Preston despertó con el gruñido de su padre, estaba seguro de que resonó en toda la casa, luego escuchó algo haciéndose añicos, así que corrió hacia allí pensando que pasaba algo malo, no se equivocó.

Toda su familia estaba en la habitación de sus padres tratando de averiguar que ocurría, pero Orión sólo estaba rompiéndolo todo como un loco.

Preston dio un paso en su dirección y Orión se detuvo.

Los ojos dorados lo miraron y le gruñó claramente, estaba jodidamente enojado.

Preston tembló ante lo que notó, su padre tenía todo su poder restituido y eso no era una buena noticia, Ritz no estaba en la habitación.

—¿Dónde está ese jodido mago? Juro que cuando lo tenga enfrente voy a matarlo.

Su padre en este estado no era una broma, con tanto poder a su alcance no era capaz de pensar coherentemente.

—¿Qué pasó?

—¿Tú qué crees? —gruñó—. Se llevó a Ritz, se lo llevó, y en su estado esos hijos de puta pueden hacer lo que quieran con mí compañero —Preston hizo una mueca sin entender nada.

—¿Quiénes? —Orión gruñó enojado.

—El concejo, tu mago lo llevó al concejo, con esos malditos magos.

—¿Qué tiene papá? —Orión negó.

—Necesito buscarlo y reza para que el chico no esté ahí porque soy capaz de matarlo.

—¿Por qué se lo llevó?

—Ritz está envenenado, el mago al que mordió tenía un hechizo, era una maldita trampa en la que ese idiota cayó y se llevó a mi compañero —su hermano gimió más atrás y Preston suspiró.

—Estaba intentando ayudar —Orión salió sin decir otra palabra, Marcus fue tras él probablemente para evitar que hiciera alguna locura.

¿Qué estaba pasando? ¿Su padre estaba muriendo por su culpa?

Ritz, su padre lo defendió de esos magos y ahora… ahora estaba a manos del concejo y con un envenenamiento que adquirió porque… porque él no era lo suficientemente fuerte para proteger a su compañero.

Preston gimoteó peinándose hacia atrás, la ansiedad amenazaba con ahogarlo.

Mark colocó una mano sobre su hombro y apretó con fuerza.

—No es tu culpa, papá no quería decírtelo por eso, tú no eres el culpable, lo encontraremos, le daremos una cura y luego buscaremos a tu compañero —Preston pensó en su padre y se estremeció.

—Papá lo matará.

Mark suspiró.

—Está enojado, sabes que el lazo que comparte con papá es importante, no está bien ahora mismo, en cuanto encontremos a Ritz se le pasará —Preston lo esperaba.

—Vamos, tenemos que alcanzar a esos dos —dijo Milo tomando su mano, Preston se dejó guiar, sus primos y su hermano fueron detrás.

El viaje en auto fue más largo de lo que debía ser, gracias a la conducción de Ross lograron alcanzar a Orión y Marcus, y llegar al mismo tiempo al portón del concejo mágico, estaba completamente sellado, pero no fue impedimento para su padre.

Orión bajó del auto y agarró la reja de plata, se aseguraron de que evitara a cualquier cambia-formas que quisiera entrar. A Orión no le importó, tomó la reja y la arrancó del lugar sin siquiera un esfuerzo, el hechizo que la aseguraba chisporroteó como si fuese un cable de corriente.

Su padre corrió hacia la mansión, era una copia exacta de la de los cambia-formas, así que sabían exactamente dónde buscarlos.

Dos de ellos estaban sentados ahí, por lo menos el que envenenó a su padre lo estaba que era lo importante.

—Orión, ¿viniste a rogar por tu compañero?

—¿Dónde está? —varios magos los rodearon.

—Si te arrodillas y ruegas, quizás te deje despedirte de él.

Preston apretó la mandíbula, estos idiotas no tenían sentido de preservación, Orión no era coherente en ese estado.

Una carcajada resonó, Orión se peinó hacia atrás.

—Claro, es un trato bastante bueno.

En un instante se transformó en un lobo, a Preston aún le sorprendía su tamaño, el otro mago se puso de pie y Preston cambió en un salto, lo atacó antes de que pudiese hacer algo contra Orión.

El mago lo arrojó a una pared y otro lobo gris lo atacó, Marcus, Preston le mordió el tobillo y sacudió la cabeza, el mago gritó y arrojó otro hechizo, Marcus terminó desgarrándole la garganta con las garras, no necesitaban a otro enfermo en la familia.

Preston regresó mirando el desastre de magos, sus primos y Milo se encargaron de los demas.

Se puso la ropa que le ofrecía su hermano, Orión ya estaba en su forma humana, el mago magullado y ensangrentado, era poco para lo que merecía, Orión le gruñía por Ritz hasta que de pronto se calló y miró al pasillo.

—Tráiganlo —ordenó, tomó una sotana de mago olvidada y se cubrió con ella.

Todos lo siguieron con el corazón en la boca y su hermano con el maldito mago arrastras, el hijo de puta se negaba a hablar.

Ritz estaba sobre el piso húmedo de un calabozo, su semblante no era nada bueno, pálido, ojeroso y tiritando de frío, se acurrucaba buscando calor, en cuanto notó el aroma de Orión abrió los ojos, no eran grises como siempre, eran dorados, pero un dorado tan apagado que lo asustó.

—¿Orión?

Orión rompió los barrotes. ¿Cómo? No supo, pero tomó a su compañero y lo abrazó, el mago se carcajeó.

—Al final terminará muriendo y créeme, sufrirá antes de hacerlo, ya se ha quedó ciego, lo próximo será el olfato y luego… —Mark le dio una patada que lo hizo callar.

—Hijo de puta.

—El mago. ¿Dónde está? — murmuró Ritz encajando las garras en la espalda de Orión, su padre gruñó levantándolo del suelo, pero Ritz no se sostuvo, así que Orión terminó con todo su peso apoyado encima.

—A estas alturas espero que esté muerto o cuando lo vea lo mataré yo mismo.

Ritz habló contra el cuello de su padre.

—Intentaba ayudarme —Preston agradeció el intento de Ritz por ayudar a su compañero, pero mientras más seguían hablando sobre Erwan, más se enojaba Orión.

—Pues no lo hizo —Ritz giró la cabeza hacia ellos, en serio no parecía verlos, aspiró y miró en dirección a Preston, una leve sonrisa de medio lado se dibujó en su boca, ahora Preston estaba seguro de que intentaría arreglar la situación de una manera u otra.

Ritz dijo las únicas palabras que podían salvar a su mago y esperaba que a él también.

—Orión, el chico sabe cómo ayudarme.

—¿Qué?

—Ayuda a Preston a buscarlo y él me ayudará —Orión gruñó.

—Espero que digas la verdad y no sólo sea para que lo salve.

—Es… —Ritz tosió y la sangre se escurrió de su boca a su mano.

—Oh, dioses, buscaré a ese mago, no tengo más opciones.

Preston pidió porque su compañero de verdad supiera como salvar a su padre o perdería no sólo a uno, sino a dos de ellos.

Orión no podría vivir sin su compañero.

……

Erwan miró a los magos alrededor y sólo pudo fulminarles con la mirada mientras pasaba gracias a las esposas en su espalda, Antón lo empujó haciéndolo tropezar con el escalón.

Iban a matarlo, estaba seguro, pero que importaba ahora, involucró a una familia entera en su guerra, Ritz estaba muriendo por su culpa y ahora estaba en el concejo, Orión estaría perdido sin su compañero y Preston nunca se lo perdonaría.

Al menos Erwan nunca se perdonaría ser tan estúpido.

—Ya era hora —murmuró alguien en la parte de arriba, Erwan frunció el ceño mirando el círculo mágico invertido bajo sus pies, era de los que se utilizaban para invocar demonios.

No podía ser que estos magos fuesen tan estúpidos como para invocar a un ser tan malévolo y traicionero.

Las esposas salieron y fueron reemplazadas por gruesos grilletes con inscripciones en hebreo, su labio inferior tembló ante la visión, no sólo iban a invocar a un demonio, sino que lo harían con su magia y lo utilizarían como sacrificio.

Bien, si esos eran sus planes al menos inscribiría en cada fibra de su magia que esos magos debían ser eliminados, si le extraían la magia para el proceso, el demonio respondería a la orden.

Antón rompió su camisa, tomó una daga y empezó a grabar algo en su piel, mientras rajaba murmuró un hechizo, Erwan gritó y jaló las cadenas en sus muñecas, eso no sirvió de nada.

El mago levantó el puñal y cambió de hechizo antes de pegarlo en su piel otra vez, cortó las muñecas dejando caer más sangre. El proceso duró por al menos diez minutos y luego se detuvo abruptamente, cualquier ruido en la sala quedó extinguido por completo y por lo menos quince magos comenzaron un cántico, la otra mitad murmuró algo extraño que lo hizo sentirse soñoliento y pesado.

Antón lo golpeó cuando estuvo a punto de desmayarse y en ese momento comprendió que ese era el proceso de extracción de magia.

Era doloroso, por decir de alguna forma, se sentía como si estuviesen extrayendo parte de su alma y si no tenían cuidado podrían matarlo, de todas formas, ese era el objetivo, a estas personas no les importaba su vida.

El círculo mágico brilló de escarlata, los canticos se hicieron más rápidos cuando una neblina negra comenzó a materializarse en el mismo medio y Erwan sacudió la cabeza para evitar desmayarse.

Las puertas se abrieron con un fuerte estruendo dejando ver a Orión y mucho más atrás a Preston, Erwan pensó que se tuvo que haber quedado dormido en alguna parte del proceso porque ellos dos no vendrían a por él, él sin duda no lo haría.

Antón gruñó, el humo desapareció cuando el cántico se detuvo y los magos con la concentración rota miraron hacia la puerta. En ese momento se dio cuenta de que nunca había llegado a ver al Rey lobo en su forma lobuna y se lo imaginó muy cerca de lo que su mente estaba invocando.
 
—¿Erwan? —Erwan pestañeó cuando su alucinación lo tocó, se sentía tan real que no deseaba despertar nunca.

Preston le quitó los grilletes y lo agarró antes de caer al suelo, se veía tan mal que se preguntó porque su mente invocaba a un Preston con tan mal aspecto y no uno tan hermoso como el que había visto por última vez.

Su cachorro estaba cubierto de sangre, labios partidos de morderlos demasiado y sus ojos estaban eyectados en sangre. Erwan lo pellizcó con la fuerza que pudo acumular y Preston gritó mirándolo como si estuviese loco.

—Joder. ¿Qué coño?

—¿Estás aquí? —Preston gruñó.

—Por supuesto que lo estoy, ¿Qué creías que era?

—¿Una alucinación?

—¿Qué pasa contigo? —preguntó tomándole el rostro, Erwan suspiró.

—Extracción de magia, estoy… no lo sé.

—Dime que sabes cómo ayudar a papá —preguntó mirando con nerviosismo a Orión.

—¿Ritz está vivo? —Preston se vio un poco desesperado, Orión estaba caminando hacia ellos, Erwan no sabía por qué, el lobo era muy agradable.

—Sí, ¿sabes cómo ayudarlo?

—Sí, por supuesto que sé —luego todo fue oscuridad.

Erwan medio despertó con los gruñidos de Orión, todo vibraba y su cabeza daba vueltas, Preston lo miró y acarició su pelo.

—Necesito bajar —murmuró.

—No tenemos tiempo para eso —gruñó Orión.

—Si no te detienes vomitaré aquí dentro —el lobo frenó injuriando.

—Oh, maldición, en serio voy a matarlo si no sabe cómo ayudar a Ritz —Preston lo sacó del auto y lo ayudó mientras vomitaba, le dio un pomo de agua y enjuagó su boca antes de volver a desmayarse.

La segunda vez que despertó fue en un salón, Ritz estaba sufriendo sobre el sofá, Marcus y Milo se veían preocupados, los chicos caminaban de aquí para allá con ansiedad, Mark estaba gimiendo y hablándole a alguien que no conocía y mucho más atrás estaba el mago que lo dejó en ese estado, estaba completamente amarrado y Erwan achicó los ojos, ¿por qué rayos no lo habían matado aún? Preston corrió y lo ayudó a sentarse, Orión se detuvo frente a él de brazos cruzados.

—¿Qué hacemos?

—¿Qué? —murmuró confundido, Orión señaló a Ritz.

—Ritz se está muriendo, dijiste que podías curarlo.

—Sí, maten al mago y quemen sus restos, asegúrense de que el hijo de puta se muera —dijo sacudiendo la cabeza, sus ojos se estaban volviendo a cerrar, el mago gritó muy renuente a su proposición.

—No seas estúpido, ese mago no sabe lo que dice, si me matan el hechizo no se romperá —Orión lo miró con una interrogante, obviamente no sabía qué hacer.

—Si no lo matan no se romperá —el otro volvió a gruñir.

—¿Confiarás en ese mago que secuestró a tu compañero? Si me matas lo llevaré a él conmigo.

Erwan negó.

—Amenaza en vano, hay dos formas de romper un envenenamiento por magia, que el mago que lo puso lo quite o matar al mago —Orión suspiró.

—¿Estás seguro?

—Sólo mátalo —gruñó.

Erwan se quedó despierto el tiempo suficiente para ver a Mark levantarse de su asiento y con toda la frialdad de un asesino rajarle el cuello al mago.

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