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ʚ🌼ɞ Capitulo 18.




El último mes ciertamente había transcurrido como si se encontrara en las nubes, jamás en su vida, o por lo menos, lo que él recordaba, se sintió tan amado y mimado como lo hizo estos últimos días.

Su relación con Riku se fortaleció como nunca pensó que lo haría, las cosas poco a poco comenzaron a tomar su camino.

El Doctor después de informarles que su bebé era un varón les dijo que era poco probable que fuera un doncel como él. Jamás fue de su interés el sexo, todo lo que quería era tenerlo en sus brazos, amarlo tanto como se lo merecía y hacerlo el niño más feliz del mundo.

-Buenos días. -Riku bajó las escaleras perezosamente y se dirigió a donde se encontraba para depositar un suave beso en sus labios- Hoy desperté tarde y no pude hacerte el desayuno.

-No te preocupes por eso, estuviste trabajando hasta tarde anoche. Hoy me encargaré de mimarte.

-Adoro los domingos de mimos -El castaño apoyó su cabeza en el hueco entre sus hombros y cabeza.

-Mis waffles se quemarán si no me dejas ir. -Yusei enredó sus dedos en el suave cabello de su contrario, dándole pequeñas caricias en su cabeza.

A regañadientes Riku se separó de él y lo dejó terminar de cocinar. Desde que vivía con él castaño tocaba poco y nada la cocina, sentía que en cualquier momento perdería la mano para cocinar.

-Dime si están ricos, creo que he empeorado en el arte culinario. -Yusei le pidió una vez que colocó el desayuno frente a Riku

-Tranquilo, están sabrosos -Riku le
contestó, con la boca repleta de comida. Feliz con esa respuesta, se sentó y comenzó a comer lo que preparó. Debía admitir, por
más que le costara, que cuando Riku
cocinaba la comida sabia mejor.

-Hoy podemos pedir comida y ver películas. -Su contrario propuso, sin quitarle los ojos de encima.

-Me encanta ese plan -Yusei sonrió, este día sería exclusivamente para ellos dos.






(🌼)







Minutos antes de que pudieran pedir la comida, Yusei recibió una llamada de un número desconocido, normalmente no las contestaba y la última vez que lo hizo, confirmó que nada bueno venía de ello.

-Hola, ¿habla Yusei?

Esa voz la reconocía levemente.

-Hola, sí, él habla.

-Qué gusto escucharte de nuevo, Yusei. Soy Zee, el esposo de Nunew

-Oh, Zee, ¿cómo estás? ¿Nunew está bien? —Preguntó, sabía que el rubio se encontraba en su último mes de embarazo y no lo había podido ver hace semanas.

-Él está perfectamente... de hecho te llamo porque esta mañana nació nuestra hija. Él no dejó de decirme en todo el viaje hasta aquí que te llamara porque quería verte y que conocieras a Sun.

-¡¿Estás bromeando?! -Una pequeña risa de emoción se escapó de sus labios, tan rápido como su cuerpo se lo permitió se puso de pie y fue a buscar un papel para anotar los datos del hospital. -¡Felicitaciones, chicos!

-Muchas gracias, Yusei. ¿Tienes algo para anotar? Desearía poder tener más tiempo pero Nunew ya despertó y está como loco buscándome.

—Sí, está bien. Dime los datos y estaré allí cuanto antes.

Yusei vio entrar a Riku por el jardín con algunas hojas en el cabello, no tenía idea de lo que estaba haciendo allí, pero ahora su mayor prioridad era saber con exactitud dónde se encontraba su amigo para ir a verlo.

Una vez que Zee le dijo todo, cortó la llamada prometiendo que llegaría lo más rápido posible.

-Pensé que hoy nos quedaríamos en casa. Riku le dijo, con la decepción totalmente visible en su rostro.

-Ya nació la hija de Nunew -Yusei le contestó, radiante de felicidad. -Zee me llamó para que vayamos.

Los ojos del castaño se abrieron con asombro-¿En serio? Oh, entonces vámonos ya mismo.

Ambos subieron a la habitación para cambiarse de ropa, debido a que sus planes eran un día de ocio, ni siquiera se habían sacado el pijama.

Veinte minutos después Yusei se encontraba como un niño yendo a una juguetería, quería ver a su amigo y también tenía bastantes ansias de ver a la pequeña.

-Tranquilo, Yusei -Riku tomó una de sus manos, sin despegar la vista de la ruta- Pronto los verás.

—¡Riku! ¡No hemos comprado nada para ellos!

-Escucha, una vez que estemos allí, tu bajas y vas directamente a la habitación. Yo compraré algo y lo llevaré.

-¿Seguro?

-Seguro-Confirmó con una sonrisa -Te compraré algo de comer también porque no alcanzamos a almorzar.

-De acuerdo -Sonrió complacido por la respuesta.

El resto del viaje fue relativamente rápido, sabía que no tardaron más de diez minutos, pero sus ansias lo hacían parecer eternos. Una vez que Riku estacionó, se bajó del auto e hizo el amague de salir caminando lo más rápido que pudiera.

-Por favor ve con cuidado -Riku lo tomó del brazo, impidiendo que diera un paso. -Estaré allí en unos minutos.

-Sí, está bien. -Yusei besó los labios de Riku y caminó hasta la entrada del hospital.

En cuanto puso un pie en el edificio fue recibido por una amable señorita que se encontraba en la recepción, sin quitar su sonrisa ella le indicó dónde se encontraba la habitación de Nunew. También le aconsejó que fuera por el ascensor ya que los pasillos y pisos eran interminables.

Tomando el consejo que se le dio, subió hasta el piso indicado.

En cuanto salió del ascensor, una de las habitaciones resaltaba de todas las demás, sin duda había mucha más gente afuera, esperando, al parecer. Con pasos dudosos se acercó a donde se encontraban todas esas personas y verificó el número de la puerta.

Definitivamente era allí.

Entre todas esas caras buscó alguna conocida, más específicamente la de Natasitt

Poco tiempo después logró verlo siendo rodeado por un pequeño grupo de hombres y mujeres. Yusei sonrió, desde que salieron junto con Nunew, se encontraron muchas veces más y siempre sucedía eso.

Natasitt era simplemente de otro mundo, su belleza y encanto lograba atraer hasta a una hormiga. Normalmente pensaría que el que estuviera con una enorme barriga funcionaria como repelente, pero no era así, se acercaban igual a él.

Cuando sus ojos se encontraron pudo ver cómo el hombre de ojos grisáceos se disculpaba con esas personas e iba directamente a donde se encontraba.

—Me alegro de verte. Pensé que no vendrías. -Natasitt lo tomó del brazo y lo apartó del tumulto de gente -Juro que pensé que me iba a quedar sin aire por lo cerca que estaban.

-Eres como el néctar para las abejas. — Yusei bromeó con él -¿Ya pudiste ver a Nunew y a Sun?

-Lo hice -Chilló Natasitt -Es una bebé hermosa.

-Oh, ya la quiero ver.-Yusei suspiró, embelesado.

-¿Viniste hasta aquí solo? -El griego preguntó, preocupado.

-No, me trajeron... -Yusei recordó que riku aún no llegaba. Observó con curiosidad el pasillo hasta que escuchó el sonido del elevador, se separó levemente de su amigo para mirar mejor.

Su mandíbula se desencajó cuando vio llegar a un enorme zorro de peluche y un sin fin de globos con helio. La persona que lo traía no se veía, pero Yusei logró ver los zapatos y supo inmediatamente de quién se trataba.

-No puede ser

-¿Qué sucede? -Natasitt se acercó, hasta poder ver con asombro al peluche andante -¿Sabes quién es?

Yusei no le contestó, dio unos pasos para llegar a Riku y lo tomó del brazo para guiarlo a dónde se quedó Natasitt.

-Te quiero presentar a alguien. -Yusei le dijo a Riku -Baja al zorro, por favor

En cuanto el peluche no tapó el rostro de Riku, Yusei le sonrió al griego.

-Riku, él es Natasitt, lo conocí hace algunos meses... Natasitt, él es mi esposo Riku

Al no obtener respuesta de ninguno, giró para observar al castaño. Este mantenía sus ojos fijos en los grises de Natasitt, ninguno decía nada pero podía notar el ambiente pesado que se formó alrededor de ellos.

-¿Está todo bien? -Yusei preguntó, al aire porque sin duda ninguno parecía escucharlo.

Lentamente, Riku bajó su mirada y lo observó, aquello que se formó cuando él miró a su amigo, desapareció, la mirada del castaño se suavizó y le sonrió sin dientes.

-Todo está bien, Yus

-De acuerdo -Dijo sin sentirse totalmente seguro sobre ello. -Nunew me presentó a Natasitt hace algunos meses debido a que nos llevamos poco tiempo en nuestros embarazos.

-¿Disculpa? -Riku parecía anonadado, sus ojos se movieron al estómago del griego, como si quisiera confirmar lo que Yusei le acababa de decir.

-Tenemos sólo un mes de diferencia- Natasitt dijo, después de permanecer todo ese tiempo callado.

-Felicidades -La voz de Riku se escuchó estrangulada, como si aquellas simples palabras fueran difíciles de decir

Durante los siguientes minutos ninguno dijo nada, Yusei se sentía enfermo, la pesadez del ambiente volvió y lo estaba agobiando. Quería salir de allí lo antes posible.

Cuando la puerta de la habitación de Nunew se abrió pudo ver a Zee radiando felicidad. Dos personas salieron de allí, despidiéndose del esposo de su amigo.

-¡Yusei, viniste! Pasa que Nunew te está esperando.

El pálido sonrió dulcemente, asintió a lo que Zee dijo y tomó la mano de Riku para que lo acompañara adentro. Antes de que pudieran dar un paso más, una señora, de alrededor de sesenta años se paró delante de ellos.

-Zee, cariño, ¿será que puedo entrar ahora? Tengo que irme en unos minutos.

-Oh... tía. —Los ojos de Zee bailaron sobre cada rostro, buscando respuestas. - P-pueden entrar dos personas...

-Que entren Yusei y la señora, Zee -Riku habló, asomando su cabeza por detrás del peluche -Esperaré aquí.

-¿Estás seguro? Puedo entrar después. — Yusei propuso.

-Nunew quiere verte ahora, Yus. Tal vez podamos entrar los dos más tarde, cuando ya no haya nadie.

-De acuerdo. -Aceptó sin muchos ánimos. Riku le tendió los globos a él y a Zee le pasó el peluche, alegando que era demasiado peso para que lo cargara.

Entrar a la habitación de Nunew cambió su humor notablemente, no se comparaba el ambiente de risas y amor que se sentía allí, que el que sentía en el pasillo.

Ver al rubio lo llenó de energía, estaba radiante, su sonrisa era enorme y reía sin parar. La pequeña estaba en sus brazos, completamente dormida y ajena a todo lo que pasaba a su alrededor.

-¡Llegaste! -Nunew chilló, considerablemente bajo para no despertar a su hija. He estado preguntando por ti desde que me desperté.

-Puedo confirmar eso —Zee dijo, mientras ayudaba a la señora para que se sentara.

-Ya no tienes que esperar más. -Yusei le dijo, al mismo tiempo que ataba los globos para que estos no se escaparan.

-¿Viniste solo?

-Está Riku afuera. -Zee respondió por él. -Pero la tía tenía prisa y la dejó pasar en su lugar.

-Cuando todos se vayan, vuelvan a entrar. -Nunew le susurró.

El rubio dividió su atención entre la señora y él. Como siempre, Nunew fue extremadamente amable, les contó detalladamente cómo fue su día antes y después de ingresar al hospital, los dolores que le causaron las contracciones y demás cosas que a Yusei le interesaban saber para irse mentalizando sobre lo que le esperaba.

Por la insistencia de Nunew, Yusei cargó a la bebé unos minutos. Estaba seguro de que si la sostenía más tiempo, lloraría. Ni siquiera podía explicar cómo se sintió tenerla, era extremadamente cálida, tanto que pensó que su calor lo atravesaría, además el suave y satisfactorio aroma que ella desprendía era simplemente adictivo.

Estuvieron unos minutos más allí con Nunew, hasta que tocaron la puerta, al parecer eran otros familiares que tenían la urgencia de entrar. Yusei se despidió de la pareja, no sin antes prometerle a su amigo que volvería a verlo más tarde.

Grande fue su sorpresa al darse cuenta que Riku no lo estaba esperando fuera, sin querer pensar en extraños escenarios se recargó en la pared, esperaría por él. Tal vez fue a buscar a la cafetería del hospital cubiertos para que pudiera almorzar.

Aquel tiempo sin el castaño se hizo eterno, tenía ganas de verlo, abrazarlo y contarle lo hermoso que fue cargar a la hija de Nunew. Pero él no estaba allí y se estaba tardando demasiado como para ir a buscar algunos cubiertos.

Y además, si él hubiera ido muy lejos, estaba seguro que lo llamaría para avisarle.

Con algo de vergüenza se acercó a las personas que estaban allí desde antes que él entrara a la habitación -Hola, disculpen... ¿Ustedes vieron al hombre castaño de traje que estaba conmigo?

-¿El empresario? -Contestó una dama.- Se marchó por el pasillo con el joven de ojos grises.

-Oh, gracias —Sonrió, sin dejar ver lo mal que aquella información le hizo.

¿Acaso Riku formaba parte de las abejas de Natasitt?

Tan rápido como ese pensamiento llegó a su cabeza, lo eliminó, él confiaba en Riku. Sabía cómo se estaba comportando los últimos meses, no le haría algo así.

Con pasos dubitativos caminó por el pasillo que le indicaron.

Al parecer esa ala del hospital no estaba en uso, se encontraba bien iluminada y calefaccionada pero era extremadamente silenciosa como para que haya pacientes allí.

Cuando pensó en rendirse y convencerse a sí mismo que las cosas fueron mal interpretadas por su cabeza llena de demonios, escuchó varios sollozos. Su piel se erizó, se debatió mentalmente si estaba preparado para enfrentarlo o simplemente hacer oídos sordos e irse por donde vino y esperar a Riku, como tendría que haber hecho.

Suspiró, reunió todo su coraje y se acercó a donde los sollozos se escuchaban más fuerte.

-Riku por favor, sabes que no he estado con nadie más... -Esa definitivamente era la voz de Natasitt.

-Sé eso, Natasitt... -La voz de Riku se escuchaba nasal, como si estuviera llorando. -Sé también que el bebé que llevas en el vientre es mío.

Un ruido sordo resonó por toda la habitación.

Con las lágrimas cayendo por sus ojos, asomó su cabeza para encontrarse a Riku de rodillas frente al griego. Tiraba de sus cabellos como si fuera a volverse loco y lloraba, mares.

-Riku... - dijo, entrando a la habitación donde se encontraban.















Bueno, me retiro 💔🥀

















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