ʚ🌼ɞ Capitulo 4.
Su corazón latía fuertemente en su pecho mientras observaba cómo Riku destapaba la caja donde sus miedos e inseguridades estuvieron por años resguardados.
Su mente y cuerpo luchaban por detener las acciones de Riku. En el momento que él viera aquello, no habría retorno.
-Yusei... -Sólo una mirada la bastó para observar lo horrorizado que se encontraba mientras leía rápidamente las cartas donde sus amantes se dirigían a él como lo peor que le pudo pasar en la vida de Riku.
-Mira lo que hay en el fondo -Yusei habló temblorosamente mientras tomaba asiento en su cama.
-Ya no quiero mirar más- Riku hizo el amague para ponerse de pie.
-¡Miralo! -las lágrimas brotaron de sus ojos como si un grifo se hubiera roto y el agua no tuviera contención -¡¿Realmente esperas que yo viva así?!
En el fondo de la caja se encontraban las múltiples fotografías y tapas de revistas donde su esposo había sido capturado con mujeres u hombres.
-¿De dónde sacaste esto? -la voz del castaño resonó en la habitación.
Su corazón se agitó nuevamente al ver la foto que más le había dolido, la que fue su primera advertencia de que no podría ser feliz junto con Riku. En ella se podía apreciar a su esposo, el día de su boda, con una mujer despampanante de cabello negro, él la recordaba vagamente de la fiesta.
Yusei limpió sus lágrimas y tomó una gran bocanada de aire -Esa foto me la enviaron exactamente a la mañana siguiente de nuestro casamiento, aún estabas inconsciente por todo el alcohol que ingeriste en la fiesta y cuando fui a recibir el desayuno, estaba allí... como si la noche no hubiera sido lo suficientemente desastrosa.
-Yus... y-yo no lo recuerdo. No recuerdo nada de la fiesta.
-Basta de decirme de esa manera -Pidió, con las lágrimas cayendo -Sé que no querías casarte conmigo, sé también que soy un despreciable doncel y te doy asco... pero lo de esa noche, no me lo merecía. Yo no pedí casarme contigo, no quería arruinar tu vida y cargar con el peso de ello.
-¿De qué hablas, Yusei? Jamás he dicho que me des asco.
-¡Lo hiciste! ¡Se lo dijiste a tu amigo en la boda, te escuché!
-¡Yusei! Escúchame, yo no recuerdo absolutamente nada de la fiesta y ni siquiera bebí tanto como para estar inconsciente de la manera en la que estuve... y-yo no estoy seguro, pero pienso que alguien puso algo en mi bebida.
-Basta de mentir, por favor... -Suplicó, sintiendo a su cuerpo agotado de llorar y recordar aquello que tanto odiaba -Sólo dame el divorcio y déjame ser feliz.
-Yisei, yo puedo darte lo que quieras. Puedo ofrecerte la vida que deseas- Riku se acercó con pasos sigilosos.
-Estoy harto de esto, Riku. Siempre tengo que hacer lo que los demás quieren, sin poder tomar una decisión en mi vida.... mi padre ya no está interesado, tengo la oportunidad de buscar mi propia felicidad y lo único que estás haciendo es interferir -Odiaba mostrarse débil ante los demás, aborrecía cada segundo en el que Riku lo observaba llorar.
Los fríos dedos del castaño limpiaron las lágrimas que parecían no tener fin para él, su cuerpo y mente estaban agotados por los recientes acontecimientos en tan poco tiempo, que no tuvo la fuerza para apartar las manos de su contrario que se encontraban limpiando el desastre en el que se convirtió. Tampoco pudo detenerlo cuando suaves besos comenzaron a ser repartidos por su húmedo rostro.
-Realmente no me gusta verte llorar — Riku susurró cerca de su oído -Hace que me duela el corazón.
Su corazón se agitó nuevamente y lo odió. Odió el saber que Riku tenía aquel efecto en él, después de tantos años y tantos engaños. Quiso apartarlo, pero ya no poseía la fuerza para rechazarlo.
-Por favor... -Suplicó con lo último que quedaba de su voz.
-Permíteme hacerte feliz -El castaño susurró sobre sus labios
Yusei no tuvo la oportunidad de pensar correctamente, no cuando los labios del hombre que anheló durante años estaban sobre los suyos. Esta era la segunda vez que Riku lo besaba, la primera fue para su boda y juraba que sentía lo mismo que sintió en ése momento, el abrumador calor en su cuerpo, el deseo de obtener mucho más de lo que se le proporcionaba y los temblores involuntarios.
-Sabes tan delicioso como el primer día que te probé -Su contrario pronunció sin dejar de rozar sus labios. Las manos de Riku recorrieron el largo de su espalda sin pudor, como si su cuerpo fuera suyo -El calor de tu cuerpo atraviesa las prendas.
Trató de apartar la mirada pero no se le permitió, a cambio, recibió otro beso, mucho más hambriento que el anterior, aquello provocó que sus sentidos colapsaran, su mente estaba llena de Riku, su cuerpo respondía a los toques del castaño sin ninguna oposición.
-Espera... -logró pronunciar, saliendo momentáneamente de la nebulosa donde se encontraba.
Los brillantes y oscuros ojos de Riku penetraron su ser como dagas, encontró el deseo en ellos sin mucho esfuerzo, tampoco pudo hacer caso omiso a la palpitante erección que presionaba contra su muslo. Mordió sus labios con nerviosismo, su objetivo era claro; quería el divorcio para poder tener un hijo y criarlo como deseaba, sin que nada ni nadie interfiera.
Entonces, ¿él podría acostarse con Riku sin que esto cambiara su decisión? Por supuesto que sí. Además, podría disfrutar el sexo y descubrir si era tan bueno como todo el mundo decía que era.
-¿Quieres hacerlo conmigo? -Yusei se atrevió a preguntar, con sus mejillas teñidas de rojo.
La sonrisa que recibió fue tenebrosa, se sintió como la pequeña e indefensa presa de un lobo hambriento. Dio dos pasos hacia atrás, lamentablemente no contó con que chocaría con el borde de la cama, provocando que perdiera el equilibrio y cayera en ella sentado, haciendo las cosas más fácil para su contrario.
Riku no demoró en devorar sus labios con fiereza, era la primera vez que Yusei experimentaba aquello y no tardó en sentirse sofocado por su ropa. Las manos del hombre, con una agilidad escalofriante desprendieron los botones de su camisa dejando su pecho descubierto. El castaño repartió húmedos besos en su cuello hasta finalmente apoderarse de sus sensibles pezones.
Yusei colocó su mano sobre su boca, imposibilitando que esos sonidos salieran de él.
-No hagas eso -Riku apartó su mano -No contengas tu placer, Yusei.
Riku sonrió ganadoramente cuando tocó suavemente la erección de Yusei y este gimió, retorciendo su caliente cuerpo.
Yusei pudo observar el duro y bien trabajado pecho de Riku al momento que él se despojada de su ropa, desvió su mirada cuando el pantalón y la ropa interior desapareció de su vista. Nunca había podido ver a otra persona completamente desnuda, menos que estuviera tan cerca de él.
-Puedes tocar y mirar todo lo que desees.
Riku tomó su pálida mano para colocarla sobre su estómago- Lo que está sucediendo es real y lo que hay aquí... — Dirigió su mano a su hinchada polla -Es por ti
Su rostro enrojeció después de ver la erguida y orgullosa polla de riku. ¿Él realmente tenía ese efecto en Riku?
No puso ninguna oposición cuando el castaño lo despojó de las pocas prendas que quedaban, inconscientemente tembló por la ansiedad y el temor que le causaba lo que ambos estaban a punto de hacer.
-Tranquilo. Seré cuidadoso -Riku prometió para luego besarlo suavemente.
Yusei cerró sus ojos fuertemente al momento de sentir los experimentados dedos del castaño tocar y preparar aquella zona que jamás fue tocada por nadie excepto él mismo. Gimió entrecortadamente para después aferrarse temerosamente a la espalda de su amante cuando Riku entró lentamente en él. Retuvo su respiración por unos cuantos segundos hasta que la sensación que lo invadió desapareció completamente y sólo quedaba la lujuria y el calor del momento.
El hombre que se encontraba arriba suyo acarició suavemente su rostro y unió sus labios en un agradable beso. Las manos de riku tomaron sus muslos para poder tener un mejor acceso a él, movió sus caderas con un vaivén delicioso, Yusei abrió sus pequeños ojos cuando su punto dulce fue tocado y torturado.
Las estocadas prontamente fueron más duras y rápidas, sus uñas se clavaron en la espalda ajena mientras era torturado exquisitamente.
Cerró sus ojos nuevamente al sentir una fuerte ola de placer que tomaba posesión de todo su cuerpo, llevándolo exitosamente al clímax que tanto anheló.
Sintió cómo el cuerpo de riku se contraía arriba de él y el cómo este lo besaba desde su frente hasta su cuello.
-Estoy sudado -Murmuró con las pocas fuerzas que tenía.
-No me importa. Eres delicioso de cualquier manera.
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