14🐺
Marcus perdió el aliento al ver a Milo salir de ese auto, su familia estaba igual de sorprendida a como se veía su Omega.
Caminó hacia allí y lo tomó en sus brazos, Milo se aferró a su espalda y gimió, Marcus gruñó al sentir algo que antes no estaba ahí, se separó y utilizó sus manos para acunar su abdomen, Milo jadeó.
— ¿Qué carajos te hizo ese maldito Alfa? Voy a matarlo — gruñó, Milo se aferró a su camisa.
— Espera, esto no…
Marcus se separó sin esperar sus palabras, ya tendrían tiempo de hablar más tarde, justo cuando ese Alfa estuviese muerto.
— Vas a arrepentirte por lo que le hiciste a mi Omega — le gruñó a Jules.
Marcus sabía que era más fuerte, pero como dijo Orión, este Alfa en particular ya no tenía mucha cordura, sólo tenía que esperar a que cometiera un error.
— Esperen — sugirió uno de los otros tres dando un paso al frente — Quieren ir contra el concejo, eso es… — dijo mirando a Orión.
Marcus torció los ojos, normal que se llevara todas las miradas cuando prácticamente era el enemigo número uno del concejo.
Orión lo interrumpió con una sonrisa en sus labios.
— Oh, no estoy aquí por eso, por ahora olvidé lo que me hicieron, estoy aquí por mi hermano, sólo vine a emparejar la pelea — murmuró señalando a Jules y al otro, el hombre dio un paso atrás.
— ¿Retaran a dos miembros? — Marcus le gruñó.
— Me tendieron una trampa para utilizar a mi Omega así que sí.
— Esto traerá consecuencias.
Orión lo ignoró señalando a Ritz, al parecer no tomaron muy bien su traición y permanecía esposado en la parte de atrás, tenía el labio quebrado junto con un hematoma en el ojo.
Marcus hizo una mueca, al menos no estaba muerto.
— Cuando gane quiero a ese lobo en mi poder — dijo con una sonrisa.
Marcus pudo ver el estremecimiento de Ritz desde esa distancia.
— Si ganas formarás parte del concejo — dijo el otro miembro no muy conforme.
— Ni lo piensen, busquen a otro para esa cuestión, no me relaciono con ustedes, no quiero saber del concejo.
Marcus mordió su labio, si su hermano seguía abriendo la boca tendrían que pelear con los cinco.
— Avalaremos el reto, se han presentado los argumentos necesarios para retarlos — dijo el único que aún hablaba, este parecía ser mucho más joven y receptivo, Marcus suspiró aliviado.
Salió de su ropa y se transformó en lobo, su hermano hizo lo mismo gruñendo, si Marcus era grande, no era nada comparado con Orión.
Orión era como su padre, un Alfa majestuoso y poderoso perteneciente a un clan antiguo de lobos grises que formó parte del concejo original.
Su hermano se sacudió y rodeó a los Alfas retados instándolos a su forma lobuna, en un segundo sólo quedaron los restos de la ropa y en su lugar dos lobos, uno marrón y otro negro.
El lobo marrón que se adelantó fue Jules, el gruñó en dirección a su Omega y Marcus saltó hacia él haciéndolos revolcarse en el asfalto, cayó sobre su espalda, sus huesos aun no estaban totalmente sanados por lo que gimió.
Vio de reojo a su hermano peleando con el otro, su pelea no parecía difícil. Lo suponía, no existía contrincante que lo superara o igualara.
Marcus le mordió el lomo a su enemigo y lo empujó con sus patas traseras, el Alfa cayó a un lado y se levantó enseñando los colmillos antes de tirarse contra él.
Marcus gruñó cuando sus dientes le alcanzaron una pata delantera, en cambio utilizó las zarpas para arañarle un lado de la cabeza.
Jules lo acorraló contra el suelo y lo hizo gimotear cuando mordió su cuello, Marcus vio de reojo a su hermano mirando a su contrincante en el suelo, más atrás a Milo aferrado a la ropa de su padre mientras afianzaba su abdomen crecido.
Marcus sintió su sangre hervir y mordió su oreja, casi arrancándola. El lobo retrocedió escurriendo sangre hasta el hocico y miró a Milo nuevamente.
Aprovechó el descuido para morderle a nivel del cuello, la sangre salió a borbotones llenando su boca, pero no se detuvo hasta escuchar el crujir de sus huesos.
Jules cayó al suelo, Marcus también lo hizo y volvió a su piel humana en el proceso, pero Milo estaba ahí para agarrarlo.
— Me has dado un susto de muerte — gruñó tirándole una manta, Marcus no sabía de donde la sacó y tampoco le importaba.
— Dime que estás bien, que no llegué demasiado tarde — Milo sonrió y peinó su pelo hacia atrás.
— Estoy bien.
Marcus miró su camisa, la que escondía la protuberancia de su estómago.
— Esos cachorros son tuyos, Alfa tonto — Marcus se ahogó con su propia saliva, se apoyó sobre un codo y lo miró.
— Dijiste que eras infértil — murmuró confundido, Milo le guiñó un ojo.
— Al parecer logramos un pequeño milagro.
— No sabes cuánto te amo — mencionó, la sonrisa de Milo no pudo verse mejor.
— También te amo y lo siento por mis berrinches — antes de poder contestar Orión se sentó a su lado completamente vestido.
— Siento mucho interrumpir la reunión, pero quería verificar lo que sentí antes — Milo se atragantó por el efecto de su lobo, pero Orión no podía reprimir a su lobo, por lo que Marcus se sentó y procedió a presentarlos.
— Milo, él es mi hermano mayor Orión, Orión, él es Milo, mi Omega — Orión asintió y estiró su mano para el saludo.
— Siento conocerte en estas circunstancias ¿Idiota, no puedes sentir el lazo? — le regañó, Marcus ladeó la cabeza, si que lo sentía ahora.
Milo se echó a reir y relajó ofreció su mano.
— Gracias por tu ayuda.
Orión sonrió abiertamente, décadas desde que no lo veía sonreír así y lo abrazó directamente.
— Gracias por darme sobrinos —Luego miró hacia él — Oh, Marcus ¿alguna vez te he dicho cuanto te amo? — murmuró llenándole la mejilla de besos, Marcus limpió su rostro e hizo una mueca.
— Qué asco — gruñó haciendo reír a todos, pero sobre todo a su Omega, eso lo hizo más feliz de lo que esperaba.
……
Milo besó a su Alfa con desesperación y lo asió hacia la cama de la cabaña, tres días desde la pelea y no podía esperar más para formar un vínculo.
Marcus mordió sus labios y dejó salir un gruñido, le besó el cuello, las clavículas y alzó su camisa para ver el abdomen hinchado donde antes tuvo músculos, eso le molestaba un poco.
Milo le acarició la cabeza cuando la apoyó suavemente sobre su vientre, quizás aún sin poder creérselo, sonrió.
Marcus le besó el ombligo y lo miró con una sonrisa, su camisa no estuvo demasiado tiempo cubriéndolo y pronto estuvo al otro lado de la habitación.
Milo le sacó la chaqueta y pasó las manos por debajo de su camisa, Marcus gimió bajo su toque y lo miró mordiéndose los labios, le arrancó la camisa rompiéndola con las garras, Marcus sonrió de medio lado y volvió a besarlo profundamente.
Milo pasó un dedo desde la nuez de Adam, el espacio entre las clavículas, el medio del pecho y su abdomen cuadriculado hasta llegar a su ombligo, luego al botón de su pantalón.
Marcus jadeó ansioso y lo besó, chupó sus pezones hasta hacerlo lloriquear, le arañó la espalda arrancándole un gruñido de placer, amaba esos gruñidos roncos.
Marcus le mordisqueó el cuello asegurándose de dejar marcas, lamiendo el lugar que pronto marcaría.
Milo gruñó por eso y Marcus se carcajeó complacido.
Su boca fue un poco más abajo, al ombligo mientras desabrochaba su pantalón.
Se retorció y dejó que quitara su ropa, Marcus acarició su polla y la metió a su boca casi al instante haciéndolo maldecir, la fricción y humedad de su boca lo estaban volviendo completamente loco, hasta que un dedo comenzó a jugar con su entrada húmeda gracias al lubricante.
Gimió abriendo las piernas y dejándole hacer su trabajo, Marcus siguió chupándole a la vez que otro dedo le penetraba, Milo siseó contrayéndose e instándolo a que fuera mucho más profundo.
Marcus lo tomó completamente y profundizó con sus dedos tocado su glándula, Milo lloriqueó queriendo más.
— Creo que te has vuelto un poco codicioso — murmuró tomándolo en la mano y subiendo para dejar un beso sobre sus labios.
Milo abrió la boca dándole la bienvenida al toque suave de su lengua explorando cada rincón que pudo encontrar.
Los ojos de su Alfa brillaron cuando volvió a mirarlo, oro puro reflejado en su mirada, el deseo a carne viva.
Marcus bajó por un momento casi haciéndolo llorar de decepción, pero pronto fue recompensado con la figura de su Alfa completamente desnudo y excitado por él.
Milo lamió sus labios mirando su polla, Marcus le sonrió y negó.
— Dejaremos eso para más tarde — murmuró volviendo con él y penetrándolo suavemente.
Milo gimió adaptándose a todo su grosor y dejó que Marcus levantara una de sus piernas, eso hizo que fuese más profundo.
Le encajó las uñas en la espalda otra vez y Marcus gruñó sobre su boca moviéndose, Milo le lamió el cuello y dejó una mordida idéntica a la que había dejó antes.
Marcus gimió ronco en su oído y luego guió su boca hasta la curvatura de su cuello, esta vez mordió creando un vínculo entre ellos, Marcus tragó de su sangre y cerró la herida haciéndolo oficial.
Y Milo suplicó porque esta vez todo fuese bien, nada de Alfas psicópatas.
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Fin
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