14🐺
Orión miró ante el aroma de Ritz, el Alfa estaba en la entrada del baño, sosteniéndose del marco, como acordaron estaban viviendo con Marcus y los demás, tenía que admitir que fue de mucha ayuda, Ritz tenía muchos problemas con este embarazo, hasta el punto en el que tenían que inyectarle hormonas.
El doctor no podía creerlo, durante unos días, pensó que era una mala broma, Orión no lo culpaba, él también estaba un poco sorprendido aún ahora.
Caminó hacia Ritz y lo ayudó a llegar a la cama, por supuesto, antes de esto fue fulminado con la mirada, Ritz no estaba muy conforme con esta situación, se sentía débil y sólo llevaba dos meses.
Orión miró su barriga crecida y la tocó luego de arrodillarse frente a él, Ritz casi no podía salir de la habitación debido a los mareos.
— ¿Dónde estabas? — le gruñó Ritz echándose en la cama, Orión no dejó de acariciar su vientre.
— En una reunión del concejo, pero fue algo rápido, sólo querían aprobar otra ley y bueno, también acorralarme un poco — Ritz lo miró asustado y le tocó la mejilla, Orión se acarició contra ella.
— ¿Te hicieron daño?
— No, tampoco pueden ¿recuerdas? — Ritz frunció el ceño.
— Entonces, ¿por qué?
— Según los antiguos libros soy el rey — Orión lo vio acomodarse sobre su hombro y le acarició el pelo.
— Explícame eso.
— Bueno, según lo que leí sobre ello, dice que soy un lobo superior, un rey por naturaleza, los anteriores a mi gobernaron sobre los demás. ¿Quién carajo sería tan idiota como para negarse? — rió, Ritz hizo un sonido de afirmación y detuvo su mano.
— ¿Querían saber si lo harías? — Orión asintió — ¿Lo harás?
— No, creo que eso no hace falta, al menos no por el momento, me quedaré en el concejo y velaré que las cosas se hagan bien.
— ¿No los odiabas? — Orión se encogió de hombros, el resentimiento no haría nada por él ahora.
— Los otros tres no tuvieron nada que ver con lo de mis padres, creo que puedo dejarlo atrás, tengo asuntos más importantes — murmuró mirando su vientre, los cachorros se removieron contentos bajo su mano.
— ¿Qué más leíste ahí?
— Ritz, siento lo de Lía, eso fue mi culpa, si yo no... — Ritz cubrió su boca.
— Yo también lo siento, pero no es tu culpa, es la de ese maldito.
Orión suspiró.
— También leí sobre esto — dijo acariciándole el vientre, Ritz se sentó de pronto y casi cae debido a un mareo, Orión lo agarró al instante poniéndose de pie — No te muevas así, me asustaste — al menos Ritz tuvo la decencia de parecer arrepentido.
— Lo siento. ¿Qué leíste?
— Existieron lazos en los que la Omega no estuvo incluida, no se especifica el porqué, quizás no la habían encontrado o… bueno… ya sabes, como nuestro caso. Los dos Alfas se aparearon, pero esto no traería descendencia alguna, fue así por unos años, luego ocurrió el milagro — Ritz asintió.
— ¿Dice el motivo?
— Sí, ambos Alfas debían desearlo y el poder del rey haría que eso fuera posible, sabes que comparto mi poder contigo — Ritz se mordió el labio y lo miró de arriba abajo.
— Lo sé. ¿Por qué no vienes aquí y lo haces de nuevo? — Orión dejó de tocarlo y se alejó dos pasos.
— No, no quiero hacerle daño a los cachorros — gruñó enojado, tuvieron esta conversación muchas veces y sin embargo Ritz se empeñaba en pedírselo siempre.
— Orión — cerró los ojos viendo su cara de cachorro, maldición, ese Alfa era un tramposo de mierda.
— No lo sigas pidiendo, Ritz.
— Desde hace un maldito mes no quieres hacerlo, tus ojos están dorados, maldición, ven aquí, no me harás daño.
— No — Ritz se acostó poniendo los ojos en blanco, tuvieron sexo este mes, bueno, al menos algo de eso, el sexo oral y algunos trabajos manuales también contaban como sexo de todas formas.
— Eres tan terco — gruñó, Orión se acostó a su lado y acarició sus labios — No, nada de trabajos manuales, no me des esa mirada.
— Pero eso hará que te deshagas de toda esa fastidiosa tensión — Ritz arrugó la nariz.
— No estoy tenso.
— Puedo olerlo — dijo acariciando su erección por debajo de la tela del pantalón, Ritz siseó arqueándose un poco.
— Maldita sea, saca tu mano de ahí.
— ¿No se siente bien? — gruñó en su oído, Ritz le dio un manotazo y le enseñó los colmillos, estaba realmente furioso.
— Orión, sólo vete al infierno si no llegarás hasta el final.
— ¿Yo soy el único terco aquí?
Ritz le arqueó una ceja, el embarazo sólo le dió más mal humor de lo normal y puesto que Orión se negaba a darle sexo eso contaba como mal humor multiplicado por diez y elevado al cubo.
— Vete — Orión suspiró, en algún momento aprendió que si se quedaba las cosas eran peores, la solución era salir y darle un poco de tiempo para relajarse, así que se fue y acostó en el sofá.
— Jodido hijo de puta — gruñó.
Marcus se sentó frente a él con una sonrisa, su estado de ánimo era bueno ahora que los cachorros estaban cuidados por una nana, además, ahora tenían el aroma de Ritz permanentemente en la casa, por lo que estaban relajados.
— ¿Todo bien? — Orión bufó, las habitaciones estaban insonorizadas, daba gracias por ello, con tantos cambia-formas ahí sería un poco incómodo escucharlo todo.
— No.
— ¿Qué pasó?
— Ritz es el hijo de puta más terco que hay — gruñó, Marcus resopló.
— ¿Te viste en un espejo? Tampoco eres un paseo por el campo.
— Idiota.
— ¿Cuál es el problema?
— Quiere mi poder, no deja de pedirlo y estoy harto de escucharlo.
— ¿Por eso tienes los ojos dorados otra vez, porque no lo estás compartiendo con Ritz?
— Sí.
— ¿Por qué? — Orión puso los ojos en blanco.
— Eso podría hacerle daño a los cachorros.
— ¿No fue el poder el que ayudó a concebirlos? No le debería hacer daño alguno, además, si Ritz lo pide es por algo, ¿no?
— Sí, porque está preocupado por mí, pero yo estoy preocupado por él.
— Creo que deberías considerarlo un antojo, Milo tuvo mucho de esos — Orión lo miró como si estuviese loco, no era como pedir un jugo de manzana.
— Pero no te pidió poder.
— Aún creo que deberías reconsiderarlo.
……
Ritz gruñó, ese Alfa era un puñetero fastidio, uno de los cachorros pateó haciéndolo brincar, Ritz se frotó hablándole cosas dulces, pero recibió otra patada, maldita sea, eso también era un fastidio y ni siquiera podía ponerse en pie.
Se quitó la camisa y la dejó a los pies de la cama, su pantalón de seda terminó donde mismo, ya no usaba ropa interior por lo que estaba completamente desnudo, solo se metió bajo las sábanas a esperar a Orión. Eso no tardó demasiado.
Escuchó el portazo y luego a Orión despojándose de su ropa.
— ¿Por qué viniste tan rápido? Aún estoy enojado — Orión se deslizó bajo las sábanas y colocó a su espalda.
— ¿De verdad crees que no te hará daño? — Orión lo atrajo mas cerca de su pecho si es que era posible y acarició su vientre.
— No hará ningún daño, Orión — dijo tomando su mano.
Orión se levantó un poco y lo besó profundamente, la lengua invadió su boca sin pedir permiso alguno y se enredó con la suya, Ritz gimió por el calor que recorrió todo su cuerpo, sólo fue una pequeña muestra de poder, pero era realmente bueno.
— ¿Cómo fue?
— Sigue — ordenó o jadeó, no supo.
Orión lo besó de nuevo haciendo lo mismo, aumentando el intercambio de poder, pero sólo una pequeña ración, Ritz se sentía hambriento, pero no de comida, era algo que no podía explicar, necesitaba más.
— Antes tienes que prometerme algo — Ritz gruñó — prométeme que me dirás si hay algo mal, no importa si es lo más pequeño del mundo, no quiero hacerte daño, aún no estoy convencido de esto — Ritz le rodeó el cuello y dejó un pequeño beso sobre sus labios.
— Lo prometo.
Orión suspiró y volvió a hundirse en su boca, una de sus manos fue acariciando su cuello, luego pellizcando sus pezones, Ritz gimió y se apretó contra su espalda, la polla dura de Orión estaba recibiendo fricción entre sus muslos.
Su mano bajó un poco más y acarició su polla, Ritz se meció contra ella, antes fue una maldita tortura rechazar su toque, pero ahora se alegraba de haberlo hecho, al final recibiría el trato completo.
Orión se alejó un momento y buscó algo de lubricante en la mesilla, Ritz se mordió el labio para no decirle que lo follara de una vez y dejara de lado las cosas humanas, Orión ya estaba alarmado por esto, no sería bueno decírselo.
Orión colocó una pierna hacia adelante y tanteó su entrada con los dedos fríos por el viscoso lubricante, Ritz gimió e intentó empalarse él mismo, Orión no lo dejó manteniéndolo firme con su otra mano por debajo de su cabeza y apoyándose en su pecho.
— Orión — gimió, su Alfa deslizó un dedo con lentitud explorándolo poco a poco, Ritz se quejó.
— No te muevas, esto será a mi ritmo — gruñó.
Ritz obedeció, mejor eso que nada, el dedo tocó su punto y lo hizo lloriquear de placer, pronto se convirtieron en dos dedos, pero no lo suficientemente rápido, el idiota se encargó de tenerlo desecho y lloriqueando por ello.
Orión le besó el cuello a nivel de su marca, le subió una pierna sobre sus muslos y se introdujo lentamente en su interior, Ritz jadeó sintiéndose lleno y mejor que nunca, el vínculo pulsó en su cuello y el poder lo recorrió nuevamente, no como antes, esta vez fue un montón de poder que lo hizo jadear, sintió los músculos del abdomen de Orión tensarse con el ruido.
— Vamos, vamos, muévete — lloriqueó.
Orión suspiró, estaba aterrado, colocó una mano en su pierna manteniéndola ahí y se impulsó, Ritz acarició su polla, la posición era incómoda como el infierno, pero igual el que hacía las cosas era Orión.
Orión siguió moviéndose contra él, lentamente y con cuidado, Ritz estaba cansado de ello, no quería cuidados, quería que lo follara con ganas, lo empujó sacándolo de su interior.
Orión se vio preocupado por un segundo, pero Ritz no estaba lastimado, estaba caliente y este Alfa estaba siendo demasiado considerado, si estuviesen en otra situación Ritz lo hubiera montado, pero no quería inquietar a Orión, podría darle algún tipo de mareo mientras lo hacía y entonces Orión sí que no querría más sexo y Ritz no lo aguantaría. A penas estaba aguantándose ahora.
Se colocó sobre su espalda y abrió las piernas para él.
— Ya lo hicimos a tu manera, ahora ven aquí y fóllame como si quisieras hacerlo — sus ojos medio dorados y azules brillaron diciéndole que la idea le encantaba, pero Orión no se movió — Venga, no voy a romperme.
Orión gruñó y se colocó entre sus piernas, Ritz gimió cuando volvió a tenerlo dentro, Orión no esperó mucho esta vez para seguir con sus embestidas parecía perdido en él y estaba compartiendo su poder sin filtro alguno, Ritz gimió y le arañó la espalda, eso era exactamente lo que estuvo pidiendo durante un mes y se alegraba de recibirlo ahora.
Orión volvió abajo para besarle, mordisqueó su mandíbula y renovó la marca en su cuello, Ritz jadeó poniendo los ojos en blanco y se corrió de una vez, Orión lo hizo casi al instante.
— Dime que no te hice daño — murmuró tomando su rostro entre las manos, Ritz le sonrió.
— Estoy más que bien y tú también — murmuró viendo sus ojos azules, Orión le frunció el ceño y salió de su interior.
— Eso fue peligroso — Ritz se puso de pie y agarró una toalla del closet, Orión lo miró como si fuese un milagro.
— ¿Qué?
— Estás de pie, sin mareos — Ritz le sonrió y caminó hacia él.
— Te dije todo este tiempo lo que me hacía falta, alfa tonto — murmuró dejando un pico en sus labios.
— ¿No era un capricho para follar? — Ritz sonrió.
— No, nuestros cachorros tenían hambre y me estaban consumiendo.
— ¿Es en serio? — Orión parecía perplejo con la idea de que los cachorros necesitaran algo así.
— ¿No leíste sobre ello en esos libros?
— No.
— Bueno, acabamos de descubrirlo solos ¿Por qué no vienes conmigo y vamos por una segunda ronda?
— Ni siquiera tienes que preguntarlo, joder.
Ritz se carcajeó mirándolo salir de la cama a toda velocidad.
……
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