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Preston siguió ignorando al mago a su lado, aunque su lobo estuviese gimoteando por acercarse. Su lado animal no comprendía lo que su compañero hizo con él, era indudablemente una traición, hacia los lobos y su propio compañero.
Erwan se vio arrepentido después de hacerlo, pero no lo arregló, sólo dijo cosas disparatadas como que era un seguro de vida porque realmente no confiaba en el Rey.
Joder, no le preocupaba Orión, él sólo se reiría hasta no poder más, pero Ritz era otra historia, su padre era tremendamente sobreprotector con sus crías.
—Preston, dime que entiendes por qué lo hice —murmuró Erwan mirándolo con culpa, Preston no lo haría sentir bien, no le diría algo así porque nunca se perdonaría hacerle daño a su compañero y él lo hizo sin pensarlo siquiera.
—Puedes irte al infierno —maldijo, estaba enojado y quería que lo supiera, el muy hijo de puta se escapó, robó y ahora tenía una atadura, en serio, ¿podía ponerse peor?
Erwan pasó sus dedos a través de su pelo y acarició, afortunadamente Preston no era un cambia-formas felino o hubiese ronroneado como todo un estúpido.
—Te prometo que lo quitaré cuando vea que estoy en terreno seguro.
Preston no respondió, en cambio dio un frenazo antes de caer en una trampa hecha por los magos al otro lado de la carretera, siete de ellos, uno al lado del otro como si no estuviesen en una carretera principal, sus manos alumbraban con el mismo símbolo mágico en el suelo, en el que casi les atrapan.
—Ni siquiera llegarás a terreno seguro —gruñó viendo a los magos caminar hacia ellos formando un círculo, un hechizo de inmovilización los atrapó.
Preston maldijo, con el maldito lazo no podía ir a su forma lobuna, así que no sería de mucha ayuda.
—Yo…
Erwan se calló mirando al frente así que él también lo hizo, Preston suspiró aliviado ante lo que veía, un lobo gris con rojo al que conocía desde pequeño corrió hacia los magos del frente, luego arremetió contra dos de la orilla rompiendo el hechizo de inmovilización.
Preston abrió la puerta trasera del auto y el lobo saltó, cuando llegó al asiento ya era un rubio de uno ochenta y cinco de ojos grises.
—Conduce — gruñó.
Preston pisó el acelerador y salió de ahí a la máxima velocidad posible. Erwan se giró mirando a su hermano, su mirada se volvió algo curiosa y rezó para que eso no fuese excitación.
—No sabía que el mago era tan atractivo, sino hubiese ido yo mismo a traerlo.
Erwan sonrió y Preston miró a su hermano por el espejo retrovisor con los ojos dorados y colmillos alargados con un gruñido, Mark suspiró.
No era un reto, Mark lo comprendió, si no fuese importante le habría dado vía libre a coquetear con él.
—Hay ropa en mi maleta —murmuró, Mark comenzó a vestirse mientras lo veía con curiosidad —. No es que no esté agradecido, Mark, pero ¿Qué haces aquí?
—Pá me envió.
—Le dije que no hacía falta —gruñó, Mark se encogió de hombros.
—Supo que tendrías problemas.
—¿Cómo?
—¿En serio lo preguntas? — cuestionó con una pregunta sardónica.
Ritz y Orión compartían poder, por lo que tenían más o menos las mismas habilidades. De pronto su hermano gruñó mirando fijamente su cuello.
—¿Qué carajo es eso? —Preston frenó y abrió la boca para explicarlo, pero ya su hermano tenía las garras en el cuello del mago y lo presionaba contra el asiento.
Preston sabía que Erwan podía sacárselo de encima y hasta dormirlo con sólo un toque, pero no se movió. Colocó una mano sobre la de su hermano y él escondió las garras mirando al mago con desconfianza, él también lo haría si la situación fuese al revés.
—Bueno… necesitaba que confiara en nosotros, por lo que le di un seguro de vida —Mark negó y se tiró al asiento mirándolo con incredulidad.
—Vas a tener que mejorar la excusa tan patética para que papá no lo mate —Preston tragó, Ritz no estaría muy feliz con ver esto.
—¿Cómo es que pueden notar el lazo? Los cambia-formas no pueden hacer eso.
—¿De quién piensas que somos hijos? No somos cambia-formas normales, ni siquiera nuestro nacimiento lo fue —dijo su hermano sarcásticamente.
Preston comenzó a conducir nuevamente, este mago se llevaría una sorpresa en cuanto los viera, el lazo de sus padres era tan especial que podían procrear siendo Alfas, nadie lo creía hasta que lo veían, así que ni siquiera se molestaban en explicarlo.
Llegar a la manada no tomó más de diez minutos, los tres bajaron y Preston subió los escalones deseando que Ritz estuviese en alguna otra parte, no ahí, donde podía ver su situación y atacar a su compañero.
Maldito mago, Erwan sólo complicaba las cosas más fáciles.
Caminó sin incidentes por el pasillo principal y llegó al salón sin ver a Ritz, Orión sonrió en cuanto atravesaron las puertas y se quedó mirando al mago.
—Preston, sabía que podías —murmuró mirando con curiosidad al mago, luego miró su cuello y frunció el ceño—. Oh, querido, esto no es bueno, tu padre viene en camino —Erwan miró confundido y Preston tragó en cuanto Ritz entró por la otra puerta en la sala.
—Me alegra que estés bien — dijo Ritz envolviéndolo en un abrazo como siempre hacía con ellos cuando venían de una misión, ni siquiera su hermano podía negarse a algo tan confortante como olisquear el relajante aroma de su padre al volver.
Ritz se separó de pronto oliendo la magia y sus ojos se tornaron dorados, Preston se colocó delante del mago sólo por precaución.
—Todo está bien, él lo quitará una vez hable con papá.
—Maldito mago. ¿Cómo te atreves a atar a mi hijo?
Orión lo miró y Preston sabía que su padre escuchaba cada cosa que pensaba desde kilómetros, así que no trató de ocultarlo por más tiempo. Orión colocó una mano sobre su compañero aplacando la ira de Ritz, Ritz lo miró como si estuviese loco.
—Ritz, deja que nuestro hijo explique porqué se dejó atar.
—¿Qué?
—Es mi compañero.
……
Erwan se sintió estafado frente al Rey de los cambia-formas, todos dijeron que era tan poderoso, que su aura se sentía a kilómetros, él no lo veía así, era poderoso, lo admitía, pero nada fuera de serie.
Tampoco era el pelirrojo de la foto.
Orión sonrió mirándolo de arriba abajo como un experimento y luego le dijo a su hijo algo que no comprendió. Dijo que su padre estaba en camino. Erwan sintió la presencia viniendo hacia ellos, como si fuese el mismísimo Orión, luego pestañeó cuando el Alfa pelirrojo abrazó a Preston, ese sí era el Alfa que estaba en la foto con Preston, al parecer Preston tenía dos padres Alfas.
Dioses, eso no podía ser cierto, pero era innegable teniendo la prueba frente a él, Preston y Mark era una combinación bizarra de estos Alfas.
Mark heredó el cabello rubio de Orión y los ojos grises del Alfa pelirrojo, en cambio, Preston tenía el pelo rojo rebelde y los ojos azules de Orión. Pero los Alfas no podían tener descendencia, se suponía que para eso estaban los Omegas.
El pelirrojo se separó de su hijo y lo miró directamente a él, la amenaza en sus ojos dorados era clara.
—Todo está bien, él lo quitará una vez hable con papá.
—Maldito mago. ¿Cómo te atreves a atar a mi hijo? —le gruñó, por suerte, Preston se colocó frente a él y eso lo aplacó un poco.
Orión colocó una mano sobre su compañero y luego le sonrió a Preston.
—Ritz, deja que nuestro hijo explique porque se dejó atar.
—¿Qué?
—Él es mi compañero —la boca de Erwan se secó al escuchar eso, Preston intercedió frente a su hermano y ahora a su padre, cuando él le puso semejante hechizo.
Los lobos se apareaban de por vida y tenían un solo compañero, realmente no quería saber el daño que le hizo atándolo, ahora comprendía un poco el tratamiento frío en el auto.
—Maldita sea. ¿Es él? —gruñó mirando a Preston, el cachorro asintió—, ¿esta familia tendrá alguna vez un apareamiento normal? —gruñó Ritz peinándose hacia atrás y saliendo de los brazos de su compañero, su hermano se veía igual de afectado por la confesión y Erwan no sabía cómo sentirse.
—Creo que está a punto de un colapso mental —murmuró Orión mirándole con una sonrisa.
Preston le trajo una silla y lo sentó, colocó una mano sobre su hombro y se arqueó hacia él, su boca quedó a centímetros de su oreja y le murmuró un suave “respira” Erwan respiró y escondió el rostro entre sus manos, esto estaba cada vez a peor.
Tenía un compañero, uno al que dejó inconsciente dos veces, al que se le ofreció como si no fuera nada del otro mundo, engañado, robado y por último lo ató con un hechizo.
Preston debía estar muy decepcionado de su compañero, sin duda él estaba decepcionado de sí mismo.
—¿Compañeros?
—Sí —murmuró—. Pero no estás aquí por eso, viniste para hablar con mi padre, ¿recuerdas?
—Yo…
—Erwan, luego podemos hablar —dejó salir un suspiro y asintió.
—Y espero que cuando esa conversación tenga lugar mi hijo no esté atado —gruñó Ritz con penetrantes ojos dorados.
—Lo quitaré en cuanto me expliquen que rayos está pasando aquí, y para qué me querían, porque estoy a punto de perder la cabeza.
—Empecemos entonces, soy Orión, este es mi compañero, Ritz, sí, también Alfa y ambos somos padres de Mark y Preston.
—Eso no es posible —se halló murmurando a pesar de que tenía la prueba frente a él.
Ritz se carcajeó, pero no había nada de gracia en ese sonido.
—Nada es imposible desde que tuve a dos cachorros en mi vientre, mago —Erwan ladeó la cabeza sintiendo ambas auras.
—Cuando entré a esta sala me pregunté por qué eras el Rey lobo si no había nada especial, pero tu poder está dividido.
—Sabía que eras inteligente, Ritz y yo compartimos poder y eso fue lo que permitió que tu compañero y su hermano nacieran —su corazón latió emocionado al escuchar la frase “tu compañero” era extraño a sus oídos, pero la verdad era que se escuchaba fantástico—. Ahora que salimos de lo difícil ¿Por qué no quitas ese sello y me dejas ver tu magia?
—¿Por qué?
—Te traje aquí por algo tan egoísta como la curiosidad, la idea era ofrecerte asilo —Erwan lo miró fijamente.
— Repito. ¿Por qué?
—Quién sabe, de todas formas nunca confié en el concejo, encontré una orden de captura entre sus cosas y quise saber a qué tanto le temían.
Erwan achicó los ojos y se colocó frente a él, Orión era unos centímetros más grande que él, pero eso no importó, estaba seguro de que había más.
—Enviaste a tu hijo a buscarme, aunque eso significara la muerte, pude haberle hecho daño.
—Si le hubieses hecho daño, por más mínimo que fuese, yo mismo te hubiese arrancado la cabeza.
Erwan estaba seguro de que sabía que eran compañeros desde el principio.
—¿Crees que soy tan débil lobo? —gruñó, Orión sonrió de medio lado.
—Quítate esos sellos y lo comprobaremos.
—¿Sellos? —murmuró Preston mirándolo, su padre se giró hacia él y señaló sus brazos.
—Estoy seguro de que ya viste esas vendas que tiene, eso lo mantiene sellado y lejos del radar del concejo mágico.
—Si las quito mucho tiempo sabrán que estoy aquí.
—Ya no funcionan mucho de todas formas. ¿Crees que le temo al concejo mágico?
—Supongo que no, pero ni siquiera preguntaste por qué me persiguen —Orión arqueó una ceja.
—¿Me dirás?
—¿Me protegerás cuando sepas?
—Eres el compañero de mi hijo, la familia te protegerá no importa qué —el problema era si podían hacerlo, Erwan decidió decirlo de todas formas.
—Me quieren muerto porque ya no cumplo con sus intereses, durante la guerra fui… — no pudo terminar la oración mirando hacia Preston, no quería que pensara que era un monstruo por hacer lo que hizo.
Estuvo siguiendo órdenes hasta que ya no pudo hacerlo. Sabía que estaba mal, pero no se dio cuenta de lo mal que estaba todo hasta que fue demasiado tarde.
Orión terminó lo que él no pudo.
—Fuiste el arma del concejo, te utilizaron para erradicar humanos y finalmente ganar la guerra.
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