Esa mañana Riku le preparó un delicioso y nutritivo desayuno, el castaño lo había sorprendido llevándoselo en una bandeja a la cama.

-Si me sigues mimando de esta manera me malcriarás. -Yusei advirtió en forma juguetona.

-No me importaría. -Riku depositó un suave beso en sus labios.

-No creo que quieras lidiar con un Yusei malcriado, panzón y hormonal dentro de unos meses- Contestó mientras engullía una uva.

-Por ti y por nuestro bebé, lo haría.

Yusei levantó la vista de su plato lleno de variadas frutas para clavar sus ojos en el luminoso rostro de Riku. La sonrisa que se le era regalada simplemente era reconfortante y llena de seguridad, no podía siquiera pensar en cómo ellos llegaron a este punto en la vida, todo lo que atravesaron y todo lo que les quedaba.

-¿En qué piensas? -Riku preguntó al mismo tiempo en que apartaba los cabellos que caían sobre la frente de Yusei.

-En nosotros... en algunos momentos pienso en lo que tenemos como un castillo de naipes.

-¿A qué te refieres? -Riku lo miraba intrigado.

-En que todo se puede derrumbar con una simple brisa.

Los labios de Riku se torcieron, como si aquellas palabras lo hicieran sentirse incómodo o dolido, Yusei no pudo descifrarlo correctamente.

-También lo veo de esa manera -Riku admitió -Pero sé y estoy seguro de que siempre ocuparás un espacio especial en mi vida, no me arrepiento de nada de lo que hemos hecho hasta el momento, si lo hiciera, no estaríamos así, ni con nuestro hija o hijo por venir... quiero disfrutar el ahora, el estar contigo y saber que puedo hacerte feliz justo ahora. Después, si las cosas salen mal o no son como lo hemos pensado, las afrontaremos como sea requerido.

-Puedo dejar atrás seis años de resentimientos y dolor por lo que me has dado ahora. -Yusei hizo a un lado la bandeja con comida para ubicarse sobre los muslos de Riku.

-No te estoy pidiendo que hagas eso. Soy consciente de todo el daño que te he causado, el dolor y la humillación que pasaste fue muy injusto para ti... también fui egoísta al exigirte que te quedaras conmigo, por no darte el divorcio cuando me lo pediste y por no usar protección.

-Sé que todo lo que dices es malo, pero ahora puedo estar disfrutando de un embarazo que tanto deseé y de ti, también.

Riku lo abrazó por la cintura, sin despegarse de él lo besó en la mandíbula, trazando un invisible camino hasta detenerse en el nacimiento de sus hombros donde dejó suaves marcas rojas que desaparecerían en unos minutos.

-Ya han pasado algunos días desde que lo hicimos -Yusei se atrevió a decir, mordiendo levemente su labio inferior.

-Wow, te estás volviendo un desvergonzado. -Riku jugó con él, dejando que Yusei lamiera la parte derecha de su cuello.

-Eres mi esposo, ¿no? Puedo tener ese tipo de confianza contigo.

Riku no le respondió con palabras, en cambio lo besó, tan lento y desesperante que Yusei tuvo el impulso de querer tomar el control de la situación y llevar al castaño justo donde lo quería.

Sin poder contener su deseo, levantó de los bordes la camisa que su contrario llevaba dejando al descubierto el tonificado y marcado pecho.

Yusei lamió sus labios con deseo, quería probar ese cuerpo, lo quería tener por lo que quedaba de su vida y poder poseerlo cada vez que se le venga en gana.

-Si no te conociera, pensaría que eres un pervertido. -Riku sonrió

-Me encantas -Yusei admitió, con su
respiración totalmente acelerada. Llevó las manos del castaño a su torso, para que él mismo se deshiciera de la molesta prenda que llevaba. -Desnudame.

Con paciencia y malicia Riku obedeció a lo que se le era pedido, le tomó varios segundos quitar cada prenda, jugó con la cordura de Yusei, se deleitó al ver la desesperación en los ojos y acciones de su esposo.

Riku hizo que Yusei se recostara en la cama, no sin antes quitar la bandeja del desayuno y colocarla en el suelo, rogándole a su mente que después recordara dónde la había colocado y que no terminara en un desastre.

Con delicadeza recorrió el cuerpo del pálido con sus manos, observando con admiración cómo se contrae cada vez que sus dedos rozaban alguna zona erógena para Yusei.

Acercó sus labios a los rosados y erectos pezones que esperaban ansiosos por él, no los metió en su boca como Yusei deseaba que lo hiciera, simplemente los rozó con su labio inferior obteniendo un suspiro de frustración y excitación de su acompañante.

Riku sonrió ferozmente y lamió uno de ellos.

-Más -Yusei pidió entre grandes
suspiros.

-Recibirás más en unos minutos - Riku prometió.

Yusei se irguió sobre la cama y tomó del rostro a riku, lo besó desesperadamente, como si hubiera algún apuro.

-Tranquilo, bebé. Podemos ir lento- Riku se separó levemente, tratando de recuperar el aire que se le fue arrebatado.

-No me llames como lo haz hecho con las otras personas con las que te acostaste -El pálido advirtió -Preferiría que me llames Yus -Admitió a regañadientes.

-Sé que no te gusta, así que no lo haré. Eventualmente te conseguiré un apodo.

Los pequeños ojos lo miraron, estos estaban brillantes, no con lágrimas, sino con un brillo natural. Le gustó, quería verlo seguido.

Sin despegarse de su contrario acomodó su cuerpo entre los muslos del hombre debajo de él. Su mano descendió lentamente hasta hallar la entrada de Yusei, con precisión y suavidad introdujo el primer dígito en él, besó al castaño para disipar cualquier tipo de malestar que le pudiera causar el ser dilatado.

Las uñas de Yusei se clavaron profundamente en los hombros de Riku, movió sus caderas, indicándole al hombre que ya podía entrar en él.

-Riku...-gimió -Por favor.

Sin esperar a que Yusei volviera a pedírselo tan malditamente caliente como lo hizo, Riku rápidamente colocó una almohada en la espalda baja del contrario. Gimió silenciosamente cuando la cabeza de su polla comenzó a atravesar el anillo de músculos de Yusei. Una vez que logró estar completamente dentro de su amante, movió su cadera lentamente, dando golpes suaves pero precisos, estimulando el punto dulce del pálido.

-Espera -Yusei murmuró.

Riku, quien pensó que lastimó a su contrario o a su bebé, detuvo sus movimientos al instante.

Yusei tomó un poco de aire y empujó al castaño hasta dejarlo sentado sobre la cama, este, sin entender la situación miró con asombro cómo el pálido se colocaba arriba suyo y lo montaba.

Riku lo tomó por las caderas, adaptándose rápidamente a la nueva posición, guió y acompañó los movimientos de Yusei, dándole a ambos el placer que tanto estaban buscando.

Sus piernas se contrajeron, como si electricidad fuera recorriendo las mismas, clavó sus manos en el redondo trasero de Yusei y dio las últimas estocadas hasta que llenó el pequeño cuerpo con su semen.

Riku no se percató hasta dos minutos después que su estómago y parte de su pecho estaban manchados por el espeso semen de su pareja.

-Tan bueno. -Yusei apoyó su sudorosa cabeza en los hombros del castaño.

Rodeó con sus brazos el delicado y embarazado cuerpo de su esposo, hasta poder rescostarlo en la cama y dejarlo descansar apropiadamente.

-No había notado un peso extra hasta este momento -Yusei le dijo con sus ojos entreabiertos.

-Es porque llevas a nuestro bebé - Riku acarició el estómago del castaño con cabellos desordenados.

-Me siento asqueroso por haberle hecho presenciar esto a nuestro hijo. -Yusei escondió su cara con las sábanas.

-No creo que sea consciente.

-De igual manera.

Con una pequeña sonrisa divertida riku se inclinó con la idea de poder besar los labios rojos de Yusei, sin embargo fue interrumpido por el incesante sonido de su teléfono personal.

Con curiosidad, Yusei se destapó para ver cómo Riku contestaba la llamada, al principio su ceño estaba fruncido, como si no supiera el por qué recibía esa llamada, luego el asombro llenó su rostro.

-Olvidé que mi hermana llegaba hoy. - Riku le comunicó una vez la llamada fue finalizada -Tenía que ir a recogerla hace media hora.

Traumada queda la bendi
Jajaj ☝🏻