7🐺
Orión suspiró otra vez mirando hacia la habitación de Ritz, tres días desde que no lo veía, seguía encerrado en su habitación desde que compartieron ese caliente beso en el suelo, lo cual fue más que increíble.
Orión podía sentirlo, Ritz era su pareja, en cuanto lo besó el peso de su mente se retiró y al fin pudo sentir todo lo que estuvo perdiéndose.
Sin embargo, no sabía si Ritz estaba en la misma situación, pero suponía que no sentía la conexión. Ritz no reaccionó a eso, pero tampoco lo pensaría demasiado.
Al final llegó así de lejos sin la necesidad de una pareja, ahora no rogaría por ello.
Torció los ojos y tocó a la puerta, Ritz no respondió. Orión suspiró exasperado, esta situación era ridícula, así que dejó de intentarlo y bajó.
Miró a la Omega, Cecil estaba hablando con Milo y sus padres, Marcus no estaba, lo cual era perfecto, aún no estaban muy bien.
— Cecil, ¿podrías ir a decirle a Ritz que deje de ser un infantil y mueva su culo? Tengo que irme y no puedo velar por su rabieta — gruñó, todos en la sala lo miraron.
— ¿A dónde tienes que ir?
— A mi casa — Milo frunció el ceño mirando a sus padres.
— Mis padres dijeron que podías quedarte.
— Milo, no entiendes, tu padre es un alfa, igual tu hermano, ¿para rematar Marcus y dos alfas más aquí dentro? Mierda, esto está a punto de ser sanguinario.
— Ellos nunca te atacarían — Orión lo sabía, solo no quería hacerlos sentir incómodos en su propio territorio, pero Milo no lo entendería.
— Lo sé, pero no es bueno que estemos aquí si estas, uh…en cinta — Milo torció los ojos.
— Bien
— Cecil no tiene que ir a decirme nada, estoy aquí, vámonos — dijo Ritz bajando las escaleras, tenía ojeras prominentes y no se veía del todo bien, no miró a nadie más que a él.
— Espérame en el auto — Ritz pasó a Cecil sin ofrecerle siquiera un saludo.
Orión no sabía lo que sentía, Ritz estaba herméticamente cerrado para él y ni siquiera unos pocos pensamientos se escapaban, suspiró mirando a la omega, la mujer quería lo mejor para Ritz, pero Orión estaba seguro de que no era él.
— Está bien, cuando quiera verme puede venir, compré una casa cerca, solo díselo — dijo ella tocándole la mejilla, Orión quiso negarse al tacto, pero pensó que ya estaba lo bastante triste como para ello, ni siquiera tenía que intentar leerla, lo derramaba todo.
Ritz estaba en el auto como le pidió y no ofreció ni siquiera una palabra mientras viajaban, fue incómodo, pero Orión no pudo hablar tampoco.
— Puedes dormir en la habitación de huéspedes — Ritz lo miró cuando abría la puerta y le dio la entrada, él se escondió directamente en la habitación.
Orión se desplazó a la cocina y suspiró apoyado en el lavaplatos, tenía una punzada incesante en el pecho, algo que nunca sintió por nadie y era bastante extraño estar sintiéndolo por Ritz.
El Alfa ni siquiera daba un pensamiento por él que no fuera de miedo, y él mismo tenía la culpa.
Los próximos días tampoco fueron fáciles, Ritz apenas salía del cuarto, y le dedicaba una mirada.
Al quinto día su cuerpo vibraba de furia sin poder creerlo, pateó la puerta de Ritz y la abrió de par en par, sus feromonas lo estremecieron de arriba abajo.
El aroma era fuerte hasta el punto de abrumarlo, lo llamaba, Ritz estaba acurrucado sobre la cama gimoteando de dolor, lo miró con los ojos dorados y los colmillos completamente alargados, Orión suspiró viendo su mano resbalando hacia abajo.
— ¿Desde cuándo estas en celo? — murmuró sintiendo sus propios colmillos extenderse.
— Vete — gruñó medio gimió Ritz acariciándose, la sábana se resbaló dejándole ver su desnudez y la mano trabajando en su dura polla, Orión se mordió el labio inferior.
— ¿Necesitas ayuda?
— Ni en un millón de años te la pediría — gruñó, Orión se acercó y sentó a mitad de la cama, Ritz no dejó de acariciarse en ningún momento, es más, parecía estar mucho más excitado con su presencia.
— No tienes que pedírmela, me brindo de voluntario.
— Sé que crees que soy tu compañero, pero estas equivocado, Lía fue mi única compañera — gimoteó, Orión sonrió y le acarició el sudoroso abdomen, Ritz gimió cerrando los ojos.
— ¿En serio? ¿desde cuándo no tenías un maldito celo, Ritz?
— Eso no…
— Tiene que ver, no tengo celos desde que mi supuesta compañera murió ¿no estabas igual? — Ritz miró su mano con atención, Orión no la movió de sus abdominales, gimoteó pidiendo atención y acariciándose más fuerte.
— Solo has algo.
Orión suspiró y acomodó las rodillas a cada lado de sus caderas, Ritz lo miró con hambre, acarició desde su cuello hasta el ombligo con la punta de un dedo haciéndolo arquearse, Orión amó esa respuesta tan intensa a su toque, Katiana nunca respondió de esta forma a él, fue tan fría.
— Vuelve a pensar en alguien más cuando estás conmigo y voy a golpearte — gruñó, Orión sonrió enseñando los colmillos y dejando un beso en sus labios, no fue nada tierno, ambas bocas se devoraron en medio del calor abrazador.
Ritz desgarró su camiseta y deslizó las uñas por su espalda, sentía la sangre brotar de los arañazos, pero nunca estuvo tan excitado, se sentía correcto.
Lamió y mordisqueó su cuello deteniéndose en las dos cicatrices de colmillos en la piel, Orión las rozó con la punta de los colmillos sacándole un gemido estrangulado.
Ritz se restregó contra él y Orión maldijo su pantalón, era lo único que le mantenía alejado de su piel.
— Has que se detenga de una vez, por favor — gimoteó Ritz y eso fue lo que hizo falta para que reaccionara.
……
Ritz no podía creer que le rogara a este alfa por algo como eso, pero su cuerpo estaba caliente, demasiado caliente y su toque parecía mejorarlo. Hacía cuarenta años que no sentía algo así, desde que perdió a su omega el celo desapareció y ahora estaba de vuelta más fuerte que nunca por este Alfa.
Orión lamió su nuez de Adam y mordisqueó un poco, Ritz se arqueó hacia él esperando más, su boca se perdió en las clavículas, siguió más abajo, lamiendo y mordiendo.
Ritz acarició su pene cuando llegó a los pezones y fue sacado abruptamente de su toque, esta vez fue la mano de Orión la que lo acarició con jalones fuertes y constantes. Orión siguió lamiendo los abdominales y el ombligo para detenerse un momento a admirar su polla, Ritz aguantó la respiración cuando esos ojos dorados lo miraron, su lengua lamió la punta de su miembro donde goteaba el líquido pre-seminal.
— Nunca imaginé hacer esto, sólo ten paciencia — dijo Orión directamente sobre su polla, el aliento cálido lo envolvió haciéndolo gemir.
Orión lo metió completamente en su boca chupando y deslizando la lengua por todas partes, explorando y aprendiendo a la misma vez. Al final, Ritz no tuvo que tener paciencia en absoluto, Orión resultó tener habilidad para darle sólo placer.
— Por favor — lloriqueó agarrándolo del pelo, Orión lo miró acarició sus bolas, el perineo y finalmente llegó a su trasero, Ritz se congeló y mordió sus labios, pero no dijo nada para impedírselo.
Orión le acarició la piel con la yema de su dedo, rodeó el anillo de nervios, pero nunca intentó empujar, sólo eso fue suficiente para tenerlo gimoteando de placer y corriéndose en su boca, Orión lo tragó sin queja alguna y luego se sentó sobre sus piernas admirando la obra gelatinosa que había dejado sobre la cama.
Ritz se mordió el labio mirándolo de arriba abajo.
— Esto no quiere decir nada — murmuró con mala cara, Orión torció los ojos.
— Lo sé — dijo recostándose a su lado y acariciándole el abdomen, Ritz no se cubrió y disfrutó de la pequeña caricia.
— Ya tuve una omega — Orión rodeó su ombligo y lo miró, Ritz podía sentir perfectamente el contorno de su polla apretada en los pantalones y bueno, como que comenzó a entrar en pánico.
— No quiero ser un remplazo, se suponía que yo también formaba parte de ello.
— No, esto no puede ser, yo no engañaré a Lía — Orión le frunció el ceño.
— Ya no estás con ella.
— Le prometí que estaríamos juntos toda la vida, sin embargo, yo sobreviví, y ahora estoy aquí contigo, disfrutándolo mientras ella… — Ritz se levantó de la cama y se colocó un pantalón lo más rápido que pudo.
— Ritz — Orión lo miró con esos ojos dorados tristes, nunca esperó ver esa mirada en alguien como él.
— No, Dios mío, vete — Orión se puso de pie y le tocó a nivel del pecho.
— ¿Puedes sentirla?
— No la siento, no sé cómo pasó, pero solo siento lujuria por ti Orión, y a veces miedo — escupió, Orión suspiró, pero se retiró de la habitación sin volver a decir una sola palabra.
Ritz se dejó caer al piso sintiéndose como una mierda, sentía algo por ese… ese tipo traicionando todo lo que sentía por Lía, Orión era un maldito monstruo incapaz de sentir nada por nadie ¿Cómo llegó a sentir algo por él?
Estuvo ahí sentado en el suelo lo que se sintió como horas, sus piernas entumecidas lograron ponerse en pie y salió. Orión no estaba en ningún lugar, pero el aroma de otros lobos estaba en el ambiente, Ritz corrió hacia el bosque siguiendo el olor, para evitar que Orión hiciera otra carnicería como la última vez.
Cayó de bruces en el suelo apenas llegó, todos los lobos lo miraron, eran siete y Orión estaba un gruñendo en dirección a ellos, el único que parecía estar herido era Orión, su pata delantera sangraba al igual que un corte en la oreja.
Siendo el centro de atención uno de los lobos se lanzó hacia él, Orión se movió rápidamente defendiéndolo, Ritz cerró los ojos y casi tembló imaginando la escena que estaba desarrollando Orión.
Para su sorpresa no hubo sangre involucrada en el proceso, al menos no del lobo contrario, Orión se había puesto en el camino de su mandíbula, el lobo mordió con fuerza haciéndolo gruñir, pero Orión no le hizo daño.
Ritz se quedó de piedra, Orión caminó hacia delante gruñendo y dando a reconocer su estatus de lobo superior, todos los lobos se encogieron en su lugar y a diferencia de la vez anterior Orión los dejó marchar. Ritz se acercó y acarició su cabeza, Orión gimió por la herida con los ojos cerrados, se negó a mirarlo.
— Deberíamos ir y curar esas heridas, creo que tardaran un poco — Orión se dirigió a casa, sin una palabra u otro gimoteo.
Ritz se arriesgó a tocarle el pelo gris, Orión no hizo movimiento alguno, en su forma de lobo llegaba a la cintura de Ritz y él tenía casi un metro noventa. Cerró los ojos y traspasó el pelo con sus dedos, cuando se besaron anteriormente fue capaz de usar las habilidades de Orión, pero no esta vez, no podía sentir absolutamente nada viniendo de él.
Orión se echó en el sofá, pero no cambió a su forma humana, Ritz buscó el botiquín por todos lados y finalmente lo encontró bajo la cama. Orión parecía estar durmiendo plácidamente, Ritz lo miró, no sabía la razón por la que los dejó irse, pero lo hizo sentir un poco mejor, se contuvo de destrozarlos y algo le dijo que fue debido a él, pero quien salió lastimado en el proceso fue Orión.
Curó su pata sin problema alguno y ni siquiera escuchó un gemido de su parte, con la cabeza sucedió exactamente lo mismo, Orión no dio señal alguna de que le doliera o siquiera lo miró.
Fue en ese momento que comprendió que no solo su cuerpo estaba lastimado gracias a él.
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