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3🐺

Marcus profundizó el beso lo máximo que pudo, el aroma de Milo le nubló el sentido completamente, en el estado en el que se encontraba su Omega sólo Marcus era capaz de captar su aroma.

Le mordió el labio inferior, Milo gimió, el sonido lo elevó y volvió a bajarlo en cuestiones de segundos.

Dios, el chico era realmente hermoso y si no lo supiera perfectamente pensaría en él como un Alfa, tenían prácticamente la misma estatura, era ancho y fuerte teniendo en cuenta el agarre en su pelo.

Milo se separó jadeando, sus ojos verdes eran profundos e hipnotizantes, Marcus quería besarlo, acariciarlo y hacerle cosas que no debería.

Eso lo hizo regresar a la realidad. 

Da un paso atrás ahora —gruñó con su voz Alfa enseñando los colmillos.

Milo retrocedió con los ojos llorosos y enseñó el cuello sumisamente, Marcus se odió por eso, los ojos de su Omega se veían asustados y llenos de lágrimas, ¿y cómo no estarlo? Se suponía que era un Alfa.

—Milo.

La orden se rompió, Milo retrocedió dos pasos, su mirada seguía mostrando miedo puro y echó a correr por el bosque

Marcus chasqueó la lengua molesto, fue estúpido usar su voz Alfa, para colmo liberó demasiadas feromonas gracias a ese beso.

Milo ni siquiera se crió como un Omega y ahora acababa de obedecer a un Alfa al que había visto por primera vez.

Marcus cerró la puerta y corrió detrás de él, seguirlo no fue muy difícil teniendo en cuenta el aumento de su olor.

Fue más rápido escuchando un quejido y luego el sonido sordo de una caída, en cuanto quitó las ramas de su cara vio a Milo frotándose el tobillo.

—¿Estás bien? —preguntó agachándose, Milo jadeó y se arrastró hacia atrás—. Siento lo de antes, estaba un poco alterado, déjame llevarte a casa —dijo ofreciendo su mano.

Milo lo miró, luego a su mano, no se veía muy seguro de confiar en él.

—No te haré daño, Milo.

—Bien —murmuró tomando su mano.

Marcus lo puso en pie, pero Milo realmente no podía caminar, tantos inhibidores hacían que su sanación fuese un poco lenta, así que se colocó de espaldas y se arrodilló.

—¿Qué haces?

—Te llevaré en mi espalda, vamos, sube —animó mirándolo de reojo, Milo lo fulminó con la mirada.

—Ni loco.

—Es esto o llevarte como a una princesa, díme, ¿cuál prefieres? —Milo subió a su espalda sin pensarlo dos veces.

—Tienes una personalidad horrible.

—Lo sé, suelen decírmelo.

—¿Puedes no decirle nada a mi padre sobre lo que sucedió? No quiero que piense que soy raro, eres un Alfa y acabo de besarte.

Marcus se mordió el labio inferior, no era justo que le ocultaran su rango, pero si eso lo mantenía con vida lo seguiría haciendo sin pensarlo dos veces.

—Está bien, un beso es sólo un beso, nada del otro mundo, no es la primera vez que recibo uno —dijo a regañadientes, Milo acercó la nariz a su cuello y aspiró.

—Yo te acabo de dar mi primero —murmuró con las mejillas rojas.

Marcus ladeó la cabeza y se fijó en sus pupilas completamente dilatadas, eso no era bueno, Milo estaba actuando como un Omega y su aroma se disparó de repente.

Marcus comenzó a correr, no podía permitir que se presentara como un Omega, aún no.

Tocó a la puerta del Alfa, Glen salió poco tiempo después alarmado, lo miró bastante sorprendido luego gruñó al ver a Milo.

—¿Qué pasó?

—Llevaré a Milo a su habitación, busca a tu esposa y dile que le lleve los supresores más fuertes que tenga, espero que no esté a punto de presentarse —Glen lo dejó pasar con un suspiro.

Marcus subió y lo puso en la cama con cuidado, el chico lloriqueó extendiendo una mano para no perder su toque, Marcus apretó la mandíbula.

—¿Qué está pasando? —Trisha corrió desde la puerta y le tocó la frente a Milo—. Lo siento, pero creo que deberías salir, tu aroma lo está alterando.

—Sí, lo siento —murmuró cerrando la puerta.

Marcus se dirigió abajo y se dejó caer en el sofá como peso muerto.

—¿Qué pasó? —Marcus lo miró y suspiró.

—¿Sabías que pasaba tiempo en mi casa?

—Sí, se lo prohibí, pero realmente no pude evitarlo —murmuró Glen, Marcus gruñó pasándose una mano por el pelo.

—Glen, tenía un nido en mi cama hecho con mis camisas, debiste ser más cuidadoso.

—Fue lo más cuidadoso posible, no puedes pedirme más, esto pasaría tarde o temprano, son pareja —dijo Glen exaltado, Marcus sabía que tenía la razón, sólo se estaba comportando como un gilipollas.

—Sí, es cierto, lo siento, estoy alterado —murmuró escondiendo el rostro entre sus manos.

—Deberías dejar de huir —Marcus negó.

—No puedo, lo matarán en cuanto lo descubran, así que tengo que irme.

—Marcus si le seguimos dando neutralizadores puede quedar infértil —Marcus se mordió el labio, tomar decisiones como esta nunca era fácil.

—¿Eso no es mejor que morir?

—¿No debería él tomar esa decisión?

—No, prefiero que me odie a que este muerto, así que yo tomaré la decisión

—¿De qué están hablando? — gruñó un nuevo Alfa haciendo acto de presencia.

Con sólo verlo Marcus supo que era Dian, el chico se parecía mucho a su padre y aparentemente estaba enojado teniendo en cuenta el color de sus ojos, dorado puro.

—Dian, esto no es una conversación que debas escuchar —el chico pareció ofenderse aún más.

—Están hablando de mi hermano y estoy preocupado ahora mismo porque puedo percibir su aroma a pesar de que hasta ayer no tenía uno —Glen suspiró y miró a Marcus.

—Dian, estamos tratando de resolver el problema sin…

—¿Y tú quién eres? —respingó enseñándole los colmillos, Glen se levantó asustado y empujó a su hijo.

—Dian, más respeto, ese lobo es más fuerte que todos nosotros juntos —murmuró.

Marcus se puso de pie, Glen lo miró con pánico, Marcus era conocido por su mal genio, pero no le haría daño a un niño, mucho menos si este formaba parte de la familia de Glen.

—Está bien, Glen —dijo agarrando el mentón del chico, él no dejó de retarlo con la mirada, Marcus le sonrió enseñando los colmillos—. De hecho, me alegra que se preocupe por Milo, eso será realmente útil en el futuro, ¿verdad?

……

Milo olfateó las sábanas sobre la cama de la cabaña, sólo tenían su aroma, nada más, cinco años desde que no veía a ese Alfa y no tuvo más percances con su presentación, el Alfa despareció al igual que sus síntomas, como si nada hubiese pasado. 

Siete años en los que se acabó de borrar cada prueba de que viviera ahí y Milo sólo se sentía incompleto sin saber por qué.

Suspiró y salió, ya no cumplía ningún objetivo ahí dentro, algo que antes sólo lo relajaba hasta el punto de sentirse drogado ahora lo ponía ansioso y melancólico, gruñó por eso e hizo que alguien gimiera asustado detrás de un arbusto.

Milo se detuvo en seco y olisqueó, Omega, la chica salió de la maleza con las mejillas rosas y abrazándose a sí misma, su pelo largo y rubio cenizo.

—Uhh… yo … quería hablar contigo tan solo un momento —Milo miró atrás, ¿lo siguió hasta la cabaña o sólo era casualidad?

—¿A esta hora?

Realmente odiaba situaciones como estas, pasaban muy a menudo, aunque ya ninguna chica se acercaba a él debido a su fama, rechazaba a todas y cada una de ellas, pero siempre estaban las valientes que lo intentaban, Milo las reconocía por ello.

—Yo… soy Zarina… y… bueno…tú me gustas —dijo con la voz entrecortada, Milo suspiró.

—Lo siento, pero no puedo corresponder tus sentimientos —ella negó y tomó sus manos, Milo se estremeció, les permitía a muy pocas personas que lo tocaran.

—Tú no estás con nadie y tampoco lo has estado en los últimos años, al parecer no te gusta nadie, pero puedo cambiar eso —Milo dio un paso atrás, la chica de pronto se puso tan ansiosa que su aroma lo mareó momentáneamente.

—No, lo siento —Zarina lloriqueó y se abalanzó hacia él.

—Sólo podrías darme una oportunidad, yo…

Ella continuó hablando, Milo realmente no escuchaba nada, su estómago se revolvió y su visión se oscureció a pesar de que aún no se había puesto el sol.

—Hey, ya dijo que no —Milo sintió el tirón cuando lo despegaron de la Omega, pestañeó varias veces y logró medio enfocar la vista en su hermano, Dian siempre estaba ahí para protegerle, este lo abrazó por los hombros para estabilizarlo y miró a la chica—. ¿Sigues aquí?

—No, yo… lo siento —murmuró ella mirándolo, luego se perdió en el bosque.

—No debiste hablarle así, estuvo mal —regañó Milo sintiendo las arcadas.

—Me importa una mierda, ven aquí —su hermano lo abrazó y lo hizo esconder la cabeza en su cuello, Milo aspiró su aroma, lo que hizo que se relajara instantáneamente.

—¿Esto no es extraño? —preguntó llenándose de su aroma.

La esencia de las Omegas siempre lo hacía sentir enfermo, sin embargo, pasaba lo contrario con los aromas de su padre y Dian, Milo se sentía terriblemente mal por eso.

—No, eres mi hermano —Milo bufó y se separó.

—Estoy bien, ya me siento mejor —su hermano arqueó una ceja, le tomó el rostro con ambas manos y lo examinó como un crío.

—¿Por qué dejaste que te tocara? —gruñó.

—No lo sé, mis sentidos están un poco apagados hoy.

—¿Deberíamos llevarte con el doctor? —Milo negó.

—No, sólo necesito descansar —Dian hizo una mueca estando en desacuerdo con ello.

—Tus pupilas están bastante dilatadas, ¿seguro que estás bien?

—Que sí, sólo ayúdame a llegar a casa.

—Bien —dijo su hermano prácticamente arrastrándole, Milo sólo cayó en la oscuridad.

……

Marcus detuvo la moto frente a la casa de Glen, el hombre le esperaba fuera junto a su hijo, los dos se veían bastante pálidos y cansados.

Marcus se mordió el labio, notó que algo pasaba con su Omega a pesar de estar a kilómetros de distancia, por lo que dejó todo y viajo de vuelta sin pensarlo dos veces, una llamada a Glen lo confirmó todo.

—¿Cómo está? —Glen suspiró y lo mandó a tomar asiento, Marcus lo hizo sin rechistar.

—Está presentándose y no será nada fácil teniendo en cuenta todos los neutralizadores con los que lo ahogamos todos estos años.

—¿Qué ocurrió?

—Dijo que estuvo sintiéndose mal, luego una Omega lo abrazó y su estado empeoró de repente —dijo Dian casi lloriqueando, Marcus miró a Glen.

—Todos lo sabrán, Glen.

—¿Mi hermano está sufriendo y lo único que te interesa es que los demás se enteren? —gruñó Dian.

Marcus le gruñó inconscientemente sometiéndolo.

—Hablamos sobre esto, Dian, si alguien lo sabe está muerto, llevo lejos de él tanto tiempo para evitar algo así —Dian se resistió levemente.

—Pues eso tendrá que esperar, porque esta vez se está presentando y la próxima vez que despierte será como un Omega —Marcus se llevó las manos a la cabeza y se peinó el pelo hacia atrás.

—Dios, ¿qué debería hacer?

—Marcus, no tenemos otro remedio, tienes que llevártelo —dijo Glen, Dian lo miró como si estuviese poseído.

—¿Qué? Papá, no puedes estar hablando en serio.

—Prefiero que esté vivo, ¿y tú que prefieres Dian?

Evidentemente ya tenían su respuesta.

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