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ʚ🌼ɞ Capitulo 21.





Prontamente los días se convirtieron en semanas, faltaban sólo un poco para que cumpliera su octavo mes de embarazo y ya no podía caminar demasiado, con ayuda de Ethan trasladó parte de su habitación a la planta baja para mayor comodidad, así ya no tenía que esforzarse.

Para su grata sorpresa, Hye viajó nuevamente, esta vez, diciendo que se quedaría permanentemente. Yusei sabía que ella llegó antes de lo esperado porque Riku le contó lo sucedido, debido a que su hermano y él necesitaban distancia, tomó el papel de intermediaria.

Ella cada día que venía llegaba con algo, desde ropa para el bebé, hasta lo mínimo que Yusei necesitaba. Riku pese a mantenerse lejos, seguía allí, preocupándose por él y su hijo. Cada semana le depositaba una cantidad de dinero demasiado generosa, él ni siquiera necesitaba tanto, con lo que ganaba y un poco más, podía llevar una cómoda vida.

Su corazón y cuerpo aún lo anhelaban, querían tenerlo cerca. Hubo momentos en los que su estabilidad se tambaleó, pero a lo máximo que llegó fue a tomar su teléfono y mirar fijamente su número. Por más que le costara admitirlo, guardaba la camiseta de Riku. Dormía con ella e incluso en algunas ocasiones se la ponía.

Desde que su mejor amigo se enteró de la situación con Riku, no dejó de visitarlo, asegurándose de que estuviera bien. Ethan lo escuchó, Yusei por su parte no se permitió llorar más, no quería causarle algo al bebé y tampoco se sentía bien estar llorando todo el día. Pese a la mala situación que pasó con Akira, este vino a visitarlo, no tanto como Ethan o Hye, pero lo hacía. Él se mantuvo a raya, no dijo ningún comentario fuera de lugar y mantuvo la distancia.

Poco después de almorzar, Ethan y Hye llegaban a hacerle compañía. Él esperaba pacientemente mientras preparaba café, por una recomendación del Doctor, ya no ingería tanto del mismo, al menos durante el embarazo.

Cuando Riku se enteró de esto, gracias a su hermana, le mandó una cantidad escandalosa de té, de cualquier tipo o sabor, importados o nacionales. Sin duda le encantaba exagerar.

Ese día eligió tomar té blanco, según leyó en internet este poseía varias cualidades. Con paciencia y sin apuro preparó su bebida.

Antes de poder poner su gordo trasero en el sofá la puerta sonó. Estaba considerando seriamente en darles unas llaves a sus constantes visitantes.

-Se me hizo algo tarde. -Ethan le dejó un pequeño y sonoro beso en la frente. Yusei pudo percibir el olor de croissant recién horneados, bajó su vista y visualizó el paquete que su amigo traía.

-Está bien, pasa.

-¿Hye aún no llega? -Los almendrados ojos de su amigo revisaban toda su casa.

Yusei frunció el ceño -Aún no — Respondió cuidadoso -¿La esperas?

El doncel alzó sus cejas con asombro cuando un suave color carmesí tiñó las mejillas de Ethan.

-¡No puede ser! -Por poco lo gritaba—¡Te gusta! -No lo preguntó, lo afirmó.

Yusei se reía escandalosamente al ver a su amigo totalmente avergonzado, jamás, de los años que conocía al hombre lo vio sonrojado por una mujer. Debido al peso extra en su cuerpo ocupó el lugar que tenía planeado posar su trasero.

-Pareces un niño de secundaria gritando de esa manera —Ethan lo regañó.

Él volvió a reír, le importaba muy poco parecer un adolescente. Este tipo de cosas nunca pasaban.

Haciendo memoria, Hye el día de ayer había mencionado que mataría por comer un croissant. Ahora, entendía por qué el detalle y la leve tardanza.

-Hablando en serio. -Yusei se acomodó mejor. -Espero que sea mutuo. Hye es una mujer de oro y sé que tú la puedes hacer muy feliz.

-Ni siquiera he avanzado con ella. Estoy seguro que sólo me ve como tú amigo.

-Da pasos seguros -Le aconsejó. -Tratala con suavidad, hazle notar que es diferente con ella.

Ethan tapó su avergonzado rostro con sus manos.

-Ahora tú pareces el adolescente.

-Cállate.

-Amo verte así. Espero que seas muy feliz, Ethan.

-Oh, mi pequeño sentimental... ven aquí. -Ethan extendió sus brazos, esperando un abrazo.

-Ven tú.

El hombre más alto caminó hacía él y se fundieron en un sincero abrazo.

-Espero que tú también encuentres la felicidad, Yusei

Ellos no se movieron de esa posición durante un rato, Yusei necesitaba ese abrazo, deseaba sentirse resguardado, al menos por un momento.

Hye llegó alrededor de una hora después, Ethan por poco no se comía las uñas pensando en que ella no vendría.

La castaña entró disculpándose y dejando apresuradamente las cosas que traía en los brazos.

-Hoy ha sido un día de locos. —Ella explicó mientras tomaba asiento. -Riku se quedó dormido en la mañana, no atendía su teléfono y tuve que asistir a una reunión en su nombre... ese hombre se volverá loco.

En cuanto la chica dejó de hablar, sus ojos se abrieron como si hubiera cometido un crimen. Automáticamente lo miró a él, Yusei  por su parte le sonreía tranquilamente.

-Está bien, Hye. No es como si estuviera prohibido decir su nombre en mi presencia. Es el padre de mi hijo y mi ex esposo, no podemos hacer como si simplemente no existiera.

-Lo entiendo, pero igual no quiero incomodarte.

Yusei negó —No lo hace, tranquila.

Ethan les propuso salir al jardín para jugar a las cartas, aunque no era muy buen jugador, aceptó. A propósito, dejó a los dos tórtolos solos y caminó por el césped con pasos lentos.

Yusei se ubicó debajo de la pérgola, esperó pacientemente, pero como el clima estaba refrescando, le dio frío. No quería entrar a arruinar el momento de Ethan, pero no quería enfermarse.

Se asomó por la entrada y logró captar un poco de la conversación que mantenían.

-Te ves cansada.

-Lo estoy- Un bostezo salió de sus labios.

-Está bien si no puedes venir todos los días, puedo encargarme de Yusei.

-Yusei no es el problema. Riku ha sido un torbellino de emociones desde que se separaron definitivamente, no duerme en las noches, se queda en su estudio pintando o simplemente haciendo nada... -Un enorme suspiro se escuchó -Es raro verlo de esa manera, sin dudas amó, mejor dicho, ama a Yusei y está pagando con creces sus actos. Pero es mi hermano - La voz de Hye se cortó- y es horrible verlo así, el brillo que emanaba se esfumó, es como un ente, simplemente existiendo porque no tiene otra cosa que hacer. Tengo esperanza de que cuando nazca su primer bebé vuelva a ser el mismo, ya no será él sólo y puede encontrar esa motivación que perdió

Yusei no tuvo el valor de escuchar más, le dolía, nuevamente la necesidad de aferrarse a Riku lo invadió, quería brindarle la seguridad que necesitaba, besarle el rostro y prometerle que todo estaría bien en el futuro.

Pasaron unos minutos hasta que Ethan y Hye salieron, sonrió cuando vio a su amigo cargar con un enorme abrigo. Le agradeció sinceramente y se colocó la prenda.

La castaña llevaba las cartas, ella las puso en la mesa y con simplicidad les explicó cómo se jugaba. Yusei entendió, pero llevarlo a la práctica era totalmente diferente.

Estaban en medio de una ronda de práctica cuando el teléfono de la joven comenzó a sonar, ella se disculpó y se paró a unos centímetros de distancia.

Aquella acción le dijo de quién se trataba.

Pudo ver el cambio de actitud en Hye, recibió la llamada alegre, pero a medida que pasaba el tiempo su piel palidecía y trataba de sonar tranquila. Ethan también lo notó, la miraba con el ceño fruncido mientras se acercaba y les decía que la disculparan pero que iba a marcharse.

-Hye, espera un segundo, ¿qué sucedió?- Ethan la tomó del brazo, su voz dejaba ver lo preocupado que estaba. -Estás temblando y pálida. No te puedes marchar de esta manera.

Ella lo miró y con sus ojos le pidió disculpas -Era Riku... Natasitt tuvo una hemorragia y lo llevó al hospital, adelantaron el parto...

-Su voz tembló y finalmente se quebró.

-No está seguro de si alguno de ellos salga de allí. Y-yo tengo que irme ahora mismo -No puedes conducir de esta manera

Ethan seguía sosteniéndola -Te llevaré.

-No, tienes que quedarte con Yusei

Yusei por su parte se había desconectado de la conversación en cuanto escuchó que Natasitt y su hijo estaban mal. La ansiedad comenzó a consumir todo su cuerpo, tomó grandes bocanadas de aire y miró a Ethan con ojos suplicantes.

-Llévame a mi también -Pidió.

No dudaron un momento más. Los tres emprendieron camino hacia el hospital donde estaban Natasitt y Riku. Ninguno pudo formular una palabra, cada uno tenía un mundo en su cabeza, por su parte, Yusei atravesaba la culpa.

Después de denigrar y reducir a Natasitt a nada, no aceptó ninguna llamada del griego, tampoco contestó alguno de los cientos mensajes. Si todo salía bien, se permitiría hablar con el hombre de ojos grises, tal y como lo hizo con Riku, con calma y sin peleas

Ethan lo ayudó a entrar por las grandes puertas del hospital, Hye iba a unos pasos delante de ellos, sabía que si no estuvieran ahí, ella probablemente ya estaría con su hermano, pero retenía sus ganas de correr para no dejarlos solos.

Los pasillos estaban vacíos, a medida que se acercaban al lugar donde estaba el castaño el corazón de Yisei golpeaba su pecho sin cesar.

Su respiración quedó estancada al ver a Riku, este se encontraba sentado en el piso contra la pared, sus manos tapaban su rostro, pero Yusei rápidamente se dio cuenta por qué.

Este lloraba desconsoladamente, los sollozos que salían de él eran dolorosos, parecidos a los de un niño cuando llora sin parar. Hye a penas lo vio corrió a su lado, le importó poco todo lo demás, abrazó al castaño y le susurró pequeñas palabras.

Yusei no se atrevió a preguntar, pero todo indicaba a una cosa.

Se había ido.















No comentaré nada aquí.
















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