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ʚ🌼ɞ Capitulo 3.





El ambiente hostil y cargado de furia había disminuido considerablemente cuando él le regaló una de sus mejores sonrisas al hombre con el que se casó. Vio cómo los músculos de Riku se relajaban y este tomaba otra postura, no la típica que usaba cuando estaban cerca. Yusei no era tonto, su contrario aún permanecía en alerta, dispuesto a atacar si era necesario.

-Tengo algo de comida que sobró del mediodía. ¿Está bien para ti?

-Sí, está bien -Riku respondió mientras se despojó del saco de su traje. Lamento haberme exaltado de tal manera.

Yusei lo observó de soslayo, no queriendo mirar directamente, pues, muy a su pesar, Riku poseía un efecto irremediable en él.

-No te lamentes. Ambos nos excedimos.

El silencio reinó en la cocina hasta que la alarma del microondas rompió aquel terrible ambiente.

Colocó un plato con comida frente a riku para luego ubicarse delante de él con su propia comida.

-Nunca pensé que me pedirías el divorcio -admitió el hombre.

-Bueno, sucede en parejas que se han amado con todo su ser... no es de extrañar que nos pase a nosotros cuando nuestro matrimonio es sólo un papel firmado por un juez.

-¿Realmente es sólo eso para ti? -Riku no había probado bocado, jugueteaba con su comida como si fuera un niño pequeño.

-¿Qué más puede ser, Riku? - Yusei apartó la mirada de él. Sus ojos extrañamente llenos de lágrimas -Nunca fuimos un matrimonio normal, si mal no recuerdo sólo hemos dormido una sola vez en la misma cama y fue para nuestra noche de bodas.

-Eso fue debido...

-¿Sabes? -Yusei cortó el discurso que se proponía dar su esposo antes de traer a relucir los recuerdos de su boda —No me gusta hablar de ello.

Observó cómo la boca de Riku se abría y cerraba, tratando de buscar las palabras correctas para el momento, sin embargo, cuando el castaño intentó hablar, el timbre de su casa resonó nuevamente.

Algo confundido debido a la hora en
la que tocaban a la puerta y porque indudablemente no esperaba a nadie, abrió cuidadosamente la misma. Su alivio fue instantáneo al ver el conocido rostro de su mejor amigo.

Ethan portaba un conjunto deportivo negro y rojo, colores que resultaban aún más su físico extraordinario, su respiración era irregular, por lo que Yusei asumió que venía de su rutina nocturna.

-Llegaste antes de lo que pensaba —Ethan revolvió sus cabellos, como de costumbre.

Yusei abrió sus ojos como esferas al recordar quién se encontraba esperándolo en la isla de la cocina, a muy pocos metros de la entrada.

-Ethan... no creo qu-

-¿Le pediste el divorcio a tu esposo? - Su mejor amigo ingresó a la casa, pasando completamente desapercibido por sobre las señas que Yisei le hacía. -¿Cómo se tomó lo del bebé? Se lo dijiste, ¿no, Yusei?

-¿Qué bebé? -La calmada voz que Riku había logrado adquirir en los últimos minutos desapareció en menos de lo que a Yusei le tomó recuperarla.

Los ojos avellanas de Ethan buscaron respuestas en su rostro mientras que Riku permanecía en el umbral que unía la cocina con la entrada. Yusei, desbordado por los recientes acontecimientos, tomó la mano del hombre más alto y lo guió hasta la puerta.

-Lo siento mucho, Yusei. No sabía que él estaba aquí. -Ethan susurró, solo para ser oído por Yusei.

-No te preocupes... mañana iré a verte, ¿si? Espero que tengas preparado para mi los rollos de canela que me gustan. Tendrás que mimarme mucho.

-No lo dudes -Ethan se marchó, no sin antes depositar un suave beso en su frente.

Rogando al cielo que Riku no haya visto aquel acto, Yusei se dio media vuelta para encontrarse con los tajantes ojos del hombre que esperaba respuestas.

-Ya veo por qué tu desesperación por divorciarte de mí.

-Por favor no malinterpretes las cosas, Riku -Yusei se esforzó por mantener su tono de voz estable.

-¿Que no las malinterpretes dices? Un hombre desconocido entra a la casa de mi esposo hablando sobre un bebé, ¿acaso hay espacio para pensar en algo más que lo obvio?

-No es como lo estás pensando. Ethan es mi mejor amigo y lo del bebé es un tema del cual no quiero hablar contigo.

Yusei pudo apreciar el cómo el rostro de riku cambiaba tenebrosamente a uno más duro y frío. Instintivamente dio dos pasos hacia atrás.

-Espero que no estés pensando que te haré daño -Pudo observar una ráfaga de preocupación por los ojos de su contrario al momento de decir esas palabras.

-No lo pensé -Yusei admitió -Sólo que jamás te he visto de esta manera.

-Estoy enojado, Yusei. ¿Estás embarazado? ¿De él? -Él pudo percibir el desagrado como si lo pudiera tocar.

-¡No! Te dije que sólo es un amigo.

-Eso no descarta que puede ser el padre.

-Sé mantener una amistad, Riku. No me acuesto con el primer hombre que me ronda -Yusei dejó salir aquellas palabras sin antes pensarlas.

-Sé que no soy santo de devoción, Yusei.

-Enhorabuena.

-¿Estás embarazado? -Riku insistió
una vez más.

-¡No! -Yusei explotó. —¡No lo estoy porque necesito el maldito divorcio!

-¿A qué te refieres?

-Voy a inseminarme -Con su rostro en alto y sus ojos brillantes por la furia, admitió lo que guardaba tan recelosamente de Riku.

Lo que Yusei no esperó es que una seca risa escapara de los labios del hombre frente a él.

-Estas loco si piensas que te daré el divorcio para que te insemines. ¿Quieres un hijo? Bien, te lo daré yo.

Por un momento pensó que su cabeza le hizo una mala jugada, pero la determinación con la que Riku había dicho aquello seguía presente. Yusei buscó los ojos del castaño, intentando captar el chiste del asunto.

-No lo dices en serio-habló de lo más profundo de su incredulidad.

-Por supuesto que hablo en serio. Soy tu esposo y considero que es el momento de que actúe como tal.

-Tú y tu consideración se pueden ir a la mier-

-¡Yusei!- Riku le llamó la atención.

-¡No, riku! Eso no sería justo, ni para mí, ni para el bebé que llevaría en mi vientre. ¿Acaso crees que podría soportar años y años de infidelidades? ¿O cómo crees que sería la infancia de esa criatura si su padre viene sólo para su cumpleaños y los demás días está de viaje con sus amantes?

-No serían de ese modo, Yusei. -Riku tomó sus manos y las apretó.

Siempre le impresionó que cada vez que riku lo tomaba de las manos estas se sentían cálidas, le transmitían tranquilidad, como si ese simple gesto pudiera aliviar cualquier dolor que estuviera llevando con él.

-No le daría esa vida a mi hijo y a ti, ya no más. Quiero que comencemos a ser un matrimonio normal.

-Tú no puedes estar diciendo esto. ¿Acaso no sabes lo difícil que fue para mi estos seis años? Por supuesto que no lo sabes —Una sonrisa amarga y dolorosa se formó en el rostro de Yusei. — Riku, tú no sabes lo que fue ser etiquetado como el cornudo más grande del país, el que cuando mi libro haya sido lanzado la mayoría de las preguntas no trataron sobre él sino por mi fatídico matrimonio. Tú no sabes lo que es escuchar los murmullos de las personas cada vez que pasas a su lado

La estabilidad que había tratado de mantener poco a poco iba desmoronándose como si se tratara de un castillo de arena. Aquellas cicatrices del pasado comenzaban a abrirse lenta v dolorosamente.

-Oh, y por supuesto que no eres consciente de las constantes amenazas de tus amantes, exigiendo que me divorciara de ti.

Sus ojos se habían llenado de lágrimas mientras los recuerdos que estuvo reprimiendo durante tantos años comenzaban a inundarlo.

-De... ¿de qué amenazas estás hablando?

Sin pronunciar palabra, emprendió camino a su habitación, donde guardaba sus secretos desconocidos por todo el mundo. Él ni siquiera pudo hablarle de ello a Ethan, su mayor confidente y la persona con la que compartió llantos y risas.

Del fondo de su armario sacó una caja completamente cerrada, únicamente era abierta cuando comenzaba a dudar sobre el divorcio con Riku, aquello era su golpe de realidad. Un recuerdo constante que nunca podría ser feliz con la persona que hacia llamarse su esposo.

Yisei no se percató de la presencia del castaño en su cuarto hasta que este estuvo a su lado.

-¿Qué guardas ahí? -su contrario preguntó, la curiosidad teñía su voz.

-Ábrelo.










Sinvergüenza le dicen al Riku
🤡











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