10🍃
Preston achicó los ojos hacia su padre y lo vio sentarse en el sofá, Ritz tenía algo extraño, pero no lograba descifrar qué, más bien eran demasiadas cosas, Ritz caminaba pesadamente como si le doliese el cuerpo, justo al sentarse hizo una mueca cómo si le doliese algo, tenía ojeras y sus ojos una leve tonalidad dorada.
Preston no pudo aguantar demasiado y se agachó para poder verle bien, su padre le tocó la mejilla con cariño y sonrió.
—¿Qué pasa contigo? —Ritz suspiró y dejó de tocarlo, su cabeza descansó sobre el respaldo del sofá.
—No pasa nada, Preston, estoy cansado, no he dormido muy bien en estos días.
—¿Por qué? —Ritz se burló de la pregunta.
—¿Qué crees que hago con tu padre en las noches, cachorro?
—Oh, Dios, que asco, pá —Ritz le palmeó el hombro y le regaló una sonrisa apagada.
—Ve con tu compañero y déjame descansar un rato.
Preston no estaba muy seguro de dejarlo solo, pero finalmente salió directo al patio, a Erwan le gustaba ir allí y hacer crecer las plantas, sonrió viéndolo agacharse y poner una mano sobre una planta enferma, con sólo un toque las hojas se revitalizaron y adquirieron su color normal.
Si seguía haciendo eso pronto tendrían el lugar más que en forma, los antiguos propietarios no se encargaban y ellos no tenían la dedicación para semejante trabajo. Erwan se alejó en cuanto terminó y Preston decidió abrazarlo por la espalda, su mago perdió el aliento y acarició sus manos.
—¿Terminaste? —murmuró contra su cuello, Erwan lo tomó de la parte posterior del cuello y ladeó su cabeza para dejar un beso en sus labios.
—A penas.
—Déjalo para otro momento —Erwan lo miró con una sonrisa.
—¿Uh? No tengo nada mejor que hacer.
—Estoy seguro de que puedo ayudarte a pensar en algo —Preston deslizó las manos por debajo de su camisa y pellizcó sus pezones, Erwan gimió y se arqueó hacia su toque.
—Eres un cachorro muy travieso.
—¿En serio? —gruñó y mordió la concha de su oreja—. Creí que habías dicho que era un aburrido.
—Evidentemente no te conocía
……
Preston se abrazó a Erwan y se alegró de tenerlo ahí aún, una semana después de las amenazas del concejo no había pasado absolutamente nada por lo que todos estaban tranquilos.
Erwan abrió los ojos y luego de dejar un beso en su frente se fue al baño, Preston lo siguió sacándose lo único que lo cubría, la sábana cayó al suelo, pero no le pudo importar menos, ver a Erwan en la ducha era un espectáculo que no le gustaba perderse en ninguno de los sentidos.
Erwan estaba con los ojos cerrados y la cabeza levantada hacia el agua de la regadera, Preston se alegraba del cristal que le dejaba ver su espalda bronceada con todas las líneas mágicas, un poco más abajo la vista estaba obstruida por la opacidad del cristal y el vapor.
Preston caminó hacia allí y lo abrazó por la espalda, Erwan ronroneó frotándose contra la dura erección que podía sentir en su trasero.
—¿Qué pasa contigo? Estás más pegajoso de lo usual.
—No quiero que te vayas de mi lado —murmuró en su oído, Erwan gimió.
—No lo haré.
—Querías ir con ellos.
—Bueno, tendrán que venir a buscarme, porque ya no me separaré de ti voluntariamente —Preston gimió cuando su mago empezó a acariciarse buscando placer, su polla saltó con la vista.
—Tenemos que desayunar, no hay tiempo.
—Podemos saltarnos el desayuno —Preston gruñó.
—No me tientes, muero de hambre.
—Sólo algo rápido —Preston tomó el pomo de gel y embadurnó sus dedos con él, luego metió uno dentro del mago.
Erwan gimió ruidosamente empujándose contra él, metió otro tratando de estirarlo lo más rápido posible, el mago se apoyó a la pared de la ducha con los antebrazos exponiéndole su cuerpo.
Preston embadurnó su erección con el gel y sin esperar mucho lo embistió, Erwan lloriqueó y Preston lo acarició mientras volvía a enterrarse profundamente en su interior.
—Cachorro, se supone que es algo rápido —murmuró Erwan en forma de burla, Preston lo agarró de la cintura encajándole las garras y comenzó con embestidas fuertes y rápidas. Esta vez, el mago no opinó, solo jadeó contra los azulejos.
Preston le acarició con el pulgar la punta de su goteante erección y eso fue todo para Erwan, se corrió manchando los azulejos, Preston lo tomó del pelo y le hizo ladear la cabeza, sus colmillos se hincaron directamente en su cuello reafirmando la marca, necesitaba saber que este mago era suyo y que él supiera lo mismo.
—Tenemos cinco minutos para llegar a la mesa.
……
Al final llegaron diez minutos tarde a desayunar, Ross mordió una tostada y lo miró directamente.
—Joder, debe ser emocionante tener un compañero por el que llegar tarde —mencionó con burla, Kyle le dio un golpe en la cabeza.
—Déjalos en paz.
Ambos se sentaron y Preston frunció el ceño mirando alrededor, en esa mesa faltaba uno de sus padres.
—¿Dónde está papá? —Orión se encogió de hombros y lo miró con un pequeño rastro de dorado en los ojos, eso no era bueno, eso sólo pasaba cuando sus padres no podían compartir poder.
—Decidió dormir un rato más.
—¿Le pasa algo? Estos días lo he visto poco —dijo pensando en la última vez que lo vio, de eso hacía tres días y no lo vio nada bien. Orión estuvo esquivo una vez más.
—Está bien, sólo descansando.
—Iré a verlo —dijo poniéndose de pie, Orión gruñó como si fuese una amenaza a la que debía alejar.
—No.
—¿Qué? —su padre carraspeó.
—Lo siento, no puedes ir.
Preston dio dos manotazos en la mesa, haciendo que todos le prestaran atención.
—¿Por qué estás en plan territorial conmigo? Soy su hijo, quiero verlo.
Orión arrugó la frente y luego se relajó con un suspiro.
—Preston, no es eso, Ritz se siente mal. No quiere que vayan.
—Pero…
—No, sólo no, ¿vale?
—Maldita sea —siseó yéndose a su cuarto, Erwan entró unos minutos después.
—¿Estás bien? —preguntó tocándole el hombro.
—No.
—¿Qué pasó? —Preston resopló.
—Mi padre miente.
—¿Cómo lo sabes?
—Porque me gruñó y sus ojos están dorados —Erwan ladeó la cabeza viéndose confundido.
—¿Y?
—Concéntrate en su presencia — el mago cerró los ojos.
—Es más fuerte —Preston asintió, aunque no podía verlo.
—Ahora concéntrate en Ritz —Erwan arrugó la frente y luego abrió los ojos.
—Tiene menos que antes.
—No quiere que vaya a verlo por algo, papá se veía mal la última vez que lo vi, pero no hice mucho caso, dijo que estaba bien, pero ¿Y si pasa algo? —preguntó poniéndose de pie, Erwan colocó una mano en su pecho.
—Preston, cálmate.
—No puedo, papá tiene algo, mi padre ni siquiera me deja verlo y…
Erwan lo abrazó y comenzó a acariciar su espalda, Preston suspiró aliviado.
—¿Mejor?
—Sí.
—Espera a mañana, puede que Orión diga la verdad.
—No es verdad —Erwan se separó y lo miró furioso.
—Pues ve ahí fuera y dile a tu padre que es un mentiroso, ¿crees que él haría algo para perjudicar a Ritz?
—¿Que? Claro que no.
—Entonces debe pensar que es mejor que no lo veas.
—Pero soy su hijo, eso no le podría hacer mal.
—Quizás Ritz no quiere que lo vean débil.
—Iré a verlo mañana —sentenció, Erwan asintió.
—Está bien, ahora salgamos de aquí otra vez, estoy seguro de que tienes hambre.
—Ya no —dijo enojado, su estómago rugió haciéndolo quedar como todo un estúpido, Erwan le dio un beso en la mejilla.
—Oh, no me mientas, comes como un lobo.
……
Erwan se levantó de puntillas y se colocó los zapatos tratando de hacer el menor ruido posible, Orión no estaba, lo cual era extraño, de todas formas aprovecharía el vacío y averiguaría lo que pasaba con Ritz por la salud mental de su compañero.
No quería que Preston peleara con su padre, Orión estuvo mal todo el día, sus ojos acabaron de tornarse completamente dorados de forma permanente, ese hecho asustó a todos por alguna razón.
Definitivamente mentía sobre la condición de su compañero. Preston tenía razón.
Erwan esperaba que no.
Caminó hacia la habitación de los Alfas y quitó el seguro de la puerta con su magia. Dentro estaba oscuro, demasiado oscuro para que un humano pudiese ver, así que encendió las luces con el interruptor a su lado y finalmente pudo ver a Ritz.
El Alfa estaba temblando sobre la cama con una cantidad alarmante de edredones encima, su piel estaba pálida y el pelo rojo sin brillo.
Erwan se acercó frunciendo el ceño ¿Qué podría poner tan mal al compañero del Rey lobo?
—¿Erwan? ¿Qué haces aquí? —preguntó Ritz abriendo los ojos, eran dorados en lugar de gris, pero algo estaba mal.
—¿Qué está pasando? Preston está preocupado —Ritz abrió los ojos a más no poder y miró alrededor, su vista no cayó en ningún lugar específico.
—¿Está aquí?
—¿No puedes ver?
—No mucho.
—No, no está aquí —dijo para su paz mental, Ritz suspiró aliviado y Erwan se atrevió a tocarle la frente, el lobo no se resistió—. Estás envenenado con magia — murmuró, Ritz asintió—. ¿Cómo es posible?
—El mago.
—¿El que mataste?
—Ese. Tenía algo en la sangre.
Erwan suspiró, sabía que Antón nunca jugaba limpio, esto fue una artimaña para llevarlo al concejo. Al final sus últimas palabras no fueron en vano.
—Si te hizo esto no está muerto, es el único que puede quitarlo. ¿Dónde está Orión?
—Buscando una solución.
—Esa es la única que hay —gruñó, el Alfa le sonrió.
—Bueno, el concejo no accederá a quitarlo voluntariamente.
—Si me entregan lo harán —Ritz lo miró enojado.
—Ni lo pienses, prefiero morirme que quitarle la felicidad a mi hijo.
—Piensa en Preston, ¿cómo crees que se sentirá? No puedes hacer esto.
—Sí que puedo.
—Nos vamos —Erwan lo destapó y sentó en la cama, Ritz intentó zafarse, pero estaba tan débil que apenas podía moverse.
—No me toques.
—¿Cómo piensas evitarlo? —murmuró irónico—. No morirás por mi culpa, no dejaré a Preston sin uno de sus padres.
—Suéltame, maldita sea —Erwan lo agarró con más fuerza de la muñeca.
—Muérdeme, idiota.
—Grrrr —Ritz ni siquiera podía gruñir en forma.
Erwan invocó un círculo mágico que les enviaría directo al concejo, Ritz no dejó de removerse en ningún momento, pero no importó, en unos segundos estuvieron sobre el suelo de la sala principal del concejo.
Tres magos los miraron sin sorprenderse ni un poco, Erwan agarró a Ritz antes de que cayera al suelo y miró al mago al que había mordido.
—Cúralo —el hombre lo miró con arrogancia.
—¿Por qué?
—Me quedaré si lo haces.
—¿Tu qué piensas? —le preguntó a Antón, el otro mago resopló con burla y miró el círculo mágico grabado en el suelo, uno que no le permitiría salir, pero tampoco era una idea irse sin curar al cambia-formas.
—Creo que se quedará de todas formas.
—Es el compañero del Rey lobo, no pueden dejarlo morir —Ritz tosió un poco de sangre, su envenenamiento estaba más allá de lo peligroso, pero los magos ni se inmutaron.
—Sería una oportunidad para que Orión perdiera la cabeza de una vez, ese lobo es molesto.
—Si pierde la cabeza vendrá a matarlos —gruñó.
—Que venga, estamos preparados para eso.
Cuatro magos se acercaron, dos de ellos le arrebataron a Ritz y los otros dos le colocaron esposas anti-magia, Erwan miró a los que se llevaban al lobo y trató de soltarse.
Preston no se lo perdonaría nunca, mucho menos Orión, trajo a su compañero al concejo para morir.
—No, no, no. ¿A dónde lo llevan?
—Dejaremos que muera en el calabozo —le dijo el mago como si nada.
—No pueden.
—Ya lo estamos haciendo, gracias por traerlo Erwan, esta vez mataremos tres pájaros de un tiro —Erwan sólo pudo lloriquear por ser tan estúpido.
—Maldita sea.
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