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ʚ🌼ɞ Prologo





El sol brillaba en su máximo esplendor dándole una sensación cálida al cuerpo de Riku, el joven reía abiertamente mientras jugaba con su hermana menor. Ella apenas tenía dieciséis, aunque sólo se llevaran unos pocos años, para él siempre sería una niña. Tomó la pelota con la que estaban divirtiéndose para hacer un ágil movimiento dando inicio a un nuevo partido amateur de voleibol.

- Riku- La voz de su padre llegó a sus oídos- ¿Puedes venir un momento a mi oficina?

-¡Estamos en medio de un partido, papá! - Su hermana chilló en desacuerdo.

- Es importante, Ploy- Fue
rotundo.

El castaño le dio una mirada a su hermana, disculpándose por dejar su partido a medias, para después seguir al hombre a dónde le había indicado. Era muy raro ver al mayor de los Hagiwara de mal humor, cuando esto pasaba era porque las cosas realmente estaban muy mal.

-¿Qué sucede? - preguntó apenas estuvieron a solas.

- Voy a ser directo contigo, hijo. Sé que no deseas seguir al mando de la empresa una vez que yo esté fuera del juego, pero eso no te hace menos propietario de ella.

Riku hizo una pequeña mueca, sabía que a su padre le hubiera encantado que él sintiera las ganas de ser un gran empresario como lo fue su abuelo, pero a lo que le apasionaba estaba muy lejos de las empresas. Quería ser un artista, que fuera reconocido por sus obras, no por ser el dueño de una de las empresas más grandes del país.

- Estamos en quiebra - cuando aquellas palabras dejaron la boca de su progenitor sus pensamientos pararon.

-¿Qué? - su voz salió en un susurro. -Eso no puede ser cierto.

-Algunos... algunos tratos salieron mal, inversiones que no debieron ser hechas, ya sabes.

- Por favor dime que no aceptaste el trato de los Lee

-Se veía bien -Hagiwara bajó la mirada, evitando los ojos furiosos de su hijo mayor.

- Te dije que no lo hicieras, todo el maldito mundo te dijo que no lo hicieras. - Riku abrió sus brazos con exasperación. Si bien quería relacionarse lo menos posible con el manejo de la empresa familiar, tenía instintos, toda su vida estuvo llena de ella, por más que se lo negara a él mismo, sabía que podría hacer un buen trabajo.

-No te he traído para hablar sobre eso.

-¿Y para qué? - Fue mordaz, no le gustaba hablarle así al hombre que lo había traído al mundo y que le dio todos los lujos posibles, pero fue un testarudo, se cegó por la buena pinta del acuerdo, sin siquiera ver todos los riesgos que este podría traer, que trajo.

-Me ofrecieron un trato.

- Papá - Advirtió.

-No, hijo, escúchame. Suk Yagi está dispuesto a respaldarnos, a sustentarnos económicamente has-...

-¿Yagi? ¿Estás bromeando conmigo? ¿Qué tienes en la cabeza, papá?

Suk Yagi era conocido por ser un hombre frío y sin corazón, lo más conveniente era mantenerse alejado de su camino sino querías que el hombre te asesinara. Era de múltiple conocimiento que ése tipo de hombre no ofrecía tratos por la ligera, siempre había un oscuro deseo atrás, nada bueno podía salir para la persona que se aliara con él.

- Es una locura, ni siquiera sé por qué lo estoy considerando- Su padre se tomó la cabeza.

-¿Qué te ofreció Yagi? - Riku podía oler lo putrefacto del asunto.

- Está buscando una alianza familiar- Las palabras fueron como un balde de agua fría en su espalda.

Sabía que Yagi tenía un hijo, tuvo algunas oportunidades de verlo, en algunas fiestas de etiqueta, era tres años mayor que él y no se parecía a nada a su padre. Las únicas similitudes que pudo encontrar fueron que ambos compartían en níveo color de piel junto con unos gatunos ojos. Suk Yagi irradiaba soberbia y maldad, mientras que su hijo buscaba estar lo más alejado posible encogiéndose en su lugar y bajando la cabeza cuando alguien se acercaba a él.

-Ploy, ella... - Riku negó inmediatamente, no lo permitiría.

-No, Riku. Yusei es un doncel.

- Oh- Aquello salió como si lo estuvieran estrangulando.

Jamás había tenido prejuicios con los donceles, algunos le parecían tiernos pero jamás sintió alguna atracción por alguno de ellos, le gustaban las mujeres, lo suave que se sentían y lo dulce que eran. Le atraían las curvas, los senos, sus piernas, no los penes y pechos planos.

- Papá... yo no

-Sé que no, hijo- Su padre lo interrumpió- Pero al parecer el niño Yagi se sintió atraído por ti y te quiere.

Riku elevó una de sus cejas ante las palabras dichas por su progenitor, al parecer se había dejado engañar por la puritana imagen del joven Yagi, pero al final resultó ser igual de diabólico que su padre.

-De cualquier manera...

-Lo haré- Riku interrumpió cualquier cosa que diría su padre- Si es lo que ellos quieren para ayudarnos a salir de esta mierda, lo haré.

- Riku...

- Papá -Lo cortó- Sólo prométeme que no harás tonterías, ya ves a las cosas que tenemos que llegar para no perder nuestra vida. Sé consciente de lo que haces.

-Sí, hijo, lo haré- Se acercó a Riku y le tocó la mejilla, en un intento de ser reconfortante - Perdóname por tener que pedirte esto, eres un muchachito de 20 años, tan joven, con una vida por delante.

-No hablemos de eso. Solo llama a Yagi para decirle que aceptamos su asqueroso trato.







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Yusei llenó sus pulmones del refrescante aire y siguió con su escritura, su mano había comenzado a doler de tanto escribir, estaba seguro de que en cualquier momento una pequeña ampolla saldría en su dedo, pero no le importaba, la inspiración llegó y dejó todo lo que estaba haciendo para dirigirse al árbol más cercano que le proveyera sombra para empezar con su escritura.

-Yusei- La suave voz de Gia llegó a sus oídos- Tu padre te necesita en su oficina.

La cabellera rubia de la chica brillaba gracias a los rayos del sol, Gia había sido parte de la casa desde que nació, su madre trabajó para su padre desde hace muchísimos años y ella ahora lo estaba haciendo, la consideraba su mejor amiga, tenían prácticamente la misma edad, compartieron su primer beso y algunos roces, más nunca pasó nada más allá, principalmente por su condición de doncel, no cualquier mujer estaría dispuesta a estar con un hombre que puede concebir, al igual que ellas.

-¿Te dijo para qué me necesitaba? Estoy en medio de algo aquí.

- Sabes que él no me suelta nada a mi. Pero tenía una gran sonrisa, daba un poco de miedo pero supongo que es bueno ya que no está de mal humor.

-Mierda. Bien, dile que en un momento voy

Cuando ella desapareció de su campo visual se concentró en terminar de escribir el último párrafo en el que estaba trabajando. Suspirando, limpió los restos de césped suelto que se pegaron en su trasero y partió con su cuaderno para enfrentarse a su progenitor.

-¿Padre? ¿Me necesitabas?

-Pasa y cierra la puerta.

En silencio él obedeció lo que se le ordenó. Se ubicó en una de las cómodas sillas que había delante del escritorio y esperó paciente a que Suk le dijera lo que estaba tramando. Normalmente nada bueno le esperaba a Yusei cuando era llamado a su oficina.

- Te vas a casar- La voz imponente de su padre retumbó por la callada habitación.

-¿Qué? yo-yo no quiero hacerlo, aparte sabes que no tengo pareja y que no muchas personas quieren casarse con un doncel.

-Calla, calla, niño tonto. Sé de tu problema para conseguir pareja - Yusei pudo ver que aquello no le hacía gracia a su padre- Es por eso que he conseguido para ti a un buen muchacho, con un respetado apellido y que podrá darme a un nieto digno de ser Yagi

Estaba algo aturdido por la información, no hubiera esperado eso de su padre, cuando se enteraron que era un doncel muchas de las esperanzas de su padre se fueron a la mismísima mierda, él esperaba a un hijo completamente hombre, no una atrocidad -como una vez lo llamó- que estaba defectuoso y podía concebir, o eso se suponía, a muchos de los donceles se les dificultaba el embarazo. Según había leído solo cinco de diez donceles podían llevar bien a una criatura dentro de ellos, el resto, los perdía en el parto o simplemente su cuerpo nunca aceptaba al bebé.

- Te he dejado callado, ¿eh? Te volverás loco cuando sepas quién es.

-¿Quién?- preguntó en un susurro.

- Riku Hagiwara -Su padre sonrió - ¿Crees que no me he dado cuenta cómo lo miras?

-¿Y aceptó tu descabellada idea? - Yusei no podía salir de su incredulidad.

- Por supuesto que sí, no es como si tuvieran otra alternativa, están en la quiebra.

-¿Qué? ¡No, papá! No le puedo hacer eso, es un niño... y no creo que esté interesado en mí.

-¿Acaso te pedí tu opinión? Harás lo que te diga, Yusei. Refunfuña todo lo que quieras, en un mes estarás casandote con Hagiwara


















Quería historia de esta parejita (:

No son Thai así que también es nuevo para mí pero espero les guste mucho y le den su apoyo. ♡✨

(PD: Espero no haberme equivocado con los nombres, esto es complicado!!)
Jaja 🤌🏻














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