1

Dame tu compañía

Y entrego mi soledad entre tus manos

Para que la rompas en mil pedazos

Como a una hoja de papel

o a un terrón de azúcar, en un tris.

2

Puedes apedrearla

como a un ventanal de vidrio

o un techo de crista.

Tomarla por los cuernos

como a una fiera amenazante

Y clavarle la afilada espada de tu presencia

En el morro pronunciado de su ira.

3

Torcerle el pescuezo como a una gallina molesta,

Desplumarla y cocerla en el fuego lento de tu compañía,

Volverla picadillo y comértela sin dilación

A la hora del almuerzo.

4

Dame tu compañía y quédate a mi lado por siempre.

Arrúllame entre tus brazos como a un niño

pequeño hasta quedarme dormido en tu seno.

Y tú me eches con cuidado entre la cuna de tuafecto,

Lo mezas mientras como un bebé, duermo,

Y tú me cuides y observes con la dulzura

De una madre que protege a sus hijos.

5

Me dormiría en tu cálido regazo

Y me quedaría ahí por días y días,

Como el hijo de la Bella Durmiente

Que cerró sus ojos por cien años

Hasta que vino el príncipe azul

Y la despertó con un beso.

Podríamos vivir la misma historia, pero viceversa.

Tú serás la princesa que despierte al durmiente

No tan apuesto como un príncipe,

Tal vez como un feo sapo, donde está atrapado

Un príncipe hechizado

Por alguna bruja mala de las todavía hay en este planeta.