todo mi cuerpo pueda entenderla—. Y estoy bastante seguro que esto que siento justo aquí —Sin caer en un movimiento brusco, sujeta una de mis manos llevándola a su pecho y haciendo presión justo a la altura de su corazón, haciéndome sentir cada latido—, no va a cambiar.

Odio aceptar que me encuentro en uno de esos momentos donde no sabes qué decir. Es como si el mundo se detuviera, pero a la vez el tiempo sigue corriendo. Thiago me admira con sus ojos expectantes, manteniéndose firme y en la misma posición en la que se encontraba minutos atrás.

El amor juvenil está caracterizado por no ser realista. Nosotros, a nuestra edad, queremos comernos el mundo al lado de esa persona, sin importarnos nada más. El problema radica en que, muchas veces, el mundo termina comiéndonos a nosotros.

Mis labios se despegan el uno del otro con la intención de articular algún sonido, palabra, o enunciado; pero lo único que mis cuerdas vocales logran emitir son balbuceos carentes de sentido. Mi cerebro parece haberse desconectado de mi lengua, porque no coordinan para nada en este momento.

Por la forma en que Thiago me mira, sé que está esperando una respuesta. Sin embargo, no dice nada más para presionarme a dársela.

Después de unos minutos de puras miradas y un silencio abrumador, suelto un suspiro sonoro cerrando mis ojos, rompiendo con el tenso ambiente que se había formado a nuestro alrededor.

—Tienes razón —logro pronunciar al fin—. Y yo también estoy dispuesta a compartir la mayor cantidad de tiempo y momentos contigo que me sean posibles, así sean cinco meses más o los años que nos regale la vida.

Su cuerpo completo se destensa cuando termino de hablar. En su rostro vuelve a plasmarse una sonrisa a la vez que asiente lentamente con la cabeza.

—Pero... —alargo, haciendo que sus facciones se repriman nuevamente—. Quiero que las decisiones que cada uno tome en un futuro, sean por nuestro propio bien.

—¿Con eso te refieres a...?

—No quiero que cambies el rumbo de tu vida solo por mí.

—No creo que estés en una posición de pedirme eso —comenta él, con un tono suave—. No me malinterpretes, pero a veces las personas tienen que cambiar los planes que tenían en un pasado por diversos factores que se van integrando en su vida.

—Lo sé, pero esas decisiones deben de tener bases sólidas.

—¿Estás diciendo que lo nuestro no es algo sólido?

—Estoy diciendo que no creo que debas de redireccionar tu vida entera por alguien que solo ha formado parte de ella los últimos meses.

—No creo que la cantidad de tiempo sea un parámetro muy válido, nunca lo he creído.

—Thiago... —suspiro con cierta derrota.

—Comprendo a lo que te refieres —dice, acariciando una de mis mejillas—. Pero es mucho más complicado que eso. ¿Qué se hace cuando el corazón y la mente te indican direcciones diferentes?

—Algunas veces hay que tomar el camino más sabio...

—Pero el camino más sabio no suele ser el más feliz —termina él.

Me quedo callada sin saber que responder a eso, porque, aunque me cueste admitirlo, sé que tiene razón.

—Vale, tal vez me estoy adelantando —admito, sonriendo ladeadamente.

—Dejemos que el camino se despeje poco a poco —reflexiona unos segundos, antes de seguir—. Es como si estuvieras en una carretera y aún te faltan varios kilómetros por recorrer antes de que llegue el desviamiento hacia ambos lados. Desde esa distancia te será difícil decidir hacia cuál debes dirigirte, ya que no puedes ver con claridad el resto del camino y lo que se avecina. Espera a estar a una distancia más razonable, para que así puedas decidir qué será lo mejor.

Suspiro asintiendo con la cabeza, dándole la razón con ese movimiento. Él acaricia mi rostro nuevamente y presiona sus labios contra mi frente, en un gesto de completa dulzura, haciéndome cerrar los ojos inconscientemente.

.  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .

Actualización entre semana para que no cundiera el pánico.

En este capítulo... ¿Estás del lado de Roxana o de Thiago?

No olvides dejar tu valioso voto :)

Abrazos literarios,
—ℳau♡

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro