11🐺
Mark tenía que estar alucinando, el ser frente a ellos sólo aparecía en los cuentos de terror, debía medir más de seis metros de altura y podía tragarlos a ambos sin sudar.
Dian estaba tan sorprendido como él mirando al dragón, se veía tan precioso como letal, el círculo bajo sus pies parpadeó y los dejó libres, Mark aprovechó para jalar a Dian con él y llevarlo a través de los árboles.
Mark siguió corriendo, el dragón hacía sombra sobre ellos volando encima de los árboles, no serían capaces de salir de ahí con vida si no hacían nada respecto al lagarto.
—Separémonos, tendremos más oportunidades de esa forma, entretendré al dragón mientras tú… —Mark se detuvo y lo besó, fue un beso posesivo, como si lo reclamara una vez más.
—No, ni te atrevas a decirlo una vez más, que nos devore a ambos ¿vale? Como mismo no vivirás sin mí, yo no lo haré sin ti —Dian lo miró con pesar.
—Mark, tus padres…
—No me digas que estarán tristes, también tienes padres, mis abuelos estarán… —Mark arrugó la frente—, espera… ¿no es demasiado raro que llame abuelos a mis suegros? —Dian miró arriba y luego empezó a jalarlo.
—Piensa en ello luego, ahora deberíamos escapar.
Mark miró al lugar que dejaron, los arboles alrededor estaban envueltos en una llamarada de fuego.
Vale, definitivamente no era el momento de pensar en cómo le diría a sus abuelos, ahora suegros.
—¿Qué hacemos respecto al dragón? —preguntó, Dian miró la sombra sobre ellos.
—No lo sé, no se me ocurre nada.
—¿Hay forma de que sea razonable? —Dian resopló.
—Yo que sé, no tenía idea de que existieran los dragones, pero teniendo en cuenta que quiere devorarnos o calcinarnos se podría decir que no —Mark miró atrás y se detuvo.
—¿Por qué no regresamos con Antón?
—¿Porque huimos del dragón? —dijo Dian irónicamente apuntando al cielo, Mark no se movió a pesar de que su compañero lo jalara.
—Volvamos.
—¿Por qué? ¿Pensaste en algo?
—Realmente no, sólo que si nos comerá de todas formas quiero estar cerca para intentar llevarlo conmigo.
—¿Hablas en serio?
—Sí.
—No puedo creerlo —murmuró Dian, sin embargo, lo jaló en la dirección opuesta, el dragón siguió quemándolo todo a su paso.
Antón sonrió en cuanto los vio salir del bosque, Mark empujó a su compañero, Dian inevitablemente cayó al suelo sin poder reaccionar a tiempo, Mark aprovechó el momento para ir con Antón y jalarlo con él. El dragón descendió y los llevó a su boca.
—¡Mark!
Mark escuchó la llamada de Dian, pero era demasiado tarde ya se encontraba dentro de la boca del ser legendario que hasta hacía unos momentos estaba extinto.
……
¡No! ¡No! ¡No!
No podía ser cierto, su compañero fue devorado por un cocodrilo gigante con alas. Dian miró al dragón con la furia atravesando sus venas, corrió hacia el dragón e intentó dañarlo con sus garras, cabe decir que fue una tarea estúpida e inútil.
El reptil lo miró y lo mandó a volar con una de sus alas, Dian se sentía un tonto, su compañero… Dian dejó de pensar por un momento y sintió, su conexión estaba presente más fuerte que nunca, eso quería decir que Mark seguía vivo sólo que dentro de un dragón.
La única solución posible era matar al dragón y sacarlo de ahí.
El único problema era averiguar cómo, las escamas del dragon se sentían como acero bajo sus garras.
Antes de que pudiese pensar en algo el dragón bajó su cuello y dejó caer algo de su boca directamente al suelo, Dian abrió los ojos y corrió hacia allí. Mark estaba en el suelo empapado, Dian no quería saber de qué, su camisa estaba un poco disuelta al igual que el final de su pantalón, su cuerpo humeaba y respiraba lentamente, pero estaba vivo.
Dian lo tomó entre sus brazos olvidando que el dragón estaba ahí y lo peinó hacia atrás, las pestañas del chico se removieron, pero no abrió los ojos.
—Vamos, Mark, abre los ojos, por favor —rogó, Mark se quedó inmóvil, Dian hubiese empezado a caer en pánico si no fuese porque su pecho se movía.
Dian cerró los ojos cuando un brillo amenazó con cegarlo, donde estaba el dragón de más de seis metros de altura ahora veía a un muchacho de al menos uno noventa, su pelo era oscuro y brillaba de azul cuando el sol daba directamente sobre él, los ojos amarillos con una franja negra en el medio no dejaban dudar de su identidad.
—Estará bien, sólo dale unas horas, su cuerpo está intentando curarse —dijo el hombre sacudiéndose la ropa, Dian notó que se parecía bastante a lo que él llevaba puesto, pero eso no era lo importante en esta situación.
—Intentaste comerte a mi compañero.
—Sí, siento eso —murmuró con una sonrisa—, como justificación estaba bajo un hechizo y además te lo devolví, no está en su mejor estado, pero es cuestión de tiempo.
—¿De dónde carajo saliste? —gruñó, el dragón achicó los ojos creyéndolo tonto.
—El mago me invocó, estaba con los míos.
—¿Hay más?
—Sí.
—¿Dónde está el mago?
—Me lo comí —dijo frotándose el estómago, Dian arqueó una ceja y el muchacho se encogió de hombros—, mi metabolismo es rápido.
—Por Dios, que asco.
—Lo sé, los magos no tienen buen sabor y los lobos apestan.
—¿Por eso lo…?
—No, a pesar de que apestan se pueden comer, tu compañero tiene una línea sanguínea que me interesa —Dian lo miró con recelo acercando a Mark un poco más.
—¿Qué?
—Mi compañero está ahí —dijo apuntando a Mark.
—¿Dónde?
—No lo sé, a donde quiera que vayan, iré con ustedes.
—Oh, no, definitivamente no, intentaste comernos, de hecho, te comiste a mi compañero —gruñó, el dragón sonrió.
—Él está bien —señaló.
—Aún así, no te llevaré conmigo, no sé de dónde saliste, si te llevo a mi manada podrías comerlos a todos.
—Me pondré una restricción.
—¿Eso de que sirve?
—Los dragones también tenemos magia, me haré cenizas si intento hacer algo contra tu manada o cualquier lobo —el dragón fue envuelto en una luz tenue y un pequeño símbolo del fuego se grabó bajo su ojo derecho.
—¿Eso es magia?
—Sí, ahora llévame a tu manada.
Dian no estaba de acuerdo en ir con él, pero había escuchado sobre las restricciones de los magos, definitivamente no confiaba en el dragón, pero la magia que utilizó era una historia diferente.
Dian cargó a Mark en su espalda y comenzó a caminar, el dragón lo siguió mirando a su alrededor con curiosidad, apagó algunas llamas activas y preguntó sobre algunas cosas.
—Vaya, la última vez que estuve aquí las cosas no eran así —Dian entrecerró los ojos, ahora mismo lo único que se veían eran los árboles.
—¿Cuándo fue eso?
—Hace aproximadamente un milenio —Dian dejó de caminar y se obligó a preguntar.
—¿Cuál es tu edad?
El dragón se encogió de hombros y siguió caminando.
—¿Mil quinientos o mil seiscientos? No lo sé, no recuerdo.
—Oh, joder, nunca escuché sobre dragones.
—Fuimos cazados por los humanos y obligados a mantenernos lejos, espero que cambiaran un poco —Dian bufó, teniendo en cuenta la que se había librado al saber de los cambia-formas la respuesta era simple.
—No mucho, siguen igual de estúpidos.
—¿Cómo se llaman?
—Mark es a quien intentaste comerte, yo soy Dian —el dragón pensó por un momento luego sus ojos amarillos se iluminaron.
—Pueden llamarme Mills, no creo que puedan decir mi nombre dragón.
—¿Ustedes no tienen compañeros entre los de su especie?
—Sí, sin embargo, el mío es una excepción, sólo le sucede a uno de cada mil dragones
—Supongo que fuiste el desafortunado.
—Supones bien.
—Entonces, tu pareja es un lobo.
—Sí, es de su línea sanguínea —dijo apuntando a Mark—. ¿Quiénes no tienen pareja de sus familiares?
Dian lo pensó, definitivamente no le gustaba que uno de sus sobrinos se emparejara con este ser.
—¿Alfas u omegas?
—Eso no importa, los dragones no tienen rango.
—Bueno, ninguno de mis tres sobrinos tiene pareja.
—No es de tu línea sanguínea —murmuró el dragón confundido.
—Ellos no son sobrinos de sangre.
—¿Y cómo son?
—No les harás daño ¿verdad? —Mills negó—. ¿Tampoco intentarás llevártelo a donde quiera que estén los dragones?
—No, ya no formo parte del nido una vez salgo de ahí, es un tabú venir aquí con los humanos —por alguna extraña razón Dian le creyó y siguió adelante.
—Son dos Alfas y un Omega.
—¿Alguien más a parte de ellos?
—No, así que debe ser uno de ellos —el dragón sonrió.
—No importa cuál sea, lo cuidaré.
—Si les haces daño…
—No hace falta la amenaza, hace más de un milenio que quiero un compañero, ¿crees que no cuidaría de él al tenerlo?
—No conozco a tu especie —gruñó Dian acercándose al auto, Mills se detuvo en seco y miró con horror.
—¿Qué rayos es eso?
—Un auto.
—¿Un qué?
Dios, le esperaba un largo camino.
……
Mark abrió los ojos y se sentó sobre el colchón, sus movimientos fueron lentos, su cuerpo estaba bastante dolorido y ahora que se veía, desnudo.
Se cubrió con la sábana y miró alrededor, definitivamente recordaba ser tragado por un dragón, ¿cómo llegó a su habitación? ¿El cielo era así?
Mark notó al cambia-formas a su lado y gimió, si él estaba muerto quería decir que Dian también lo estaba ya que le acompañaba.
—¡Maldito idiota! ¿Intenté salvarte la vida y también te dejaste devorar? —ruñó golpeándole el hombro, Dian despertó y con un movimiento lo acorraló contra el colchón, sus muñecas quedaron presas por una de sus manos, sus ojos completamente dorados lo miraron.
—Nunca en tu vida hagas eso otra vez, me diste un susto de muerte —gruñó metiéndose entre sus piernas, Mark notó que también estaba desnudo.
—¿No estoy muerto? —murmuró rozándose contra él, la entrepierna de Dian le dio la respuesta que tanto quería.
—No, estás vivo y espero que te quedes así por mucho tiempo —Mark lo acercó aún más rodeándole la cadera con las piernas.
—¿Cómo es posible?
—Tu idea suicida fue un buen plan, Antón terminó en el estómago del dragón y pudo recuperar la conciencia.
—¿No me digas? —jadeó—. ¿Luego le dijiste que me vomitara y como un buen dragón lo hizo? —Mark acarició su erección lentamente, Dian cerró los ojos y gruñó.
—No exactamente.
—Entonces, ¿cómo? —Dian abrió los ojos y bajó para besarlo, fue un beso brusco que incluía colmillos, su compañero estaba deseoso por reclamarlo.
—¿Tenemos que hablarlo ahora?
—Sí —dijo deteniendo su mano, Dian bufó.
—Resulta que los cambia-formas dragón existen, el dragón que te comió es un chico de tu tamaño.
—¿Qué?
—Te salvaste esta vez porque uno de tus primos es su compañero, la próxima no habrá tanta suerte, así que por favor…
—¿Cuál de los tres? —preguntó reanudando el movimiento de su mano, Dian se estremeció.
—Adivina.
—¿Kyle?
—No, alguien con quien no lo tendrá muy fácil.
—¿Ross?
—Uhhu…
—Tengo que conocerlo —Dian le gruñó enseñando los colmillos.
—No hablamos de otro hombre mientras estamos a punto de tener sexo.
—Creo que puedo esperar un poco —dijo con una sonrisa, Dian besó la piel donde iría su marca.
—Más te vale.
Dian siguió bajando, besos suaves fueron dejados sobre su pecho, su lengua jugó con los pezones y finalmente los mordió, Mark gimió deseando más toques, deseaba ser suyo.
Su compañero bajó por sus abdominales y metió la lengua en su ombligo, por suerte no se detuvo mucho tiempo ahí, siguió bajando por el fino vello debajo de su ombligo hasta llegar a su polla.
Dian lo tomó sin consideración alguna y Mark se dejó hacer todo lo que quisiera, después de todo este era su compañero.
No importa lo que Dian quisiera, Mark estaría ahí para dárselo.
FIN
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