10🐺
Dian volvió a su caparazón de siempre, ahora estaba peor, ni siquiera le dirigía la palabra desde el incidente, y de eso ya eran dos días, Mark se despidió de su familia y prometió volver en una semana, si no encontraban al mago dentro de ese tiempo volverían.
Su compañero aceleró cuando le dijo que siguiera todo recto, el mago llevaba una ventaja de un mes después de todo.
Mark mordió su labio inferior y no aguantó más.
—Dian, háblame.
—¿Qué quieres que te diga? —Mark suspiró.
—Siento que estás más lejos que nunca y eso es decir mucho —Mark intentó tocarle el brazo y Dian evitó su toque separándose más—. No me rechaces.
Dian lo miró exasperado.
—¿Qué quieres de mí? —Mark se enojó, no podía ser que esto estuviese ocurriendo.
—Tuvimos sexo, no me marcaste, pero pensé que fue especial de alguna forma.
—Olvídate de eso, Mark, no volverá a suceder —gruñó su compañero, Mark lo miró con sorpresa.
—¿Qué?
—Es lo mejor —murmuró, Mark no pudo evitar el gruñido que salió de su boca.
—Eres un cobarde.
—No lo niego.
—Ya veo, sólo querías acostarte conmigo, bien hecho, Dian.
—Sabes que no es así —Mark lo sabía, sólo buscaba una reacción de este hombre, pero no conseguía absolutamente nada de su parte.
—No sé nada, no te conozco, no eres quien pensé que eras.
—Mark …
—Sabía que estar junto a ti me traería más desgracias —Dian dio un golpe en el volante y lo miró enojado.
—Me haces el cambia-formas más feliz del mundo, pero no quiero hacerte daño —Mark gruñó.
—Me haces daño cada vez que abres la boca, me dañas haciendo esto.
—Intenté matarte —murmuró entre dientes.
—Pensé que ya habíamos aclarado ese punto.
—Sí, está aclarado, me alejaré de ti lo más que pueda —Mark apretó la mandíbula y miró hacia la ventanilla, alrededor sólo había árboles y oscuridad.
—Detén el auto.
—Mark.
—Pisa el freno o me tiraré de aquí —Dian apretó los dedos alrededor del volante.
—Eso no te matará
—Pero hará daño y dolerá.
—Bien —Dian salió de la carretera y se estacionó muy cerca del bosque, Mark bajó del auto, dio la vuelta y sacó a Dian de su lugar—. ¿Qué haces?
Mark lo jaló hacia el bosque, lo suficientemente adentro y lo acorraló contra un árbol, Dian se estremeció con el impacto.
—No te alejarás de mí, no permitiré que pase, eres mi compañero, mi otra mitad, no puedes irte ahora —los ojos de Dian se tornaron dorados.
—¿Qué haré cuando te mate? ¡Dime! ¿Crees que podré vivir con esa culpa?
—¡No vas a matarme! Te lo dije.
Mark lo besó profundamente luego de gritarle, este hombre era demasiado terco, Dian se resistió por unos momentos a su toque, pero luego cedió poco a poco, sus manos le rodearon el cuello y su boca se abrió para él, Mark utilizó la lengua para acariciar la contraria y rasgó su camisa, Dian se separó jadeando.
—¿Qué crees que haces?
—Voy a tenerte aquí y ahora, voy a marcarte Dian ¿Hay algún problema con eso? —gruñó en su oído, Dian suspiró.
—No.
Mark desabrochó el pantalón y se lo quitó, Dian estaba nervioso, pero no hizo nada para alejarse.
—Odio hacer esto aquí, no voy a poder darte esto como te lo mereces —gruñó acariciando su erección.
Dian suspiró.
—Esta apenas será mi primera vez de esta forma, tendremos más.
Mark sonrió y lo besó de nuevo, fue bajando por su cuello, besó cada cicatriz con paciencia, lamió los pezones y mordisqueó uno de ellos.
Dian dejó salir un gruñido y se frotó contra su pantalón, Mark desabrochó la ofensiva prenda que evitaba el roce placentero y finalmente pudo acariciar ambas erecciones a la misma vez.
Dian arañó su espalda y lo jaló más cerca.
—Dime que me quieres, Dian, necesito escucharlo.
—Te quiero, Mark, por favor…
Mark mojó dos de sus dedos y sin dejar de acariciar su polla los llevó a su entrada, Dian aguantó la respiración al sentir la yema de su dedo acariciando los músculos alrededor.
Mark bajó nuevamente a besar sus labios mientras deslizaba lentamente un dedo en su interior, Dian mordió su labio inferior y probó la sangre.
—No me dejes, Dian, te necesito conmigo, por favor —murmuró utilizando un segundo dedo, Dian gimoteó cuando tocó ese lugar.
—No te dejaré, ya no, así que por favor…
Mark ignoró todo lo que le rodeaba, lo único importante era su compañero, el placer que podría darle, lo apoyó en el árbol e hizo que Dian lo abrazara con las piernas, sus brazos le rodearon el cuello y los dedos agarraron su cabello.
se acomodó todo lo que podía tratando de hacer las cosas cómodas para Dian, pero su compañero no estaba incómodo, sólo deseaba más.
Mark no se negaría al deseo de su compañero nunca, sin perder más tiempo se deslizó en su interior, al principio presentó un poco de resistencia, pero Mark acabó con ella frotando su erección y repartiendo besos por todo su rostro.
Dian respiró profundamente cuando lo tuvo por completo en su interior, sus piernas se aferraron con fuerza a su cadera.
—Creo que no fue tan difícil —murmuró entre dientes, Mark lo besó profundamente y luego mordisqueó su cuello, el lugar donde se supone iría su marca.
—¿Puedo marcarte?
—¿Se quedará? —la voz de Dian se escuchaba temerosa, por lo que Mark besó su frente tratando de transmitir todo lo que sentía por él.
—Lo hará.
—Entonces sí.
—No podrás negarme de nuevo, esta vez será para siempre —los ojos de Dian regresaron al dorado.
—Hazlo.
Mark suspiró aliviado y comenzó a moverse, Dian lo arañó donde quiera que sus manos se movieron, a Mark no podía importarle menos, mordió su labio inferior, encajó un colmillo y probó su sangre, no podía esperar a marcarlo de una vez por todas.
Dian gimió agarrándolo del pelo y besándolo, Mark lamió su oreja y mordisqueó el contorno de su mandíbula mientras se movía más rápido, sus embestidas rozaban directamente el punto de Dian teniendo en cuenta el volumen de sus gemidos.
Mark no supo cuánto tiempo duró, sólo que lo último que hizo fue morderlo, por fin su compañero sería suyo de una vez por todas.
……
Dian abrió los ojos y su mano se fue rápidamente a comprobar lo que estaba sintiendo, después de unas cuantas horas su cuerpo había cicatrizado casi por completo la mordida, pero definitivamente no se borraría.
Era permanente y podía sentir el lazo sin problema.
Las emociones de su compañero llegaban a él, era extraño y tranquilizante a la misma vez, Mark estaba satisfecho y un pelín contento por no decir demasiado.
—¿Cómo te sientes? —Dian se acomodó y frotó su cuello.
—¿Cuánto dormí?
—Dos horas.
—Me siento bien, pero eso puedes sentirlo, ¿verdad? —Mark sonrió con altanería.
—Estoy feliz de comprobar que no te arrepientes.
—¿Por qué no se quedó antes? —su compañero dudó por un momento antes de contestar.
— …Papá me explicó que inconscientemente rechazaste la marca —Dian se paralizó, nunca pensó en esa posibilidad, eso lo hizo sentirse peor consigo mismo, rechazar la marca de su compañero iba un poco más allá.
—Yo…
—Está bien, Dian, esta vez se quedó, no importa la anterior, yo tampoco hice las cosas fáciles marcándote a la fuerza.
—Lo siento —Mark lo tomó de la mano y dejó un beso en el dorso.
—Te amo.
—También te amo —murmuró, Dian pudo sentir la tranquilidad de Mark a través del vínculo—. ¿Qué tan cerca estamos?
—Al menos quince kilómetros más y es un mago muerto.
—Hay que tener cuidado —Mark gruñó, sus ojos se tiñeron de dorado.
—Lo sé, no caeré de nuevo en una trampa mágica.
—Eres tan increíble que a veces no puedo creer que seas mi alma gemela —Mark lo miró con una ceja arqueada, luego suspiró y volvió a ver el camino.
—Tu también eres increíble, Dian.
—Lo único increíble que tengo eres tú.
—Odio que tengas una opinión tan baja sobre ti, ¿eras así antes de que te capturaran? —Dian ni siquiera recordaba como era antes de todo eso.
—No lo sé, pero es más de lo que vas a escuchar siempre, Mark, mi trastorno…
—Ya calla, tienes mi marca, no hay marcha atrás, luego de terminar con este mago iremos a casa y me marcarás, quiero que todos sepan que soy tuyo.
—También quiero que lo sepan —Mark asintió y detuvo el auto cerca del bosque, luego apuntó con un dedo.
—Llegamos, está a cincuenta metros al oeste.
—Muy bien, vamos a por ese mago
Ambos bajaron y corrieron a través del bosque teniendo cuidado con cualquier cosa sospechosa, era extraño que no hubiese trampas alrededor de absolutamente nada.
Dian se detuvo cuando Mark lo hizo, su compañero cerró los ojos y aspiró, luego empezó a correr otra vez. No pasó demasiado tiempo cuando pudieron ver al mago frente a ellos, Antón estaba sobre una gran piedra con un libro enorme en las manos.
Dian intentó moverse, eso no era correcto del todo, Dian intentó transmutar a su piel animal, pero no podía hacerlo, sus movimientos se limitaban a respirar y hablar, por lo que veía de Mark estaba en la misma situación.
—No me dejaron opción, mi intención era desaparecer, pero Orión no me deja en paz —Mark le enseñó los caninos al mago.
—Mi padre te lo advirtió, no debiste intentar nada contra nuestra familia.
—Sólo quería al mago, ustedes complicaron las cosas.
—¡Intentaste matar a mi padre! —Antón suspiró viéndose realmente abatido.
—Es una pena que sea tan resistente, de haber muerto, tu padre no tendría esperanza, Orión no es nada sin él.
—Te haré pedazos.
—No, yo los haré pedazos antes de irme, será un regalo para tus padres.
Dian al fin pudo ver donde estaban exactamente, en el suelo había un círculo mágico, era tenue, pero evidentemente cumplía con su función.
Antón comenzó a ojear el libro, pero no parecía encontrar lo que buscaba, mientras comenzó a hablar nuevamente.
—Con Erwan en mi poder hubiese podido hacer lo que quería.
—Lo utilizabas para matar humanos e intentaste quitarle su magia —Antón hizo una mueca.
—Es un pecado que sea tan poderoso y no utilice su magia.
—No la utiliza por tu culpa —Antón se carcajeó mirando a Mark.
—¿De verdad crees que es tan inocente como se pinta? Él disfrutaba matando humanos.
—No, ese eres tú.
—Todos somos iguales, sino pregúntale a él —Dian se tensó un poco cuando lo apuntó—, si lloró por cada humano que mató, la guerra duró cinco años.
—No sigas empujando tu forma de pensar a los demás, maldito psicópata.
—Ese lobo te engañó —dijo con una sonrisa.
Dian pudo sentir la confusión de Mark a través del vínculo y por eso quería destrozar a ese mago con sus propias garras, pero no podía moverse ni un centímetro.
—¿Qué?
—¿Qué te dijo que les pasó a los humanos que lo capturaron?
—Cállate —masculló, Mark lo miró sorprendido, Dian no quería que supiera sobre ello.
—Mientras estén bajo mi poder sé todo sobre ustedes ¿No quieres saberlo? —para su sorpresa Mark resopló.
—No, no quiero saberlo — a Antón no le importó su respuesta.
—Los torturó durante días y lo disfrutó, eso no lo hace diferente de mi —murmuró Antón regresando al libro, Dian se sentía impotente, una acción por la que se avergonzaba salió a la luz, Mark no dijo nada sobre la reciente confesión.
—¿Qué está haciendo? —murmuró Mark.
Dian tragó al ver al mago leer algunas palabras de su libro, el círculo mágico comenzó a brillar de azul fuerte.
Dian maldijo a este estúpido mago cuando algo comenzó a materializarse, el humo era del mismo color del círculo y lo hizo tener un mal presentimiento, Antón comenzó a recitar algo diferente y el humo comenzó a tomar forma.
Las escamas verdeazules brillaban con la luz del sol, las alas se extendieron y abrió la boca dejando ver gigantescos dientes, sus ojos amarillos parecidos a los de un reptil estaban llenos de enojo. La sangre de Dian se heló cuando Antón le dio una orden directa.
—Devóralos —gruñó apuntándoles, Mark lo miró horrorizado.
—¿Eso es lo que creo que es?
—Sí, parece un dragón.
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