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9🍃

Preston entró a su cuarto luego de correr por horas, su parte animal lo necesitaba, así que decidió ir con su familia, Erwan se había quedado sobre la hierba mirándole correr, pero luego se había rendido y le dijo que iría a dormir.

Preston quiso ir con él, pero una mano en su hocico lo detuvo, Erwan le dijo que se divirtiera, que él lo esperaría en su cama, Dios maldito, eso se escuchó realmente bien.

Erwan se giró dejando caer la sábana que lo cubría, el mago se fue a dormir sólo con un bóxer blanco y la mordida relucía en su cuello, Preston estaba orgulloso.

Gateó por la cama y lamió la cicatriz, en dos días se había curado por completo, Erwan gimió y deslizó los dedos por su cabello.  

—¿Ya te sientes mejor?

—Perfecto —murmuró dejando un pico en sus labios, Erwan se giró dejándolo a él con la espalda sobre el colchón. Las piernas del mago se acomodaron a cada lado.

Erwan ronroneó en su oído y lamió la concha de su oreja, Preston gimió y alzó las caderas como reflejo.

—Mmm… ¿tienes energía aún?

—¿Para qué?

—Si tienes que preguntarlo estoy haciendo algo mal —el mago siguió besando su cuello.

—Yo…

—¿Alguna vez estuviste abajo cachorro? —Preston lo miró, su mago parecía más que ansioso.

—No, mi Alfa nunca se ha sometido —Erwan bajó de sus piernas y le sonrió.

—¿Crees que yo pueda?

—Erwan, puedo hacerte daño.

—Tengo mis trucos — murmuró enseñándole dos juegos de esposas de plata, alrededor del aro estaban cubiertas con tela, Preston sospechaba que Erwan lo había pensado mucho.

—¿Esposas?

—Sólo por si acaso —murmuró colocándole una en la muñeca derecha y el otro lado lo cerró en el medio de la cabecera de la cama, su otra mano se quedó sin restricción. Preston jaló tentativamente.

—¿Sólo una? —Erwan se lamió los labios y con un dedo en el aro del grillete lo levantó para él.

—Justo cuando termine con lo que tengo pensado para ti, colocaré esta.

Preston tragó con nerviosismo, pero su polla se irguió como respuesta, su mago pudo notarlo en todo su esplendor ya que estaba completamente desnudo. Erwan dejó los grilletes sobre la mesa de noche y buscó lubricante en el cajón.

—Colócate sobre tus rodillas cachorro —Preston lo hizo sin rechistar y Erwan se colocó detrás de él, era vergonzoso, pero lo olvidó todo cuando su mago tocó su agujero expuesto con un dedo mojado—. Entonces, ¿nadie ha estado aquí?

—No —gruñó extendiendo los colmillos, esto no iba bien—. Erwan, no es una buena idea.

—Yo creo que sí, el problema es que este cachorro está ansioso —murmuró agarrando sus nalgas y exponiéndolo más. Preston cerró los ojos cuando el rubor se extendió por su cara.

Erwan metió un dedo lentamente, fue algo desagradable y doloroso por lo que no pudo evitar gruñir, el mago se burló, sacó el dedo y lamió.

—¡Maldita sea! ¿Qué crees que haces?

—Estoy preparándote —murmuró lamiendo y mordisqueando alrededor, Preston gimoteó como un cachorro cuando la punta de su lengua intentó abrirlo—. Te dije que sólo estabas ansioso —Preston pudo sentir su aliento sobre él y dejó caer la cabeza a la almohada.

Erwan no le dio tregua, utilizó un dedo lubricado y recorrió todo el anillo de nervios, cuando estuvo lo suficientemente relajado metió la punta experimentalmente y utilizó la lengua otra vez. Preston no lo aguantó más y se derramó sobre la cama en un gimoteo.

—Joder, deja de jugar conmigo —gruñó, Erwan deslizó el dedo hasta el nudillo y luego lo sacó otra vez, Preston encajó las garras en el colchón.

—Esto lleva paciencia, cachorro —esta vez fueron dos dedos los que lo abrieron expertamente, abriéndose y cerrándose. Preston se arqueó y se contrajo cuando tocó algo que casi lo hace explotar otra vez—. Relájate, chico —Preston respiró profundamente y abrió las piernas para él. El mago le mordió una nalga haciéndolo gruñir—. Sobre tu espalda.

—Sólo hazlo.

—Preston, soy yo quien estoy a cargo, ahora gírate —el tono demandante fue excitante de alguna forma y lo hizo obedecer. Erwan colocó el grillete en su muñeca libre y se metió entre sus piernas—. Cuando esté seguro de que no me harás daño las quitaré —dijo el mago mordisqueando su cuello, bajó a sus pezones, sus dedos siguieron trabajando en la parte baja de su cuerpo.

Erwan lo besó profundamente y Preston se hizo una pequeña herida en la lengua con uno de los colmillos, el mago gimió probando la sangre y sacó sus dedos. Preston gimió cuando se deslizó en su interior, lentamente, les hizo presión a las esposas, pero no hubo ningún resultado favorable para eso, enredó las piernas alrededor del mago y se dejó llevar.

Sus manos picaban con el deseo de tocarlo y los colmillos hormigueaban con la intención de clavarse en su cuello otra vez. Erwan se impulsó hacia él y acarició su miembro rígido, Preston lloriqueó.

—Quítame esto, mago —Erwan lo penetró profundamente con una sonrisa petulante, Preston gimió.

—¿Estás seguro? —Preston se arqueó e hizo presión con sus piernas —. Bien —aceptó tocando los aros y abriéndolos.

Preston lo tomó del pelo y juntó ambas bocas, la lengua del mago lo recorrió sin pudor alguno y con un movimiento hizo que quedara debajo.

Erwan lo agarró de las caderas y pellizcó un pezón.

—Vamos, cachorro, muévete para mí —pidió el mago acariciando su polla, Preston apoyó las rodillas, subió y se dejó caer, el gemido fue ensordecedor, su próstata fue estimulada directamente.

Preston siguió moviéndose con las manos de su mago estimulándolo por todos lados, sólo hizo falta un leve estrujón en sus bolas para derramarse sobre el pecho de Erwan.

El mago lo embistió dos veces más y se corrió en su interior, no sin antes tomarlo del cuello y dejar una pequeña molestia.

Su cuello escoció, Preston tocó y respiró pesadamente, no sabía que rayos estaba pasando, pero su mago se veía orgulloso.

—Ahora todos sabrán que me perteneces —Preston se levantó e ignoró el líquido viscoso derramándose de su interior para pararse frente al espejo y ver su cuello.

Un patrón parecido al de su mago le rodeaba el cuello en cuatro colores distintos, rojo, azul, marrón y verde, no era demasiado grande, sólo tomaba cuatro líneas finas enlazadas unas con otras alrededor, era como si tuviese un collar.

Erwan se colocó detrás y lo acarició, sus miradas se encontraron a través del espejo.

—No puedo morderte, por lo que pensé en una forma de marcarte, si te molesta puedo quitarla —murmuró, Preston se giró hacia él y colocó los brazos alrededor de su cuello.

—Es diferente, pero me gusta, gracias —entonces Preston notó la humedad entre sus muslos y gruñó—. Necesito un baño.

……

Erwan salió con Preston luego de una larga ducha, todos estaban a la mesa desayunando así que ambos se sentaron, Orión miró a su hijo y arqueó una ceja viendo el patrón, Preston sonrió orgulloso.

—Ya era hora de que este mago hiciera algo —murmuró, Preston le gruñó.

—Eh.

—¿No les molesta que tenga una marca mágica? —preguntó Erwan tomando una galleta con mantequilla y llevándola a su boca, Ritz hizo una mueca.

—Eres un mago, por lo que Preston ya huele a magia, hay que acostumbrarse —Preston sonrió escondiendo su cara, pero se notó, todos desayunaron en silencio.

Por lo que podía notar todos los lobos estaban contentos, correr les hizo bien, sobre todo a Ritz quien siempre estaba gruñéndole.

En cuanto terminaron se pusieron en pie y Preston le dio un beso en la mejilla. Ritz y Orión miraron hacia la ventana enseñando los colmillos y Erwan empujó a Preston a un lado antes de que el círculo mágico apareciera a sus pies, el concejo siempre utilizaba los mismos trucos, se escondían hasta que no podían más y luego lo inmovilizaban con el poder de varios magos, nunca se enfrentaban a él directamente.

Preston miró el círculo mágico bajo sus pies en estado de pánico, Erwan debió saberlo mejor, ellos no lo dejarían libre, permitirse un momento de felicidad estuvo mal. Gracias a ello Preston y toda su familia estaría en peligro.

La fuerza de gravedad de la magia lo obligó a apoyar una rodilla en el suelo, Preston intentó acercarse, pero Ritz lo detuvo colocándose frente a él. Erwan vio las puertas abrirse y tres magos pasar por ellas, Orión se colocó frente a él evitando estratégicamente el círculo.

—Debo decir que entrar de esa forma es descortés —mencionó como si no estuviesen invitados al desayuno, el principal mago, Antón, habló.

—Descortés es refugiar a un proscrito bajo nuestras narices, fue estúpido pensar que no vendríamos —luego miró hacia él achicando los ojos—, tú mejor que nadie lo sabes, sabes cuál es tu destino.

—El mago no se moverá de aquí, es el compañero de mi hijo, ya sabes las reglas.

—Lo siento, Orión, pero esas reglas no se aplican a Erwan Witalis, si el proscrito no está con el concejo, está contra él y no puedo permitirlo.

—El mago no hará nada contra ustedes.

—Me temo que es una amenaza, sólo para mantenerlo ahí estoy usando a treinta de mis magos, alguien tan poderoso sin correa es un peligro.

Erwan sabía que este sería el desenlace, Orión era poderoso, pero no podía contra tres magos del concejo y mucho menos si tenían tanto respaldo fuera, matarlos tampoco solucionaba el problema.

—No me queréis de enemigo.

—Preferimos tenerte a ti que a él.

—¿Cuántos de esos magos que están ahí fuera pueden venir a socorrerte antes de que acabe contigo? —le gruñó, el mago dio un paso al frente y Ritz se separó de su hijo y puso frente a él.

—Orión, no puedes evitar esto.

—Para llevártelo tendrás que pasar por mí y mi compañero —el mago lo ignoró y lo miró a él.

—Erwan, piensa en lo que estás haciendo ¿quieres provocar otra guerra? Habrá muchos afectados —luego apuntó a Preston—, y él podría ser uno de ellos.

—No amenaces a mi hijo.

Antón se echó a reír mirando a Ritz.

—Tu hijo debería saber lo que es bueno para él, no nos importa lo que suceda con él, sólo el mago.

—Jodido hijo de puta —gruñó Ritz antes de ser un lobo rojo del mismo tamaño que sus hijos, Orión suspiró.

—No debiste amenazar a nuestro hijo —Ritz saltó hacia uno de los magos a su lado evitando un hechizo, sus dientes se clavaron en el cuello del hombre sin que pudiese hacer nada y luego le enseñó los dientes ensangrentados a Antón como amenaza.

—Nos iremos, pero terminarás viniendo a nosotros —murmuró antes de salir, el otro lo siguió arrastrando al mago caído.

Erwan se pudo poner de pie cuando el círculo desapareció, Preston lo abrazó con fuerza y Ritz pasó la cabeza por las piernas de su hijo como consuelo, Preston le acarició la cabeza.

—Gracias, Pá —luego Ritz le miró a él y le rozó con el hocico antes de irse, fue un gesto disimulado de apoyo que agradeció.

—Preston —Preston lo agarró de la camisa y gruñó.

—No, no te irás con ellos, no sabemos qué quieren.

—Cuando no me ponga a su servicio me matará, pero los dejará a ustedes en paz.

—Eso no lo sabes —refutó.

—Sólo me quieren a mí.

—Pues van a tener que luchar para conseguirte porque ya eres parte de la familia —dijo Orión levantando una ceja, Erwan negó.

—No hagan esto más difícil.

—Mago, eres mi compañero, no puedes irte con ellos —Erwan dio un paso atrás y se peinó con exasperación.

—Tus padres no podrán con todos ellos, se harán enemigos del concejo mágico por mi culpa.

—¿Y qué? —preguntó Marcus con una sonrisa—. Siempre he querido morderles el culo a esos magos presuntuosos —Milo se carcajeó y a todos sus hijos le brillaron los ojos con emoción.

—¿También ustedes? ¿No tienen sentido de la razón?

—Morderemos a un par de magos y luego todo habrá acabado en un abrir y cerrar de ojos, me pido al bocazas —Orión gruñó. 

—No, ese cabrón es mío.

Vaya familia en la que había caído, ni el mismísimo concejo con una treintena de magos les hacía retroceder y Erwan sólo podía esperar porque tuviesen la razón.

Los magos no eran muy conocidos por quedarse esperando mientras podían jugar sucio y Antón no era el líder gracias a su diplomacia.

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