1

Tal vez esta declaración

un bledo te llegue a importar,

ni un río de tristes lágrimas

de tus ojos hagan brotar,

pero, ojalá cuando me busques,

aún me puedas encontrar.

2

Ahí en el mismo lugar

donde una vez nos conocimos,

y por demás nos quisimos

como nadie podría pensar.

Ojalá que en el mismo sitio,

aún me puedas encontrar.

3

Si te da por regresar

a los frondosos mangales

y a los campos primaverales,

que nos supieron cobijar.

Ojalá como en el ayer,

aún me puedas encontrar.

4

No se te vaya a escapar

mi amor entre los dedos

y del más intenso miedo

tengas tú que temblar,

ojalá que como ayer,

aún me puedas encontrar.

5

Y no tengas que lamentar

tu crueldad e indiferencia,

la muy honda indolencia

que te propusiste cultivar.

Ojalá que cuando regreses,

aún me puedas encontrar.

6

Tengas tú que derramar

un océano de tus ojos,

morderte los labios rojos

por tu torpeza singular.

Ojalá que cuando tornes,

aún me puedas encontrar.

7

Ni un salobre mar,

ruede por tus mejillas,

cuando como en una pesadilla

ya no me puedas tú hallar.

Ojalá que cuando vengas,

aún me puedas encontrar.

8

Ni tengas que repudiar

tu muy honda torpeza,

no valorar con certeza

mi amor que no tiene par.

Ojalá que cuando estés de vuelta

Aún me puedas encontrar.